domingo, 15 de noviembre de 2015

Masacre en París ( "Pray for París" "Recemos por París")

cruz de jesus: Jes?s en la cruz Foto de archivo


Ten piedad de mí, oh Dios, por tu gran bondad
...
Tú purifícame con hisopo, y seré limpio: Tú lávame y quedaré más blanco que la nieve.
Tú me haces oir hablar de gozo y alegría: como los huesos que han abatido mi regocijo.
No vuelvas tu rostro hacia mis pecados, y saca todas mis maldades.
Házme de un corazón limpio, oh Dios, y renueva un espíritu recto dentro de mí.
No me alejes de tu presencia, y no tomes tu Espíritu Santo de mí.
O dame la alegría de tu ayuda nuevamente: Y afírmame con tu espíritu libre.
...
Tú me abrirás los labios, oh Señor, y mi boca mostrará tu alabanza.
Pues si hubiérais querido un sacrificio, yo os lo hubiera dado: pero no os deleitéis en los holocaustos.
El sacrificio de Dios es un espíritu quebrantado: un corazón contrito y roto, oh Dios, no lo desprecies.
Que seas favorable y benigno para con Sion: para que se edifiquen los muros de Jerusalén.


miércoles, 11 de noviembre de 2015

Leyendo a Heinrich Heine ( Prólogo de Carmen Bravo Villasante)


Otra de las lecturas de este pasado verano fue el Libro RTV 81, de La Biblioteca Básica Salvat, de Salvat Editores, año 1970, comprensivo de  “Noches florentinas” y “Memorias del Señor de Schnabelewopski”, de Heinrich Heine; con prólogo de Carmen Bravo –Villasante,  (*) autora también de la traducción de la segunda de las narraciones. En dicho prólogo Bravo-Villasante  cuenta con interés y amenidad acerca del célebre poeta alemán y de su obra. Seguidamente, transcribo dos de los  párrafos  más significativos:

“El autor del Intermezzo lírico, de los Cuadros de viaje y de los artículos políticos Sobre Francia, el pariente pobre de los banqueros millonarios, el exilado de Alemania en París por actividades revolucionarias, el aristócrata individualista que ridiculiza la masa y la vulgaridad en nombre de la poesía, está en las Memorias del señor de Schnabelewopski, donde, disfrazado con este nombre estrambótico, ofrece un relato autobiográfico. Heine, tan bueno y tímido, tan agradecido a las mujeres cuando le escuchan con generosa complacencia, que gusta de poner en su divisa caballeresca los nombres de sus mejores amigas: J’appartiens à  Madame Varhagen, …”
el humorismo de Heine es una caja de resorte que nos lanza el muñeco contra la nariz a cada línea…Leyendo a Heine- que admiraba tanto a Cervantes -, se hacen muchas reflexiones sobre el humorismo y sus procedimientos…Él es maestro en la ingenuidad fingidasabe hacerse el bueno para desenmascarar las tristes gracias de la mentira; hipócritamente, es ingenuo, y como sin querer descubre la maldad de la vida,…El ingenio de Heine está siempre al servicio de una idea…La ingeniosidad del autor siempre tiene un fundamento ideológicodio al idioma alemán claridad latina;…El estilo de Heine es único en la literatura alemana…era un hombre que veía claro en su corazón y en sus ideas. Hasta sus paradojas y contradicciones son clarísimas. Hasta su arrepentimiento final se comprende.”
Antes de seguir con el comentario, quiero dejar constancia  que mi   interés por Heine, judío alemán, nació de la lectura del libro de Anny Latour, “Reinas sin corona”, al que destiné ya varios comentarios, y uno de los cuales lo dediqué especialmente  a la figura de Rachel Varnhagen, una de las mejores amigas del poeta. Los dos, tanto Varnhagen  como Heine, ilustres representantes de las letras alemanas, y ambos nacidos en el seno de familias ricas  de origen hebreo, particularidad que les marcó e influenció de modo determinante tanto en sus vidas como en sus obras, porque se sintieron como extranjeros en su querida patria por la “sin razón” del nacionalismo estrecho   implantado entre la llamada élite de la sociedad alemana de la época en la que les tocó vivir.

He leído algunas de las biografías de Heine, como, por ejemplo la facilitada por  epdlp, la de Wikipedia y la de biografiasyvida.com, direcciones que detallo a continuación y cuya lectura recomiendo. Añado también la de sus frases más famosas, de las que destaco tres

“Dios me perdonará: es su oficio”. Esta frase,  según leí,  la dijo poco antes de morir. Estuvo enfermo, medio ciego y paralizado en su cama, los últimos ocho años de su vida.
Un amigo me preguntaba por qué no construíamos ahora catedrales como las góticas famosas, y le dije: "Los hombres de aquellos tiempos tenían convicciones; nosotros, los modernos, no tenemos más que opiniones, y para elevar una catedral gótica se necesita algo más que una opinión".
Allí donde se queman los libros, se acaba por quemar a los hombres”.

El tono de ambas  narraciones es desenfadado; especialmente la segunda, la  autobiográfica. Algunas de las manifestaciones del escritor   como por  ejemplo las referentes a la fisonomía  e idiosincrasia de los ingleses, (pág.51) son buenos ejemplos del estilo sarcástico, más bien cáustico de Heine .  Expresiones por las que sus destinatarios, pienso,  puedan llegar a sentirse ofendidos; pero que para los demás  resultan ingeniosas y  perspicaces. Característica de la obra de Heine digna de ser resaltada.

