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miércoles, 19 de marzo de 2008

De Profundis (y fin) (4), por Oscar Wilde

Toca ya poner fin a mis comentarios acerca de "De Profundis", de Oscar Wilde. Creo que esta  lectura no será la última. La primera me llevó a conocer la caída en desgracia del escritor ante la opinión pública británica, movida o mejor dicho, predispuesta en su contra por la clase dominante,  la misma que antes fue consentidora  de las extravagancias de Wilde. Extravagancias toleradas mientras a ella( la aristocrática élite) le resultaron graciosas y soportables, pero "tan pronto como empieza a molestarla ésta le eliminó de una forma despiadada y radical" (pág.. 11, según escribe Carmelo Sánchez Castro, en el prólogo de esta obra).

De esta segunda lectura lo que más me  impactó fueron los sentimientos allí expresados. Porque quien escribe estos textos era una persona en la cárcel que sufre mucho y por muy diversas causas: La sentencia judicial en su contra con el consiguiente  encierro en prisión en condiciones muy duras;  el descrédito personal, la ruina económica, la pérdida de sus hijos(*), la desolación infringida a sus padres, principalmente a su madre, que fallece estando él en prisión. Los recuerdos que le persiguen y de los cuales no logra evadirse, ni tampoco de las actitudes caprichosas y en extremo egoístas de la persona amada... Esta obra es, en suma, expresión escrita del dolor. La sensación que te queda tras su lectura es, pues, la de pena.

Termino mi comentario con una cita del célebre autor irlandés:

"Si no podéis disfrutar leyendo un libro repetidas veces, de nada sirve leerlo una sola vez".



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28 de febrero de 2015: Transcribo (copio y pego) parte del interesante comentario titulado "Los juicios contra Wilde " publicados por:
 http://estanoesmivida.blogspot.com.es/2005_11_01_estanoesmivida_archive.html


"El jurado deliberó durante más de 3 horas concluyendo que no podían dictaminar un veredicto de la mayoría de los cargos (el jurado absolvió a Wilde de los cargos relacionados con Frederick Atkins, uno de los jóvenes con quien se le acusaba de haber estado involucrado en graves indecencias). El 7 de mayo, Wilde obtuvo tres semanas de libertad bajo fianza antes de que comenzara su segundo juicio.
El gobierno liberal determinó hacer todo lo posible para asegurar una condena en el segundo juicio de Wilde. Hay muchas especulaciones sobre la agresiva posición del gobierno en el caso Wilde.Rosebery Se sospechaba que el Primer Ministro Rosebery había tenido relaciones homosexuales, cuando era Ministro de Exteriores, con Francis Douglas, otro de los atractivos hijos de Queensberry. Fue poco después que Francis Douglas "murió en un accidente de caza" (probablemente un suicidio) que Queensberry inició la persecución a Wilde. Hay pruebas evidentes en algunas cartas para llegar a la conclusión que Rosebery fue amenazado de ser descubierto por Queensberry u otros si fallaba en su agresiva persecución a Wilde. Es interesante puntualizar que durante los dos meses precedentes a la condena de Wilde, Rosebery padeció importantes depresiones e insomnio. Después de que Wilde fuera condenado, su salud mejoró repentinamente.
El segundo juicio contra Wilde fue dirigido por el subfiscal de la Corona Frank Lockwood. A pesar que se pareció mucho al primer juicio, en éste se abandonaron los testimonios menos convincentes, centrándose en los principales.
Lockwood tuvo el último turno de palabra en el juicio y la utilizó para describir lo que Wilde vería como una "horripilante denuncia". Después de 3 horas de deliberación el jurado volvió con su sentencia: culpable de todos los cargos excepto los relacionados con Edward Shelley. Wilde se tambaleó ligeramente en el banquillo de los acusados con semblante triste."...Wilde pasó dos años en prisión, los últimos dieciocho meses en Reading Coal. Quedó escarmentado y en la bancarrota pero no amargado. Dijo a un amigo que se "había beneficiado mucho" de su estancia en prisión y dijo estar "avergonzado de haber llevado una vida indigna de un artista.". En su De Profundis que Wilde escribió en prisión, dice: "Me convertí en un derrochador de mi genio y malgastar una eterna juventud me produjo una extraña alegría".

Después de ser puesto en libertad, Wilde viajó a Europa. Murió el 30 de noviembre de 1900 en París.












De Profundis (Cristo), por Oscar Wilde (2)

He estado releyendo algunas de las muchas páginas  dedicadas por su autor a Cristo. Reconozco mi incapacidad para resumir los para mi bellos conceptos, consideraciones e ideas  allí plasmados sobre Jesús de Nazaret y su significado para Wilde. Hablaré, pues, de lo que mi capacidad me permite que son sólo algunos  simples detalles o curiosidades leídas en" De Profundis",  como por ejemplo, la alusión a "los cuatro poemas en prosa que tratan de Cristo" que hace de los Evangelios. Y de su costumbre en la cárcel  de, cada día, leer una docena de versículos, elegidos por él  al azar, acto que calificó como de "un modo delicioso de comenzar el día"(p.135). Asimismo, señala su convencimiento del uso de la lengua griega por Jesús, debido a " que el griego era el idioma corriente en toda Palestina, o mejor dicho, en todo el Oriente"(pag.135), y se regocija con la posibilidad de que Cármides podía haber entendido lo que Él(Jesucristo) decía; Sócrates filosofando con Él; y que Platón podía haberle entendido... (pág. 135)

