Felipe Derblay, de
George
Onhet, edición de Editorial de Gassó Hnos., 1977,
traductor del original en francés, José María
Aroca. Novela ambientada en la Francia del último tercio del
siglo XIX, que, según leí, cuando se publicó
tuvo mucho éxito, y está considerada como la mejor
obra de este escritor , desconocido por mí hasta la lectura de
la novela a finales del 2014. Novelista cuyas producciones tuvieron
mucho éxito entre sus contemporáneos y gozaron del
mérito de desbancar a famosos escritores de la época
como
Alphonse
Daudet y
Emil
Zolá. Luego, sin embargo, cayó en el olvido.
También leí, en alguna de las biografías o
antecedentes sobre Onhet, que su obra estaba conceptuada como
folletín romántico; es decir, lo que creo que hoy
denominaríamos “culebrón”. A mí me encantó.
Y ello por los siguientes motivos:
El hermoso paisaje
de fondo descrito en la novela, ambientada en la zona de Pont
–Avesnes(Francia) y sus alrededores, incluido el histórico
castillo de la Varenne, en donde, al parecer,el emperador Carlos V
pernoctó una noche.
Los personajes representativos
de los diferentes rangos sociales de la época y lugar, así
como las virtudes y los defectos universales por ellos encarnados.
La descripción de los
conflictos sociales entre una clase decadente (la aristocracia) y
otra que está emergiendo ( la burguesía),y, además,
de modo apabullante.
Y principalmente por
el mensaje edificante de la obra. Su protagonista, Felipe Derblay,
es representado como un ser altruista y de elevados principios
morales. Persona luchadora y muy trabajadora que ama a los suyos
con delicadeza y profundo cariño, los protege y defiende con
ahínco. El amor, el amor sincero, desinteresado, generoso,
entregado, es aquí exaltado y personificado por Derblay.
Dichas
las causas de mi gusto por esta lectura, toca hablar de la novela.
Una sencilla y hasta quizás algo “edulcorada” historia de
amor; aquí con la particularidad de que él es un
industrial rico, propietario de una próspera fundición,
y ella una bella pero muy soberbia joven dama de la aristocracia
francesa. Felipe y Clara. Él, de siempre, locamente enamorado
de ella. Y Clara también se enamorará, pero antes hará
méritos, muchos méritos, para un distanciamiento de
sus almas. Estos son los dos personajes claves de la novela
alrededor de los cuales el autor, Onhet, nos describe, bueno, más
bien nos da unas pinceladas de la sociedad acomodada francesa de las
dos últimas décadas del siglo XIX. Momentos en los que
una pujante burguesía, en la novela representada por el Sr.
Moulinet, industrial chocolatero, de muy humilde origen, pero ya un
muy rico e influyente personaje, que, además, le gusta hacer
ostentación de su riqueza , y hasta físicamente ocupar
los puestos y lugares antes propiedad o reservados a los
aristócratas. Éstos, en el cuadro de costumbres pintado
por G.O. en su folletín, se hallan ya en franca decadencia
económica. Y, consiguientemente, empiezan los cruces
matrimoniales entre los miembros de ambas clases. Unos, los
burgueses, para alcanzar lo que tanto ambicionaron y envidiaron de
la clase superior , la aristocracia. Y éstos, porque su
endogamia e indolencia les ha llevado ya a la ruina material o están
muy cercanos a ella.
Para
terminar quiero aclarar que en la edición por mí leída
se cita como de una herrería el negocio de Derblay, pero
entiendo, por la descripción hecha con alusión a
grandes y numerosas chimeneas y otros detalles , que se trata de una
fundición , algo así como las antiguas industrias de
Altos Hornos del Norte de España. Y, también, que esta
obra se le conoce como “Amor y Orgullo”. En España tuvo igual éxito que en Francia, gracias a la traducción de Julia Codorniu. Seguidamente, corto y pego, párrafo seleccionado de la biografía de George Ohnet publicada por biografiasyvidas.com:
"Merced a la traducción de la escritora de origen filipino Julia Codorníu esta ilustre descendiente de Félix María Samaniego, que firmaba sus obras como "Baronesa de Argeniere", los lectores españoles pudieron seguir, a lo largo de una serie de entregas aparecidas en La Correspondencia, la novela original de Georges Ohnet, titulada en castellano Las fraguas de Pont-Avesnes y acompañada -en dicha edición por entregas- por algunos poemas originales de la citada traductora. Comoquiera que en España el texto de Ohnet cosechó tanto éxito como en la tierra natal del autor, Julia Codorníu publicó también su traducción (hecha "en versos romancescos") en formato de libro (1882)."