Es el último de los enigmas planteados en este interesante libro y corresponde a la inexplicable actitud de Francia ante el movimiento de las tropas alemanas ordenada por Hitler, el sábado 7 de marzo de 1936, sobre la zona fronteriza de Renania. Táctica de Hitler que si hubiese sido de inmediato repelida militarmente por los franceses habría desarticulado, desmoronado, aplastado y puesto en evidencia lo que en ese momento era sólo un "bluff" o falso alarde de fuerzas del imperialismo nazi que se estaba gestando. Esa es la argumentación.
Pero, no ocurrió así porque, según he creído entender, existía en Francia una pusilánime clase dirigente preocupada más por las formas que por el fondo. Que, en lugar de actuar, optaron por las componendas fútiles y los discursos y gestiones vanas, incapaces - vulgarmente hablando, de “coger al toro por los cuernos”.
No obstante, hubo quien, como Paul Boncour, defendieron repeler la agresión mediante el empleo de la fuerza: "No tenemos que pedir nada a nadie, ni a nuestros aliados, ni a la Sociedad de Naciones. ¡Primero actuemos! Después de haber actuado, después de haber respondido a una ocupación que es una violación del tratado, de la única manera posible, que es tratando de impedirla inmediatamente, es decir, evitándola, es cuando iremos a Ginebra o a La Haya para tratar de resolver el litigio, si llega a haberlo" (pág.235).
La historia nos ha contado los resultados de la postura finalmente adoptada por Francia y de sus fatales consecuencias para ellos y para todos. En resumen, las posturas acomodaticias finalmente nos pasan factura con crueles y onerosos recargos.
"Las democracias occidentales, en aquel mes de marzo de 1936, dejaron pasar la última oportunidad de detener el avance nazi. El bluff de Hitler tuvo éxito" escribe Jean Lanzi hacia el final de este estudio.
En fin, cuántas enseñanzas nos da la Historia, de las que somos incapaces de aprender.
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