Agustín Yáñez (México, 1904-1980) | |
Escritor y político mexicano. Publica en 1947 Al filo del agua, novela que narra la vida de un pueblo católico del centro de la república, Jalisco, de donde era originario (como Azuela, Rulfo, Arreola), sacudido de su marasmo por los presagios del cambio revolucionario de 1910. A diferencia de los novelistas de la Revolución Mexicana, Yáñez relata los acontecimientos desde la distancia de una prosa ceñida y suntuosa, con intención estética. Su aspiración era lograr una síntesis de la historia mexicana. Más aún: la idea de la historia como eterno retorno. Escribió numeroso relatos y novelas: Flor de juegos antiguos (1942), Melibea, Isolda y Alda en tierras cálidas (1945), La creación (1959), La tierra pródiga (1960), Ojerosa y pintada (1960), Las tierras flacas (1962). Incursionó también en la historia, fue gobernador de su estado natal, miembro del Colegio Nacional y la Academia Mexicana de la Lengua. © eMe |
5) El conocimiento profundo de la Fe Católica, de sus fiestas, santoral y oraciones.
Como dije, me llamó mucho la atención los nombres asignados por el autor a ciertos personajes, lugares e incluso a alguno de los animales de su novela. Puede que escondan una interpretación más universal de esta obra, de los tipos humanos y de los conflictos sociales allí descritos, que no la simple circunscripción de éstos a un trozo del México rural (Jalisco), después de su Revolución, como inducen a pensar las biografías de Agustín Yáñez, o el prólogo del libro, firmado por Manuel Andújar. El propio Yáñez nos da indicios cuando explica cómo el prolífico don Epifanio cuidaba mucho, antes de bautizar a cada uno de sus hijos, de asignarle el nombre propio más adecuado a sus características personales y, consecuentemente, al papel que le deparaba dentro del clan. Pero, bueno, vayamos a lo del significado de algunos de los nombres con que Yáñez bautizó a sus criaturas de ficción:
Jacob: "el que toma por el calcañar" o "el que suplanta". Nombre del patriarca del Antiguo Testamento, padre del pueblo hebreo; fue hijo de Isaac y de Rebeca y hermano gemelo de Esaú, a quien quitó la heredad.
Betania: Lugar de la antigua Palestina, a 10 Km. al S. de Jerusalén y al pie del monte de los Olivos.
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(*) Interiorismos, vocablo utilizado en el prólogo en alusión a los pensamientos de los personajes.
El Pifas y sus bastardos, los Trujillo, son los que mandan en Tierra Santa. En donde son respetados y temidos, principalmente esto último, por sus atropellos. Los Trujillo aquí descritos, según creo, representan a la clase dominante de una sociedad cualquiera. Esos pocos, casi siempre unidos por fuertes lazos de parentesco o de intereses comunes; con similares maneras de hacer las cosas que les distingue de los otros, y en cuyas manos el poder económico y político suele concentrar bienes y riquezas. Fortunas, muchas veces de turbio origen, fruto de abusos, explotación y usura.
Cuando Yáñez eligió el apellido Trujillo para este clan de explotadores de una comarca, quizás lo hiciera pensando en otro explotador sanguinario, muy famoso en aquel otro lado del mar, el dictador Trujillo de Santo Domingo. Puede que sí.
Don
Jesusito, el fregaquedito:
El peor de los Trujillos malos , Don Jesús, don Jesusito, el fregaquedito o puérpera maldito, o el mátalascallando, apodos que nos muestran cómo estaba conceptuado por el resto de la comunidad . Descrito como un maquinador astuto, torcido en su pensamiento y en su obra, que no quiere ni tan siquiera a su madre, especializado en la tergiversación y el engaño, un falso, de los que tira la piedra y esconde la mano. Cuyo poder estaba en su particular modo hipócrita de ser, en el saber decir digo y luego diego, en la suavidad de sus modos y maneras, así como en el tono moderado de su voz y de sus modales, lejanos de toda estridencia o demostración de bravura o de fuerza, y que escondían a un ser perverso en grado superior, para el cual la traición, el engaño, y la falsedad, junto a la tergiversación y la manipulación, acciones todas éstas de su dominio, eran sus armas más eficaces. Estas características le han aupado en la estima de su progenitor y en el temor entre los demás.
Su desamor y deslealtad hacia el prójimo- insisto- son superiores, sólo se quiere a sí mismo. Individuo sin ningún tipo de escrúpulos que emplea su sagacidad en acciones de maldad y crueldad infinitas para con el resto de sus congéneres. Su trayectoria de traiciones y engaños comienza con el abandono de los principios y valores en los que había sido educado.
