Carlomagno y los Estados Unidos de
Europa, por G.P.Baker. (1)
y (2) Traducción de J.G. de Luaces, Iberia-Joaquín Gil, 1944.Libro cuya
lectura me resultó muy interesante e instructiva, en el que con sencillo lenguaje, amenidad
y múltiples enseñanzas sobre el pasado y su repercusión en nuestro presente, se
describe aquella azarosa época en la que Carlos el Grande, Carlomagno, fue
pieza clave, marcando un antes y después de él en la historia de lo que
conocemos como el Occidente Europeo.
No se trata
propiamente de una biografía, sino de un relato analítico de los hechos y de
las estrategias realizados por el líder franco, fundador del imperio carolingio,
en su afán por aunar a los distintos pueblos y etnias de Europa en un reino cristiano único, regido por unas leyes comunes basadas en la Fe Cristiana, y en los
principios del ordenamiento y de la
organización del Imperio Romano, entonces ya en decadencia.
El título completo de la obra es “Carlomagno y los
Estados Unidos de Europa”, para cuya elaboración, su autor, Baker, se basó en
la biografía oficial elaborada por el secretario del emperador
carolingio, Eginhardo,
así como en lectura de la abundante documentación y crónicas existentes sobre aquella época escritas por otros autores. Un libro, en resumen, sobre la historia de los
países que hoy conforman la Europa Central y Occidental, en el
momento histórico comprendido entre los siglos VIII y IX, d. de
C..
Carlomagno(2) que “apenas sabía escribir y rara
vez se entregase a lectura directa - según señala Baker repetidas veces a
lo largo de su obra- fue un hombre corriente ( es decir, normal, ordinario) , que actuó “ para
establecer una suerte de uniformidad(…)y, conscientemente, persiguió (…) una civilización fundada en los principios de la moral
cristiana(…)infundidos
en su mente por inspiración divina. (pág.236-237). Ideales adquiridos por
Carlos (…)de un “volumen que fue su familiar compañero y amigo a través de
todos sus viajes: La Ciudad de Dios, de San Agustín” (Pág. 118)(…)escrita por un
obispo batallador como una viva polémica dirigida contra todos los adversarios
del Cristianismo(…)en aquel libro(…) Agustín(5) creyó que convenía decir
allí todo lo necesario para la comunidad cristiana y lo dijo por extenso y con
energía (...)libro prolijo(…) en el libro XIX (…)un tratado de
sociología(…)San Agustín discute los deberes, organización
y costumbres del cristianismo, y concluye esa parte de su obra manteniendo
una opinión que debió interesar mucho a Carlos: la de que “el objeto final de
la guerra es traer la paz”(…) Y, sobre todo, hacía palmario que la justificación de
todo gobierno y gobernante depende de que aseguren el reino de la ley. Sin
justicia, ¿qué es un rey sino un bandolero glorificado? ¿Qué es un reino sin
justicia sino una madriguera de ladrones?(…) Los documentos que han sobrevivido a su
reinado muestran cuán sinceramente procuró expresar en sus actos aquel
sentimiento de justicia entre los hombres que latía en su alma”.(págs.121-123)
Los
primeros capítulos del libro están dedicados a los antecedentes
históricos del pueblo franco y de
sus primeros mandatarios, los reyes merovingios, definidos
por el autor como “estirpe de criminales”, describiéndolos como una dinastía de
reyes malvados e indolentes. Cuyo superior grado de indolencia les indujo a
dejar en manos de sus subordinados, los mayores palatinos o mayordomos
reales, la responsabilidad y el gobierno de los territorios que
dominaban. Y que, como era de esperar, éstos, finalmente, terminasen como
verdaderos amos de aquellos territorios, es decir, reinar, ser sus reyes. Carlos
fue el tercero de su dinastía, sucesor de su padre, Pipino El Breve,
descendiente del legendario “Carlos Martel”, que libró la histórica
y decisiva batalla de Poitiers contra
los conquistadores árabes, triunfo con el que los francos impusieron el “Hasta
aquí y no más” a los “muslimes árabes” en su intento de expansión sobre
Europa iniciado años antes con su entrada en
España. Batalla considerada “principio más
que el fin de una larga lucha contra el infiel” en palabras del autor del
libro.(pág. 53). Todos ellos descendientes de San Arnulfo, personaje
que gozó entre su pueblo de superior fama y prestigio por “haberse atenido
exclusivamente a medios morales - la justicia, la razón y la
persuasión - para adquirir el poder”
Llamó mi atención la
exaltación que Baker hace del vocablo “franco”,
cuando en los comienzos del libro, página 14, dice :”Pocas palabras tienen una historia
semejante a la del vocablo frank, franco, franci, français, french, feringhi, expresión
que ha pasado a varias lenguas, cual la española y la inglesa, como expresión
de lo abierto, lo sincero y lo honorable. En varios idiomas orientales, esta
palabra vino a ser la calificación general aplicada a los europeos y los
hombres blancos, y dio nombre, asimismo, aquel de los santos cristianos que más semejanza alcanzó con su maestro.” (¿ San
Francisco de Asís?).
