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martes, 7 de octubre de 2025

“Herejes”, Leonardo Padura

 “Herejes”, Leonardo Padura. (*)Tusquets Editores, febrero 2018. Escrita en 2013.

Tres tramas con distintos protagonistas, ambientes y épocas, cada una  con continuos saltos en el tiempo; ahora pasado, luego presente, otra vez pasado, y así a todo lo largo de la obra. Dos de las cuales son casos y quedan vinculadas a través de “el Conde”, ex policía y ex detective privado, convertido en librero de libros viejos, a quien se le encarga averiguar lo sucedido con un cuadro de la imagen de Cristo, pintado por Rembrandt, desaparecido en 1939, cuando el trasatlántico Saint Louis, en el que viajaban novecientos judíos que huían de la Alemania nazi, permaneció fondeado frente a la  bahía de La Habana, esperando se le autorizara el desembarco, lo cual, finalmente, no ocurrió. Un hecho ignominioso, pero histórico (real) y no fruto de la imaginación de Padura.

Libro de más de quinientas páginas, de letra menuda, dividido en cuatro capítulos que recogen las ya citadas diferentes tramas.

El “Libro de Daniel”, recoge la primera trama, desarrollado, mayoritariamente, en La Habana-Vieja, el antiguo bario colonial, y el personaje principal es Daniel Kaminsky, cubano de origen judío, “un polaco”, que así se les llamaba a los judíos en Cuba, aunque Polonia no fuera su país de origen. Este capítulo ha sido para mí el más evocador , especialmente cuando los relatos se remontan a la época de Batista, años cincuenta, la que yo viví. Utilizada por el autor para describir una trama de corrupción y corruptelas a gran escala.

Como en aquellos otros libros del escritor cubano referidos a casos de Mario Conde, aparecen los amigos del habanero, Andrés, el Flaco y el Conejo, junto con Tamara, ésta más que amiga, con los que comparte anécdotas sombreadas por el humo de tabaco, regadas con mucho ron,  y alguna comilona, escenas aprovechadas para exponer, en tono coloquial y jerga llena de modismos propios de Cuba, la precariedad más absoluta en la que vive el común de aquella sociedad, después de más de sesenta y cinco años de comunismo puro y duro. Especialmente esto último.

En el “Libro de Elías” hay un cambio radical. Padura en un estilo narrativo espléndido que nada tiene que ver con el acostumbrado, nos lleva al siglo XVII, a la ciudad holandesa de Ámsterdam, teniendo como protagonista al judío de origen sefardita, Elías Ambrosius Montalbo de Ávila, quien, contraviniendo las rigurosas leyes religiosas de los judíos de aquella comunidad y época, quería ser pintor, en concreto retratista. Elías será discípulo de Rembrandt. Algunos de los hechos narrados en esta trama están basados, tal como lo indica el autor en nota introductoria, en acontecimientos históricos como la matanza de judíos en Polonia entre 1648 y 1653, y la aparición de personajes reales como Baruch Spinoza, el ya citado genio de la pintura, Rembrandt o Menasseh Ben Israel, por citar algunos, pienso, de los más célebres.

“El libro de Judith”, tras un gran salto en el tiempo, del XVII al XXI, la historia nos devuelve a La Habana, y a La Habana del presente, primera década de este siglo, centrada la acción en lo que podríamos llamar los mejores barrios de la capital cubana, tal como el Vedado. En esta ocasión el investigador tiene como objetivo la búsqueda de una joven emo, (**) Judy. Del mismo modo que en el Libro de Daniel, la trama policíaca es aprovechada por el autor para mostrar al lector la realidad de aquella sociedad, en la que la falta de libertad, los sentimientos de frustración, la desesperanza y el hambre espiritual unidas a la escasez y la precariedad material y de alimentos, incluso básicos, son tónica general. Penurias paliadas por aquellos cubanos que tienen la suerte de tener parientes o conocidos fuera, principalmente en Miami,donde se halla afincada una populosa comunidad de cubanos que envian a los suyos dinero, ropa, medicinas y hasta electrodomésticos. De estos privilegios también gozan los altos funcionarios del gobierno o los que tienen destino en el extranjero. En fin, un muy desolador panorama.

Pondré fin al comentario con la etimología de la palabra "hereje", término que proviene del latín "haeretĭcus", que a su vez se origina del griego "αἱρετικός" (hairetikós), que significa 'libre de elegir'. Dificultad con la que los tres protagonistas, Daniel, Elías y Judy se enfrentarán y que justifica el título “Herejes” de la densa novela del escritor cubano.

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(*) Leonardo Padura, escritor cubano, fue  galardonado con el Premio Nacional de Literatura de Cuba en 2012, la Orden de las Artes y las Letras que le otorgó el gobierno francés en 2013 por el conjunto de su obra, y el Premio Princesa de Asturias de las Letras en 2015.

(**)Emo.El término "emo" es una abreviatura de "emocional". Los emos son una subcultura(tribu urbana) que se caracteriza por su estilo de vida y su forma de pensar. En general, los emos son personas que se identifican con la tristeza y la melancolía, y suelen expresar sus emociones a través de la música, la moda y el arte.

sábado, 18 de enero de 2025

“Ir a La Habana”, Leonardo Padura

 “Ir a La Habana”, Leonardo Padura. Colección Andanzas. Tusquets Editores. Fotografías de Carlos T. Cairo. Coordinación editorial de Claudia Acevedo.