En la primera de las narraciones, o sea, en “Noches florentinas” me impresionó vivamente su explicación acerca del mefistofélico Paganini y de su mágico  concierto en Hamburgo, al mismo tiempo que nos habla del pintor sordo Lyser, único hombre – escribe- que haya conseguido trasladar al papel la verdadera fisonomía del afamado genovés, “ de tal manera que la verdad del dibujo asusta y hace reír a un tiempo”. Resalta , asimismo, la particularidad de que Lyser que era sordo fuera un entusiasta de la música que escribía crítica de ópera en un apreciable diario de Hamburgo, y afirma:
“En los signos visibles de la ejecución, el pintor sordo podía ver las notas…hay hombres para quienes las notas mismas no son sino signos invisibles en los que oyen colores y figuras” (pág. 36)


En el capítulo XI de “Las Memorias del Señor…”, el escritor describe su estancia en Leyden(Holanda), y explica que la casa en que se alojaba en aquella localidad estuvo habitada en un tiempo por el que él denomina “el gran Jan Steen, al que consideraba “tan grande como a Rafael”, e igualmente grande como pintor religioso, de la religión de la alegría, y a este respecto escribe :

él comprendió que nuestra vida es sólo un beso multicolor de Dios y supo que el Espíritu Santo también se revela espléndido en la luz y en la risa”…Después de haber visto tantos cuadros de Jan en Holanda, me parece como si conociera su vida entera…Todos estos rostros nos saludan desde sus cuadros y una colección de los mismos sería una biografía del pintor. Este ha grabado a menuda con una sola pincelada los más profundos secretos del alma…Él no era un espectro triste, sino un espíritu de la alegría, moderno y claro, que, aun después de muerto, visitaría su taller para pintar cuadros alegres y beber…El recuerdo de Jan Steen era lo mejor o más bien lo único bueno de mi vivienda en Leyden”. (págs. 134-136).


La narración biográfica de Heine la cierra el pequeño Sansón, personaje ficticio, quien como  nos sugiere su nombre, era judío y fiel creyente en Dios, y con cuyas palabras en relación a La Biblia, quiero terminar este comentario:
Es un buen libro. Mis antepasados lo han llevado consigo por el mundo entero y han padecido por él muchas desgracias, odios y escarnios: hasta se han dejado matar por su causa. Cada una de sus hojas ha costado muchas lágrimas y sangre; él es la patria escrita del Niño- Dios, es la sagrada herencia de Jehová.”

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(*) Carmen Bravo-Villasante, ¡menudo descubrimiento! No tenía nada oído respecto a esta ilustre escritora, quien, según escribe Manuel Peña Muñoz , en su artículo titulado “Carmen Bravo-Villasante, mensajera de las hadas “publicado en “Cuatrogatos  revista de literatura infantil”, número 3 ,  julio-septiembre, 2000, del que he seleccionado los párrafos seguidamente copiados y pegados:
A partir de 1945, su actividad literaria sería incansable. Dictó conferencias, escribió artículos para la prensa, redactó prólogos, tradujo cuentos, publicó libros, rescató novelas olvidadas y se relacionó incansablemente con el mundo cultural de España, de Europa y de América, asistiendo a los congresos y ferias del libro de Frankfurt y de Bratislava, de donde regresaba siempre cargada de libros novedosos que había descubierto.
Cultivó extensamente el género de la biografía, interesándose de manera especial en personajes literarios del siglo XIX. Es que ella misma era una mujer romántica. Por eso, no vaciló en identificarse con aquellos artistas decimonónicos, llenos de ímpetu, espiritualidad y valor. Escribió Vida de Bettina Brentano (1959), con prólogo de Dámaso Alonso, la historia de una mujer avanzada para su época, ya que fue la primera mujer periodista que le hizo una entrevista a Beethoven. Luego se sintió atraída por Juan Valera, indagando en torno a su pensamiento humanista, a su personalidad, a su concepción de la vida, a su concepto de Andalucía y a su faceta como diplomático. De aquí resultó Biografía de Juan Valera (1959), a la que siguieron Emilia Pardo Bazán, vida y obra (1962) y Una vida romántica: la Avellaneda (1967). Se interesó, más tarde, en la apasionante vida de Pushkin, en sus amores y en el genio que puso en sus cartas. Tradujo del alemán a los grandes autores del siglo XIX: Goethe, Heine, E.T.A. Hoffmann, Hölderlin, Heinrich von Kleist y difundió también sus vidas románticas.
Interesada en el ser humano y en su psicología, indagó acerca de las vidas de varias escritoras a través de sus epistolarios y diarios íntimos. Su libro Biografía y literatura (1969) da cuenta de sus lecturas y reflexiones en torno a las confesiones y secretos de Emily Dickinson, Willa Cather, Edith Warton, Hilda Doolitle, Edna Saint Vicent Millay y Edith Sitwell, entre otras autoras. Más tarde, cotejó la correspondencia amorosa entre Benito Pérez Galdós y Emilia Pardo Bazán. Se apasionó con las cartas de Madame de Staël, con las de Charlotte Brontë, con las memorias de Cristina de Suecia y con los cuadernos de viaje de Lady Montagu. Como ella y como la emperatriz Elizabeth de Austria, Sissi, Carmen Bravo-Villasante fue una incansable viajera. Serpenteó por el Rhin, admiró las iglesias de estilo rococó en Baviera, visitó Niza, Berlin, Venecia...donde siempre tomaba un aperitivo en el histórico café Florian...
Acudía siempre a la Feria del Libro Infantil de Bolonia para reunirse con los editores y para ponerse al día respecto de las nuevas corrientes de la literatura infantil. Allí asistía siempre a las recepciones literarias en el palacio D´Accurzzio, disfrutando del ambiente teatral de las veladas.
Permanentemente visitaba el Schloss Blutenburg de Munich, el “castillo de los cuentos de hadas”, la Biblioteca Internacional de la Juventud, donde tomaba apuntes para sus investigaciones, curioseaba libros y se reunía con coleccionistas de libros infantiles de todo el mundo. También estaba presente en las ferias del libro en el parque El Retiro de Madrid, donde le encantaba firmar libros y conversar con los lectores.”


