viernes, 30 de enero de 2015

El testigo de Malétras, por George Simenon

EL TESTIGO DE MALETRAS - GEORGES SIMENON (Libros sin clasificar)El testigo de Malétras, por George Simenonnúmero 40 de la colección "Novelas de Simenon", traducción de H. Pedro de la Vega, editado por Luis de Caralt, Editor, 1975. Título de la obra original "Le bilan Malétras,1948, Librairie Gallimard; título este de la edifición francesa que me parece más adecuado porque emplea el término “bilan”, o sea, balance, el concepto contable que alude al recuento anual o inventario que se practica en los negocios con el fin de confrontar el activo(los bienes y derechos) con el pasivo (las obligaciones), es decir, lo que se tiene con lo que se debe. Pienso, pues, que a esta acción de recuento personal de su existencia, es lo que Jules Malétras, el protagonista, un sesentón,  un “hombre hecho a sí mismo", y al presente, un poderoso e influyente personaje que se codea con otros como él, también ricos e importantes comerciantes e industriales de aquella sociedad, pero que cuarenta años atrás, era un don nadie, un sencillo trabajador por cuenta ajena ocupado en múltiples empleos, quien, como vulgarmente se dice, “no tenía dónde caerse muerto”.

 En esta historia, cuya acción transcurre en El Havre, su protagonista se enfrenta a esta evaluación personal, a este balance, a lo cual se alude, con manifiesta claridad, en las páginas 140 y 141. Especialmente bonita me pareció- por otra parte - la metáfora empleada por Simenon para expresar las ansias de liberación de su pecado con los recuerdos del baño en su infancia. Recuerdo tan nítido que se traduce en olores y ansias de limpieza del cuerpo y del alma. Y es, entonces, cuando Malétras hace examen de conciencia, es decir, su balance personal. 
“...no con palabras ni con frases, sino con cifras, con cifras exactas trazadas con pluma de acero, con tinta bien negra en el duro papel de un libro mayor de contabilidad "Malétras".

Jules Malétras - como alguno de los otros protagonistas masculinos de las pocas novelas que he leído de Simenon - es un tipejo desagradable, egoísta empedernido que no quiere a nadie, aparte de a sí mismo, rico, pero cuya fortuna personal tiene oscuros e ilegítimos orígenes. Encarna al  "malo ". Casi todas las características que le adornan son defectos más que virtudes. El bueno de esta historia es Gancel. Este personaje junto con su familia, encarnan todo lo opuesto al protagonista, son sus antagonistas. A través del contraste de sus situaciones personales y la distinta manera de llevarlas y asumirlas, es lo que permitirá al lector llegar a conocer el gran drama personal que el torcido protagonista arrastra consigo cual pesada áncora.


En las páginas 116 hasta 122 se lee la visita que hace Malétras a Gancel, a altas horas de la noche, con el exclusivo fin de poder  "disfrutar" con alguien - así lo espera - en situación personal y familiar más desgraciada que la suya. Pero, (me río yo, je, je, je)...¡sale escaldado! Reproduzco algunas frases:


"¿Qué había ido a hacer? Había ido a ver a Job, encima de su montón de estiércol. Ver en su hogar, en su horrible intimidad, a un hombre que tenía todas las razones para quejarse del Destino. Y aquel hombre, a quien ya no le quedaba mucho tiempo de vida, rodeaba de mimos y cuidados minuciosos, como un enamorado, a una mujer reseca tendida bajo una manta...
Y ella le miraba con igual ternura, con la misma confianza. ¡Aquello era lo que le encolerizaba: la confianza que existía recíprocamente...! Podían vivir todos los días, de la mañana a la noche, en aquella habitación, con sus desgracias, compartiéndolas como sin darse cuenta de ello." (págs. 118 - 119)
"- Hice cuanto tenía que hacer - dijo Gancel...Lo demás lo decidirá Dios. Malétras...se sobresaltó. Y aquel sobresalto le recordó la época del catecismo, cuando le enseñaban que el diablo se espanta al contacto del agua bendita o al hacer la señal de la cruz. El agua bendita se la acababan de echar. El diablo era él." (pág. 119)
¿En qué se diferenciaban de los demás seres? No podía creer que fuera la bondad...él no creía en la bondad. El ser humano no es bueno. ...El hombre es bueno únicamente cuando necesita de los demás. Excepto su madre, nadie había sido bueno con él. El nunca había sido bueno, porque nunca había necesitado a nadie...”
Pero, me falta aún hablar del mundo cotidiano y de las mujeres que rodean a su protagonista.


