sábado, 2 de mayo de 2015

Carlomagno y los Estados Unidos de Europa, por G.P.Baker.


Carlomagno y los Estados Unidos de Europa, por G.P.Baker. (1) y (2) Traducción de J.G. de Luaces, Iberia-Joaquín Gil, 1944.Libro cuya lectura me resultó muy interesante e instructiva, en el que con sencillo lenguaje, amenidad y múltiples enseñanzas sobre el pasado y su repercusión en nuestro presente, se describe aquella azarosa época en la que Carlos el Grande, Carlomagno, fue pieza clave, marcando un antes y después de él en la historia de lo que conocemos como  el Occidente Europeo. 
 
No se trata propiamente de una biografía, sino de un relato analítico de los hechos y de las estrategias realizados por el líder franco, fundador del imperio carolingio, en su afán por aunar a los distintos pueblos y etnias de Europa en un reino cristiano único, regido  por unas  leyes comunes  basadas en la Fe Cristiana, y en los principios  del ordenamiento y de la organización del Imperio Romano, entonces ya en decadencia.

 El título completo  de la obra es “Carlomagno y los Estados Unidos de Europa”, para cuya elaboración, su autor, Baker, se basó en la biografía oficial elaborada por el secretario del emperador carolingio, Eginhardo, así como en lectura de la abundante documentación y crónicas existentes sobre aquella época  escritas por otros autores. Un libro,  en resumen, sobre la historia de los países  que hoy conforman la Europa Central y Occidental, en el momento histórico comprendido entre  los siglos VIII y IX, d. de C..

Carlomagno(2) que “apenas sabía escribir y rara vez se entregase a lectura directa - según señala Baker repetidas veces a lo largo de su obra-    fue  un hombre corriente ( es decir, normal,  ordinario) , que actuó “ para establecer una suerte de uniformidad(…)y, conscientemente, persiguió (…) una civilización fundada en los principios de la moral cristiana(…)infundidos en su mente por inspiración divina.  (pág.236-237). Ideales adquiridos por Carlos (…)de un “volumen que fue su familiar compañero y amigo a través de todos sus viajes: La Ciudad de Dios, de San Agustín” (Pág. 118)(…)escrita por un obispo batallador como una viva polémica dirigida contra todos los adversarios del Cristianismo(…)en aquel libro(…) Agustín(5) creyó que convenía decir allí todo lo necesario para la comunidad cristiana y lo dijo por extenso y con energía (...)libro prolijo(…) en el libro XIX (…)un tratado de sociología(…)San Agustín discute los deberes, organización y costumbres del cristianismo, y concluye esa parte de su obra manteniendo una opinión que debió interesar mucho a Carlos: la de que “el objeto final de la guerra es traer la paz”(…) Y, sobre todo, hacía palmario que la justificación de todo gobierno y gobernante depende de que aseguren el reino de la ley. Sin justicia, ¿qué es un rey sino un bandolero glorificado? ¿Qué es un reino sin justicia sino una madriguera de ladrones?(…) Los documentos que han sobrevivido a su reinado muestran cuán sinceramente procuró expresar en sus actos aquel sentimiento de justicia entre los hombres que latía en su alma.(págs.121-123)


Los primeros capítulos del libro están dedicados a  los antecedentes históricos del pueblo franco y de sus primeros mandatarios, los reyes merovingios, definidos por el autor como “estirpe de criminales”, describiéndolos como una dinastía de reyes malvados e indolentes. Cuyo superior grado de indolencia les indujo a dejar en manos de sus subordinados, los mayores palatinos o mayordomos reales,  la responsabilidad y el gobierno de los territorios que dominaban. Y que, como era de esperar, éstos, finalmente, terminasen como verdaderos  amos de aquellos territorios, es  decir, reinar, ser sus  reyes.  Carlos fue  el tercero de su dinastía, sucesor de su padre, Pipino El Breve, descendiente del legendario  “Carlos Martel”, que libró la histórica y decisiva batalla de Poitiers contra los conquistadores árabes, triunfo con el que los francos impusieron el “Hasta aquí y no más” a los “muslimes árabes” en su intento de expansión sobre Europa iniciado  años antes con su entrada en España.  Batalla considerada    “principio más que el fin de una larga lucha contra el infiel” en palabras del autor del libro.(pág. 53).  Todos ellos  descendientes de San Arnulfo, personaje que gozó entre su pueblo de superior fama y prestigio por “haberse atenido exclusivamente a medios morales - la justicia, la razón y la persuasión -  para adquirir el poder”

Llamó mi atención  la exaltación que Baker hace del vocablo “franco”, cuando en los comienzos del libro, página 14, dice :”Pocas palabras tienen una historia semejante a la del vocablo frank, franco, franci, français, french, feringhi, expresión que ha pasado a varias lenguas, cual la española y la inglesa, como expresión de lo abierto, lo sincero y lo honorable. En varios idiomas orientales, esta palabra vino a ser la calificación general aplicada a los europeos y los hombres blancos, y dio nombre, asimismo, aquel de los santos cristianos  que más semejanza alcanzó con su maestro.” (¿ San Francisco de Asís?).

