sábado, 27 de agosto de 2022

La noria, Luis Romero.

La noria, Luis Romero. Círculo de Lectores, 1971. Cubierta, Izquierdo. Dedicado a sus padres. Premio Nadal 1952.

Empezaré por la definición de noria: “Una norianoria de feriarueda de Chicagorueda de la fortunarueda Ferrisrueda giganterueda moscovitaviaje a la luna o vuelta al mundo, es una atracción de feria o parque de atracciones consistente en una rueda en posición vertical con góndolas, cabinas o simples asientos unidos al borde, que funciona girando (mediante un mecanismo o motor) alrededor de un eje horizontal perpendicular al plano de la rueda. Suelen usarse para ver el paisaje de alrededor. “(Definición tomada de Wikipedia)

No obstante el buen escogido título, la novela bien podría haberse llamado “Barceloneses”, tal como Joyce bautizara con “Dublineses” a su obra de juventud sobre las gentes de Dublín, pues lo que “La noria”  describe, a través de treinta y siete historias, es  la Ciudad Condal de mediados del  pasado siglo XX, durante una jornada completa, es decir, desde un  amanecer  hasta el amanecer siguiente.

Treinta y siete narraciones en torno a  las gentes de la Barcelona de los años 40, personificadas por distintos tipos humanos. La lectura nos lleva de un personaje a otro y  de sus conflictos, al mismo tiempo que recorremos plazas y calles de  los distintos barrios de la ciudad: una joven prostituta cara, un taxista, una dependienta, un catedrático, un estudiante, una enfermera, un viejo cura… Ronda Universidad, Pelayo, las Ramblas, Rambla de Cataluña, Puertaferrisa, Montjuich, la Catedral, Santa María del Mar, el Pino, Gracia, el Mercado del Borne, el Tibidabo…

Particularmente he disfrutado con esta lectura que me ha hecho evocar tiempos e imágenes de  Barcelona; ciudad en la que viví muchos años. ¡Media vida! Allí estudié, trabajé, y formé una familia.  ¡Una hermosa ciudad! (*)

De las treinta y siete historias, la que más me agradó fue “Berta la buena”. Un alma humilde, enfermera vocacional. Buena hija y buena persona, solicita con sus congéneres y persona de fe, de fe sincera. Un lindo personaje.

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(*)La Barcelona de hoy vista desde un cubículo de mi particular noria: Al presente, no me identifico para nada con la Barcelona que yo conocí cuando vivía en un histórico y céntrico barrio barcelonés. Muchas calles y plazas tienen distinta denominación, y las que han conservado el nombre, están rotuladas en catalán. Si subes por las calles Aribau o Montaner, te pasmas ante las pinturas y grafitis que ensucian, pues no me atrevo a decir que adornan, las persianas de los locales. Muchos de ellos con el cartelito de “Se Alquila”, “Se traspasa”, “Se Vende”, indicativos, resumiendo,  del cese de la actividad en ellos. Una parte del Ensanche Barcelonés convertido hoy en barrio gay, las antiguas “Bodegas Marcelino” regentadas por chinos, la existencia de  numerosos  colmados o tiendas de pakistaníes, con dos o más de ellos  en una misma travesía, abiertos al público las veinticuatro horas del día. La Plaza de Cataluña, antaño neurálgico centro financiero y flanqueada por numerosas sucursales de entidades bancarias, (Banco de Bilbao, Banco de Aragón, Banco Central, Banco Vizcaya, Banco España, Banco Popular y el majestuoso Español de Crédito), hoy  reemplazadas por  establecimientos comerciales, o grandes centros informáticos... Cambios por una parte fruto del mucho tiempo transcurrido desde la época descrita en la novela, década de los 40, unido a la evolución económica experimentada en España y muy especialmente en Barcelona, a cuyo cambio urbanístico, no hay que olvidar,  contribuyeron, y mucho, los juegos olímpicos celebrados en 1992, y también, puede que mayormente, a los cambios experimentados en la gobernación de las instituciones socio-políticas y económicas de la comunidad catalana. La cosmopolita ciudad de Barcelona es al presente, en muchos de sus barrios, una gran Babel.

 

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