El ambiente doméstico aquí descrito, es decir,  esposa, criadas, mobiliario, comidas así como las distantes relaciones con sus más allegados y la incertidumbre respecto al quehacer del marido fuera de la casa, me hizo recordar otra de las novelas por mí  leída de este mismo autor,  “El Alcalde de Furnes", y a su protagonista Terlink. Personaje desde el punto de vista familiar, también, "sui generis". Entre ambas novelas, pienso, se dan similitudes en cuanto al ambiente familiar descrito.  En las dos hay una madre, viva o en el recuerdo, que es una guía severa para el hijo; una esposa, señora de su casa; una peculiar cocinera; dos hijos (varón y hembra), con un papel de extraños al núcleo familiar del momento. De los cuales el lector sólo tiene conocimiento de que existen y de sus  relaciones poco afectivas con el padre.

También hay coincidencia en cuanto al  "hogar" descrito, pues no se corresponde para nada, ( al menos para mí) con las danzas y los ambientes  en los que transcurre esa otra vida que lleva el “señor de la casa”. Vida que se desarrolla en entornos y con otras mujeres, muy contrarios a los y las del propio hogar. Las del ámbito doméstico, madre, esposa, criadas…, mujeres honestas y hacendosas, puntales imprescindibles de la economía doméstica. En cuanto a las que busca fuera,  sólo diré que el sujeto encuentra lo que se merece.  En suma,  hay una clara división entre la casa de Máletras y lo que allí hay , con lo que busca y, obviamente, halla fuera de ella. De este navegar entre dos corrientes bien distintas, deriva el conflicto o argumento de  la novela. Estos  fuertes contrastes, por otra parte,   acrecentaron mi aversión por el protagonista masculino. 

En fin, ¡pobre Malétras!


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10 de marzo de 2018: He revisado, rectificado y unido en una sola entrada estos comentarios antiguos, inicialmente de mayo 2006, acerca de la novela de George Simenon, el prolífico escritor belga en lengua francesa, titulada en español, “El testigo de Malétras”.





sábado, 17 de enero de 2015

La de los tristes destinos, de Benito Pérez Galdós

Libro editado por Historia 16 - Información e Historia, S.L. con el patrocinio de Caja de Madrid, Madrid, 1995, dentro de los Episodios Nacionales,  es de las pocas obras de Galdós que no me ha gustado y  hasta pensé en dejarlo. Pero acabé su lectura para ampliar mi escaso conocimiento  sobre el período histórico allí abordado.

La de los tristes destinos”(*) es Isabel II, de España. Hija de Fernando VII, el rey felón, que murió sin descendencia masculina y aunque había sido abolida la ley sálica que impedía que una fémina asumiera la corona,  los españoles se enfrascaron en  tres sucesivas guerras civiles, las denominadas guerras carlistas, durante el siglo XIX,  divididos entre los llamados liberales, partidarios de Isabel y de una monarquía constitucional;  y los carlistas o tradicionalistas, partidarios de que el hermano del difunto rey Fernando, Carlos María Isidro de Borbón,  fuera él o alguno de sus legítimos descendientes varones, el que asumiera la Corona de España, y con ello la permanencia del absolutismo.
Esta soberana española fue, desgraciadamente, mujer de costumbres disolutas que ha pasado a la historia por su ineptitud para regir los destinos de un país, porque no supo, y además-  mejor y más preciso decir -   no pudo rodearse de personas aptas que le ayudasen en su labor de gobierno.
Así las cosas, no puedo estar de acuerdo con Galdós con lo de "la de los tristes destinos". No, en absoluto.  El de los tristes destinos fue su pueblo, sus súbditos, el pueblo español.

Pero no me parece justo con Pérez Galdós el dedicarle tan poco espacio a una de sus obras. Este prolífico escritor español, nacido en Canarias pero “hecho” en Madrid, junto con el británico Greene, fueron los dos autores más leídos por mí durante buena parte de mi vida. Cuyas obras despertaron en mí la costumbre de buscar en los libros -determinados libros, obviamente – los hechos reales y las verdades no contadas por otros.