De las  muchas cuestiones leídas, así como de las reflexiones y conclusiones que su autor expone en las más de trescientas páginas que componen el  libro, dada su dificultad( al menos para mí)  me ceñiré sólo a  destacar que lo que entendemos en la actualidad por Europa Occidental (3), sin los países escandinavos, es  resultado de la concepción universal del mundo que Carlos el Grande tuvo de constituir un reino de Dios y para Dios, en donde debían imperar la ley y el orden.(4)  Ya que Carlos fue “un conductor de fuerzas, más que una fuerza en sí mismo”, “alguien que rige el vendaval y conduce la tormenta”. Carlomagno y sus pares constituyeron - resalta Baker en el capítulo XIII, destinado hablar sobre la inmortalidad de Carlos.:

una tradición aristocrática, que pretende exaltar a los hombres extraordinarios y las proezas excepcionales(…) sobretodo en la guerra y la religión(...)Aquellas fábulas circularon a través de toda Europa influyendo las mentes humanas. Durante varios siglos no existió fuerza literaria que tuviera igual poder modelador de los sentimientos europeos. Constituyó la epopeya del vasallo, la apoteosis del hombre que rinde servicio y sacrificio(...)Carlos no era alemán ni francés, en el sentido en que ahora usamos esos términos, (...)hubiera deseado más bien ser un ciudadano del reino de Dios. Sus intereses y afectos estaban vinculado a un exaltado ideal de universalidad al que hubiesen ofendido las pretensiones nacionalísticas (...)que rechazó en su tiempo (...) no experimentó los sentimientos de odio o temor que convierten a los hombres en perseguidores de sus semejantes. Derribaba sin remordimientos, pero estaba siempre dispuesto a levantar al que había derribado. No odió sino ideas y principios(...)hizo a Sajonia más grande que lo había sido nunca al convertirla en la más augusta de las potencias seculares de Europa(...)Los franceses, que han conservado la epopeya de Carlomagno, son los más próximos a él en espíritu(...)La tradición de Carlos era tradición reconciliativa. Excedió a todos sus discípulos y admiradores en su apreciación del espíritu de universalidad(...)Rara vez ha existido un ser humano en cuyo carácter, como en el de Carlos el Grande, el león reposase tan ostensiblemente al lado del cordero.”(págs.308 al 310)

He  reproducido textualmente muchas de las consideraciones expuestas por el autor del libro, George Philip Baker , por entenderlas dignas de especial atención y aprecio..

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 (1) Escribo lo poco que he logrado saber de Baker, (1879-1951) historiador inglés, autor de obras de contenido histórico y biográfico, (1879-1951) tales como Sila, Aníbal,  Tiberio, Constantino, Justiniano, Carlomagno,  y “Los soldados guerreros de Essex”, por citar algunas de las más famosas. Calificado por algún crítico literario como escritor  “dotado de un don admirable para la selección de sus temas, y saber centrarse en lo esencial”; además de “escribir bien, con una  narrativa inteligente, organizada, y a menudo ingeniosas y estimulante”.
Me habría gustado dar información amplia del editor “Joaquín Gil”, de Barcelona, pero sólo puedo añadir el segundo apellido Griñón y constatar el gusto de su firma editora, Iberia, por libros de  autores solventes sobre temas instructivos y/o edificantes.
Con  Juan González de Luaces, el traductor al castellano de la obra de Baker, publicada en inglés con el título “Charlemagne” tuve más suerte.  Prolífico escritor asturiano, afamado por sus  traducciones, calificadas de “clásicas”. Copio y pego, seguidamente, la introducción del estudio realizado por José Luis Campal que define bien el injusto olvido de J.G.de Luaces:

“He aquí un nombre sumido en la penumbra y que debería ser relumbre para la literatura asturiana y, por ende, española: Juan González de Luaces (Luanco-Asturias, 22 de abril de 1906-Barcelona, 23 de junio de 1963), pues éste, que era hijo del escritor, filósofo y traductor asturiano Edmundo González Blanco (1877-1938), fue también un traductor fecundo, plural y acreditado, ya que sus versiones aún se citan hoy como “clásicas”, lo que indica que eran modélicas y que han resistido muy bien el paso del tiempo.     Para sacar al literato de la zona de sombra en que se encuentra, ofrecemos esta aproximación1 –tal vez incompleta– a su producción como creador y, lo más destacado, como traductor, donde su figura fue, sin duda, hercúlea.”

(2) Admiración por la figura de Carlomagno que se inició desde que era un niño de nueve años y esperaba ansiosamente, cada martes, un nuevo capítulo de la historia escrita en francés por Carlos Deslys , titulada “L'Héritage de Charlemagne”, publicada por el semanario “Boys Own Paper” bajo la denominación “El último de los paladines” con ilustraciones de Eduardo Zier. Admiración que ya adulto, señala, aumentó con sus conocimientos como historiador de la realidad histórica. Sus proyectos de elaboración de sendos estudios sobre la historia de la Escandinavia primitiva, y de la historia pasada, condición presente y perspectivas futuras del sistema británico de gobierno, fueron los que le condicionaron e hicieron ver la necesidad de relacionar éstos con la ingente obra realizada por Carlomagno. Específicamente su obra” Los reyes guerreros de Wessex”, constituye- según palabras del propio Baker – “la historia de una parte de los monarcas ingleses. “Carlomagno” está escrito fundándose en notas y bosquejos preparados a fin de explicar el manantial de que se derivaron las ideas aristocráticas de los normandos.”
http://www.biografiasyvidas.com/biografia/c/fotos/carlomagno_imperio.gif