De las muchas cuestiones
leídas, así como de las reflexiones y conclusiones que su autor expone en las
más de trescientas páginas que componen el libro, dada su dificultad( al menos para mí) me ceñiré sólo a destacar que lo que entendemos en la
actualidad por Europa Occidental (3),
sin los países escandinavos, es resultado
de la concepción universal del mundo que Carlos el Grande tuvo de constituir un
reino de Dios y para Dios, en donde debían imperar la ley y el orden.(4) Ya que Carlos fue “un conductor de fuerzas,
más que una fuerza en sí mismo”, “alguien que rige el vendaval y conduce la
tormenta”. Carlomagno y sus pares constituyeron - resalta Baker en el capítulo
XIII, destinado hablar sobre la inmortalidad de Carlos.:
“una tradición aristocrática, que pretende exaltar a los
hombres extraordinarios y las proezas excepcionales(…) sobretodo en la guerra y
la religión(...)Aquellas fábulas circularon a través de toda Europa influyendo
las mentes humanas. Durante varios siglos no existió fuerza literaria que
tuviera igual poder modelador de los sentimientos europeos. Constituyó la
epopeya del vasallo, la apoteosis del hombre que rinde servicio y
sacrificio(...)Carlos no era alemán ni francés, en el sentido en que ahora
usamos esos términos, (...)hubiera deseado más bien ser un ciudadano del reino
de Dios. Sus intereses y afectos estaban vinculado a un exaltado ideal de
universalidad al que hubiesen ofendido las pretensiones nacionalísticas
(...)que rechazó en su tiempo (...) no experimentó los sentimientos de odio o
temor que convierten a los hombres en perseguidores de sus semejantes.
Derribaba sin remordimientos, pero estaba siempre dispuesto a levantar al que
había derribado. No odió sino ideas y principios(...)hizo a Sajonia más grande
que lo había sido nunca al convertirla en la más augusta de las potencias
seculares de Europa(...)Los franceses, que han conservado la epopeya de
Carlomagno, son los más próximos a él en espíritu(...)La tradición de Carlos
era tradición reconciliativa. Excedió a todos sus discípulos y admiradores en
su apreciación del espíritu de universalidad(...)Rara vez ha existido un ser
humano en cuyo carácter, como en el de Carlos el Grande, el león reposase tan
ostensiblemente al lado del cordero.”(págs.308 al 310)
He reproducido textualmente
muchas de las consideraciones expuestas por el autor del libro, George Philip
Baker , por entenderlas dignas de especial atención y aprecio..
____________________
(1) Escribo lo poco que
he logrado saber de Baker, (1879-1951)
historiador inglés, autor de obras de contenido histórico y biográfico,
(1879-1951) tales como Sila, Aníbal, Tiberio, Constantino,
Justiniano, Carlomagno, y “Los soldados guerreros de Essex”, por
citar algunas de las más famosas. Calificado por algún crítico literario como
escritor “dotado de un don admirable para la selección de sus temas,
y saber centrarse en lo esencial”; además de “escribir bien, con
una narrativa inteligente, organizada, y a menudo ingeniosas y estimulante”.
Me habría gustado dar
información amplia del editor “Joaquín Gil”, de Barcelona, pero
sólo puedo añadir el segundo apellido Griñón y constatar el gusto de su firma
editora, Iberia, por libros de autores solventes sobre temas
instructivos y/o edificantes.