Las dos obras de Galdós cuyo recuerdo tengo más claro son “Tormento” y “Misericordia”. Sus protagonistas son mujeres. La de “Misericordia” una sesentona. Una criada vieja. Un personaje entrañable, tanto como el “morito” (un sefardí marroquí) que comparte cierto protagonismo con ella. Me agradaría volver a leerlas.

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(*) Recomiendo la lectura del artículo “Isabel II: 'la de los tristes destinos' firmado por L. REGINO MATEO DEL PERAL (QUINO) aquí enlazado.

jueves, 1 de enero de 2015

¿Dónde están los niños?,de Mary Higgins Clark,


¿Dónde están los niños?, novela de Mary Higgins Clark escrita en 1975. La versión por mí leída corresponde a una edición del Círculo de Lectores, 1999, traducción del inglés de Anna Muria. Diseño de Emil Troger e ilustración de Ramón González. Título de la edición original: “Where are the Children?
En corto espacio de tiempo he leído tres obras de la escritora estadounidense Mary Higgins Clark. Afamada autora de novelas de intriga y policíacas, género que- aclaro- no me gusta, pero que con las tres obras leídas de esta escritora, he hecho amplia concesión, basada esta licencia en el tratamiento tan refinado (fino, suave) que considero hace de temas para mi gusto o parecer más bien escabrosos. Argumentos que, por el contrario,  son aprovechados por otros  autores de reconocida fama para dar rienda suelta a los pasajes más licenciosos. Higgins Clark, estimo,  aborda estas situaciones con sutileza y el comportamiento de sus personajes principales es de seres de rectitud moral, comprometidos con la sociedad, los cuales son impulsados por el amor al prójimo a  luchar con profesionalidad por el esclarecimiento de la verdad. La verdad pura y dura  Perseverancia que propicia el resultado final del triunfo de los buenos y desenmascarar al pérfido y malo. Bonito ¿verdad? ¡Como desearía fuera así en mi realidad inmediata!

Con ¿Dónde están los niños? MHC alcanzó su primer gran éxito de ventas en 1977, según leí en las tapas de alguno de los dos otros libros que de esta escritora he leído. El libro consta de unas doscientas páginas que se leen con fluidez. La protagonista es una sencilla ama de casa con dos hijitos que cuida amorosamente. Quiere a su marido y su marido la quiere a ella. Pero detrás de esta idílica estampa del presente hay otra –oscura y confusa –que corresponde al pasado inmediato de la protagonista.

Si bien la pedofilia, ese abominable vicio, subyace en el fondo argumental, en esta novela la escritora enaltece los beneficios  del amor, del amor sincero entre los cónyuges, capaz de superar juntos las más difíciles situaciones.

Tengo en mi poder, pendientes de su lectura, otras tres o cuatro novelas de esta misma autora, pero pienso que no las leeré. Prefiero las que versan acerca del lado bueno y mejor del ser humano, y no éstas que, aunque con discreción, nos hablan de la parte más mala y peor de la triste condición humana.



martes, 30 de diciembre de 2014

La pequeña Dorrit, Carlos Dickens


Se acaba el año 2014 y aún tengo pendiente de comentar tres de los libros que durante su curso leí. Así que me pongo a escribir para ver de concluir con el año las tareas pendientes.

Empezaré por el más antiguos de los leídos, La pequeña Dorrit, novela de Carlos Dickens, Editorial Bruguera, 6ª edición, marzo 1973, Colección Historias, Serie Clásicos Juveniles, nº 19, traducción Enrique Martínez Fariñas, ilustración de sobrecubierta de Bosch Penalva, ilustraciones interiores de Jaime Juez Castellá. Título original: “Little Dorrit”.

Hace ya unos cinco o seis años leí “Oliver Twist”, cuyo comentario dejé pendiente, y luego, cuando quise hacerlo, me sentí incapaz. No quiero que con “La pequeña Dorrit” me pase igual, cuya lectura me resultó amena y especialmente ilustrativa por los contrastes que nos ofrece la situación allí descrita en relación al presente, porque, en esta historia, Dickens nos habla de deudores morosos que van a la cárcel  y junto con ellos sus familias. 

