lunes, 21 de septiembre de 2020

El Navegante, de Morris West

El Navegante, de Morris West.  Editorial Pomaire, 1976. Título original: The Navigator. Ilustraciones: Terrence M. Fehr. Traducción: Marta I. Guastavino. La versión original se publicó en 1976, en New York.

Segunda lectura. El comentario publicado  tras mi primera lectura decidí quitarlo. No estaba conforme con lo que había escrito, le faltaba fondo.

El protagonista Gunnar Thorkild es un mestizo de padre escandinavo y madre polinesia, profesor universitario que aspiraba a una cátedra que no pudo alcanzar por entender el tribunal que su  tesis era poco científica. Con el fin de demostrar la realidad de sus argumentaciones decide realizar el viaje a la  hipotética isla en el Pacífico Sur, con un numeroso equipo, cuyos componentes son: El ya citado Gunnar Thorkild, Carl Magnusson, financiador del viaje,  el abuelo Kaloni, navegante polinesio que no se servía de mapas ni   de brújulas; Molly Kaapu, vieja nativa; Martha y Mark Gilman, madre e hijo;   Sally Anderston, médico personal del magnate Magnusson, Ellen Ching , botánica; Franz  Harsanyi(húngaro lingüista), Cohen judío musicólogo, Lorillard, teniente de la Armada de los EEUU, Adam Briggs, de Alabama, tripulante del barco  , Yoko Nagamuna nutricionista japonesa, Jenny una  estudiante  ex alumna de Thorkild, las parejas Willy y Eva Kuhio , Bárbara y Charlie Kamakau,   y Tioto, todos ellos nativos y  servidores del magnate .

Todos han vivido inmersos en modelo de vida de las modernas sociedades occidentales, de costumbres abiertas, inestabilidad matrimonial con constantes y continuos cambios de parejas, olvidados o arrimados a un lado los conceptos de  hospitalidad, fraternidad, ayuda al más débil, del común interés que  debe primar sobre el particular, y, por el contrario, viven absorbidos por las luchas por el poder, la avaricia, etc.; sin convicciones religiosas, o sea, gentes “sin Dios”.

Cuando lo leí la primera vez creía que mucho de lo que aquí explicaba Morris West eran invenciones puras. Pero no es así. Comprobé que las migraciones de los polinesios por todo el Pacífico Sur , así como las motivaciones que les impulsaban, su dominio de los mares, así como su guía mediante las estrellas del cielo, Sirio, principalmente, y las costumbres y usos de esos pueblos aquí narrados por el autor australiano son reales.

También en aquella primera lectura, muchas cuestiones abordadas en la novela de particular interés, por su vigencia y porque Morris West se anticipa, pues la obra fue publicada en 1976, me pasaron por alto, y estas son:

La heterogeneidad del grupo. Lo componen hombres y mujeres de distintos orígenes étnicos, culturales, de formación  y también de edad. Los hay mayores, jóvenes  y un niño.

El aparejamiento como fuente de conflicto.

El difícil equilibrio en el ejercicio del poder. La importancia vital para una comunidad o grupo de tener un jefe (líder, un cabeza de grupo) competente. Y  más aún cuando el interés común es sobrevivir. Alguien superior al resto, capaz de tomar decisiones y asumir responsabilidades. Autoridad y competencia. Y también lejanía.

Tener un código de normas, que sirvan de marco de referencia, aprobado de común acuerdo y con la obligación de cumplirlo.

La eutanasia o “misericordia de la muerte”.

La evolución del líder que terminará con el establecimiento de grandes diferencias entre él y sus gobernados.

Las drogas.

Familia desestructurada y su influencia negativa en los niños.

La asunción de responsabilidades individuales.

La necesidad de un Dios a quien acudir, un Dios de todos. Creencias comunes, una fe compartida.

La ilusión del paraíso.

A través de las andanzas y desventura del heterogéneo  grupo, en un rincón del mundo no localizado en los mapas oficiales, afanados en y por sobrevivir   Morris West , plantea toda la problemática antes señalada .

 

 

  

Peonía, de Pearl S. Buck.