(3) La contribución de Carlos el Grande es básica en la génesis de los países del Centro y Occidente europeos, tal como al presente los conocemos y, especialmente, los reconocemos y distinguimos entre el resto de naciones del mundo,  pues constituye el fundamento  de una unidad de naciones europeas, los Estados Unidos de Europa, aun cuando cada una pueda no desearlo”, puesto que nacieron de una misma raíz y de que la misma sangre vital del tráfico circula a través de todas(...) que su herencia común puede, a la larga, llegar a dominarles con más vigorosas riendas que las que sus pasiones logren desafiar”(pág.305). Pues “la sociedad europea encierra en sí misma ciertas predeterminaciones estructurales que no cabe ignorar”(306).
(4) Los ideales que guiaron a Carlomagno, contenidos en la obra de San Agustín, “La Ciudad de Dios”, eran los de un reino gobernado por principios y fundamentos de moral cristiana. Diametralmente diferentes a los que regían en los territorios de lo que hoy conocemos por países de la Europa central y occidental, entonces constituidos mayoritariamente por tribus belicosas caracterizados por rasgos propios muy diferenciados, de espíritu pagano y organización tribal en permanentes y crueles luchas territoriales. Según escribe Baker :
 Cuando Carlos empezó a reinar había territorios en Europa, no sólo caracterizados por fuertes y casi violentos rasgos propios, sino capaces de perpetuar aquellas variaciones en crecientes aislamientos y divergencias. La consecuencia natural habría sido una Europa balcanizada (...) y subdividida en pueblos tan irreconciliables en sus diversidades, que cualquier unidad o cooperación entre ellos hubiera resultado imposible. La unidad no es un estado que el hombre alcance por natural e inevitable tendencia. Es una situación creada o impuesta por la acción humana. Diferimos de los demás por impulso y negligencia y sólo nos acordamos mediante el esfuerzo y la voluntad. Al final del reinado de Carlos la mayoría de aquellas regiones habían sido sujetas al influjo superior de una sola inteligencia. Desde entonces, la parte de Europa así influida se convirtió en una región, no uniforme, ni carente de peculiaridades locales, pero siempre desarrollándose sobre ciertos principios generales...por encima de las diferencias raciales, Francia, España, Alemania e Italia poseen cierta cualidades comunes, no fáciles de explicar con palabras comunes(...)y se funda en el hecho de que Francia, España, Alemania e Italia pertenecieron al imperio franco de Carlomagno. Llegados a este punto, hay que resaltar la nota aclaratoria del traductor, González Luaces, en lo que a España se refiere, advirtiendo que si bien nunca perteneció sino en parte mínima al imperio de Carlomagno, “Francia, España y Alemania( y, más parcialmente Italia) pertenecen a un tronco germánico común(...) La prueba es que la España cristiana del norte, sin relación directa alguna con el reino contemporáneo de Carlomagno, los hombres, usos y maneras eran “como los de Afranc(Francia), con frases de los historiadores musulmanes que hablan de los embajadores moros enviados a Asturias”(Véanse los Árabes, de Condé. ) Y, - continúa – era natural que fuesen casi iguales, puesto que se trataba de pueblos ariogermanos parcial mente romanizados y muy semejantes entre sí. Carlomagno no creó un mundo nuevo, sino que impulsó, organizó y evolucionó el existente. España, de modo aislado, hacía lo mismo a su manera, y de allí provinieron sus diferencias ulteriores, aun hoy acusadas, con el mundo centro occidental europeo, ariogermánico como el español, pero sometido al influjo uniformador, ausente en España, de Carlos y el Imperio franco.”
Los medios empleados por Carlos para sacar a Europa del caos del sistema tribal conduciéndola al orden del estado político autodisciplinado fueron  los siguientes:
“ Instituyó en Europa el derecho absoluto- y por ende divino- del poder soberano a elevar a los hombres hasta donde quisiera, invistiéndolos de autoridad, y, en segundo término, puso en manos de los hombres a quienes había elevado gran parte de los territorios de Europa(...) Los hombres así elevados e investidos de autoridad y de la posesión de propiedades territoriales, formaron la original corporación que conocemos como la antigua nobleza de Europa, (...)Los reyes arnulfingios elegían a aquellos hombres por sus cualidades... Al recibir tierras en Aquitania, Baviera o Sajonia, pronto identificaban sus intereses propios con los de sus subvasallos y colonos, y se convertían en aquitanos, bávaros o sajones. Lo único que no olvidaban era el conjunto de principios, la base de valores que se les había querido infundir. Desde Dinamarca a Lisboa o Salerno, el caballero tendía a realizar el modelo de valor, fortaleza y buena fe(...) hay que reconocer que sus miembros alcanzaron un nivel medio muy alto en aquellas tres cualidades(…) aquellos hombres elegidos e investidos por Carlomagno fueron el origen de nuestra propia disciplina moral y de nuestras cualidades caballerescas. Lo que en ese sentido sabemos, él nos lo enseñó."
El concepto de una aristocracia significa mucho más que un número de hombres altamente calificados. Exige...una cierta semejanza entre ellos y la aproximación de todos a un modelo común...un código colectivo de modos y maneras al que se ajuste cada uno de sus componentes, porque de ellos se espera, no sólo que gobiernen, sino que gobiernen al unísono. El propósito de este código es asegurar la uniformidad en el gobierno de las naciones(...)la aplicación uniforme de unos cuantos sencillos principios perseguidos durante varias centurias, fue la fuerza que hizo lo que todos los ejércitos de Justiniano no pudieron hacer: crear lentamente y con seguridad una Europa realmente unida(...) La unidad de las naciones comienza desde arriba.”