Dorrit, la protagonista, ha nacido y vive  con su familia en la cárcel de Marshalsea, en cuyo interior, según describe Dickens, “había una prisión mucho más severa para contrabandistas, donde también se encerraba a los infractores de las leyes de impuestos y de tarifas aduaneras.”  Pienso que esta particularidad fue uno de los principales motivos que me llevó a continuar leyendo la novela, cuyos inicios no me agradaron mucho.  La historia es sencilla y en su fondo lo que prima es el amor y la ejemplaridad de las conductas tanto de la jovencita, una abnegada, sencilla, trabajadora y amorosa hija y hermana, como del protagonista masculino, Arthur Clennam. 

Por lo demás, creo que la trama argumental hoy queda fuera de lugar, pues hasta aparece un especulador financiero, muy bien conceptuado y hombre de moda en las altas finanzas,  que pone fin a su vida, incapaz de soportar el descrédito y el deshonor  que sobre él devendrían, tras el conocimiento público de sus trapicheos y, finalmente, causa y ruina de los muchos que en él confiaron. 

¡Vamos, que ni parecido con el presente, al menos de España! Este lugar del mundo en que prestigiosos banqueros,  y hasta ex miembros de gobierno o ex ministros, en apariencias o mejor dicho, esperada solvencia moral y económica, finalmente han metido la mano en el cajón y…






miércoles, 24 de diciembre de 2014

Navidad (La Palabra se hizo carne) Evangelio según San Juan 1,1-14

EVANGELIO SEGÚN SAN JUAN



Los cristianos católicos conmemoramos el 25 de diciembre la Natividad del Señor, por ello me parece oportuno transcribir, es decir copiar y pegar, los primeros catorce versículos del Evangelio según San Juan, el discípulo amado, que de tan maravilloso modo nos habla de Jesús, Mesías Salvador:



La Palabra se hizo carne

1:1 Al principio existía la Palabra, 1 Juan 1, 1 y la Palabra estaba junto a Dios,
y la Palabra era Dios.
1:2 Al principio estaba junto a Dios.
1:3 Todas las cosas fueron hechas por medio de la Palabra
y sin ella no se hizo nada de todo lo que existe.
1:4 En ella estaba la vida,
y la vida era la luz de los hombres.
1:5 La luz brilla en las tinieblas,
y las tinieblas no la recibieron.
1:6 Apareció un hombre enviado por Dios,
que se llamaba Juan.
1:7 Vino como testigo,
para dar testimonio de la luz,
para que todos creyeran por medio de él.
1:8 Él no era la luz,
sino el testigo de la luz.
1:9 La Palabra era la luz verdadera
que, al venir a este mundo,
ilumina a todo hombre.
1:10 Ella estaba en el mundo,
y el mundo fue hecho por medio de ella,
y el mundo no la conoció.
1:11 Vino a los suyos,
y los suyos no la recibieron.
1:12 Pero a todos los que la recibieron,
a los que creen en su Nombre,
les dio el poder de llegar a ser hijos de Dios. 1 Juan 3, 1
1:13 Ellos no nacieron de la sangre,
ni por obra de la carne,
ni de la voluntad del hombre,
sino que fueron engendrados por Dios.
1:14 Y la Palabra se hizo carne
y habitó entre nosotros.
Y nosotros hemos visto su gloria, 1 Juan 1, 2
la gloria que recibe del Padre como Hijo único,
lleno de gracia y de verdad.












martes, 16 de diciembre de 2014

"El negocio de la libertad", de Jesús Cacho

Para eludir la contaminación informativa  que creo ofrecen los grandes medios en general, pero en mayor grado o intensidad  a través de las opiniones vertidas por los comentaristas invitados a las tertulias audiovisuales, decidí centrarme sólo en la lectura y posterior comentario de los libros por mí leídos.