 Peonía, de  Pearl S. Buck.(1) Editorial Planeta. Colección Goliat. Título original: Peony. Traducción del inglés por Elvira Martín.  Publicada  en 1960.

Segunda lectura. La primera fue hace unos veinte años. Un libro que me gustó mucho. Quizás el que más de las obras leídas de esta autora norteamericana. Entonces lo que más me impresionó fue la personalidad de la protagonista, y su profundo  amor por David, su joven amo. Para quien, muy pequeña, había sido comprada como compañía y entretenimiento.

La escritora, hija de misioneros protestantes en China, lugar donde vivió muchos años, con su novela, según creo, pretende dejar testimonio de la realidad por ella vivida al mismo tiempo que acercar al lector, especialmente al de cultura y costumbres occidentales y además cristiano con aquel otro mundo, la China milenaria, un pueblo con costumbres y tradiciones propias e incluso distintas creencias religiosas (confusionismo, budismo y taoísmo), pero en lo elemental  típicos seres humanos  con idénticos anhelos, amores, odios, injusticias, etc., a los del otro lado del mundo. Al mismo tiempo que mostrar el papel de la mujer en aquel modelo de sociedad.

La trama gira en torno a una familia de comerciantes judíos asentados desde hace ya unas cuantas generaciones, provenientes de la India, en Kai-Feng,(2) ciudad de la  provincia de Honán.   En la que, en los momentos de la historia, segunda mitad del XIX, judíos- judíos quedan ya  pocos. Se han ido integrando paulatinamente en la sociedad china, y asumido su modus vivendi. Esta situación es reflejada en la composición de la familia Ezra, padre, madre y un único hijo varón,  quienes con Peonía son ejes centrales de la novela.

Particularmente, me sorprendió conocer que la citada ciudad de Kai-Feng, tal como leí en Wikipedia, fue “hogar de una comunidad judía durante siglos”. Y, consiguientemente, lo aquí relatado no es fruto de la imaginación de la escritora, sino reflejo novelado de una realidad. Una realidad, por cierto, muy dura, lo mires por donde lo mires,  para la mujer;  en uno y otro lado. Quiero decir, visto desde la comunidad judía como desde la comunidad china, y seas rica o pobre. Siempre en un papel secundario y para satisfacción del varón. Ambas comunidades son clasistas, machistas, y esclavistas. Con las connotaciones y trazos negativos para los individuos colocados en las posiciones más bajas de la escala social que este tipo de sociedad tienen.

En la novela, tanto los Ezra judíos como los Kung chinos, las dos familias protagonistas,  son ricas, comerciantes prósperos, con la tenencia  de servidumbre esclava, tal como Peonía, adquirida en su infancia a un traficante de niños.

Otra de las para mí grandes aportaciones halladas en esta segunda lectura fue el conocimiento de la existencia real del personaje histórico de Cixi, la emperatriz de Occidente (3).

En mi primera lectura pasó inadvertido del rechazo que originan las comunidades judías entre los pueblos en los que se asientan, por su concepto de superioridad sobre el resto de la Humanidad.  En resumen, su soberbia. Ellos son superiores, ellos son los buenos, su Dios sólo los quiere a ellos y no al resto de seres humanos.  Los personajes de la novela representativos de estas características son la señora Ezra, y el rabino con su hija Leah. A través de estos personajes y su  contraste de opiniones y de comportamientos con los otros personajes de la novela, el lector capta las contradicciones  habidas entre el ser y no ser de individuos de elevado fanatismo religioso.

 De nuevo me conmovió la historia de amor. Amor real, con sus características de generosidad, desinterés, entrega,…encarnados en Peonía.

 

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(1)Pearl S. Buck: https://www.elperiodico.com/es/ocio-y-cultura/20141025/pearl-s-buck-nobel-olvidada-3633631

(2) Kai-feng: En Wikipedia hallé esta información.

