Según leo y también oigo, se acercan las temidas consecuencias de tanta incuria y desorden permitido a unos pocos que se reparten las riquezas del Planeta. Desgraciadamente no podía ser de otro modo. Creo que lo positivo es la evidencia de cambios necesarios para frenar ,controlar y disminuir el poder de los entramados empresariales y sus maneras de actuar, repletas de opacidad. Esas grandes empresas, esos monstruos de poder, independientes del sector al que pertenezcan, cuya gestión es llevada, mayoritariamente, por individuos sin escrúpulos y sin reglas morales de ningún tipo. En cuyas poltronas presidenciales suelen sentarse unos “reyezuelos” absolutistas; en muchísimas ocasiones dueños de un porcentaje escaso de la totalidad de la propiedad . Muchos son los ejemplos válidos, tales como algunas de las multinacionales españolas, Telefónica, Repsol o cualquiera de los dos grandes grupos financieros del país, Santander y BBVA. Estructuras de poder que en la actualidad controlan el mundo y se lo reparten para la satisfacción exclusiva de los intereses particulares de índole económico de unos cuantos. Los cuales eficazmente se esconden detrás de una ficción jurídica denominada Anónima. Lo han corrompido y ensuciado todo. Desde políticos e instituciones públicas de los distintos países, a los cuales han sobornado y movido a su antojo en persecución exclusiva de sus fines, con leyes inadmisibles para el sentido común y en contra de todo orden natural, hasta las mentes de los más sencillos ciudadanos de a pie, a través de la basura mediática, principalmente televisiva, eficazmente servida por sus titiriteros de los medios de comunicación.