Coincidiendo, pues, con este propósito mío,  inicié la lectura de “El negocio de la libertad”, del veterano periodista Jesús Cacho(1), Ed. Foca, año 2000, un libro grueso, de más de seiscientas páginas. Lectura que realicé de modo irregular  saltándome, incluso, capítulos enteros. Pero no  las páginas dedicadas a desentrañar la composición del grupo PRISA, editor de “El País”,  dando detalles de sus promotores e ideario iniciales, así como del binomio Jesús Polanco-Felipe González, o quién de los dos era el servidor del otro; o dicho de otro modo, el papel crucial desempeñado por este periódico en el período de la historia de España iniciado con la muerte del dictador Franco hasta la fecha en que fue dado a imprenta el libro, año 1999; meses antes de acabar la primera legislatura de los populares presidida por Aznar .

Numerosos son los personajes archi-conocidos del mundo empresarial y político, amén de otros sectores de influencia, que desfilan por las páginas de este documentado libro. Y también las historias que estos personajes han protagonizado, narradas con lujo de detalles, que despiertan el interés del lector, porque emanan veracidad. Algunas de ellas, sin embargo, te inducen, al menos a mí me indujeron, al pasmo, quiero decir ¡Horror!

Siento escalofríos cuando pienso que los destinos de un pueblo, bajo la apariencia de un orden democrático, sólo estén, en realidad, sometidos de modo tan ladino y grosero al albur de unos individuos sin conciencia, desprovistos de cualquier indicio de moral (Ética); que han actuado y actúan guiados exclusivamente por el interés personal, especialmente el económico, el suyo propio o de los suyos, movidos por unas ansias desmedidas de riquezas y de poder; y sin, al parecer, posibilidad alguna de hartazgo. Ni, tampoco, para mayores males de quienes los sufrimos, poderles exigir responsabilidades y darles el  oportuno castigo por tanto desmanes inferidos al país, España, y a todas sus gentes;  pero para, principalmente, poderles poner fin.

A continuación, transcribo(corto y pego) íntegramente un enriquecedor e interesante comentario al libro de Jesús Cacho, firmado por Ángel Maestro, publicado en Razón Española, nº 100, alojado en galeon.com(hispavista)

“Cacho, Jesús: El negocio de la libertad, ed. Foca, Madrid, 656 págs. 



Cacho es autor de cinco libros de investigación sobre la política de la II Restauración, entre los que destaca el anterior sobre Mario Conde a quien definió como el «banquero del Rey» (vid. recensiones en «Razón Española» vol. XII, pág. 372; vol XIII, pág 255; y vol. XXII, pág. 329). Estas incursiones y, sobre todo la última, en los sótanos, reservados y alcantarillas de nuestra política le han acreditado como un periodista con coraje, tanto que en las grandes editoriales no se han atrevido a publicar esta reciente obra. El grueso tomo aborda temas contemporáneos posteriores al 1996, pero muy varios por lo que acaso habría sido razonable y rentable dividirlo en volúmenes menores, más homogéneos y de más fácil lectura. Resumiremos, por partes, las principales opiniones y revelaciones del autor. 

1. Las hipotecas originarias de Aznar. Un joven, apenas conocido, llegó a la presidencia del Gobierno sin compromisos ni con la corrupción anterior, ni con la descomposición de la unidad nacional, ni con el envilecimiento de las instituciones; llegó, pues, con la posibilidad de regenerar la política y el Estado. Pero voluntariamente contrajo dos graves hipotecas. La primera con el nacionalismo catalán, lo que ha impedido frenar la desintegración de la unidad de España. La segunda hipoteca fue con el felipismo, al aceptar la indicación real de integrar en el Gobierno al ex socialista E. Serra para garantizar el secreto de los papeles del Cesid y la inmunidad de Felipe González y otros en el proceso del Gal. Estas dos radicales limitaciones iniciales, explican los fracasos de Aznar: concesiones a los nacionalismos, silencio sobre la corrupción en la cumbre, podredumbre de la Justicia, y anemia moral de los medios de comunicación de masas. Estos y otros agujeros negros han tratado de ser compensados con la evitación de la quiebra del Estado y de la Seguridad Social, y con el ingreso en la Unión Monetaria; pero unos y otros son entes incomparables. 