(5)San Agustín: Los principios morales de Carlomagno se  inspiraron en las ideas y los razonamientos  de San Agustín, expuestos  en su obra “La Ciudad de Dios”,  hecho ya citado. Pienso, sin embargo,   que  estas ideas de tan significativa relevancia  en el hacer de Carlomagno dadas su dimensión y trascendencia para el devenir de la Humanidad,   no han sido suficientemente tratados por mí.  Hablaré, pues, un poquito de ellas, ayudándome con unos cuantos de los párrafos leídos en la obra  de Baker, y también de  algunos de los leídos  en biografíasyvidas.com, en relación al  santo Obispo de Hipona.

En primer lugar veamos el cuño moral que Carlomagno asignó en las mentes cuando tanto él como sus inmediatos subordinados, los condes carolingios, se convirtieron en patrón de conducta de los dirigentes o conductores de gentes. Modelo basado en virtudes de índole moral. Estas cualidades  fueron el valor, la  lealtad, el heroísmo y  la originalidad, sin  lugar alguno para la rutina“Donde él estaba existían juventud y aventura, interés y atractivo, habladurías y escándalo”Instauró en Europa el modelo de conducta caballeresco de alto idealismo y celosa devoción, de respeto a la ley, de preocupación por la religión y la cultura(…)trazó y cortó el patrón del perfecto monarca, tal como debía prevalecer durante los mil años siguientes. Si nosotros llamamos a Luis XIV un mal rey – añade Baker-, es porque no concuerda con el modelo de Carlos. Y ese modelo no está hecho para otros hombres, sino para un rey. Exigidos a un monarca,(1) y no a un alcalde o a un presidente de banco…”(págs. 116-17). Conducta, en suma, como se puede apreciar,  llena de idealismo.
Entre las páginas 116 y 122, expone Baker las ideas y fundamentos de San Agustín plasmados en “La Ciudad de Dios”, “perfecta enciclopedia de información acerca de casi todos los temas relativos a la historia y principios del estado romano”(pág. 118).  Libro usualmente leído durante las comidas por “el capellán, sentado frente al rey para bendecir el yantar y, como adicional deber, para leer en voz alta”(pag. 119)(…)escrita por un obispo batallador como una viva polémica dirigida contra todos los adversarios del Cristianismo(…)Agustín creyó que convenía decir allí todo lo necesario para la comunidad cristiana y lo dijo por extenso y con energía.(pag. 119).

Los conceptos tomados por Carlos de estas lecturas, según explicita Baker, fueron los siguientes:

“…los cristianos eran un pequeño grupo de gentes escogidas errantes entre la soledad y la barbarie(…) los consideraba como un estado, o “polis”, como una ciudad o corporación de asociados unidos por vínculos políticos en calidad de miembros voluntarios de una organización y gobernados por una sola cabeza…Los cristianos…unos en esta vida y los otros en la otra, estaban todos unidos en mutua fe y ayuda (…) los desastres abarcan igualmente al justo y al injusto(…)al vivir preocupados en exceso por los intereses de este mundo. El justo descuida su deber…Agustín explica que los hombres encargados de vigilar a los demás son todos cuantos en este mundo obran como conductores y guías de los demás. Los demás pueden sufrir, sin duda; pero los que les guían son los responsables de ellos ante Dios.

Carlos tomó muy en serio estas ideas. Creía en aquella asociación de cristianos sugerida por San Agustín, y pensaba que él debía comparecer en el futuro ante el Supremo Juez, para dar plena cuenta de su conductaCarlos estimaba que todas sus acciones se desenvolvían bajo los ojos de un Señor omnipotente y superior, que le pediría cuenta de sus más íntimos actos. Y tal idea obra como moderadora incluso sobre el más despreocupado de los hombres. (págs... 120-121).

“La Ciudad de Dios es (…), una enciclopedia del conocimiento. El libro III, por ejemplo, es una breve historia de Roma desde el fin de la República…El libro XVIII es una historia antigua(…)suficiente para dar a los lectores una noción inteligente del mundo anterior a la era cristiana. El libro XIX constituye lo que nosotros llamaríamos un tratado de sociología. Examina asuntos tales como la libertad natural del hombre. ¿Por qué nuestra libertad está trabada por las leyes?¿ Cuál es el origen del poder paternal de justa corrección ejercitado por los gobernantes?¿En qué consiste una ley equitativa de gobierno?...discute los deberes, organización y costumbres del cristiano, y concluye esa parte de su obra manteniendo una opinión que debió interesar mucho a Carlos: la de que “el objeto final de la guerra es traer la paz”.(págs..121-122)(…) El libro VIII es un compendio de filosofía, que muestra la grandiosidad del platonismo y su proximidad a las ideas cristianas(…)estudia la doctrina platónica y el misticismo neoplatónico de Plotino, examina la idea de la iluminación divina, habla de los platónicos y de los aspectos en que juzga que carecen de razón, declara  por qué las doctrinas del Cristianismo son el mejor de los sistemas(…)No puede caber duda de que Carlos estudió cuidadosamente estos pasajes de San Agustín y desarrolló su política de acuerdo con ellos(pág. 122)(…)no recogió en Agustín ninguna idea de “servilidad” oriental ya que aquel autor se nutría de la clara y llana tradición del republicanismo romano(…)Agustín procuraba evidenciar ante sus lectores lo preferible que era una vida humilde y dichosa a una existencia opulenta y llena de preocupaciones. Y sobre todo, hacía palmario que la justificación de todo gobierno y gobernante depende de que aseguren el reino de la ley. Sin justicia, ¿qué es un rey sino un bandolero glorificado?
Y para finalizar añadiré algunos de los muchos datos acerca de San Agustín descritos en biografíasyvidas.com:

“Aurelius Augustinus o Aurelio Agustín de Hipona; Tagaste, hoy Suq Ahras, actual Argelia, 354 - Hipona, id., 430) Teólogo latino, una de las máximas figuras de la historia del pensamiento cristiano(…)se esforzó en acceder a la salvación por los caminos de la más absoluta racionalidad. Sufrió y se extravió numerosas veces, porque es tarea de titanes acomodar las verdades reveladas a las certezas científicas y matemáticas y alcanzar la divinidad mediante los saberes enciclopédicos. Y aún es más difícil si se posee un espíritu ardoroso que no ignora los deleites del cuerpo. La personalidad de San Agustín de Hipona era de hierro e hicieron falta durísimos yunques para forjarla.”



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27 de junio de 2015:

 "...los hombres encargados de vigilar a los demás son todos cuantos en este mundo obran como conductores y guías de los demás. Los demás pueden sufrir, sin duda; pero los que les guían son los responsables de ellos ante Dios."... Carlos pensaba que él debía comparecer en el futuro ante el Supremo Juez, para dar plena cuenta de su conducta(.. )estimaba que todas sus acciones se desenvolvían bajo los ojos de un Señor omnipotente y superior, que le pediría cuenta de sus más íntimos actos(...)

"la justificación de todo gobierno y gobernante depende de que aseguren el reino de la ley. Sin justicia, ¿qué es un rey sino un bandolero glorificado?"


He copiado y resaltado en negrita e incluso subrayado aquellas frases leídas en relación a los principios que fueron leit motiv del emperador carolingio, aprendidos de San Agustín. Y reflexiono cuán alejados creo están de los intereses y motivos que guían a nuestros líderes de gobierno actuales, en concreto de los españoles y, estrechando aún más el círculo,  ciñéndome  a los de esta comunidad española en la que vivo, Cataluña(*). Comunidad en la que desde hace ya unos cuantos años, sus dirigentes, "los conductores y guías de los demás", han dado muestras inequívocas de ir a la suya y de los suyos (parientes, amigos y correligionarios), repartirse el pastel de la cosa pública(puestos y funciones públicos, prebendas, subvenciones, adjudicación de obras y concursos, etc.) y la burla continuada y sistemática de la ley. Tanto de las leyes humanas recogidas en la Constitución o Carta Magna de 1978, como de las leyes naturales o de Dios.  ¡Así no va, que, como bien dice el dicho, salimos de Guatemala y nos metemos en  "Guatepeor".

(* )Que , curiosamente, estuvo dentro de la zona denominada de la Marca Hispánica, bajo la influencia carolingia.

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Detallo todos los comentarios dedicados por mí a  a la obra de Baker, "Carlomagno, y los Estados Unidos de Europa", unificados al presente, 15 de abril de 2018, en un solo comentario o entrada única.:









jueves, 2 de abril de 2015

Misericordia ( o, el movimiento se demuestra andando)

A la Luz de la Biblia: Misericordia

3 de abril de 2015: Si bien recomiendo la lectura íntegra de la entrada o post del blog de Sergio Alonso, titulada "Misericordia", seguidamente, destaco sus últimas recomendaciones  y el verso  allí detallado inspirado en Mateo 25:31-46.(1):

"La misericordia es sólo un bello concepto si no somos capaces de hacer algo
práctico y real por alguien. M. Lunn escribió un poema inspirado en Mateo
25:31-46. Mientras lo lee con detenimiento, por favor reflexione que existe
mucha gente en necesidad de consolación.

Estuve hambriento
y tú
formaste un club de valores humanos
y discutiste mi
hambre.
Gracias.
Estuve preso
y tú te escurriste
calladamente
a tu capilla en el sótano
a orar por mi
libertad.
Estuve desnudo
y en tu mente
debatiste la
moralidad de mi
apariencia.
Estuve enfermo
y tú te
arrodillaste y agradeciste a Dios
por tu salud.
Estuve sin
hogar
y tú me predicaste
del refugio espiritual del
amor de
Dios.
Estuve sólo
y tú me dejaste sólo
para ir a orar por
mi.
Tú pareces tan santo
tan cerca de Dios.
Pero yo sigo
hambriento
y sólo
y con frío.
Entonces, ¿adónde han ido
tus oraciones?
¿Qué han hecho ellas?
¿De qué sirve a un hombre
hojear
su libro de oraciones cuando el resto del mundo
clama por
ayuda?

No olvidemos que " la misericordia es una gracia que todos debemos imitar. "

_________________  

(1) Reproduzco los versículos citados, tomados del Reina Varela:

El juicio de las naciones

31 Cuando el Hijo del Hombre venga en su gloria, y todos los santos ángeles con él, entonces se sentará en su trono de gloria,

32 y serán reunidas delante de él todas las naciones; y apartará los unos de los otros, como aparta el pastor las ovejas de los cabritos.