lunes, 26 de octubre de 2015

Los Pitard, George Simenon


Es una edición de Luis de Caralt, Barcelona, 1973, Colección “Las novelas de Simenon”. Título de la obra original “Les Pitard”, 1948. Versión española de B. Losada.

Su lectura, este pasado verano, me resultó muy amena, manteniendo despierto mi interés hasta el final.  Tuve que releer algunos párrafos, especialmente de las últimas páginas, para precisar acerca del significado real de alguno de los personajes  de la novela. No sé si lo habré conseguido.

La novelita,  ya que sólo cuenta con ciento noventa páginas, parece una vivaz narración de aventuras marinas en la que se nos relatan las experiencias y pormenores de la vida cotidiana del capitán y la tripulación de un carguero por  los mares que circundan la Europa del Norte, desde Rouen al Elba. Sin embargo, en realidad su fondo argumental es bien distinto, puesto que, según creo, Simenon en ella reflejó el contraste entre las pasiones y los sentimientos encarnados en dos prototipos humanos corrientes pero bien distintos. Los del bruto, puede que hasta primario, ser sencillo y razonamientos rectos sin circunloquios que esconde un noble corazón; un corazón que se constriñe ante el dolor y la necesidad del prójimo, y, por ayudarle, es capaz de olvidar no sólo el propio interés económico, sino exponer su vida. Y en contraposición, están los Pitard, unos ladinos provincianos acomodados, de vanas miras y codicia ilimitada, unos seres muy egoístas y aprovechados del prójimo.

Su protagonista principal, Emile Lannec, es descrito como un tipo duro, marino aguerrido y experimentado que hace su primer viaje dirigiendo su propio barco, el “Tonnerrede-Dieu”,(Trueno de Dios) un viejo buque inglés , adquirido junto con el timonel, con el aval de la suegra para el importe aplazado, de sólo un cuarto del precio total. Para sorpresa del marido, su esposa Mathilde, de soltera  Pitard, decide acompañarle en este viaje. La presencia inesperada e inoportuna de este ser, ajeno del todo al pequeño mundo de un mercante constituye el intríngulis o meollo de la novela.
 
En esta obra, como en todas las otras que he leído de Simenon, el autor hace derroche de su  destreza en desentrañar los meandros del alma humana. ¡Qué angulosas curvas! ¡Qué retorcidas sinuosidades!


domingo, 11 de octubre de 2015

Relatos, Stendhal ( Victoria Accoramboni)


Inicié el verano releyendo el libro “Relatos”, Libro RTV 58

, Colección Biblioteca Básica Salvat, de Salvat Editores y Alianza Editorial, año 1970. Selección, traducción y prólogo de Consuelo Bergés. Un excelente prólogo cuya lectura considero imprescindible para mayor conocimiento y comprensión, tanto del autor como de sus obras.

Stendhal, es el seudónimo de Henri Beyle, escritor francés harto singular que no mostró muchas simpatías por su país de origen pero si, en cambio, por Italia y también por España y lo español. Escritor, según nos dice Berges, “tardío y parco en su obra de fabulación”, pero ello “no impide que, con “Rojo y Negro” y  “La Cartuja de Parma”, se ponga para siempre a la cabeza de la novelística del mundo, y Ortega y Gasset, a la vez que le niega el título de filósofo, le imparta el de “archinarrador ante el Altísimo”. Sin duda un título de gran distinción y aún más viniendo de quien venía.

Como tantas otras veces, la nueva lectura me ha hecho ver cosas  y aspectos nuevos, antes desapercibidos, como, por ejemplo, el interesante prólogo de la obra, debido a la ya citada Consuelo Bergés, una también muy particular escritora, a quien me gustaría destinar un próximo comentario.
 