“Durante siglos y hasta su dispersión hacia finales del siglo XIX y principios del siglo XX, Kaifeng ha sido hogar de una comunidad judía durante siglos que se presentaban tradicionalmente como youtai (犹太, de Judá) en mandarín y que eran conocidos por sus vecinos chinos como miembros del Tiaojiaojin (挑筋教), lo que significa, aproximadamente, "la religión que quita el tendón (una referencia al cashrut)". Según el texto de la única sinagoga que se encontraba en la ciudad, construida en 1163, los judíos llegaron a China procedentes de la India durante la dinastía Han (entre el siglo II a. C. y el siglo II d. C.). Menciona los nombres de 70 judíos con apellidos chinos, describe la audiencia que tuvieron con un tal emperador Song cuyo nombre no se menciona, y hace una lista de la transmisión de su religión desde Abrahamhasta el profeta Esdrás. Según Tiberiu Weisz, autor del libro "The Kaifeng Stone Inscriptions: The Legacy of the Jewish Community in Ancient China" tras el exilio de Babilonia y la diáspora del siglo VI a. C.levitas desencantados y kohen marcharon con el profeta Esdrás debido a la prohibición de tener esposas extranjeras y al decreto que estimulaba los matrimonios entre las tribus de Israel, y desaparecieron para no saberse nada de ellos jamás. Weisz cree que estos judíos se establecieron en el noroeste de la India, de donde habrían emigrado a la región de Ningxia, habiendo emigrado durante la represión religiosa llevada a cabo por el emperador budista Wuzong en el año 845 d. C. para finalmente conformar su comunidad en la ciudad. La existencia ininterrumpida de este grupo étnico-religioso durante más de 700 años en un medio sociocultural dominado totalmente por los principio morales y éticos confucianos y aislado de la diáspora judía constituye un fenómeno único tanto en la historia china como en la judía.”

(3) https://historia.nationalgeographic.com.es/a/cixi-concubina-a-emperatriz-china_8433/3

miércoles, 9 de septiembre de 2020

El Cuarto Mandamiento, Booth Tarkington

 El Cuarto Mandamiento,(*) Booth Tarkington. Premio Pulitzer. Ediciones G.P. 1956. Colección Libros Plaza. Título original “The Magnificent  Ambersons”. Versión castellana de Fernando Santos. Portada de Chaco.

Hace ya unos cuantos años la leí por primera vez.

La traducción literal del título original “The Magnificent Ambersons” es “Los Magníficos Ambersons”. Leí en Wikipedia que  en Argentina, México y Venezuela  la versión castellana corre bajo el título de “Soberbia”.  Cualquiera de los tres títulos, pienso,  es ajustable  a  describir la trama argumental. Pues  los conflictos aquí desarrollados son consecuencia de la acción de seres mal educados, criados en la mayor indolencia, sin obligaciones ni exigencia alguna por parte de sus mayores en cuanto a conducta ni a nada. Haciendo lo que les ha venido en gana, y sin contar para nada  los demás, su prójimo,  ni sus necesidades, ni sus aspiraciones, sus ideas, sus éxitos, y aún menos sus sentimientos. Son, en suma, enormes sacos de egoísmo, hechos a mano  y caseros.   

Esta cuestión trascendental de la mala educación y en modo especial la de un niño rico,  de eterna vigencia a todo lo largo y ancho de este mundo, constituye la trama argumental  de la novela con el protagonismo de una  familia pudiente, los Amberson. De  fortuna no muy antigua, creada por el patriarca fundador, el abuelo Amberson, en 1876 con la  compra de unas cuantas acres de terrenos que urbanizó y  cuyos solares vendió a buen precio, reservándose unas céntricas hectáreas en las que edificó una soberbia mansión.

El escenario es una ciudad del Midland de los Estados Unidos, en los albores del  XX. Ciudad que inicia una etapa de progreso y expansión,  coincidiendo  con el auge  de la entonces naciente industria automovilística. Actividad que dará paso a una nueva clase de ricos, los fabricantes de coches de motores de explosión.

Georgie(Jorgito), hijo ,sobrino y nieto único de los opulentos Amberson es el eje vertebrador de esta aleccionadora novela.  En la que el “Amor” , así con mayúscula, pone el punto final.

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(*)The Magnificent Ambersons (Los magníficos Amberson); ​ en Argentina y en Venezuela, Soberbia; ​ en España, “El cuarto mandamiento”.​ Escrita en 1918 y premio Pulitzer de Literatura año 1919. Llevada al cine, en 1942.  Película dirigida por Orson Welles .

