Mostrando entradas con la etiqueta Frederick Forsyth/J.Ferrer Aleu. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Frederick Forsyth/J.Ferrer Aleu. Mostrar todas las entradas

domingo, 10 de mayo de 2020

Los perros de la guerra, de Frederick Forsyth.


Los perros de la guerra,(*) de Frederick Forsyth. Círculo de Lectores, 1975. Título del original inglés, “The dogs of war”. Traducción, J. Ferrer Aleu. Cubierta, Farré Huguet.

Segunda lectura. La  primera fue en 2005.(**) Entonces no me percaté de la denuncia que esta novela encarna, publicada en 1974, mucho tiempo antes de que los numerosos escándalos financieros protagonizados por prestigiosas multinacionales, cuyos consejos de administración estaban compuestos por la crème de la crème mundial,  pusieran en evidencia tanto la catadura moral de sus máximos administradores como la mala praxis contable practicada en sus empresas,   .(1)

Y también, en aquel entonces, al menos, en España,  a los comunes mortales nos resultase muy lejano o casi desconocido, el tema de las cuentas en paraísos fiscales con la doble finalidad  de evadir impuestos y de guardar y movilizar fondos de procedencia dudosa o ilícita.  Cuestión que, al presente, luego de los famosos Papeles de Panamá, el legado de Pujol, la lista Falciani, las amnistía fiscales a los titulares de cuentas en Liechtenstein, Suiza, etc.,    y  mucho antes por las cuentas secretas del BBVA en Jersey, sabemos ha sido práctica habitual y común de muchos de nuestros ricos y famosos.

Muchas veces he recordado esta singular novela escrita por alguien que  habla con conocimiento fruto de la propia experiencia, pues fue miembro de los Servicios Secretos británicos, el famoso MI6, y  ejerció, asimismo, como periodista y corresponsal de la Agencia Reuters. Forsyth no inventa. Narra experiencias y hechos tomados de la realidad. Cosas vistas, oídas y de algún modo vividas. Su mérito, el mérito de sus obras  está en contar, con lujo de detalles, situaciones aparentemente de ficción; pero, por desgracia, parecidas, casi idénticas, a la realidad.

La realidad de un mundo  en el que la infamia, la avaricia sin límites, la impiedad, la crueldad y la deshumanización más absolutas imperan.
.
La novela comienza y termina en África. Continente fructífero en riquezas naturales, pero cuyas gentes oriundas, en su mayoría son pobres. Muy pobres, azotados frecuentemente por hambrunas, encarnizadas luchas étnicas, epidemias, y continuada explotación laboral, algunos incluso en condiciones de esclavitud, y , lo todavía más triste e injusto, de la consideración de inferioridad que pesa sobre el nativo (autóctono) africano, debido al color oscuro de su piel. Países jóvenes, con divisiones arbitrarias de fronteras establecidos en virtud de criterios e intereses políticos y económicos foráneos, nacidos en el pasado siglo XX, tras cruentas guerras contra sus metrópolis europeas, en las que los mercenarios de blanca piel y nacionalidad extranjera  jugaron importante papel.

La novela de Forsyth  brinda al lector variedad de tramas en las que se  reflejan todas las situaciones antes apuntadas y también los “negocios” que de ellas se derivan. Entre las cuales, creo destacable la del golpe de estado en una desconocida y remota república africana.  Acción promovida y  financiada por un potentado de la City londinense, James Manson, persona sin ningún tipo de escrúpulos ni de humanidad,   con la colaboración de otros dos muy parecidos a él, empleados suyos, los cuales, movidos por idéntico  desmedido amor al  dinero,  llevarán a cabo todo-  absolutamente “todo” - lo que se les pida. Aunque ello- bien lo saben- implique la muerte, el hambre y la miseria de millones de otros seres humanos. 

Particularmente considero admirable la descripción que Forsyth hace no sólo del mundillo de la City londinense, (2) sino también de los altos ejecutivos,   en la ficción encarnados en las figuras de James Manson,(3) y sus lugartenientes, Simon Endean y Martin Thorpe(4). Transcribo al pie parte de estas descripciones.

Los perros de la guerra , título de la novela , son los mercenarios. Que el diccionario define así: 
Del lat. mercenarius.
1. adj. Dicho de un soldado o de una tropa: Que por estipendio sirve en la guerra a un poder extranjero. Apl. a soldado, u. t. c. s.
2. adj. Perteneciente o relativo a los mercenarios.
3. adj. mercedario1. Apl. a pers., u. t. c. s.
4. m. y f. Persona que desempeña por otra un empleo o servicio por el salario que le da
Pienso, pues, que si aplicamos la cuarta de las significaciones, muchos, demasiados, son los sicarios que corren y, sin duda, nos podremos topar en este “perro mundo”.
Por último , enlazo con el vídeo de You Tube de “Spanish Harlem” . Melodía que el protagonista, Cat Shannon silbaba siempre, de modo machacón.


_______________ 

(*)Los perros de la guerra: También existe una película basada en el libro, año 1980, dirigida por 
 John Irvin





(1) ESCÁNDALOS FINANCIEROS(contabilidad creativa) : ESCÁNDALOS FINANCIEROS Y SU EFECTO SOBRE LA CREDIBILIDAD DE LA AUDITORÍA DRA. Marcela Jaramillo Jaramillo Profesora Investigadora de Tiempo Completo de la Universidad Autónoma del Estado de México. DRA. María Antonia García Benau Catedrática de la Universidad de Valencia, España DR. Manuel Antonio Pérez Chávez Profesor Investigador de Tiempo Completo de la Universidad Autónoma del Estado de México.

(2) City de Londres: “La milla cuadrada interior de la antigua capital y corazón de un imperio financiero que seguía siendo mundial(…)Para algunos de los escurridizos escarabajos de traje gris oscuro(…)únicamente un lugar de trabajo, aburrido , fatigoso…hasta que llegaba el retiro final. Para otros, jóvenes y esperanzados, se trataba de un sitio lleno de oportunidades, donde los méritos y el trabajo duro eran recompensados con premios consistentes en ascensos y seguridad. Para los románticos…sede de los grandes comerciantes aventureros; para los pragmáticos, el mayor mercado del mundo, y para los sindicalistas de izquierda, un lugar donde los ricos ociosos e inútiles, nacidos en la opulencia y los privilegios, nadaban despreocupadamente en un mar de lujo. James Manson era cínico y realista. Sabía lo que era la City:una jungla pura y simple, y él, una de sus panteras.” (pág. 40)

(3)”Sir James Manson, Caballero del Imperio Británico, presidente y director gerente de(…)Depredador nato, se percató…que había ciertas normas que debían observarse públicamente y hacerlas trizas en privado, y de que, como en política, sólo había un mandamiento, el undécimo: ”No descubrirás tus intenciones”(…)observando (éste)había hecho su fortuna y era varias veces millonario…Tenía sesenta y un años,…agresivo, … y una crueldad de pirata…lo bastante astuto para fingir respeto por el orden establecido en la City y en el Reino, por la vía comercial y política, aunque sabía perfectamente que ambos órganos estaban corroídos por hombres que, bajo la pantalla de su imagen pública, ocultaban una casi total falta de escrúpulos. Tenía varios de éstos en su consejo de administración, incluidos dos exministros…Ambos aceptaban…suplemento en su remuneración…pagadero en las Islas Caimanes o en Gran Bahama(…)Se sabía muy poco de sus primeros pasos(…)Confesaba que era hijo de un maquinista de ferrocarril(…)dejaba que se supiese que, de muchacho, había empezado a trabajar en las minas, y que, más tarde había hecho fortuna con el cobre. Pero nunca explicaba cómo la había conseguido”. Recomiendo la lectura de las págs.. 40 a 44, en las que se describe al personaje ,su historia y sus negocios. Tan parecido a los perfiles e historias de tanto de los próceres y magnates del mundo, incluido España, que es imposible sea fruto de la  imaginación, sino simple y llanamente una copia, una transcripción tomada de la realidad inmediata.

(4) Simon Endean y Martin Thorpe: Manson”había contratado personalmente a Endean y a Thorpe cuando eran muy jóvenes y que los había ascendido a posiciones y salarios superiores a los que correspondían a su edad. ..lo había hecho(…)porque había descubierto en ellos una falta de escrúpulos que rivalizaba con la suya propia, una predisposición a ignorar los llamados principios morales cuando se trataba de alcanzar el único objetivo:  el éxito. Como Shannon, como él mismo, eran mercenarios.”(pág. 134)