viernes, 8 de mayo de 2015

El Alcalde de Furnes (De lo privado, o por sus obras los conoceréis)(2)G.Simenon , septiembre, 2005


En otra de mis entradas comenté el entorno público de Joris Terlink, el alcalde de Furnes.  Ésta la dedicaré a  comentar sobre aquellos aspectos de su vida   familiar. Por cierto, expuestos minuciosamente por el escritor belga, Simenon, relatando acciones de la vida cotidiana, del día a día, que permiten conocer con certeza cómo son- buenos o malos - los que nos rodean. Porque según  dice la cita evangélica, "por sus obras los conoceréis"
Estas particularidades del personaje, en su entorno privado y en sus relaciones con sus más directos familiares,   me impactaron y despertaron mayor interés. Porque Terlink, el protagonista, es descrito como sujeto muy singular, lleno de antipatía y de contrastes personales, a la par de sobrio, metódico, razonador avezado, receloso de todo y de todos, y repleto de raras inquinas personales, cuyas acciones son evidencias de coherencia, responsabilidad y rigurosidad. Así, nuestro duro y hasta cruel señor alcalde de Furnes , el Baaf, propietario de una importante fábrica de puros (tabaco) con plantaciones propias, es quien se ocupa, en persona, de las atenciones y cuidados más engorrosos e íntimos de su hija de treinta años. Subnormal de nacimiento, fruto único de su matrimonio. Tiene otro hijo, un varón, de unos veinte años, de una relación extra matrimonial. Al cual ha procurado manutención y ocupación hasta edad de  poder procurárselos por sí mismo. Pero a partir de entonces se ha desvinculado de él.

En franco contraste con la descripción de Terlink, está la de Léonard Van Haamme, su contrincante a la alcaldía. Hombre rico e influyente, perteneciente a una prestigiosa familia del lugar. Tiene un hijo y una hija jóvenes, criados como si no tuviesen padre debido a su total entrega a su carrera política. Este sujeto, Léonard Van Haamme, desconoce lo que pasa en su casa, lo importante para él es su cargo, sus influencias, y el qué dirán. Y deja lo privado y doméstico relegado hasta casi el olvido. Es capaz de prescindir, alejar o incluso vender a quien trastorne sus intereses o imagen públicos. Tal como hace con su hija, una adolescente embarazada, a quien echa de casa. Y se despreocupa del destino de la muchacha y del hijo que espera, es decir, de su nieto.

Me pregunto, pues, quién de los dos personajes, es el o más malo.  Para mí es obvio.


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