Regalo navideño de mi hija mayor. Trescientas veinticuatro páginas, más numerosas fotografías, algunas en blanco y negro y otras en colores, cerradas con la de Padura, sentado en las escalinatas de la casa que fue de Juan Gualberto Gómez, insigne patriota cubano.


El autor, periodista y escritor cubano, fue galardonado con el Princesa de Asturias de las Letras, 2015. Uno más entre otros múltiples premios literarios, cubanos y extranjeros. En su novela( o,  quizás,  autobiografía) nos dibuja la ciudad de La Habana desde la periferia, desde Mantilla un reparto habanero, donde él nació,  vive y transcurren, como escenario de fondo, muchas de sus tramas novelescas . De hecho, “Ir a La Habana” recrea muchos pasajes de sus obras, especialmente las de la serie policíaca protagonizadas por el detective Mario Conde. (*) Una Habana mísera y cochambrosa, resultado de los más de sesenta y cinco años del  férreo régimen comunista implantado en Cuba desde 1959. Al principio, su lectura me enganchó, porque hablaba de La Habana cuando la llegada de los Castros al poder. Yo, entonces, una adolescente, estudiante de bachillerato. Convulsivos tiempos cuyos recuerdos han quedado imborrables en mi memoria.

Tampoco la segunda parte, “La ciudad, memoria de algunos barrios, y personajes” me ha entusiasmado. Las anécdotas y actores de las mismas, como por ejemplo, el capítulo dedicado a los catalanes, considero, no son muy representativos de la historia o memoria colectiva del cubano medio.

Resumiendo, La Habana aquí descrita no es la de mis recuerdos, la de una muchachita de clase media baja, que vivió, hasta finales del 60, en lo que llamábamos la Habana-Vieja, la colonial y muy parecida, incluso con la misma denominación de sus calles (la larguísima Compostela, Villegas, Tejadillo, Empedrado, Obispo con los establecimientos de La Moderna Poesía y el Ten Cent, Ánimas, Cuba, Monserrate, etc.) a la descrita por Cirilo Villaverde en su “Cecilia Valdés”.

 ¡Qué cosas, con aquella Habana del XIX y Cuba todavía colonia de España, descrita en la novela, si me identifiqué, pero con la de Padura no! No he podido, muy diferente a la que guardo en mi memoria, la ciudad y sus gentes. La de mi memoria viva, palpitante. La aquí descrita un cadáver en descomposición avanzada.

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(*)Novelas policiacas del detective Mario Conde: Hace unos años leí “La cola de la serpiente”, ambientada en el Barrio Chino habanero. Novela que me gustó, pero me desagradó y bastante, los pasajes- para mi gusto- muy subiditos de tono; convenidos, supongo, con el editor con el fin de vender, puesto que, nos guste o disguste,  ello vende.

 

 

 

 

 

 

miércoles, 2 de enero de 2019

La cola de la serpierte”, de Leonardo Padura


“La cola de la serpierte”
, de Leonardo Padura,  escritor cubano  que recibió el Princesa de Asturias  de las Letras , año 2015.   Novela corta, Serie Mario Conde, Maxi Tusquets Editores, edición 6ª en Colección Maxi, febrero de 2018. Ilustración de la cubierta de Key Sanders/Getty Images.


Novela policíaca que narra una de las investigaciones del detective de la policía cubana Mario Conde(1), personaje de ficción creado por Padura y protagonista de unas cuantas de sus novelas de este género.    La narración está ambientada en la Cuba de los Castros,(2) concretamente en el “Barrio chino”(3) de La Habana, un genuino y antiguo barrio chino tanto por el origen mayoritariamente asiático de los moradores y establecimientos como por las actividades y negocios “turbios” (tráfico de inmigrantes, juegos prohibidos y los fumaderos de opio) allí desarrollados. 

 La época en la que se sitúa la acción es sobre los años 90 del pasado siglo XX. A través de la descripción de ambientes y situaciones de los personajes, el lector percibe la regresión   de libertades y de derechos ciudadanos, así como el progresivo deterioro de las condiciones de vida fruto del totalitarismo del régimen comunista implantado en la Isla, desde 1959. Particularmente, considero que ese es uno de los principales valores que la lectura de esta novelita brinda al lector, porque con amenidad y sin dramatismo, el autor, al mismo tiempo que desarrolla la intriga del relato te describe el entorno social y económico en el que  la escasez, la miseria y la picaresca son denominadores comunes entre los vecinos de aquella sociedad en su  noble afán por sobrevivir en condiciones tan gravosas y de escasas miras de prosperidad, ni inmediatas ni futuras. 

Me sobró, al igual que en otras lecturas de escritores contemporáneos,  las escenas  de sexo –duro,  con detalles y pormenores –para mi gusto- rayando en la obscenidad y en la grosería. Recurso, al parecer, imprescindible, pero que a mí, sin duda, me rebaja su valoración e incluso me cohíbe a la hora de escoger otras obras del mismo autor, porque tengo altísima probabilidad de toparme con parecidas vulgaridades.

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(1) Mario Conde como el famoso ex banquero español  que presidió el entonces vetusto Banesto , y un 28 de diciembre, gobernando los socialistas, se decidió la intervención de la entidad por el Banco de España. Como se recordará, el banquero Conde fue de los primeros, y hasta ahora escasos, de los que de este gremio ha conocido cárcel.

Recomiendo su lectura, porque tanto la imagen que encabeza el artículo como lo escrito son suficientemente elocuentes de la triste realidad del pueblo cubano.



(3) https://www.ecured.cu/Barrio_Chino_de_La_Habana