2. La batalla mediática. El autor revela las sucesivas maniobras de Jesús Polanco para configurar su gran poder en los medios de comunicación y, a través de ellos, en el Gobierno. Los primeros millones los ganó hacia 1970 con libros de texto, gracias al apoyo del subsecretario R. Díez Hochleitner («Jolines» para todo el mundo) a quien Polanco recompensó luego generosamente. Darío Valcárcel cuenta los sórdidos detalles de la ocupación del diario «El País» desplazando a los fundadores, y tergiversando la orientación del periódico, gracias a la colaboración de José Ortega, luego marginado. Y, a partir de ahí, Polanco adquiere cadenas de emisoras como la SER, más periódicos, librerías, cines, en suma, un imperio mediático. Los últimos asaltos a la televisión con Canal Plus, los logra gracias a decisiones del gobierno felipista. Polanco pone al servicio del Psoe su gigante mediático y se crea una especie híbrida que el autor denomina los «felipancos». Ese matrimonio de intereses se ha mantenido durante el Gobierno de Aznar, que ha sido objeto de permanente y a veces, injurioso hostigamiento. 

La caída del Gobierno felipista, que era el de Polanco, significó para el empresario el fin de su privilegiado monopolio mediático. El autor narra con detalle la batalla por Antena 3 que, finalmente, adquirió Telefónica en detrimento de Polanco. Otra batalla fue la televisión de pago que monopolizaba el polanquista Canal Plus, con sus sórdidas series de zoológica pornografía dura. Le salió un competidor, Canal Digital, ambos en pérdidas. Polanco conserva una superioridad mediática; pero ya no está solo. Los editorialistas de «El País», que el autor llama «lacayos» de Polanco, reaccionaron encarnizadamente contra los hombres de Aznar: M.A. Rodríguez, al que lograron desbancar, F. Alvarez Cascos, al que lograron degradar posicionalmente en el PP, J. Vilallonga por el que fueron derrotados, y J. Piqué que logró salir vivo del bombardeo. 

El balance de la guerra mediática es que Polanco ha perdido el monopolio y se enfrenta a serias pérdidas en televisión. Como dice el autor, se está ganando en libertad. 

3. El papel del Rey. Este capítulo, que es el IX, es uno de los más reveladores puesto que aborda temas tabú, que los medios silencian por temor o por complicidad. Algunos, los eróticos, son curiosos aunque no sean ejemplares. Pero hay asuntos de más envergadura. Uno de ellos son las cartas del rey a jefes de Estado, como el Sha de Persia, pidiendo donativos multimillonarios en dólares. Hay el préstamo sin intereses por los kuwaitíes de cien millones de dólares, reclamados y aún no devueltos. Hay las gestiones del embajador extraordinario M. Prado, «una especie de Rasputin» (p. 404), ante empresas y gobiernos a quien De la Rosa afirma haber entregado 30.000 millones de pesetas, que Prado cree justificar como honorarios por asesoramiento. Cuando estos asuntos llegaron a los Tribunales hubo una tentativa de abdicación del rey, apoyada por la Reina, alto personal de La Zarzuela y algún periodista intrigante. Escribe Cacho: «El Rey no ha tenido suerte a la hora de elegir sus amigos, Prado, Conde, De la Rosa, Sitges, Choukotua, Polanco, Mendoza». Según el autor, el Rey mantiene con Prado «una especie de pacto de sangre», que es el único compromiso regio que continúa firme a pesar de todos los pesares. hay el problema de si González contaba con el respaldo real para la operación Gal, como se ha insinuado, lo que explicaría la intocabilidad de González, supuesto «Mister X» de la operación. Hay la cuestión del 23 F y la nota inédita y manuscrita del Rey al oficial golpista R. Pardo Zancada, autor del importante libro La pieza que falta (recensión en «Razón Española», vol. XXX, pág. 111). Hay el yate real, verdadera maravilla náutica de 40 metros, que costará más de 7.000 millones cuya financiación es muy imprecisa. Hay la maniobra conjunta de Conde y Polanco para sustituir a S. Fernández Campo en La Zarzuela por personas adictas. Hay, en suma, «la entente cordiale entre el monarca y González», «hermanos condendos a entenderse, defenderse y, en el peor de los casos, a morir matando» (p. 385). Una extensión del duo es el «modelo piramidal Juan Carlos I, Felipe y Polanco» (p. 383). El autor reprocha a Aznar no haber impuesto transparencia en La Zarzuela. 

La monarquía, restaurada por Franco, se ha autofragilizado velozmente. 