La antología la componen seis narraciones cortas, cuatro de ellas fruto de la   imaginación de Stendhal,  y las otras dos son traducciones de sendos relatos manuscritos sobre hechos reales ocurridos en la Italia del Renacimiento, cuyo derecho a copiarlos compró Stendhal  a un avaro vejete. Historias que tradujo y enriqueció con sus notas aclaratorias y  reflexiones personales. Son las conocidas como “Crónicas italianas”; y  las   que a mí – reconozco - me agradan más, tanto por la historia contada, a pesar de ser alguna  de escalofriante crueldad, como por el matiz edificante de las reflexiones y notas de Stendhal. Estas seis narraciones tienen de común denominador al elemento femenino, en unas como protagonista principal, y en otras como causa o impulso de la acción de la obra. Las narraciones que componen la selección son: “Vanina Vanini”, “Los Cenci”, “Victoria Accoramboni”, “Mina de Vanghel”, “El arca y el aparecido”, y “El filtro”. Todos estos relatos ya los había leído, aunque de entonces sólo conservaba un recuerdo claro de “Los Cenci”. Una truculenta historia real. ¡Brutal!  En esta ocasión, sin embargo, la historia que despertó mayor interés fue “Victoria Accoramboni”, en cuya introducción, justamente,  Beyle advierte que no se trata de novela ( ficción) lo que va a contar, sino un hecho real, acontecido en el siglo XVI, una de las historias verídicas recogidas en los manuscritos cuyo derecho a copiarlas él había adquirido.
 
Pero, sin más preámbulos, comento “Victoria Accoramboni”, un relato verídico, en relación a personajes reales, que vivieron  en el 1585 en la Italia de los Papas, bajo el gobierno de Sixto V. Tiempos en los que, según advierte Stendhal al lector, “nadie se proponía entretener mediante la palabra, a no ser los bufones mantenidos en las cortes o los poetas…Se hablaba poco, y todos ponían muchísima atención en lo que les decían…El autor lo dice todo, lo explica todo, no deja nada que hacer a la imaginación del lector…”(pág.72).

La protagonista es sin duda alguna,  Victoria Accoramboni, una mujer perteneciente a la nobleza, dotada de excepcional belleza y también, al parecer, de especial seducción en su hablar, de modo que el que “llegaba a tener alguna conversación con ella, no podía en modo alguno librarse de tan extraordinario encanto”. A este respecto Stendhal señala, en nota a pie de página, la existencia de “sonetos, llenos de gracia y sentimiento, y otras composiciones rimadas” de Victoria Accoramboni,  guardadas  en la Biblioteca Ambrosiana de Milán. Resumiendo, lo tenía todo, belleza, talento, dinero, posición y era amada por los suyos, su marido, pero... aún quiso más.
 
El interés principal de este relato, a mi modesto entender,  es su calidad de testimonio ejemplarizante, porque cuenta  unos hechos  reales, realizados por seres que existieron, con nombres, lugares y fechas concretas, algunos, incluso protagonistas relevantes de la Historia, tal como, por ejemplo, el cardenal Montalto,  quien después fue el Papa Sixto V, y el Duque de Orsini(Paolo). Hechos y circunstancias relatados que evidencian los universales modos de  actuación de algunos  de las llamadas élites del momento y lugar, es decir, de aquellos cuya elevada posición social y económica les induce a creer que están por encima de toda ley u orden humano como divino; éstos no se han hecho para ellos.  Seres usualmente guiados por una desenfrenada codicia, que les mueve y les induce a todo con tal de salirse con la suya, y sus luchas por el poder resultan inconcebibles para las sencillas mentes de los humanos corrientes. Seres maléficos .  Relato en sí, entiendo,  con todos los componentes que suelen emplearse hoy en las novelas para su fácil venta: amor, poder, dinero, traición, crimen, venganza,… En suma, una vez más se cumple el dicho : “la realidad supera a la ficción
 
Particularmente me llamó mucho la atención la figura del cardenal Montalto, posteriormente Sixto V, y su inaudita reacción ante el asesinato de su sobrino, contada en la narración. Pero, aún más me ha sorprendido saber los detalles de su elección como futuro Papa de Roma. Los cuales acabo de conocer, tras leer su biografía  en buscabiografias.com , y que, seguidamente, copio y pego:

"Cuando el Papa anterior estaba ya muriéndose, los cardenales empezaron a pensar en el sucesor, y para eso deseaban uno ya anciano para que les diera a ellos libertad de hacer lo que quisieran. Entonces Peretti empezó a aparecer como muy débil de salud y decaído. Andaba apoyado en un bastón, y su voz estaba muy debilitada, los demás Cardenales dispusieron elegirlo Papa. Pero apenas lo hubieron elegido, el que parecía un viejito achacoso, se enderezó, tiró lejos el bastón, y entonó un canto a Dios con una voz tan fuerte y valerosa, que los Cardenales se quedaron aterrados. Los Cardenales estaban muy disgustados porque recordaban que este hombre había sido, de pequeño, un cuidador de cerdos al cual unos padres franciscanos encontraron leyendo el catecismo mientras vigilaba sus animalitos, y habiéndole preguntado qué deseaba ser, y obtenido por respuesta que "un gran hombre de Dios", se lo llevaron y le costearon los estudios, y por propio esfuerzo llegó a los más altos puestos."
 

    

miércoles, 23 de septiembre de 2015

Los cipreses creen en Dios, por José María Gironella


"Los cipreses creen en Dios" (1) es un libro de setecientas veinticinco páginas de letra menuda,  escrito entre abril de 1949 a marzo de 1952 por José María Gironella (*),  Editorial Planeta,   1987. 