33 Y pondrá las ovejas a su derecha, y los cabritos a su izquierda.

34 Entonces el Rey dirá a los de su derecha: Venid, benditos de mi Padre, heredad el reino preparado para vosotros desde la fundación del mundo.

35 Porque tuve hambre, y me disteis de comer; tuve sed, y me disteis de beber; fui forastero, y me recogisteis;

 36 estuve desnudo, y me cubristeis; enfermo, y me visitasteis; en la cárcel, y vinisteis a mí.

37 Entonces los justos le responderán diciendo: Señor, ¿cuándo te vimos hambriento, y te sustentamos, o sediento, y te dimos de beber?

38 ¿Y cuándo te vimos forastero, y te recogimos, o desnudo, y te cubrimos?

39 ¿O cuándo te vimos enfermo, o en la cárcel, y vinimos a ti?

40 Y respondiendo el Rey, les dirá: De cierto os digo que en cuanto lo hicisteis a uno de estos mis hermanos más pequeños, a mí lo hicisteis.

41 Entonces dirá también a los de la izquierda: Apartaos de mí, malditos, al fuego eterno preparado para el diablo y sus ángeles.

42 Porque tuve hambre, y no me disteis de comer; tuve sed, y no me disteis de beber;

43 fui forastero, y no me recogisteis; estuve desnudo, y no me cubristeis; enfermo, y en la cárcel, y no me visitasteis.

44 Entonces también ellos le responderán diciendo: Señor, ¿cuándo te vimos hambriento, sediento, forastero, desnudo, enfermo, o en la cárcel, y no te servimos? 

45 Entonces les responderá diciendo: De cierto os digo que en cuanto no lo hicisteis a uno de estos más pequeños, tampoco a mí lo hicisteis.

46 E irán éstos al castigo eterno, y los justos a la vida eterna.

sábado, 14 de febrero de 2015

El capitán y el enemigo (y fin)(Víctor/Jim o el caro precio de la pasividad) (5)

Con esta entrada, destinada al joven  Víctor/Jim, el narrador de la historia, y  según  ya dije, usado por Greene como nexo e hilo conductor del relato, pondré fin a mis comentarios sobre este libro. Personaje cuya significación real - antes, cuando mi primera lectura -me pasó desapercibida. Y con el que el autor  personificó al escritor nato, es decir,  al ser que siente la necesidad de contar sus experiencias personales. Primero, cuando niño, mediante  apuntes en su infantil diario;   y luego,  ya adulto,  ejercida como  un  profesional del periodismo. El personaje de Víctor/Jim, sin embargo, no me resultó atractivo. Tal vez porque en la obra se nos muestra como a  un ser de  carácter dubitativo y muy  lejano a los demás y a sus circunstancias, es decir,  a la realidad  de los otros, los que le rodean. Lejanía  que obedece, pienso, porque está en demasía concentrado, absorto, en sí mismo y en sus asuntos personales , y no se pone  en el lugar del otro, o los otros. Característica evidenciada principalmente en la segunda parte de la novela, cuando se nos describen sus actividades en ciudad de Panamá, así como su total indiferencia al contraste tan enorme entre ricos y pobres, que aquella capital le ofrece, y ni tan  siquiera, al parecer, quiere  saber quiénes eran Somoza ni los sandinistas, de la vecina Nicaragua. Sólo se afana por lo que cree le pueda afectar a él, es decir, el Capitán y los raros y confusos negocios de éste.

La actitud encarnada por este personaje Víctor /Jim,  es la de quien desea tanto conocer la verdad, como distinguir  al bueno y lo bueno, pero cuyo grado de  pasividad e indolencia naturales es tan elevado que constituye su principal enemigo, al menos el de su  conciencia. Conducta, por cierto, que la equiparo con la nuestra, las gentes comunes, los del montón de aquí de España, que, como vulgarmente se dice, “tragamos” todo lo que se nos eche por parte de los que nos mandan o nos quieren mandar, (en Madrid, en la Comunidad, en el Ayuntamiento, etc. etc.).  Pues avanzamos sin enterarnos y sobretodo sin querer enterarnos, desprovistos de espíritu crítico para detectar al bueno del malo, al veraz del mentiroso, al leal del falso… Esperemos, pues, que no nos pase como a Víctor/Jim, y como a éste, al final, en rumbo a nuestro Valparaíso particular, sucumbir en el intento por sobrevivir de modo feliz y acomodaticio.


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15 de febrero de 2015: He revisado  y actualizado algunos de los comentarios realizados sobre esta obra de Greene.







