Con esta entrada, destinada al joven Víctor/Jim, el narrador de la historia, y según ya dije, usado por Greene como nexo e hilo conductor del relato, pondré fin a mis comentarios sobre este libro. Personaje
cuya significación real - antes, cuando mi primera lectura -me pasó desapercibida. Y con el que el autor personificó al escritor nato, es decir, al ser que siente la necesidad
de contar sus experiencias personales. Primero, cuando niño, mediante apuntes en su infantil diario; y luego,
ya adulto, ejercida como un profesional
del periodismo. El personaje de Víctor/Jim, sin embargo, no me resultó atractivo. Tal vez porque en
la obra se nos muestra como a un ser de
carácter dubitativo y muy lejano
a los demás y a sus circunstancias, es decir, a la realidad
de los otros, los
que le rodean. Lejanía que obedece,
pienso, porque está en demasía concentrado, absorto, en sí mismo y en sus asuntos personales , y no se pone en el lugar del otro, o los otros.
Característica evidenciada principalmente en la segunda parte de la novela, cuando se nos describen sus actividades en ciudad de Panamá, así como su total indiferencia al contraste tan enorme entre ricos y pobres, que aquella capital le ofrece, y ni tan siquiera, al parecer, quiere saber quiénes eran Somoza ni los sandinistas, de la vecina Nicaragua. Sólo se afana por lo que cree le pueda afectar a él, es decir, el Capitán y los raros y confusos negocios de éste.
La actitud encarnada
por este personaje Víctor /Jim, es la de quien desea tanto conocer la verdad, como
distinguir al bueno y lo bueno, pero cuyo grado de pasividad e indolencia
naturales es tan elevado que constituye su principal enemigo, al menos el de
su conciencia. Conducta, por cierto, que la equiparo con la nuestra, las gentes
comunes, los del montón de aquí de España, que, como vulgarmente se dice, “tragamos” todo lo que se nos eche por
parte de los que nos mandan o nos quieren mandar, (en Madrid, en la Comunidad, en el Ayuntamiento,
etc. etc.). Pues avanzamos sin enterarnos y sobretodo sin querer enterarnos,
desprovistos de espíritu crítico para detectar al bueno del malo, al veraz del
mentiroso, al leal del falso… Esperemos, pues, que no nos pase como a
Víctor/Jim, y como a éste, al final, en rumbo a nuestro Valparaíso particular, sucumbir
en el intento por sobrevivir de modo feliz y acomodaticio.
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15 de febrero de 2015: He revisado y actualizado algunos de los comentarios realizados sobre esta obra de Greene.
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