En el prólogo, fechado en el verano de 1952, el autor advierte que la elección de la ciudad de Gerona (Girona), es sólo un recurso literario y no implica que muchos de los acontecimientos descritos hayan tenido allí su escenario real. Al respecto, el autor literalmente dice: ... "lo que me ha importado no es el inventario, sino la vida. Ahí sí desearía no haber errado. Consecución de una atmósfera y creación de unos personajes. Que una y otros sean auténticos: esto es lo que primordialmente me interesa".
Su lectura me resultó muy interesante, pero  sufrí porque muchos de los hechos  aquí narrados fueron verdaderos (reales) y los personajes descritos o desarrollados en ella  son verosímiles . Así, pues,  el mayor valor e interés de este grueso libro, se halla – al menos para mí - en su papel de  testimonio de la realidad de una época. Desde luego, ¡una triste  realidad  !

Aclaro que mis comentarios acerca de esta interesante novela se han centrado en determinados personajes, aquellos que he considerado más peculiares de la época descrita pero, al mismo tiempo,  prototipos del comportamiento humano.  Personajes muy verosímiles y otros menos creíbles, entre los cuales los hay  buenos, malos y menos malos. Sus  protagonistas indiscutibles son los  Alvear, los miembros de una modesta familia que vive en Cataluña, proveniente de otros lugares de España, y su lengua materna es el castellano. La componen,  los padres ( un madrileño y una vasca) y sus tres hijos, dos chicos y una chica.   En el año 1931, fecha a partir de la cual se inicia la narración,  son todavía unos niños.  Las historias en torno a este grupo familiar hasta el final de la novela, en 1936, en los primeros meses tras el estallido de la guerra civil, constituirán el núcleo de la ficción.


SOBRE ALGUNOS DE LOS PERSONAJES Y  PROTOTIPOS DE LA NOVELA:

Los Alvear, representan a un tipo medio de la familia española de entonces: el padre , sostén único de la familia; la madre una fiel creyente cristiana, buena cocinera y  buena ama de casa, que vela y cuida por sus hijos tal gallina clueca a sus polluelos, indiferente a la cuestión política o ideológica,  porque entiende, está convencida de ello, que lo suyo, su parcela, es cuidar de su familia y del hogar, tanto en lo material como en lo espiritual , a cuyo objetivo ha encaminado sus desvelos y   afanes con total entrega y dedicación plena. ¡Una madre!

César, el pequeño de los hijos de la familia Alvear, considero, es el más inverosímil, o sea, el más ficticio de todos los personajes de la novela, y también  el más difícil con el cual identificarse. (Bueno, así lo creo yo). Porque es un santo, un alma humilde y pura. Ama todo lo por Dios creado: su familia, los animales, la Naturaleza... San Francisco y Santa Clara  son sus grandes referencias. Criado en un ambiente de arraigada cristiandad, el muchacho muestra una vocación temprana hacia el sacerdocio y con trece años pide a su familia se le permita ir al seminario para ser cura. La modestia de los ingresos familiares hace que el muchacho ingrese como fámulo (criado) en el Seminario del Collell, en donde a la par que trabaja estudia. Más lo primero que lo segundo. Su aspecto físico, tal como es descrito en la novela, es ridículo: cabeza rapada, grandes orejas, muy alto y flaco, lo cual le dota, por otra parte, de singularidad.  Distintivo que no termina en su aspecto, sino que crece con su manera de obrar. El chaval es bueno, y bueno con y hacia todo el mundo. Su madre, "escuchándole, veía en cada una de sus palabras la gracia de Dios". Todo corazón y no cerebro. Le era más fácil rezar que argumentar. No es el personaje al que más capítulos y párrafos se hayan dedicado, pero, creo, que es crucial para el entendimiento del fondo argumental de la novela. En julio del 36 cursaba el tercer año del Seminario. Es realmente un personaje candoroso.

En la novela aparecen otros dos  religiosos u hombres de Dios, a saber:

Mosén Alberto, director del 
museo diocesano, con  gran ascendente espiritual sobre la madre de los Alvear, pero también entre las capas altas de la sociedad descrita en la novela, con cuyos miembros alterna maravillosamente, pues es amante de dignidades y de las comodidades mundanas. Sacerdote, el cual -  por lo que en la trama se cuenta -  está más por las cuestiones materiales y "lo catalán" que por divulgar y, sobretodo, cumplir las enseñanzas evangélicas. Es la imagen de un mediador de Dios que, creo,  no ha comprendido bien la importancia ni el significado real de su papel en el grupo social. Cuestión , al parecer,  si no olvidada sí algo rezagada en algún recoveco de su mente y de su corazón . Está más con los de arriba que con los de abajo, con los que tienen y les sobra, que con los que no tienen nada y aún les falta para comer. Descrito, no obstante, (- ¡qué paradoja!- ) como buen conocedor de los dogmas del Catolicismo pues se ocupa de la confección de catecismos. Rudimentos de fe que cuando creyó propicios los tiempos hizo imprimir sólo en lengua catalana. Tal vez porque entendía que su sacerdocio( su labor como sacerdote de la Universal Iglesia de Cristo) se limitaba al cuidado de las almas de los catalanes, pero no de todos, sino tan sólo de los de habla catalana, y en mayor medida de los ricos e influyentes. 
Los sucesos posteriores llevarán a este sacerdote a una reflexión seria sobre sus acciones pasadas.


El tercer religioso que aparece en esta novela es Mosén Francisco, un verdadero sacerdote cristiano. Es decir, un hombre de Dios que está con los que sufren, con los que han errado, con los pecadores,... luchando, sin parar, para conciliar a la criatura humana con su Creador.



