En otra de mis entradas comenté el entorno público de Joris Terlink, el alcalde de Furnes. Ésta la dedicaré a comentar sobre aquellos aspectos de su
vida familiar. Por cierto, expuestos minuciosamente
por el escritor belga, Simenon, relatando
acciones de la vida cotidiana, del día a día, que permiten conocer con certeza
cómo son- buenos o malos - los que nos rodean. Porque según dice la cita evangélica, "por sus obras los conoceréis"

En franco contraste con la descripción de
Terlink, está la de Léonard
Van Haamme, su contrincante
a la alcaldía. Hombre rico e influyente, perteneciente a una prestigiosa
familia del lugar. Tiene un hijo y una hija jóvenes, criados como si no
tuviesen padre debido a su total entrega a su carrera política. Este sujeto,
Léonard Van Haamme, desconoce lo que pasa en su casa, lo importante para él es
su cargo, sus influencias, y el qué dirán. Y deja lo privado y doméstico relegado hasta casi el olvido. Es capaz de prescindir, alejar o
incluso vender a quien trastorne sus intereses o imagen públicos. Tal como hace
con su hija, una adolescente embarazada, a quien echa de casa. Y se despreocupa
del destino de la muchacha y del hijo que espera, es decir, de su nieto.
Me pregunto, pues, quién de los dos personajes, es el o más malo. Para mí es obvio.
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