El doctor Kelno, el demandante, es un médico polaco que durante la Segunda Guerra Mundial estuvo prisionero en un campo de exterminio de la Alemania nazi, en donde ejerció como médico. Cady, en uno de sus libros sobre el holocausto judío, publicado muy posteriormente a la SGM, cita al médico polaco, referencia que éste estima lesiva para su honor y entabla, ante los tribunales del Reino Unido, una demanda por libelo contra el escritor y también contra el editor del libro.
El personaje de Kelno engaña pues es mostrado como un científico entregado a causas nobles y al bien común, además de ser padre y esposo preocupado por los suyos, lo cual induce a creer fuera víctima de un complot dirigido contra su persona por razón de su ideología política, pero en el campo de concentración practicó una medicina selectiva. Altruista y bueno con los suyos, pero malo hasta la perversidad con los que no consideraba fueran sus iguales. (judíos, prostitutas, gitanos, homosexuales, etc.) Un personaje detestable.
En las primeras páginas de la novela (páginas 15 al 18 y 22) se nos refiere el
historial del médico polaco durante la SGM, y cómo, recién terminada ésta,
Kelno, huyó de Varsovia, y, luego, ya en Monza (Italia), fue investigado por
una comisión interna compuesta por miembros de los llamados "polacos
libres". La misma facción política nacionalista a la que pertenecía Kelno,
la cual le absolvió a pesar de las contundentes evidencias(pruebas) de su
colaboración con la Alemania nazi. Primó “lo de uno de los nuestros”,
y se olvidó del universal criterio de justicia de que el que ha hecho
mal merece proporcional castigo al mal infringido. No fue así, el parcial
tribunal le dejó impune a sabiendas de sus fechorías. Este
sinvergüenza y criminal, en suma, podía haber rendido cuenta por sus crímenes.
Pero, los suyos, los nacionalistas polacos que entonces le
juzgaron cegados por un bajo sentimiento patriotero, lo impidieron; para
lo cual movilizaron los testimonios a favor y obviaron los probados pero
contrarios.
Reflexiono que sólo estamos leyendo una novela, es decir, ficción. Invención
que espero esté muy lejos de la realidad. Aunque mis dudas tengo cuando lees de
tantas y tan arbitrarias disposiciones judiciales, así como de las
ayudas, de las subvenciones, los premios literarios, y hasta de titulaciones
universitarias dadas en esta España de mis amores y desamores, y en especial en
esta Cataluña de mi corazón, por razón única y exclusiva de ser sus
destinatarios tan " nacionalistas" como los miembros de los jurados,
tribunales, universidades, etc., que los conceden.