Julio García policía  amigo de la infancia del padre de los Alvear y como éste natural de Madrid, de igual humilde origen familiar, similares convicciones republicanas y anticlericales y funcionarios ambos, uno del cuerpo de Policía, y el otro de Telégrafos, con destino en Girona.  Prototipo humano que se da en cualquier grupo social a todo lo largo y ancho de este Mundo. Encarna al individuo surgido como quien dice de la nada, hipócrita a la par que oportunista, calculador hábil de ilimitada ambición personal y sin ningún tipo de escrúpulos morales. No cree en nadie ni en nada. Él y sólo él. Estas son las características que le adornan, pero que con habilidad disimula bajo la apariencia de un ser campechano, muy bien relacionado y con numerosos conocidos influyentes, amigo de favores y de camaleónica adaptación a las circunstancias y al momento.  Representa al malo, malísimo, contrafigura del bueno e irreal César.

La modestisima situación económica de los Alvear,  que " hacen encaje de bolillos” con el sueldo del padre, única fuente de ingresos de la familia, contrasta con la del policía, propietario de un espléndido piso bien acondicionado y un tren de vida elevado. Lo cual es un misterio para muchos. Transcribo a continuación un párrafo que bien muestra cómo se desenvuelve el personaje:
"Lo cierto era que el policía resolvía siempre las situaciones con sutil precisión psicológica. El problema de la hostilidad catalana no le afectaba, por madrileño que fuera. Su actitud había sido radical: dárselas de más catalanista que los propios catalanes. En la Rambla bailaba sardanas hasta quedar exhausto y pronunciaba el nombre de Maciá en tono de visible emoción".(2)

Sin embargo, no son las cualidades personales de Julio,(2) el policía, las que me han hecho calificarlo de "malo", sino por el papel desempeñado en la novela que es la de un servidor público que  usó su cargo, en este caso concreto de responsable de la seguridad ciudadana, en momentos tan críticos para el colectivo protagonista de la historia, no en su favor, sino en su contra. Y cuyo mal hacer originó  los sucesos descritos por Gironella  en su novela, ubicados por el escritor en la ciudad catalana de Girona, escenario principal en el que se desarrolla la trama novelística, en los días inmediatos al levantamiento militar contra el gobierno legítimo de la República, el 18 de julio de 1936. Personaje que en lugar de emplear su autoridad para guardar el orden y la integridad de la totalidad de la población,  con programada intencionalidad, es decir, mala fe, dejó que los ánimos de la chusma se exacerbaran hasta provocar los desmanes y  muertes de los sucesos trágicos que ponen fin a esta larga ficción. 

Descripción cuya lectura deja una huella amarga. Sentimiento  que crece cuando,  acudiendo a los libros de Historia, lees que sobre el veintitantos de agosto del 36, en Madrid, ocurrió acontecimiento similar a la ficción  contada por Gironella. (“La Historia se confiesa”, de
Ricardo de la Cierva, Ed. Planeta, tomo 3, pág.10).

Conclusiones ( y fin)

Después de leer este vasto libro reflexiono  que todos los seres humanos y más aún los que formamos parte de colectivos humanos con diferencias culturales, raciales, ideológicas y/o de fe religiosa, pero dentro de un mismo entorno geopolítico e histórico, no deberíamos dejarnos arrastrar por las diferencias en materia de nuestras ideas políticas, o de nuestras particulares creencias religiosas, o de los métodos y formas que conlleva determinada praxis política hasta extremos tales como los, lamentablemente, acontecidos en el pasado siglo XX, en la historia de España, novelados magistralmente por Gironella en este libro; quien supo reflejar en su obra ese espíritu de contienda y disensión que se había apoderado de las gentes de España. En resumen y para terminar, la novela me gustó. En ella están bien reflejados, al menos desde mi modesto entender, a través de la multiplicidad y variedad de los personajes junto a  la proliferación de anécdotas y pasajes , algunos tomados de los periódicos de la época,- la situación y el ambiente de la España de 1931 a julio de 1936, inicio de la Guerra Civil.


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(*) Entonces(primer semestre del 2006)  no busqué  datos sobre el autor del libro. Lo dejé intencionadamente para el final, para cuando hubiera acabado mi tanda de comentarios. En este caso concreto, no quise dejarme influenciar por la biografía o perfil del autor, aunque conocía que era un afamado escritor, autor de varios libros acerca de la Guerra Civil Española.


31 de agosto de 2016: Tenía pendiente de leer acerca de la biografía del autor, José María Gironella. Seguidamente copio y pego información sacada de la web biografiasyvidas.com en relación a las características principales  de sus obras:

"Autor de éxito en los años que precedieron al tardofranquismo, sus obras pretendían ser una crónica objetiva de los acontecimientos históricos de la España reciente(... )alcanzó la popularidad gracias a la trilogía Los cipreses creen en Dios (1953), Un millón de muertos (1961) y Ha estallado la paz (1966), en las que recurrió a las fórmulas narrativas tradicionales para reflejar a través de tramas cruzadas la impresión personal sobre unas realidades intensamente vividas. La primera de ellas aborda los antecedentes inmediatos de la Guerra Civil, mientras que la segunda se centra en los años de la contienda y la tercera versa sobre la época de posguerra. A pesar de su enfoque simplificador y maniqueo, estas obras tienen interés por su vocación testimonial y la capacidad del autor para entrelazar lo novelesco y lo histórico, seleccionando hábilmente tipos, rasgos y situaciones pintorescas que alcanzan la categoría de documento




http://laplumaviperina.blogspot.com/2016/03/los-cipreses-creen-en-dios.html. En este enlace he hallado esta reseña sobre el libro, cuya lectura recomiendo.