En 1972 y 1982; apareció respectivamente en octavo y séptimo lugar de la lista de “ Sight & Sound de las diez mejores películas de todos los tiempos.

​ En 1991, la película fue considerada «cultural, histórica y estéticamente significativa» por la Biblioteca del Congreso de Estados Unidos y seleccionada para su preservación en el National Film Registry.

 

viernes, 4 de septiembre de 2020

“Zalacaín el Aventurero”, de Pío Baroja.


 “Zalacaín el Aventurero”.  Historias de las buenas andanzas y fortuna de Martín Zalacaín de Urbía.(*) Pío Baroja. Espasa-Calpe, decimoquinta edición, 1982. Colección Austral, nº 346.

Segunda lectura.(**)¡ Libro precioso!  La primera vez me gustó,  y la segunda me encantó.

Tal como nos sugiere el título, la novela versa sobre los periplos de Martín Zalacaín, un mozalbete vasco,  cuando la última de las Guerras Carlistas en el  último tercio del siglo XIX, durante la I República Española.

Un muy  singular sujeto este mozuelo vasco, un aldeano sin recursos que desde muy chiquito demostró la particularidad de su temperamento, en el que  llevaba inscritas en su ADN la astucia, la lealtad y el coraje, características que a lo largo de toda su vida le distinguirían. Parecidas a las de su tío abuelo, Tellagorri, un espíritu libre que no conoce ataduras, el cual le enseñará  a vivir bajo sus mismas pautas de conducta. Y quien ve en su sobrino nieto su continuación.

Martín es un contrabandista. Este es su negocio. De Francia a España y  de España a Francia, por la zona rural del PaísVasco, corriendo por los montes y caseríos a uno y otro lado del Bidasoa, junto con su cuñado, un vasco-francés. Su lengua es la vasca, pero también hablan el castellano y el francés, las otras dos lenguas usadas por aquellas gentes.

Las aventuras relatadas son aventuras de guerrillas y de guerras. Tiempos como dice la linda habanera,"El meu avi", “de perfidias y de traición” . Fue un Panchito López, que vivió como un ciclón.

El personaje me ha parecido muy hermoso, tan hermoso como los paisajes y entornos descritos en esta obra correspondientes  a las provincias vascas, a Navarra y al País Vasco Francés.

¡Una gozada de libro!

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(*)Pertenece a la tetralogía «Tierra vasca», en la que también se incluyen La casa de Aitzgorri (1900), El mayorazgo de Labraz (1903) y La leyenda de Jaun de Alzate (1922).

(**) Mi primera lectura fue en una edición de la Colección Millenium, Las 100 joyas del milenio, editada por Unidad Editorial, periódico El Mundo.

martes, 1 de septiembre de 2020

Rojo y Negro, Stendhal



 Rojo y NegroStendhal (Henri Beyle). Sociedad General Española de Librería, Madrid 1982. Colección “Clásicos universales”. Edición, introducción y notas de Francisco Javier Hernández. Traducción: Emma Calatayud.

Edición crítica a cargo del profesor Francisco Javier Hernández. Un concienzudo estudio sobre Stendhal, su trayectoria vital, su obra en general y  de esta novela histórica en particular, en la que el autor reflejó muchas de sus vivencias propias, personajes y hechos reales de la época.

Ha sido  una segunda lectura. Lo leí ya hace unos años. (1) Entonces  no me gustó. Su protagonista, Julián Sorel, me desagradó. Un ególatra consumado de ambición ilimitada cuyo objetivo vital era subir en la escala social y obtener privilegios y fortuna personal. ¡Qué envidia tenía a todos los poderosos y ricos que le rodeaban! Pero principalmente no me gustó su actitud hacia las mujeres. En fin, un personaje odioso.  