Siguiendo con mi costumbre de extrapolar
a mi realidad cotidiana los personajes o las acciones que leo en las novelas,
esta figura
literaria de don Jesusito, la
identificaría con cualquiera de los responsables máximos(editores y empresarios) de
los medios de comunicación, tv, radio, prensa, escritores, que sirven al tándem del
poder político-económico del momento y lugar, y que, para congraciarse con éste,
intencionadamente manipulan, silencian o tergiversan los hechos a su
conveniencia y son, a la postre, uno de los elementos más dañinos para la
sociedad o grupo social.
Miguel Arcángel Trujillo / Jacob(*) Gallo”
“Miguel Arcángel Trujillo / Jacob(*)
Gallo”, los dos nombres o identidades con los que es conocido en
la novela el mismo personaje, un sujeto especial entre los suyos,
“los Trujillos”, porque es uno de los numerosos hijos del Pifas, en el que éste vio cumplidas " la fuerza y la maña, juntas:
la fuerza bruta y la soterrada", cualidades que al parecer de su
progenitor le hacían el más apropiado y digno para sucederle en la
jefatura de la heredad por él creada.
En Miguel Arcángel o Jacob Gallo, el autor, según creo, personificó la doblez o
la imagen falsa que algunos
gobernantes y políticos-independientemente de la ideología que digan
representar-ofrecen ante sus congéneres y bajo la cual ocultan su única y
primordial intención y objeto de su interés, que es el control único y absoluto
del poder del colectivo o sociedad en la que participan.
En
su novela,Yáñez nos da ocasión de razonar que éste,
en apariencias distinto elemento del mismo clan, Miguel Arcángel, fue
así denominado, es decir, se le impuso este nombre , al ser considerado
por su perverso padre el mejor entre sus hermanos; y por tanto el peor para el resto de aquella comunidad.
Este personaje es descrito en los negocios privados como afanoso
individuo, buscador de tesoros ocultos, quien a la par
que los encuentra se los apropia.
Y en el ámbito público, como político
audaz y gran manipulador que sabe
conquistar a las masas. Gobernante de los que en lugar de frustrar
las insurrecciones, no hace nada con el fin de luego reprimirlas con
contundencia y aprovechar la ocasión para eliminar todo posible contrincante e
inoportunos testimonios. Es decir, sin remilgos ni escrúpulos utilizará a su
conveniencia el poder y la fuerza para aparentemente "devolver"
el orden a una sociedad civil, a la cual, de modo artero, antes se le ha
obligado a precipitarse por los cauces del desorden y la insubordinación como
respuesta a una constante injusticia social cargada de abusos y atropellos
sobre los más débiles. ¡Cuán parecido a la realidad!
Transcurridos ya unos cuantos años desde mi última lectura, reflexiono que estos Trujillo que califiqué menos malos puede que de hecho sean "los peores". ¿ Por qué? Porque sus fines son los mismos que los de sus hermanos, o sea, la apropiación y el aprovechamiento monopolizado de las riquezas de la comunidad en exclusivo beneficio propio; pero a los que denominé "malos" se les conoce, no engañan ya a nadie, mientras a éstos sólo un ojo avizor como el de la curandera Matiana, perspicaz conocedora del alma humana, es capaz de vislumbrar la verdad de las intenciones que ocultan estos siniestros personajes.
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(*) Jacob,
el mítico patriarca bíblico, que suplantó a su hermano Esaú para en su
lugar recibir la bendición paterna.
Debo señalar que mi admiración y
alabanza por la obra de Agustín Yáñez va en
aumento, según leo o releo párrafos y capítulos que me llevan a
reflexiones como la más arriba expuesta. ¡Qué conocimiento del ser humano
y dominio en transmitir ese saber!
Los argumentos de sus alegaciones pueden resumirse en estas frases por mí escogidas:
“Cierto. Así es. Pero yo tenía mi moral con sus principios, según los que creí obrar bien... a ninguna engañé y a todas cumplí...Las hice aprender su catecismo para que luego lo inculcaran a las criaturas...es lo que más me gustaba en el mundo...queriéndolas a montones...no veía cosa mala porque para mí eran hechura de Dios...el regalo más precioso que Dios hizo a los hombres...nunca se convenció mi naturaleza de que fuera pecado...lo veía en los animales, criaturas, al fin, como nosotros, con iguales instintos, que obedecían...sin hipocresías, el mandato del Padre Eterno: crezcan y multiplíquense...me multipliqué , sin miedo a cargarme de familia y de responsabilidades...Yo tenía buenas intenciones...hacía sentirme a imagen y semejanza de Dios, que creó todas las cosas...sentía el gozo inacabable...de poder crear...por la hermosura del acto creador y de las criaturas escogidas para compartir la sabrosa tarea. El que da la vida tiene que luchar por conservarla bien robusta...los santos antiguos, como San Abraham, San Jacob, San David, SanSalomón...tuvieron pilas de mujeres. Entonces...estos ejemplos, que sirven para tranquilizar mi conciencia...para componer mi moral, y alentarme no sólo a tener tantos hijos...sino ganados incontables, y casas y tierras y dominios. Esto exigía dar muestras de poder...tampoco tenía mucha religión; pero con mi moral propia, nunca llegué ni a los vicios ni a los abusos y crueldades de...Nunca desconocí ni me burlé de mis compromisos, ni nada tomé sin comprometerme...Tuve que ser duro. Si se me pasó la mano alguna vez, nunca fue por divertirme...Si yo cumplía, era justo exigir que cumplieran...mucho tiempo me tocó (resistir los golpes), y cuando me llegó la de poder golpear, lo hice a la preventiva y a la defensiva. Se me achaca haberme quedado con lo ajeno, haber exprimido al prójimo...Fui hombre alegre. No cruel....Acepto mi gula...a nadie se le negaba de comer en mi casa...me negué a construir capillas...yo digo que para rezarle a Vd. y a los Santos, en cualquier lugar se puede...el cielo raso es suficiente y más directo para levantar los ojos y rezar...no fui incrédulo... A lo que sí francamente me opuse siempre fue a que se acuda a las abusiones y al conformismo para querer ocultar la flojera, la cobardía, la ignorancia y demás vicios, y a confundir religión con hechicería...”