Con Juan González de Luaces, el traductor al
castellano de la obra de Baker, publicada en inglés con el título “Charlemagne”
tuve más suerte. Prolífico
escritor asturiano, afamado por sus traducciones, calificadas de
“clásicas”. Copio y pego, seguidamente, la introducción del estudio realizado
por José Luis Campal que define bien el injusto olvido de J.G.de Luaces:
“He aquí un nombre sumido en la
penumbra y que debería ser relumbre para la literatura asturiana y, por ende,
española: Juan González de Luaces (Luanco-Asturias, 22 de abril de
1906-Barcelona, 23 de junio de 1963), pues éste, que era hijo del escritor,
filósofo y traductor asturiano Edmundo González Blanco (1877-1938), fue también
un traductor fecundo, plural y acreditado, ya que sus versiones aún se citan
hoy como “clásicas”, lo que indica que eran modélicas y que han resistido muy
bien el paso del tiempo. Para sacar al literato de
la zona de sombra en que se encuentra, ofrecemos esta aproximación1 –tal vez
incompleta– a su producción como creador y, lo más destacado, como traductor,
donde su figura fue, sin duda, hercúlea.”
(2) Admiración por la figura de Carlomagno que se
inició desde que era un niño de nueve años y esperaba ansiosamente, cada
martes, un nuevo capítulo de la historia escrita en francés por Carlos Deslys ,
titulada “L'Héritage de Charlemagne”, publicada por el semanario “Boys Own Paper”
bajo la denominación “El último de los paladines” con ilustraciones de Eduardo
Zier. Admiración que ya adulto, señala, aumentó con sus conocimientos como
historiador de la realidad histórica. Sus proyectos de elaboración de sendos
estudios sobre la historia de la Escandinavia primitiva, y de la historia
pasada, condición presente y perspectivas futuras del sistema británico de
gobierno, fueron los que le condicionaron e hicieron ver la necesidad de
relacionar éstos con la ingente obra realizada por Carlomagno. Específicamente
su obra” Los reyes guerreros de Wessex”, constituye- según palabras del propio
Baker – “la historia de una parte de los monarcas ingleses. “Carlomagno” está
escrito fundándose en notas y bosquejos preparados a fin de explicar el
manantial de que se derivaron las ideas aristocráticas de los normandos.”
http://www.biografiasyvidas.com/biografia/c/fotos/carlomagno_imperio.gif
(3) La contribución de Carlos el Grande es básica en la génesis de los
países del Centro y Occidente europeos, tal como al presente los conocemos y,
especialmente, los reconocemos y distinguimos entre el resto de naciones del
mundo, pues constituye el fundamento de una unidad de naciones europeas, los
Estados Unidos de Europa, “aun cuando cada una pueda no desearlo”, puesto que nacieron de una
misma raíz y de que la misma sangre vital del tráfico circula a través de
todas(...) que su herencia común puede, a la larga, llegar a dominarles con más
vigorosas riendas que las que sus pasiones logren desafiar”(pág.305). Pues “la
sociedad europea encierra en sí misma ciertas predeterminaciones estructurales
que no cabe ignorar”(306).
(4) Los ideales que guiaron a Carlomagno, contenidos en la obra de San
Agustín, “La Ciudad de Dios”, eran los de un reino gobernado por principios
y fundamentos de moral cristiana. Diametralmente diferentes a los que regían
en los territorios de lo que hoy conocemos por países de la Europa central y
occidental, entonces constituidos mayoritariamente por tribus belicosas
caracterizados por rasgos propios muy diferenciados, de espíritu pagano y
organización tribal en permanentes y crueles luchas territoriales. Según escribe
Baker :
“Cuando Carlos empezó a reinar
había territorios en Europa, no sólo caracterizados por fuertes y casi
violentos rasgos propios, sino capaces de perpetuar aquellas variaciones en
crecientes aislamientos y divergencias. La consecuencia natural habría sido una
Europa balcanizada (...) y subdividida en pueblos tan irreconciliables en sus
diversidades, que cualquier unidad o cooperación entre ellos hubiera resultado
imposible. La unidad no es un estado que el hombre alcance por natural e
inevitable tendencia. Es una situación creada o impuesta por la acción humana.
