sábado, 12 de abril de 2025

“El hereje”, Miguel Delibes

“El hereje”, Miguel Delibes. Ediciones Destino. Premio Nacional de Narrativa 1999. Dedicado a Valladolid.

La leí antes que “Demian” y que “Misterio en el Caribe”, pero desconozco los motivos por los que he ido posponiendo su comentario. Parece que ahora, por fin,  llevo ánimos de hacerlo. 

Novela clasificada como histórica. Fue la última de Delibes y, como antes cito, dedicada a su ciudad natal, Valladolid, contándonos sobre sus gentes, paisajes, costumbres e históricos y tracendentales hechos que la conmocionaron, en tiempos de los Austrias, en relación a la  persecución de los seguidores de Lutero y la ejecución, en el auto de fe de mayo de 1559, de los considerados cabecillas . 

Con el fin de amenizar tema tan espinoso, Delibes utiliza el personaje ficticio de Cipriano Salcedo como eje vertebrador, cuya semblanza personal y andanzas vitales suavizarán la historia y, en alguna ocasión, hasta te harán reír.  Bueno, a mí me hicieron reír.

Cipriano es descrito como un hombrecillo muy menudo, dotado de fuerza extraordinaria, velludo, y más bien feo. Huérfano de madre e hijo único de un acomodado comerciante que no tuvo ni mostró afecto alguno por el hijo. Desafección que marcó, y mucho, al personaje.

En la trama se compaginan realidad y ficción, es decir, hay personajes y hechos históricos mezclados con los  fruto de Delibes. Entre los primeros tenemos a  la familia Cazalla, incluida la madre de éstos Doña Leonor de Vivero, a Carlos de Seso, a la jovencísima Ana Enriquez  y a Herrezuelo , por citar alguno de los más sonados. Y, en cuanto a los de ficción, encabezados por Cipriano, tenemos a su padre y a su tío paterno, a Minervina, la jovencísima nodriza que lo crió, a su suegro y a Teo, su esposa; estos dos últimos, particularmente, muy singulares, y los capítulos e historias, protagonizados por los mismos, fueron para mí, los de mayor amenidad.

Pero, como antes ya apunté, el tema de fondo es la expansión , represión  y aborto del protestantismo, en su rama luterana, por la zona de Valladolid, en tiempos de Carlos V y Felipe II, con el Tribunal de la Inquisición, el Santo Oficio,como  látigo o mazo castigador, encargado de mantener la ortodoxia católica en todo el imperio. Convulsivos tiempos en los que la delación, el miedo, el fanatismo religioso, la tortura, las envidias y los odios se enfrentaban, en lucha desigual, a la rectitud o integridad moral, la fe sincera, la lealtad, la tolerancia y la libertad de conciencia.De lo que,el capítulo último "Libro III:El auto de fe" es máximo exponente. 

No quiero cerrar el comentario sin señalar que, en múltiples ocasiones, tuve que echar mano del diccionario,  dado el rico léxico de este escritor castellano viejo, del cual he leído varias de sus otras novelas, entre ellas “El camino” y “El príncipe destronado” que recuerdo con especial agrado. Pero todas, absolutamente todas las novelas de Delibes, han sido lecturas con las que no sólo he disfrutado sino también he aprendido mucho.



 

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