El resultado fue que soslayé lo fundamental de esta novela, su valor  testimonial, ser reflejo  del modus vivendi de las pretendidas clases superiores  de  la sociedad francesa, tanto la de provincias como la parisina. O como bien dice el dicho: “Los árboles no me dejaron ver el bosque”. Un bosque rico en hechos históricos concernientes a la Francia  de  la Restauración Borbónica tras la caída del Imperio Napoleónico. La Francia que ha pasado, tras  sucesivas etapas (Revolución, Terror, e Imperio) del Antiguo (monarquía absoluta) al Nuevo Régimen (soberanía popular). Tiempos convulsivos y hasta sangrientos, en los que unos subían mientras  otros bajaban en la escala social, unos asesinaban y otros eran asesinados, unos se empobrecían y otros se enriquecían, unos huían y marchaban  al exilio y otros regresaban…Pero, en definitiva, la sociedad francesa seguía dividida en clases y los ricos y poderosos continuaban con su saco de privilegios y sus vidas transcurriendo de maneras y modos bien diferentes y muy lejanos  a las de la mayoría de las gentes, es decir, el pueblo llano. Antes: aristocracia y pueblo llano, después aristocracia, burgueses y pueblo llano.

Pero vayamos al comentario. La novela consta de dos partes o libros. En el primero  se ofrece, con multiplicidad de detalles,  el mundo de la élite de provincia. En la obra escenificado en Verrières y Bezançon, ciudades  del Franco Condado, al este del país, colindando con Suiza. Las autoridades locales son  la  nueva élite, los nuevos ricos; en su mayoría seres codiciosos y corruptos, especialmente desde una perspectiva moral, de orígenes tan oscuros como sus fortunas. Funcionarios, comerciantes y propietarios rurales, de riquezas recientes de las cuales hacen ostentación y cuyo lema es el “tanto tienes tanto vales”. Les encanta aparentar.  Un mezquino panorama humano. Un  mundo estrecho y hasta insoportable, pese a la belleza del entorno natural que lo rodea.

En esta parte también se muestra la atmosfera, la llamaremos así,  de un  seminario de la Francia del XIX. Cuyos pupilos son, mayoritariamente, aldeanos pobres sin vocación  que” ven en el estado eclesiástico una larga continuación a esa dicha: comer bien y tener un traje que les caliente en invierno” (pág.198) Individuos limitados, de pobreza material pero, mayormente, espiritual. En palabras de Stendhal “seres toscos, no muy seguros de entender las palabras latinas que repetían una y otra vez a lo largo del día (…) y preferían ganarse el pan mascullando palabras latinas a tener que hacerlo cavando  en la tierra” (pág.192). De cuyo conjunto sólo un tercio estaba atraído por una vocación sincera. Siendo la hipocresía, las envidias, la delación y el espionaje actitudes generalizadas, mientras que la excelencia en el aprendizaje de dogma, de historia eclesiástica, etc. que se seguían en el seminario era un pecado espléndido (pág. 192). Y el que de ellos, los seminaristas, tuviera espíritu crítico  bien hacía en disimularlos, porque esta característica  era imperdonable. Ése, pobre, allí, en el seminario, sólo alcanzaría  antipatías, rechazo generalizado y marginación.

Según el cuadro dibujado por Stendhal en su novela, la estrechez de miras no quedaba circunscrito tan solo a los seminaristas, también entre los padres que regentaban el centro se daban serios conflictos e intrigas, que estaban divididos entre jansenistas y jesuitas; y sus luchas eran terribles.

 A todo lo largo de la obra salen muchos sacerdotes , de categorías distintas en la Iglesia, siendo dignos de citar por su ejemplaridad , el padre Chélan, el preceptor, si así se puede llamar, de Julián Sorel. Él le enseñó Latín y le facilitó lo pocos libros que le iniciaron en el maravilloso mundo de la lectura. Un piadoso hombre de Dios, que vela por los pobres y necesitados, busca la justicia social  y vive en pobreza. Y el Padre Pirard, un jansenista, director del Seminario. Los dos guiarán por  buen camino y ayudaran a Sorel, confiados en la falsa vocación del joven.

Un, pienso, muy triste cuadro el pintado por el escritor francés en relación a la conducta nada cristiana de muchos de los personajes eclesiásticos que aparecen en la novela, ocupados y  entretenidos en intereses  mundanos y en sus luchas  por el poder político y la colocación de amigos y deudos en puestos de privilegio . Y olvidados de su función principal de llevar a los hombres el mensaje evangélico para la salvación de las almas.