Diferimos de los demás por impulso y negligencia y sólo nos acordamos mediante
el esfuerzo y la voluntad. Al final del reinado de Carlos la mayoría de
aquellas regiones habían sido sujetas al influjo superior de una sola
inteligencia. Desde entonces, la parte de Europa así influida se convirtió
en una región, no uniforme, ni carente de peculiaridades locales, pero siempre
desarrollándose sobre ciertos principios generales...por encima de las
diferencias raciales, Francia, España, Alemania e Italia poseen cierta
cualidades comunes, no fáciles de explicar con palabras comunes(...)y se funda
en el hecho de que Francia, España, Alemania e Italia pertenecieron al imperio
franco de Carlomagno. Llegados a este punto, hay que resaltar la nota
aclaratoria del traductor, González Luaces, en lo que a España se refiere,
advirtiendo que si bien nunca perteneció sino en parte mínima al imperio de
Carlomagno, “Francia, España y Alemania( y, más parcialmente Italia) pertenecen
a un tronco germánico común(...) La prueba es que la España cristiana del
norte, sin relación directa alguna con el reino contemporáneo de Carlomagno, los hombres, usos y maneras eran “como
los de Afranc(Francia), con frases de los historiadores musulmanes que hablan
de los embajadores moros enviados a Asturias”(Véanse los Árabes, de Condé. ) Y,
- continúa – era natural que fuesen casi iguales, puesto que se trataba de
pueblos ariogermanos parcial mente romanizados y muy semejantes entre sí.
Carlomagno no creó un mundo nuevo, sino que impulsó, organizó y evolucionó el
existente. España, de modo aislado, hacía lo mismo a su manera, y de allí
provinieron sus diferencias ulteriores, aun hoy acusadas, con el mundo centro
occidental europeo, ariogermánico como el español, pero sometido al influjo
uniformador, ausente en España, de Carlos y el Imperio franco.”
Los medios empleados por Carlos
para sacar a Europa del caos del sistema tribal conduciéndola al orden del
estado político autodisciplinado fueron los siguientes:
“ Instituyó en Europa el derecho absoluto- y por ende divino- del
poder soberano a elevar a los hombres hasta donde quisiera, invistiéndolos de
autoridad, y, en segundo término, puso en manos de los hombres a quienes había elevado
gran parte de los territorios de Europa(...) Los hombres así elevados e
investidos de autoridad y de la posesión de propiedades territoriales, formaron
la original corporación que conocemos como la antigua nobleza de Europa,
(...)Los reyes arnulfingios elegían a aquellos hombres por sus cualidades...
Al recibir tierras en Aquitania, Baviera o Sajonia, pronto identificaban sus
intereses propios con los de sus subvasallos y colonos, y se
convertían en aquitanos, bávaros o sajones. Lo único que no olvidaban era el conjunto de principios,
la base de valores que se les había querido infundir. Desde Dinamarca a
Lisboa o Salerno, el caballero tendía a realizar el modelo de valor, fortaleza
y buena fe(...) hay que reconocer que sus miembros alcanzaron un nivel medio
muy alto en aquellas tres cualidades(…) aquellos hombres elegidos e investidos por Carlomagno
fueron el origen de nuestra propia disciplina moral y de nuestras cualidades
caballerescas. Lo que en ese sentido sabemos, él nos lo enseñó."
El concepto de una aristocracia significa mucho más que un número de hombres
altamente calificados. Exige...una cierta semejanza entre ellos y la
aproximación de todos a un modelo común...un código colectivo de modos y
maneras al que se ajuste cada uno de sus componentes, porque de ellos se
espera, no sólo que gobiernen, sino que gobiernen al unísono. El propósito
de este código es asegurar la uniformidad en el gobierno de las naciones(...)la aplicación uniforme de unos
cuantos sencillos principios perseguidos durante varias centurias, fue la
fuerza que hizo lo que todos los ejércitos de Justiniano no pudieron
hacer: crear lentamente y
con seguridad una Europa realmente unida(...) La unidad de las naciones
comienza desde arriba.”
.