Por la larga lista de descargos se aprecia que Don Epifanio,/el Pifas en su soberbia ante sus "éxitos" terrenales, se creyó un dios, amo y señor de vidas y haciendas, estableciendo leyes y normas por las cuales se regía; acoplando, cambiado o tergiversando, a su parecer y arbitrio, las pre-existentes y naturales; recreando un mundo y legado, ¡qué legado! para unos herederos, todos dotados de señas específicas al clan, similares a las del progenitor y como él, ambiciosos, habilidosos hasta el enredo y aprovechamiento máximo del contrario; sin prejuicios, ni límites morales, cuyas aspiraciones se centraban, exclusivamente, en la tenencia de bienes y de riquezas materiales.
La ficción de Yáñez nos brinda la oportunidad de ver el merecido final de un mundo montado sobre principios y leyes tan egoístas como personales.
Miserere mei, Deus. [10] Auditui meo dabis gaudium et
laetitiam, et exultabunt ossa humiliata. Miserere mei, Deus. [11] Averte faciem tuam a peccatis meis, et omnes iniquitates meas dele. |
¡Oh Dios, apiádate de mí! |
Entre las cosas que más me impactaron de esta novela- como antes ya dije- estaban su sentido y conocimiento de la Fe Católica .Aspectos bien reflejados en el capítulo de la muerte del patriarca, titulado “El juicio”, con un Don Epifanio que acaba sus alegaciones "encandilado" ante la Presencia de Dios Misericordioso y se arrepiente. (pág. 184, penúltimo párrafo).
En esta obra, al igual que en "El Cardenal" de Henry Morton, y en las “Leyendas y Cartas de Bécquer”, el lector halla oraciones, plegarias, alusiones constantes a Dios, a su Misericordia, al alma, a la vida eterna, y, en suma, al ser humano como criatura de Dios y para Dios . Ello me induce a preguntarme si en nuestra moderna sociedad no estaremos olvidando la milagrosa práctica de la oración y de invocar el favor de la intervención Divina.
Creo que ahora, desgraciadamente, en lugar de como antaño los muchos recurríamos a Dios, se recurre a la magia, a las hechicerías u otras prácticas zafias, llenas de vividores, de oportunistas y de charlatanes, que se aprovechan de las necesidades, de las penas y de la ignorancia ajenas. Y alrededor de los cuales se han montado fantásticos negocios de adivinación, imposición de manos, videncias, etc. etc., que, con total impunidad, proliferan y se anuncian en casi todos los medios de comunicación. Incluso en revistas y publicaciones de contenido relacionado con la salud del cuerpo.
¿Y el alma? – me pregunto - ¿Nos
preocupa el alma? Ya cité cómo Bécquer en
su leyenda titulada "Miserere" coincidió con Shakespeare en
su tragedia "Hamlet, el príncipe de Dinamarca" en abordar la gravedad
para el alma de aquellos creyentes cristianos sorprendidos por la
muerte sin haber podido reconciliarse con el
Creador mediante el arrepentimiento de sus culpas.
Cuestión que también, pienso, es planteada por Yáñez en
"Las tierras flacas" con la muerte súbita del patriarca mujeriego y
las posteriores apariciones de su alma en pena procurando cerca de los de su
prole la rectificación de sus últimos y más sonoros atropellos, y así poder, al
fin, descansar en paz.
Por último, transcribo mi comentario sobre el libro, realizado en 1995, cuando mi primera lectura. Entonces me centré en la historia contada y en sus personajes:
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http://silvia-aquellosprimeroslibros.blogspot.com.es/2012/02/las-tierras-flacas-agustin-yanez.html