Las bodas de Poitiers (y 2) (Ayer y hoy) (**)

Las bodas de Poitiers, escrita en los sesenta del pasado siglo, me ha hecho pensar cómo han cambiado ciertas cosas.-

Hoy esta figura del veinteañero cargado con la responsabilidad de mantener a su madre y a sí mismo, resulta casi impensable. Por lo pronto, por lo menos en el caso español e independientemente de las causas, se está dando el hecho cierto de que los padres se ven obligados al sostenimiento y ayuda económica de sus hijos hasta edades bien mayores. Los hijos retardan el abandono del hogar paterno. La edad media del casamiento o de la unión matrimonial es superior a la de décadas atrás. De ahí, quizás, la costumbre bastante generalizada de relaciones sexuales prematrimoniales. Hay parejas de hecho, sin lazos civiles o religiosos que amparen dicha relación. La venida de un hijo es, en muchos casos, un acontecimiento rigurosamente programado. La edad  media de ser padres ronda la treintena o superior. Los banquetes y gastos de boda (civil o religiosa) representan un dineral. Un fenomenal dispendio que muchas veces  deja endeudadas a las familias y suele tener como colofón una espléndida luna de miel, en cualquier paraje del mundo fuera de las fronteras de la España Ibérica.

En franco contraste, repito, con las bodas de hace cuarenta años. Entonces básicamente consistían en casarte en la parroquia del lugar donde vivías (*). En domingo, seguido de un convite con familiares y amigos próximos. Para los que tenían la fortuna de irse de Luna de Miel, el destino más frecuente era Palma de Mallorca. Y este lazo  era, además,  para toda la vida terrenal...(***) Noche y día, obviamente.

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(*)En la España de entonces no era posible casarse sólo por lo civil.
(**) Este comentario se escribió en 2005. Lo he rescatado.
(***) En diciembre 2014 oí unas estadísticas que hablaban de que un 50% de las parejas se separaban o divorciaban en los primeros cinco años. Un 75% en los diez años. Y un porcentaje muy alto de los niños eran de familias rotas.

Las bodas de Poitiers, de George Simenon, (1) (*)


Título original: "Les noces de Poitiers" librairie Gallimard, 1960 , traducción de José Luis Beltrán, Luis de Caralt Editor, 1975, Colección " Las novelas de Simenon". Me gustó el estilo de Simenon en “María la del Puerto” y he leído otra de sus novelas. La temática es bien distinta, pero coinciden en amenidad y dominio en la descripción de tipos humanos corrientes, esos que se dan y tenemos al lado, los que nos rodean. Las  historias tratadas son vivas; las circunstancias y los problemas cercanos. Los contados en esta novela son los afrontados por unos jovencísimos enamorados, de muy modesta condición económica, que han sucumbido al fuego de la juventud y pretenden escapar del posible rechazo del entorno familiar creado por los convencionalismos y costumbres de una sociedad de provincias de hace cuarenta o más años.  Apariencias, deudas, mentiras... forman una cadeneta peligrosa que casi ahoga a nuestro inmaduro protagonista. Un muchacho de veinte años que quiere a su madre, a su esposa y al inesperado fruto de sus amores y causa circunstancial de todos sus graves avatares.


El final, como el de" María la del Puerto", es bueno. Me gusta que termine bien. En la vida también debería ser así. Una vez leída la novela, reflexionas sobre el contraste tan enorme entre el ayer y el hoy acerca de nuestra juventud, la actual, la de la sociedad española. Tantos prejuicios antes, para pasar ahora, por lo menos en apariencias,  a la mayor frivolidad, indiferencia, irresponsabilidad y falta de valores. Malo ayer, pero peor hoy y... ¿mañana? No lo sé, pero no pinta muy bonito. ¡Ojalá, como Simenon, se pudiera escribir un buen final!
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(*) Éste y otros comentarios los he rescatado de un archivo traspapelado. Lo escribí en julio 2005.

martes, 10 de febrero de 2015

Las tierras flacas, (Jacob Gallo/Miguel Arcángel Trujillo)


Barcelona - Basilica de la Merced 19.jpgEste comentario va dedicado al personaje de “Miguel Arcángel Trujillo / Jacob(*) Gallo”, los dos nombres  o identidades con los que es conocido en la novela el mismo personaje, un sujeto especial entre los suyos, “los Trujillos”, porque es uno de los numerosos hijos del Pifas, el mujeriego patriarca, en el que vio cumplidas " la fuerza y la maña, juntas: la fuerza bruta y la soterrada", cualidades que al parecer de su progenitor le hacían el más apropiado y digno para sucederle en la jefatura de la heredad por él creada.

En Miguel Arcángel o Jacob Gallo, el autor, según creo, personificó la doblez o la imagen falsa que ofrecen ante sus congéneres , no todos pero si algunos gobernantes y políticos-independientemente de la ideología que digan representar-
y bajo la cual ocultan su única y primordial intención y objeto de su interés, que es el control único y absoluto del poder del colectivo o sociedad en la que participan.


En su novela,Yáñez nos da ocasión de razonar que éste, en apariencias distinto elemento del mismo clan, Miguel Arcángel, (¿Quién como Dios? y Jefe de los Ejércitos Celestiales )’ fue así denominado, es decir, se le impuso este nombre , al ser considerado por su perverso padre el mejor y más idóneo entre sus hermanos; y por tanto es el peor de todos ellos, para el resto de aquella comunidad.

Este personaje es descrito, en el ámbito de los negocios privados,  como  afanoso individuo, buscador de  tesoros ajenos ocultos,  quien a la par que los encuentra se los apropia. 

Y en el ámbito público, como político audaz  y gran manipulador que sabe conquistar a las masas. Gobernante  de los que en lugar de frustrar las insurrecciones, no hace nada con el fin de   luego reprimirlas con contundencia y aprovechar la ocasión para, eliminar todo posible contrincante e inoportunos testimonios. Es decir, sin remilgos ni escrúpulos utilizará a su conveniencia el poder y la fuerza para aparentemente "devolver" el orden a una sociedad civil, a la cual, de modo artero, antes se le ha  obligado a precipitarse por los cauces del desorden y la insubordinación como respuesta a una constante injusticia social cargada de abusos y atropellos sobre los más débiles. ¡Cuán parecido a la realidad!