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(1) Seguidamente, señalo lo que quizás Gironella quiso plasmar a modo de síntesis de su obra cuando la bautizó con- al menos para mí-  tan enigmático título  "Los cipreses creen en Dios".  Sugerencias halladas en http://www.imaginaria.org/def.htm, "Simbología del Ciprés" :   


 - Unión entre el Cielo y la Tierra.
-  Del simbolismo universal y primitivo de las coníferas que, por su resina incorruptible y su follaje persistente, evocan la inmortalidad y la resurrección.


(2)La descripción de los modos y las maneras de esta figura literaria, Julio García, me recuerdan las de algunas de las figuras de la actual realidad política catalana que siendo ellos mismos, o sus progenitores, de otras zonas de España,al igual que el policía García,  se han convertido en paladines de la causa de sacar adelante el controvertido - llamémoslo así- nuevo estatuto catalán, y montan numeritos públicos de esteticidad catalanista para así, supongo, ganar méritos y no les tengan en cuenta sus orígenes "xarnegos"(léase “charnegos”, expresión peyorativa hacia los que no son catalanes de origen).
Estatut catalán , : enlazo con interesante artículo publicado en 2006, en elpais.com, titulado "La evaporación política del charnego" , cuya lectura recomiendo., pero del que he seleccionado el siguiente párrafo, por considerarlo significativo :
"El personaje del charnego avispado y rozagante tiene brillantes elaboraciones novelísticas desde hace varios decenios, pero todo indica que ya no tiene muchos referentes actuales, si es que alguna vez fue un retrato fiel de la colectividad. Hace treinta años que no llega a Cataluña virtualmente ningún inmigrante del resto de España, por lo que los más jóvenes tienen ya más de cincuenta años de edad, muchos se han retirado y bastantes han vuelto a sus tierras de origen. Sus hijos, nacidos y educados en Cataluña, se consideran tan catalanes como los demás y quieren ser reconocidos como tales, aunque sigan hablando en castellano con sus progenitores. Lo último que desearía la inmensa mayor parte de los catalanes de origen inmigrante es convertirse en sospechosos de anticatalanismo. Incluso la palabra charnego, que suele considerarse ofensiva, había desaparecido del vocabulario habitual hasta que fue reintroducida hace unos meses por un ministro socialista, precisamente en referencia a Montilla. Así pues, los abstencionistas diferenciales entre las elecciones generales y las elecciones autonómicas han continuado absteniéndose, incluso más que en ocasiones anteriores, pese a haber innovado con un candidato de origen andaluz o más bien precisamente por eso."

miércoles, 9 de septiembre de 2015

Un exiliado de tercera, Carles Fontseré, o el trato de Francia a los exiliados pobres españoles.

Portada Un exiliado de tercera
En un artículo acerca del trato dado por Francia a los exiliados  españoles, publicado por Minuto Digital (*),  en el 2005,  llamó mi atención  la siguiente afirmación: "a partir de 1939, el Gobierno y el pueblo franceses trataron a los españoles de izquierdas como apestados", y  para apoyar la veracidad de tan grave afirmación reproducía diversas frases del libro "Un exiliado de tercera. En París durante la Segunda Guerra Mundial"(El Acantilado, 2004)(8), escrito por Carles Fontseré, un dibujante catalanista, famoso por sus carteles políticos (0), huido a Francia al término de la Guerra Civil Española, en 1939.

http://www.contranatura.org/graficas/ilustraciones/fontsere/index.htm


Mientras iba leyendo el artículo, me pareció ya conocido el contenido de algunas de aquellas frases y anécdotas, tal como si  las hubiera leído antes, aunque  tanto Fontseré (2) como su libro, me eran desconocidos, porque hasta entonces, no había oído hablar de ninguno de los dos. Más tarde recordé el libro en donde había leído  las historias muy parecidas a éstas, contadas por boca de Miralles, personaje real y al igual que Fontseré  soldado republicano, catalán y comunista, que huye a Francia, según nos narra Cercas(1) en su obra "Soldados de Salamina"(3)(Tusquets 2001)(**). En esta obra(págs.156-160) Miralles nos cuenta acerca de los campos de concentración, así llamados, dice, "pero no eran más que morideros", - y entre otras muchas sugerentes afirmaciones añade que "tuvo que engancharse como "voluntario" en la Legión Extranjera para salir de aquel horror",(5).  Miralles  también habla del controvertido general francés Leclerc, (4) liberador de París, y nos aclara " que fueron españoles y africanos los primeros que entraron en París conduciendo los carros de guerra".



En el libro de Fontseré, en resumen, se denuncia la discriminación y el denigrante trato que Francia dio al colectivo de los 
exiliados pobres españoles, tratamiento promovido desde las más altas instancias políticas que entonces gobernaban Francia,  hecho que ni entonces ni tampoco luego ha sido denunciado. "Hubo un pacto de silencio - señala Fontseré - porque los primeros que se desentendieron de los exiliados pobres fueron las propias figuras españolas importantes en el exilio , tales como Negrín, Companys, Picasso y Pau Cassals".
 