(5)San Agustín: Los
principios morales de Carlomagno se inspiraron en las ideas y
los razonamientos de San Agustín,
expuestos en su obra “La Ciudad de Dios”, hecho
ya citado. Pienso, sin embargo, que estas ideas de
tan significativa relevancia en el hacer de Carlomagno dadas su
dimensión y trascendencia para el devenir de la Humanidad, no
han sido suficientemente tratados por mí. Hablaré, pues, un poquito
de ellas, ayudándome con unos cuantos de los párrafos leídos en la
obra de Baker, y también de algunos de los
leídos en biografíasyvidas.com, en relación al santo Obispo de
Hipona.
En primer
lugar veamos el cuño moral
que Carlomagno asignó en las mentes cuando tanto él como sus inmediatos
subordinados, los condes carolingios, se convirtieron en patrón de conducta de
los dirigentes o conductores de gentes. Modelo basado en virtudes
de índole moral. Estas cualidades fueron el valor,
la lealtad, el heroísmo y la originalidad,
sin lugar alguno para la rutina. “Donde él estaba
existían juventud y aventura, interés y atractivo, habladurías y escándalo”. Instauró
en Europa el modelo de conducta caballeresco de alto idealismo y celosa
devoción, de respeto a la ley, de preocupación por la religión y la cultura(…)trazó
y cortó el patrón del perfecto monarca, tal como debía prevalecer
durante los mil años siguientes. Si nosotros llamamos a Luis XIV un mal rey –
añade Baker-, es porque no concuerda con el modelo de Carlos. Y ese
modelo no está hecho para otros hombres, sino para un rey. Exigidos a un
monarca,(1) y
no a un alcalde o a un presidente de banco…”(págs. 116-17). Conducta, en
suma, como se puede apreciar, llena de idealismo.
Entre las
páginas 116 y 122, expone Baker las ideas y fundamentos de San Agustín
plasmados en “La Ciudad de Dios”, “perfecta enciclopedia de
información acerca de casi todos los temas relativos a la historia y principios
del estado romano”(pág. 118). Libro usualmente leído durante
las comidas por “el capellán, sentado frente al rey para bendecir el yantar
y, como adicional deber, para leer en voz alta”(pag. 119)(…)escrita por un
obispo batallador como una viva polémica dirigida contra todos los
adversarios del Cristianismo(…)Agustín creyó que convenía decir
allí todo lo necesario para la comunidad cristiana y lo dijo por extenso y con
energía.(pag. 119).
Los
conceptos tomados por Carlos de estas lecturas, según explicita Baker, fueron
los siguientes:
“…los cristianos eran
un pequeño grupo de gentes
escogidas errantes entre la soledad y la barbarie(…) los
consideraba como un estado, o “polis”, como una ciudad o corporación de
asociados unidos por vínculos políticos en calidad de miembros voluntarios de
una organización y gobernados por una sola cabeza…Los cristianos…unos en
esta vida y los otros en la otra, estaban todos unidos en mutua fe y
ayuda (…) los desastres abarcan igualmente al justo y al
injusto(…)al vivir preocupados en exceso por los intereses de este
mundo. El justo descuida su deber…Agustín explica que los
hombres encargados de vigilar a los demás son todos cuantos en este mundo obran
como conductores y guías de los demás. Los demás pueden sufrir, sin duda; pero
los que les guían son los responsables de ellos ante Dios.
Carlos
tomó muy en serio estas ideas. Creía en aquella asociación de cristianos
sugerida por San Agustín, y pensaba que él debía comparecer en el futuro ante el
Supremo Juez, para dar plena cuenta de su conducta. Carlos estimaba que todas sus acciones
se desenvolvían bajo los ojos de un Señor omnipotente y superior, que le
pediría cuenta de sus más íntimos actos. Y tal idea
obra como moderadora incluso sobre el más despreocupado de los hombres. (págs...
120-121).