4. Anecdotario picaresco. La obra está trufada de páginas coloristas y malolientes como el video pornográfico de Exuperancia y Pedro J. Ramírez, director de «El Mundo»; como los retratos de la cúpula felipista; como los bocetos de los periodistas «lacayos» al manso servicio del amo Polanco; como el procesado que procesa a su procesador, el juez Liaño; como los pringados con comisiones, fraudes y estafas, profesionales de las cloacas políticas. En fin, un desfile de miserias, avaricias e hipocresías, sin precedente en el Estado español. 

5. Aznar. Este libro, aunque aznarófilo, no es un alegato incondicional. El autor enumera, con razón y sin saña, los fracasos del gobernante en la liberalización de los medios de comunicación, en la erradicación de la corrupción política, en el encauzamiento de los nacionalismos, en la lucha contra el terrorismo, en el control del Cesid y, sobre todo, en la dignificación de la Justicia, que «está podrida» (p. 621). Estas importantes reservas, a las que se podría añadir alguna más, como indiferencia ante la despoblación de España, como la freudiana apostasía de la era de Franco o como el serio deterioro de la Hispanidad por el caso Pinochet, impiden calificar este libro como aznarista. 

Una modesta pluma se enfrenta aquí con un imperio mediático, y rompe tabúes que parecían intangibles. Se comprende la temerosa retirada de los grandes editores. Se comprende la curiosidad del público (50.000 ejemplares en un mes). Se comprende la cólera de los «felipancos». Se comprende que un mal sistema haya traído tanta basura. Lo que no se comprende es que a Aznar, pese a las hipotecas, no le haya bastado una legislatura para, además de superar la heredada quiebra económica, avanzar sensiblemente en la regeneración de un Estado, envilecido por dos décadas de indecencia. La extensa y poderosa trama de inconfesables intereses creados se resiste, desde el mismo vértice, a la depuración.
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http://silvia-leyendoperiodistas.blogspot.com.es/2012/08/desistiendo-de-3el-modelo-de-propaganda.html


(1) :Jesús Cacho Cortés (Villarmentero de Campos, Palencia, 1943) es un escritor y periodista español. 
Licenciado en Historia Moderna y Contemporánea, tras ser capitán de la Marina Mercante Española se diplomó en Periodismo en 1974. Tras su paso por la agencia Contelsa, trabajó en Diario Económico, Qué, Dinero, ABC y Mercado. Entre 1984 y 1988 trabajó en el diario El País, en la sección de economía. A partir de 1989 colabora con la revista Tribuna y con el diario El Mundo, del que sale en septiembre de 2006 por desavenencias con su director Pedro J. Ramírez. Ha colaborado también en la revista Época y en la cadena de radio COPE. 
Además de fundador fue director del diario de información y opinión on-line El Confidencial desde su fundación en 2001 hasta marzo de 2011. 
Jesús Cacho lanzó entonces, junto con otros periodistas venidos del diario Negocio, un nuevo portal de noticias llamado Vozpopuli.

Obras 
Asalto al Poder (1988)
Duelo de Titanes (1989)
La Estafa. Ibercorp y el fin de una era (1992)
M.C. Un Intruso en el laberinto de los elegidos (1994)
Pedro Toledo, El desafío
Km. 0, 20 Días Para Matar (1996)
El negocio de la libertad (2000)



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18 de octubre de 2015 : Acabo de revisar el comentario anterior. He efectuado alguna rectificación y añadido la biografía de Jesús Cacho, el autor del libro. He añadido, asimismo, dos direcciones con sendos trabajos sobre el particular. Uno de ellos firmado por Fausto Pretelín(México) , titulado "Las cuatro heridas de El país", año 2012; y una reseña del libro por Rogelio López Blanco, publicada en El Cultural, de "El Mundo", año 2000.
Lecturas que recomiendo.

Pero antes de abandonar esta página quiero explicar que la difícil situación creada por la radicalización de las posturas de las formaciones políticas separatistas catalanas son las que me han traído a la memoria este singular a la par que informativo libro de Cacho, buen conocedor de los entresijos del poder.  Releyéndolo, quizás, nos aclare algo de lo que realmente se esté cociendo, pero, principalmente para no olvidar el triste papel que algunos han jugado y llevado con su mal hacer a esta vieja nación.