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domingo, 3 de septiembre de 2017

Scissors, (La vida une y separa), Cecil Roberts.(*)

(*) En 6.12.17 reviso y rectifico buena parte de todo lo antes escrito.

“La vida une y separa”,  de Cecil RobertsLuis de Caralt, 1952, 2ªedición, marzo 1958. Título de la obra original: SCISSORS, versión española de I.R., libro dedicado a Harry Cunninghan Brodie (1).
Publicada en 1923, se halla entre las primeras creaciones, de Cecil Roberts, un prolífico escritor británico autor, a mi modesto entender, de imperecederas novelas, algunas de las cuales he tenido la oportunidad de leer como “Rumbo a La Habana”, “Queremos vivir”, o Aventura en  Moscú(Pilgrim- Cottage). Gira en torno a un joven británico, apodado  “Scissors” (2) por sus compañeros de internado, hijo de un ciudadano  británico de clase acomodada que trabaja para una multinacional inglesa. La historia se desarrolla en los comienzos del pasado siglo XX (3), y consta de cuatro partes bien diferenciadas en las que son descritas la infancia, la adolescencia y juventud del protagonista, con diferentes escenarios, personajes y hechos según la nueva etapa. El inicio y final de la obra tienen lugar en los   parajes  de alrededor de  Amasya, en el Norte de Turquía. La parte  más amplia e interesante, según creo,  es la  segunda, la referida a la adolescencia de Scissors, cuando  con sólo catorce años es internado en una institución para varones  de similar prestigio a Eaton. Cecil Robets da  descripción puntualizada tanto de sus regentes, del ambiente, como de  los compañeros y de sus respectivas situaciones socioeconómicas,  personajes  entre los cuales cabe destacar las figuras de Vernley,  Lindon, y  Marsh, todos ellos representantes de familias ricas de elevado nivel social, componentes, sin duda, de las élites. Llamó mi atención, en este punto de la descripción del ambiente general que rodeaba a estos jóvenes en el internado, ampliamente descrito en la novela, las altas miras e inquietudes, tanto políticas como filosóficas   provenientes  de unos jovenzuelos  quinceañeros- que es la edad media de la etapa de internado -  así como que las citas de sus lecturas y los autores preferidos fueran casi, exclusivamente, los  de su misma nacionalidad, con lo cual me ha parecido un cierto enaltecimiento  de “ lo  británico”. Es decir, he interpretado como si la pertenencia a esta nacionalidad y su cultura dotase a sus miembros de superioridad dentro del conjunto de la raza humana. Criterio, obviamente, no compartido, pues considero que todos los seres humanos somos de parecida composición,  unos rubios, otros morenos, unos altos, otros bajitos, aquel eslavo, otro anglosajón, el de más allá asiático…, pero todos, idénticos,  en cuanto a la debilidad, flaqueza, de nuestra humana condición. Que en esto de las "flaquezas" sí que somos todos muy parecidos.

Particularmente, en esta segunda lectura, la parte de la novela que más me agradó por entenderla más universal, es decir, experiencias narradas  extensibles a cualquier ser humano de cualquier raza, religión y nacionalidad,  es la que narra la incorporación del atribulado John al mundo laboral, inesperadamente “sacado “de un idílico mundo. Me parecieron muy realistas tanto la descripción de los estados de ánimo del joven Scissors como de los nuevos personajes incorporados al elenco de  la novela; tipos humanos corrientes con muchísima probabilidad de encontrarlos en cualquier sociedad a todo lo ancho y largo de este Mundo.  En suma, o resumiendo, creo que es justamente todo lo narrado a partir de entonces, realidad novelada o pura ficción, lo que da valor y vigencia a esta novela de Cecil Roberts.

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 (1) HARRY CUNNINGHAM BRODIE, hombre de negocios y político británico, según Wikipedia, nacido en Canadá (Columbia Británica),  que se educó en “Winchester College”, fue parlamentario por el Partido Liberal entre 1906 y 1910, participó en la PGM en Egipto y Francia, y, posteriormente, se dedicó a la actividad mercantil figurando como presidente de importantes empresas británicas en el extranjero.