“La Ciudad
de Dios es (…), una enciclopedia del conocimiento. El libro III, por
ejemplo, es una breve historia de Roma desde el fin de la República…El libro
XVIII es una historia antigua(…)suficiente para dar a los lectores una noción
inteligente del mundo anterior a la era cristiana. El libro XIX
constituye lo que nosotros llamaríamos un tratado de sociología. Examina
asuntos tales como la libertad natural del hombre. ¿Por qué nuestra libertad
está trabada por las leyes?¿ Cuál es el origen del poder paternal de justa
corrección ejercitado por los gobernantes?¿En qué consiste una ley equitativa
de gobierno?...discute los deberes, organización y costumbres del cristiano, y
concluye esa parte de su obra manteniendo una opinión que debió interesar mucho
a Carlos: la de que “el objeto final de la guerra es traer la paz”.(págs..121-122)(…) El
libro VIII es un compendio de filosofía, que muestra la grandiosidad del platonismo
y su proximidad a las ideas cristianas(…)estudia la doctrina platónica y el
misticismo neoplatónico de Plotino, examina la idea de la iluminación divina,
habla de los platónicos y de los aspectos en que juzga que carecen de razón,
declara por qué las doctrinas del Cristianismo son el mejor de los
sistemas(…)No puede caber duda de que Carlos estudió cuidadosamente estos
pasajes de San Agustín y desarrolló su política de acuerdo con ellos(pág.
122)(…)no recogió en Agustín ninguna idea de “servilidad” oriental ya que aquel
autor se nutría de la clara y llana tradición del republicanismo romano(…)Agustín
procuraba evidenciar ante sus lectores lo preferible que era una vida humilde y
dichosa a una existencia opulenta y llena de preocupaciones. Y sobre todo,
hacía palmario que la justificación de todo gobierno y gobernante
depende de que aseguren el reino de la ley. Sin justicia, ¿qué es un rey sino
un bandolero glorificado?
Y para
finalizar añadiré algunos de los muchos datos acerca de San Agustín descritos
en biografíasyvidas.com:
“Aurelius
Augustinus o Aurelio Agustín de Hipona; Tagaste, hoy Suq Ahras, actual Argelia,
354 - Hipona, id., 430) Teólogo latino, una de las máximas figuras de la
historia del pensamiento cristiano(…)se esforzó en acceder a la salvación por
los caminos de la más absoluta racionalidad. Sufrió y se extravió numerosas
veces, porque es tarea de titanes acomodar las verdades reveladas a las
certezas científicas y matemáticas y alcanzar la divinidad mediante los saberes
enciclopédicos. Y aún es más difícil si se posee un espíritu ardoroso que no
ignora los deleites del cuerpo. La personalidad de San Agustín de Hipona era de
hierro e hicieron falta durísimos yunques para forjarla.”
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27 de junio de 2015:
"...los
hombres encargados de vigilar a los demás son todos cuantos en este mundo obran
como conductores y guías de los demás. Los demás pueden sufrir, sin duda; pero
los que les guían son los responsables de ellos ante Dios."...
Carlos pensaba que él debía comparecer en el futuro
ante el Supremo Juez, para dar plena cuenta de su conducta(. ..
)estimaba que todas sus acciones se desenvolvían bajo los ojos de un Señor
omnipotente y superior, que le pediría cuenta de sus más íntimos actos(...)
"la
justificación de todo gobierno y gobernante depende de que aseguren el reino de
la ley. Sin justicia, ¿qué es un rey sino un bandolero glorificado?"
He copiado
y resaltado en negrita e incluso subrayado aquellas frases leídas en relación a
los principios que fueron leit
motiv del emperador carolingio, aprendidos de San Agustín. Y
reflexiono cuán alejados creo están de los intereses y motivos que guían
a nuestros líderes de gobierno actuales, en concreto de los españoles y,
estrechando aún más el círculo, ciñéndome a los de esta comunidad española en la
que vivo, Cataluña(*). Comunidad en la que desde hace ya unos cuantos
años, sus dirigentes, "los conductores y guías de los demás",
han dado muestras inequívocas de ir a la suya y de los suyos (parientes, amigos
y correligionarios), repartirse el pastel de la cosa pública(puestos y
funciones públicos, prebendas, subvenciones, adjudicación de obras y concursos,
etc.) y la burla continuada y sistemática de la ley. Tanto de las
leyes humanas recogidas en la Constitución o Carta Magna de 1978, como de
las leyes naturales o de Dios. ¡Así no va, que, como bien dice el dicho,
salimos de Guatemala y nos metemos en "Guatepeor".
(* )Que , curiosamente, estuvo
dentro de la zona denominada de la Marca Hispánica, bajo la influencia carolingia.
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Detallo todos los comentarios dedicados
por mí a a la obra de Baker, "Carlomagno, y los Estados Unidos de
Europa", unificados al presente, 15 de abril de 2018, en un solo
comentario o entrada única.: