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domingo, 2 de marzo de 2014

Los curas comunistas, de Martín Vigil.(2) El ministerio sacerdotal



Como el libro fue publicado en 1965, me llamó mucho la atención la para mí acertada previsión acerca del residual número de los practicantes católicos previsto para  los inicios del XXI. Porque en esta España de hoy, y concretamente en esta Cataluña de mi corazón, el panorama es- creo- poco halagüeño. Sólo hay que echar un vistazo a la iglesia (templo) más cercana, cualquier domingo o fiesta de guardar, a las horas de la misa dominical. Los fieles allí presentes, casi todos, son personas mayores y en su mayoría ancianos. El elemento infantil y juvenil escasea, y las bancadas están semi vacías o vacías. 

Y cuando el templo o capilla está repleto con ocasión de funerales, comuniones o bautizos,  es contrastable entre el público asistente, el desconocimiento general de los rezos y ritos más elementales de la liturgia católica.  En cuanto a la función principal  del o los pastores de almas,  destinados a las parroquias-  insisto que es la visión que tengo yo, mía particular -  se reduce, muchísimas veces, principalmente a la gestión de Cáritas, o sea, de administrar ayuda económica y/o alimentaria, a los más necesitados de la zona, que acuden en demanda de este tipo de donativos. Peticionarios que, además, ni tan siquiera suelen comulgar con la fe cristiana-, pero cuyas confesiones o convicciones religiosas, según se ha impuesto en nuestros hábitos sociales y cívicos, hay que respetar, del mismo modo que sus usos, hábitos sociales o vestimenta, y, consecuentemente, si no olvidar, si dejar a un lado, la misión de apostolado del mensaje evangélico.


¡Esto es lo que desgraciadamente-creo- que tenemos! Pero, me pregunto, ¿acaso hoy, como ayer, la criatura humana de esta esquizofrénica sociedad moderna, no necesita quién le eche una mano en sus dudas de fe religiosa, en sus desesperanzas, en sus angustias vitales, en sus soledades, injusticias   …en su, en fin, atribulada vida terrenal?¿ No precisa una guía espiritual, que de modo sosegado le lleve por el buen camino, le haga ver sus posturas erradas, malas tanto para él mismo como para con los demás, y, sobretodo, le acerque o anime a buscar a Dios? Particularmente, pienso que sí y que la figura del sacerdote sigue siendo vital e imprescindible.