 (2) “Scissors”, significa “Tijeras”, apodo que le fue asignado por los compañeros de estudios al protagonista, John Narcissus Dean. Debo advertir que hasta esta segunda lectura, no caí en cuenta de la similitud fonética(Scissors/Narcissus) que se da entre estos dos vocablos en la lengua inglesa, semejanza que no existe en la lengua  castellana, en cuya versión el título impuesto fue “La vida une y separa”, en alusión más bien al movimiento de las tijeras. Como tampoco tuve en cuenta, y de esto hasta hace escasamente unos días, la necesidad de conocer la leyenda acerca del personaje mitológico, Narciso, para un mejor entendimiento de la novela.  

(3)En aquel entonces el Reino Unidos era el  eje de un gran imperio colonial, con sus gentes diseminadas por sus vastos territorios, en los que usualmente solían formar parte de las élites del lugar.


(4) Narciso, personaje mitológico, un  bello mancebo que se prendó de sí mismo al ver su imagen reflejada en las aguas. Y que da origen a la expresión “narcisismo”, o sea, aquel o aquellos que se creen el eje del universo y miran al resto por encima del hombro convencidos de su superioridad., pero que, según Freud, son personas aquejadas de un trastorno psicológico.



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domingo, 29 de diciembre de 2013

Rumbo a La Habana ( y 2)

Continuación:

Esta entretenida novela es testimonio, según creo, de la realidad social cubana de las primeras décadas del pasado siglo.   


Panorama, por cierto, nada deseable,   en el que  una  mayoría de las gentes del lugar vivía en condiciones precarias y al servicio de extranjeros; que   son los que realmente  mandaban, con sus   tinglados y negocios, muchos de ellos sucios, a la búsqueda de ganancias fáciles.  Atraídos allí por  la laxitud de las leyes promovidas por instituciones y gobernantes corruptos. Los cuales pululaban a  sus anchas entremezclados con las llamadas élites de aquella sociedad. Con, obviamente, las mismas prácticas e iguales métodos que estas categorías sociales emplean en todos los tiempos y en cualquier lugar del mundo, es decir:  Fuertes vinculaciones entre ellos por razón de matrimonios, de parentesco,  profesionales o empresariales. El nepotismo y la  concentración de privilegios, en todos los ámbitos de influencia, desde el político al cultural. Practicantes empedernidos de la doble moral, o sea, rígidos con los demás y laxos hasta el infinito consigo mismos, etc. etc.  Todas estas características están encarnadas, según creo, en la figura del Príncipe Cravelli.


El personaje de “La Cubana”, eje de la trama, es una muy atractiva y sensual mujer, que se halla en el punto más alto de su carrera de bailarina de danza española, y goza de merecida fama .

El protagonista e hilo conductor de la novela es Brodie. Un joven culturalmente "mestizo",  de padre inglés y madre aristócrata italiana. Personaje  a través del cual  conocemos las historias y los  perfiles del resto de las figuras de la novela. Así como las características, las tradiciones, los entramados de poder y demás circunstancias de la sociedad cubana del momento allí descritas.

Cierro este comentario con la figura del lector en las fábricas de tabaco. Una particularidad exclusiva de aquel país, Cuba, cuando no había radios, ni obviamente televisiones, y que consistía en que una persona situada en lugar donde todos, preciso, más bien todas las trabajadoras manuales de las fábricas de escogida y despalillo de tabacos eran entretenidas y mantenidas en silencio, mientras escuchaban la lectura de alguna de las obras cumbres de la Literatura Universal. Particularidad sobre la cual no hace mucho tuve ocasión de leer, en el discurso que la recientemente desaparecida 
Doris Lessing pronunció cuando recibió el Premio Príncipe de Asturias

Discurso del cual  transcribo (corto y pego) el párrafo alusivo al lector de las fábricas de tabacos:

En Gran Bretaña, hasta hace poco, los sindicatos y movimientos obreros luchaban por tener bibliotecas, y quizás el mejor ejemplo del omnipresente amor a la lectura es el de los trabajadores de las fábricas de tabaco y cigarros de Cuba, cuyos sindicatos exigían que se leyera a los trabajadores mientras realizaban su labor. Los mismos trabajadores escogían los textos, e incluían la política y la historia, las novelas y la poesía. Uno de sus libros favoritos era El Conde de Montecristo. Un grupo de trabajadores escribió a Dumas pidiendo permiso para emplear el nombre de su héroe en uno de los cigarros.”