 

En la segunda parte del libro, el escenario principal es París. El París de la clase rica. La de aristócratas retornados del exilio, alto clero, pares, y militares de rango, con sus espléndidos palacetes dotados de amplios y numerosos salones y estancias en los que el lujo y la riqueza muestran la magnificencia de sus dueños. Son los que mandan y están convencidos de su superioridad.  Superioridad por el hecho del linaje familiar. Duques, condes, marqueses, obispos,…en su mayoría gentes ociosas de doblez  moral, que sólo persiguen aumentar sus fortunas y rango social. Mundo diametralmente distinto al otro, al de Verrières y Bezançon. Allí unos rústicos, aquí unos opulentos sofisticados, convencidos de su superioridad sobre el resto. ¡Unos fatuos!

Muchos son los personajes intervinientes en esta novela, pero sólo comentaré tres. Y empezaré por el protagonista, Julián Sorel. Ya dije que no me agradaba. Según explica el profesor Hernández en su introducción, el autor, Stendhal se identifica con él en unos cuantos aspectos. (¡¡¡!!!)

Sorel es un individuo ambicioso, racional e hipócrita. Odia a los suyos, a su padre y hermanos, y a todos los que tienen lo que el desearía tener: nobleza de cuna, dinero y poder. No hubo un enamoramiento pasional hacia ninguna de sus dos amantes, sino que estas mujeres eran de clase muy superior a la suya. Del mismo modo que abraza la sotana para hacer carrera, cuando su inclinación primera fuera seguir carrera militar. Tiene como cualidad excepcional una espléndida memoria que le permite reproducir literalmente en latín, la Biblia. Este facultad excepcional le servirá de catapulta para sus ambiciones personales..

El personaje de la Sra. de Rênal, la dama rica de provincias, me ha parecido real.  Es una mujer joven casada a los dieciséis años con un hombre veinte o más años mayor que ella. Mujer de convicciones religiosas, y amorosa madre. Cuando conoce a Sorel tiene unos veintiocho años y es madre de tres hijos cuyas edades oscilan entre los doce y los siete años. Vive por y para ellos. Son su realización.

Matilde de La Mole, es una joven aristócrata de París, favorecida por la fortuna y además muy bella, aunque, a mi juicio, carente de moralidad, si bien aparenta todo lo contrario. Un mirlo blanco que arrastra tras de sí una corte de caballeretes de alta cuna y riqueza, compitiendo por su amor. A los que ella considera vacíos, pero son muy parecidos a ella.

Trama  y principalmente el desenlace final  muy fantasiosos, al menos así me lo parecieron a mí, aunque  el profesor Hernández en unas de sus citas a pie de página, advierte que están basados en hechos reales.

El valor de la novela, en resumen,  está en las numerosas alusiones a hechos y personajes históricos de la Francia de la Restauración Borbónica,  y la descripción de  situaciones y ambientes  que en aquella época se dieron y, principalmente, los tipos humanos  descritos. Entre los que destacan los universales vividores sin convicciones propias y carentes de prejuicio o moral que tratan de situarse en puestos públicos para enriquecerse o medrar.  Los ambientes descritos son corruptos. Los que están en las instituciones y lugares privilegiados  de la sociedad, incluidos en los estamentos religiosos, no lo están por méritos personales: el nepotismo, “los enchufes” y demás métodos de corrupción son los que allí les han aupado.

Para terminar  quiero explicar el porqué del titulo. El rojo representa la carrera o el mundo militar, y el negro la clerecía. Dos ámbitos, militar y religioso, en los que los  oportunistas de la época se lanzaban a su lucha por alcanzar fama, dinero y poder.

 

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1) Aquella primera lectura fue en una edición de Editorial Alba, año 2002. Entonces no me gustó. Su personaje protagonista, Julián, me resultó muy  antipático, un ser ambicioso, sin sanas convicciones,  desleal, rencoroso y  con unas ganas locas de subir. Un oportunista.