Últimos días en Berlín, Paloma
Sánchez-Garnica, Finalista Premio Planeta 2021, Editorial Planeta, dic.
2022. Libro dedicado a “Manolo, por todo y por tanto…”
Voluminosa novela ambientada en los momentos históricos de
la instauración del comunismo soviético en Rusia, y del régimen nazi en
Alemania. La cual, pese a su extensión, mantuvo mi interés hasta el final.
El principal protagonista Yuri
Santacruz, es un ruso de origen español que, siendo niño, le tocó vivir la Revolución
Rusa. Y, posteriormente, ya joven adulto, el nazismo alemán. San Petersburgo
(Rusia) y Berlín (Alemania) serán los escenarios principales.
La situación de precariedad
absoluta, miedo, inseguridad y angustias por la que personas de clase
acomodada, tales como Yuri y su familia, experimentaron tras el triunfo de la
revolución bolchevique, en la Rusia de los años veinte del pasado siglo, es
descrita con detalle. Dura experiencia en la que se vieron desposeídos de todos
sus bienes, marginados, perseguidos y odiados, en un ambiente de general
miseria, insalubridad, delación, barbarie y falta de lo más elemental, agravada
con los durísimos inviernos rusos. Las descripciones de estos ambientes y las
vicisitudes por las que atraviesan los personajes, me hicieron recordar “Aventura
en Moscú”, de Cecil Roberts, (“Pilgrim Cottage”, título en inglés)
ambientada, en parte, en aquella época y lugar.
Pero es Berlín, a partir de
1933, con la subida de Hitler al poder, hasta el final de la SGM, el lugar y el
tiempo en los que se centrará la historia. Se describen o son citados todos aquellos
acontecimientos históricos más señalados, acontecidos en aquellos años, así
como su repercusión sobre la población civil, como, a título de ejemplos, la
noche de los cristales rotos, del 9 al 10 de noviembre de 1938, en Alemania. Y la masacre de Katyn, el
asesinato de miles de polacos por parte de los soviéticos en 1940, pero
atribuido a los nazis alemanes.
En la novela son reflejados los
duros cambios producidos en estas sociedades, rusa, y alemana, respectivamente,
producto del establecimiento de estos gobiernos totalitarios, en los que las
libertades individuales y colectivas, así como los derechos humanos fundamentales
como la libertad intelectual, son anulados, a la par que se popularizan las
persecuciones, los chivatazos, la represión, los abusos de poder y la
consideración como disidente a todo el que piense distinto de lo establecido
por la jerarquía dominante. Creándose verdaderos estados de terror, con el
agravante de que las condiciones de vida de la mayor parte de la sociedad,
lejos de mejorar, empeora hasta límites inimaginables con la carencia de lo más
elemental.
Otro de los logros hallados en
la novela, estimo, son los encabezamientos con los principios de propaganda de Goebbels,
con los que se inician muchos de los capítulos, anunciadores del rumbo de los
acontecimientos descritos en ellos. Particularmente, llamaron mi atención, los
siguientes:
Principio
de orquestación. (pág. 72)
La
propaganda debe limitarse a un número pequeño de ideas y repetirlas
incansablemente, presentadas una y otra vez desde diferentes perspectivas, pero
siempre convergiendo sobre el mismo concepto. Sin fisuras ni dudas.
Si una mentira se repite
suficientemente, acaba por convertirse en verdad.
Principio
de la vulgarización. (pág. 137)
Toda
propaganda debe ser popular, adaptando su nivel al menos inteligente de los individuos
a los que va dirigida. Cuanto más grande sea la masa a convencer, más pequeño
ha de ser el esfuerzo mental a realizar. La capacidad receptiva de las masas es limitada, y su
comprensión, escasa; además, tienen gran facilidad para olvidar.
Principio
de la transposición. (pág.235)
Cargar sobre el adversario los propios
errores o defectos, respondiendo el ataque con el ataque. Si
no puedes negar las malas noticias, inventa otras que las distraigan.
Compartiendo protagonismo con
Yuri Santacruz, están Claudia y Krista, ambas enamoradas perdidamente del mismo
hombre. Trío acompañado de un nutrido elenco de personajes secundarios entre
los que quiero destacar a la Sra. Metzger, muy entrañable y Fritz, el honrado
periodista. También, mezclados en la trama, aparecen muchos personajes reales,
es decir, históricos. Figuras relevantes y conocidas tanto de entre los comunistas
soviéticos, como de entre los nazis alemanes.
Igualmente me gustó que, lejos
de lo que suelo encontrar en muchas de las obras de autores contemporáneos, es
decir, de ahora, no hay el recurso – al parecer obligado- de detalles más bien
escabrosos en cuestiones sexuales, rayando en la chabacanería y la grosería. En
resumen, entretenida novela ambientada en momentos históricos vitales que
conmovieron al mundo, y de cuya lectura aprendes mucho.
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