Napoleón, Emil Ludwig. Editorial Juventud, 1974, “Libros de Bolsillo Z”, 5ªedición.
Lo leí por primera vez en 2010. Libro de casi seiscientas páginas de letra pequeña, en cuya lectura me he entretenido casi un mes.
Su
autor, Emil Ludwig, (1) es un viejo conocido. La primera obra suya que leí fue
“Cleopatra”.
Me encantó y varios años más tarde lo volví a leer y entonces me agradó aún más,
por lo mucho que aprendí sobre la Roma de Julio César y Marco Antonio, amén del
Egipto de la última reina que le gobernó. Puede que haya una tercera lectura.
“Napoleón”,
según he leído, fue la biografía de Ludwig, de mayor éxito y popularidad.
Publicada en 1906. En ella la figura del emperador francés es contemplada desde
ángulos tan dispares como el privado o familiar hasta en su faceta de hombre de
estado. Una radiografía completa que diríamos antes, y una espléndida imagen en
3D que creo se diría hoy.
Como
ya apunté, su lectura me llevó tiempo, porque muchos, complejos y explícitos
son los pormenores, las citas y
personajes intervinientes en las diferentes etapas de la vida del singularísimo
“Napoleón”. Segundo de los trece hijos de una familia de hidalgos
pobres corsos de origen italiano, los Buonaparte. Bajito y, en su juventud, más
bien esmirriado, amante de las matemáticas y de la Historia, en especial de las
grandes figuras griegas y romanas, perseverante, ambicioso, audaz estratega militar
y consumado estadista europeísta. Estas son algunas de las características que
recuerdo le adornaban.
Muchos
son los aspectos del personaje que llamaron
mi atención, entre ellos y en un plano más personal su arraigado concepto de
familia. Su madre y numerosos hermanos y hermanas, siempre estuvieron presentes
en su vida, y figuraron como piezas estratégicas en la Europa unificada que
quería forjar, los Estados Unidos de Europa. Los promocionó a todos, aunque, al
final, en los malos tiempos, sólo su hermana Paulina y Leticia, su madre, le
apoyaron. En cuanto “amores” no fue muy afortunado. Según explica Ludwig, “amor,
amor “la única que se lo brindó fue la joven condesa polaca y madre del segundo
de sus hijos. Tanto Josefina como María Luisa, las dos legítimas esposas, el
interés fue lo que primó en sus relaciones.
Persona
y vida, en suma, de enormes contrastes. Enormes contrastes que Emil Ludwig ha
expuesto con maestría a la par que con amenidad, pese a los
múltiples y
variados personajes, también históricos, que le acompañaron en su periplo vital
y la prodigalidad de hechos
fundamentales que caracterizaron la vida de Napoleón, comenzando por su
nacimiento en una isla mediterránea, Córcega, en lucha entonces con Francia,
hasta su muerte, como prisionero inglés, en uno de los parajes más malsanos de una
isla volcánica a más de dos mil millas de Europa, Santa Elena, luego de haber
sido un temido Emperador.
No
quiero cerrar el comentario sin al menos breve alusión a Talleyrand y Fouché,
estos dos nefastos personajes, descritos por Ludwig como ”impresionantes personajes estos dos
sacerdotes renegados, a los que Napoleón detesta, que le detestan, y de los que
nunca podrá deshacerse. Fouché, al que difícilmente podría asignársele una
edad, es un hombre frío, pálido, apergaminado, silencioso, de ojos penetrantes,
semejante a una momia en uniforme de corte cuando aparece con el pecho cubierto
de condecoraciones.
Talleyrand es el aristócrata; su personalidad múltiple e indómita hace
pensar en una bola en movimiento…La afirmación de que traicionó a su amo
únicamente para servir los intereses de Francia está ampliamente desmentida por
su venalidad y su inmensa avaricia.”
Detallo
enlace con mi comentario sobre esta obra realizado en 2010:
silvialeyendo:
Napoleón Bonaparte, de Emil Ludwig
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(1)
Emil Ludwig, fue un escritor y biógrafo alemán de origen
judío, nacionalizado suizo, famoso especialmente por sus obras sobre Beethoven,
Bismark, Goethe y Napoleón
Y para quien, según sus propias palabras, pretendía que los lectores
encontraran en sus obras, “una
contribución a la historia del corazón humano”.