Cita el Evangelio escrito por San Juan para señalar cómo es resaltada "la imaginación, y como es ésta la esencia de toda vida espiritual y material; y además - arguye- que para Cristo la imaginación fue simplemente una forma del amor, siendo para Él el amor soberano, en el sentido más completo de la palabra" (pág.136).  Para abundar en su reconocimiento o sobrevaloración del amor sobre todas las cosas,  Wilde  afirma:

"De amor y admiración deberíamos vivir nosotros. Y, cuando se nos demostrase amor, reconocer que somos indignos de él. Nadie merece ser amado. El que Dios ame a los hombres nos prueba que en el orden divino de los bienes ideales está escrito que el amor eterno le será otorgado a quien es eternamente indigno de él, y si estas palabras parecen demasiado amargas, digamos , en su lugar, que todos son dignos de amor, salvo aquellos que creen serlo".(pág. 137)

Para OWCristo cuenta entre los poetas y alega :
 "su concepción de la humanidad provenía directamente de la imaginación, y sólo a través de ésta puede ser comprendida"(pág. 122)... Shelley y Sófocles son hermanos suyos...Pero su misma vida constituye el más maravilloso de los poemas, y nada hay, en todo el ciclo de la tragedia griega, que pueda igualar" el temor y la piedad" de esta vida... (pág.123).


Las lecturas de Wilde de los Evangelios eran directamente del texto griego, es decir, interpretación personal y propia. A este respecto, en la página 135 se lee:

"Por Navidad conseguí exhumar una Biblia griega...La constante, monótona e intempestiva repetición de los Evangelios, ha desvirtuado para nosotros su romántico encanto, su lozanía, su ingenuidad, su sencillez. Su lectura nos es hecha con demasiada frecuencia y demasiado mal...Volviendo a tomar el texto griego, parece como si uno saliese de una habitación lóbrega y estrecha y penetrase en un jardín lleno de lirios."

Cuando califica a Cristo de poeta le añade el calificativo de romántico:
 

"El imperio de la imaginación en el temperamento de Cristo es lo que le convierte en el centro e impulso del romanticismo... Él es "únicamente imaginación", de igual materia se compone el mundo...(p.134).

 Y habla de su propósito de "cuando vuelva a escribir, o sea cuando cree una nueva obra de arte," tratar a fondo dos temas:. "Cristo como precursor del movimiento romántico en la vida" y "La vida del artista y el arte de la vida". 

Vio en Cristo las características esenciales del tipo romántico con todo lo accidental y arbitrariedades del temperamento romántico...el primero- escribe- que invitó a los hombres a llevar "una vida igual a las flores"...en los niños el modelo que debemos intentar copiar...comprendió que la vida está sujeta a cambios frecuentes, que es fluida y activa, y que comprimirla dentro de una forma rígida sería la muerte...que los hombres no deben preocuparse demasiado de los intereses materiales de cada día... su moral sólo es amor...no podía soportar los sistemas rutinarios, mecánicos e inanimados...no reconocía leyes, sino…excepciones...la base esencial de la vida natural...amaba a los ignorantes...no podía resistir a los necios, en particular a aquellos embrutecidos por la educación...hubo de luchar principalmente contra los filisteos(¿fariseos?)...lucha que todo hijo de luz se ve obligado a proseguir... (p.137 a 139)

 Muchas son, en fin, las ideas y las afirmaciones de este tenor vertidas en esta obra por Wilde, pero, por hoy, concluyo.


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28 de febrero de 2015: Seguidamente, pego cuadro cogido de Wikipedia en el que se recogen los testimonios de Sullivan sobre Wilde en su época de estudiante:
"Conocí a Oscar Wilde a comienzos de 1868 en la Portora Royal School. Tenía él a la sazón trece o catorce años. Su lacia melena rubia, muy crecida, era uno de sus rasgos distintivos. En aquel entonces su carácter era sumamente infantil, inquieto, casi revoltoso cuando no estaba en clase. Sin embargo, no tomaba parte en ninguno de los juegos ni deportes de los alumnos. A lo sumo, veíasele alguna vez que otra en uno de los botes del colegio, paseando por el Loch Erne, pero nunca pasó de ser un remero mediocre. Aún de niño, era ya un conversador excelente; sus capacidades descriptivas excedían con mucho a lo usual, y sus exageraciones humorísticas de los sucesos del colegio eran altamente divertidas. Uno de los lugares favoritos de los muchachos para descansar y charlar en las tardes de invierno era alrededor de una estufa que había en el Stone Hall; allí brillaba y sobresalía Oscar. [...] En el colegio casi todo el mundo le llamaba Oscar, pero tenía un mote, Cuervo Gris (Gray-crow), que le llamaban cuando querían hacerle rabiar, cosa que le molestaba en extremo. El origen de dicho mote, [...], permanece para mí en el misterio. [...]
Aún en aquellos días escolares predominaba ya en él la imaginación; pero siempre había en su narración de aquel acontecimiento algo que daba a entender que de sobra comprendía él que los oyentes no dejaban engañar [...] Jamás se interesó lo más mínimo por las matemáticas, ni en la escuela ni en el colegio. Se reía de la ciencia y nunca tuvo una buena palabra para un profesor de matemáticas o de ciencias; pero tampoco había la menor malevolencia ni rencor en nada de lo que dijera sobre ellos; ni, a decir verdad, sobre nadie. Los clásicos absorbieron casi por entero su atención en sus últimos tiempos escolares, y la fluida belleza de sus traducciones orales en clase, [...], era algo que no se olvidaba fácilmente”.
—Oscar Wilde en la escuela según sir Edward Sullivan