Mi admiración y  alabanza por la obra de Agustín Yáñez  va en  aumento, según leo o releo párrafos y capítulos que me llevan a reflexiones como la más arriba expuesta. ¡Qué conocimiento  del ser humano y dominio en transmitir ese saber!

Este comentario es antiguo, pero no sé por qué no lo publiqué en su momento.
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(*) Jacob, el mítico patriarca bíblico, que suplantó a su hermano Esaú para en su lugar recibir la bendición paterna.

jueves, 5 de febrero de 2015

Felipe Derblay, de George Ohnet

Felipe Derblay, de George Onhet, edición de Editorial de Gassó Hnos., 1977, traductor del original en francés, José María Aroca. Novela ambientada en la Francia del último tercio del siglo XIX, que, según leí, cuando se publicó tuvo mucho éxito, y está considerada como la mejor obra de este escritor , desconocido por mí hasta la lectura de la novela a finales del 2014. Novelista cuyas producciones tuvieron mucho éxito entre sus contemporáneos y gozaron del mérito de desbancar a famosos escritores de la época como Alphonse Daudet y Emil Zolá. Luego, sin embargo, cayó en el olvido. También leí, en alguna de las biografías o antecedentes sobre Onhet, que su obra estaba conceptuada como folletín romántico; es decir, lo que creo que hoy denominaríamos “culebrón”. A mí me encantó. Y ello por los siguientes motivos:

  • El hermoso paisaje de fondo descrito en la novela, ambientada en la zona de Pont –Avesnes(Francia) y sus alrededores, incluido el histórico castillo de la Varenne, en donde, al parecer,el emperador Carlos V pernoctó una noche.
  • Los personajes representativos de los diferentes rangos sociales de la época y lugar, así como las virtudes y los defectos universales por ellos encarnados.
  • La descripción de los conflictos sociales entre una clase decadente (la aristocracia) y otra que está emergiendo ( la burguesía),y, además, de modo apabullante.
  • Y principalmente por el mensaje edificante de la obra. Su protagonista, Felipe Derblay, es representado como un ser altruista y de elevados principios morales. Persona luchadora y muy trabajadora que ama a los suyos con delicadeza y profundo cariño, los protege y defiende con ahínco. El amor, el amor sincero, desinteresado, generoso, entregado, es aquí exaltado y personificado por Derblay.

Dichas las causas de mi gusto por esta lectura, toca hablar de la novela. Una sencilla y hasta quizás algo “edulcorada” historia de amor; aquí con la particularidad de que él es un industrial rico, propietario de una próspera fundición, y ella una bella pero muy soberbia joven dama de la aristocracia francesa. Felipe y Clara. Él, de siempre, locamente enamorado de ella. Y Clara también se enamorará, pero antes hará méritos, muchos méritos, para un distanciamiento de sus almas. Estos son los dos personajes claves de la novela alrededor de los cuales el autor, Onhet, nos describe, bueno, más bien nos da unas pinceladas de la sociedad acomodada francesa de las dos últimas décadas del siglo XIX. Momentos en los que una pujante burguesía, en la novela representada por el Sr. Moulinet, industrial chocolatero, de muy humilde origen, pero ya un muy rico e influyente personaje, que, además, le gusta hacer ostentación de su riqueza , y hasta físicamente ocupar los puestos y lugares antes propiedad o reservados a los aristócratas. Éstos, en el cuadro de costumbres pintado por G.O. en su folletín, se hallan ya en franca decadencia económica. Y, consiguientemente, empiezan los cruces matrimoniales entre los miembros de ambas clases. Unos, los burgueses, para alcanzar lo que tanto ambicionaron y envidiaron de la clase superior , la aristocracia. Y éstos, porque su endogamia e indolencia les ha llevado ya a la ruina material o están muy cercanos a ella.



Para terminar quiero aclarar que en la edición por mí leída se cita como de una herrería el negocio de Derblay, pero entiendo, por la descripción hecha con alusión a grandes y numerosas chimeneas y otros detalles , que se trata de una fundición , algo así como las antiguas industrias de Altos Hornos del Norte de España. Y, también, que esta obra se le conoce como “Amor y Orgullo”. En España tuvo igual éxito que en Francia, gracias a la traducción de Julia Codorniu. Seguidamente, corto y pego, párrafo seleccionado de la biografía de George Ohnet publicada por biografiasyvidas.com:

"Merced a la traducción de la escritora de origen filipino Julia Codorníu esta ilustre descendiente de Félix María Samaniego, que firmaba sus obras como "Baronesa de Argeniere", los lectores españoles pudieron seguir, a lo largo de una serie de entregas aparecidas en La Correspondencia, la novela original de Georges Ohnet, titulada en castellano Las fraguas de Pont-Avesnes y acompañada -en dicha edición por entregas- por algunos poemas originales de la citada traductora. Comoquiera que en España el texto de Ohnet cosechó tanto éxito como en la tierra natal del autor, Julia Codorníu publicó también su traducción (hecha "en versos romancescos") en formato de libro (1882)."