 Para poner fin a este comentario, recuerdo que el duro tratamiento que  los refugiados españoles de la Guerra Civil recibieron en Francia, confinados en  campos de concentración en execrables condiciones, también fue ampliamente expuesto por Avelí Artís_ Gener en su obra "La diáspora republicana". Libro ampliamente comentado por mí, a cuyos comentarios me remito.
 
(*)http://www.acantilado.es/cont/catalogo/docsPot/ACA0095_ABC.pdf ( Como no he localizado la información publicada por M.D., la he sustituido por la publicada por ABC, artículo firmado por Bou, cuya lectura íntegra recomiendo.
(**) Soldados de Salamina, libro leído en el 2005 y pendiente de actualizar mis comentarios sobre el mismo.

(0) http://www.guerracivil.org/Carteles/Fontsere/Articulo.htm

(1) http://blogs.elconfidencial.com/cultura/animales-de-compania/2014-11-17/no-hay-mas-preguntas-senor-cercas_455599/  



(4) http://historiavera.com/2014/08/12/philippe-leclerc-liberador-de-paris-y-criminal-de-guerra/   “Decir Philippe Leclerc es nombrar al héroe que liberó París al mando de la 2º División Acorazada francesa durante la Segunda Guerra Mundial. Su formación estaba compuesta por franceses y por un nutrido grupo de republicanos españoles exiliados, “La Nueve”.

(5) https://es.wikipedia.org/wiki/La_NueveEl 24 de junio de 1940, el III Reich vencía a Francia y le imponía el Armisticio tras una campaña de 40 días. Mientras tanto los puertos del África Occidental Francesa en Marruecos, Argelia y Senegal eran un caos, pues miles de refugiados se amontonaban en los muelles. Entre estos había muchísimos exiliados republicanos españoles de la Guerra Civil Española que habían huido de España debido al triunfo del general Francisco Franco.

La Francia de Vichy no ocultaba su desconfianza y rechazo hacia los republicanos españoles mayoritariamente izquierdistas y, aunque no procedió a deportarlos masivamente hacia España, les obligó a elegir entre prestar trabajos forzados en la metrópoli, enrolarse en la Legión Extranjera Francesa o ser repatriados voluntariamente.

(6) http://elpais.com/diario/2008/11/16/domingo/1226811153_850215.html  La última palabra de Juan Negrín El médico keynesiano
(7)http://www.ilustracionliberal.com/23/el-lado-oscuro-de-lluis-companys-jose-garcia-dominguez.HTML

(8)http://www.acantilado.es/catalogo/Un%20exiliado%20de%20tercera-94.htm
"Carles Fontserè, conocidísimo cartelista republicano, narra con viva emoción y acerado espíritu crítico un período crucial de la historia: desde el forzado exilio de los republicanos derrotados en la Guerra Civil hasta el desfile victorioso de los aliados en los Campos Elíseos de París. Fontserè arremete contra los tópicos de la memoria colectiva y las imposiciones de la historia oficial. Rememora sin tapujos la crueldad de los campos de concentración franceses, la utilización de los republicanos exiliados como carne de cañón en la Segunda Guerra Mundial, la apacible vida cotidiana y el bullicio noctámbulo del París ocupado por las tropas alemanas, el falso mito de la Resistencia o el mediocre papel de las elites republicanas en el exilio. Sus impagables vivencias atrapan al lector como si se tratase de una trepidante novela de aventuras que, sin embargo, no desdeña el apoyo de innumerables fuentes históricas, algunas de ellas silenciadas por los intereses dominantes. En sus memorias resuenan los ecos de los miles de «exiliados de tercera» que se vieron obligados a cruzar la frontera y acabaron arrastrados por el torbellino de la Segunda Guerra Mundial."

 

lunes, 7 de septiembre de 2015

María la del Puerto, Georges Simenon,


 En agosto pasado leí “María la del Puerto” de Simenon. Hace unos diez años la había leído por primera vez y conservaba un buen recuerdo. Sensación que sigo conservando. El ejemplar releído pertenece a la colección "Las novelas de Simenon", Luis de Caralt Editor, 1976. Traducción: José Luis Beltrán. La obra fue escrita en 1938.(*) Editada ese mismo año por Éditions Gallimard.
Novela de fácil lectura e interés creciente, desde su inicio hasta el final, al menos para mí lo fue. Sus personajes son gentes del común de una pequeña villa costera de Francia, Port en Bessin; en la que sus habitantes son pescadores, viven, pues,  del mar, siendo éste el eje de sus actividades. Seres sencillos cuyas necesidades, sentimientos y conflictos son muy parecidos a los propios o ajenos de nuestro cotidiano entorno. No hay, según creo,  idealización alguna en su personificación. Son tan corrientes que parecen reales, vivos. Sus virtudes y defectos son los habituales entre nosotros, los comunes mortales de cualquier raza, condición o país: indolencia, tacañería, pereza, lujuria, solidaridad, compañerismo, amor y afectos sinceros, envidia, etc., etc.

María, la protagonista, es un bello personaje. Se la conceptúa  como taimada. Los demás, ni los más próximos, saben lo que quiere, pues su actitud es apática, de glacial, al parecer, indiferencia. Sin embargo, los hechos nos muestran que ama a los suyos y se afana en su protección y ayuda. Así lo he visto yo. Resumidamente diré que la novela me gustó .

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(*) Llevada al cine, película francesa protagonizada por Jean Gabin y dirigida por Marcel Carné. Inédita en España.