Hace
ya unos cuantos años vi, en televisión, la película "Julio César", del cineasta Mankiewicz,
basada en la
obra de Shakespeare, en la que un brillante Marlon Brando encarnaba
a Marco Antonio, cuya imagen al pie de
las escalinatas del senado romano, junto al cuerpo de César, mientras dirigía
al pueblo romano un largo discurso, quedó impresa en mi memoria. Posteriormente he sabido que dicho discurso, sacado de la obra de Shakespeare, es todo un símbolo, paradigma, de la manipulación de la opinión pública en persecución de un determinado fin. En la tragedia de Shakespeare, el discurso del personaje Marco Antonio busca predisponer a la opinión pública romana contra los
asesinos de César. Y lo logró.
Mucho
después, a finales de los 90, cuando leí
el
clásico de Shakespeare, “Julio César”, el personaje de Bruto me conquistó. Consideré que no era el odio a César, ni tampoco particulares ambiciones políticas, sino su amor a la república, al sistema político republicano, lo que le había obligado, más bien arrastrado, a
participar en la emboscada que culminaría en el cruel asesinato colectivo de Julio César, todavía dictador, pero ya inminente
“emperador”. A quien veía como una amenaza para la República Romana. (**) Todo ello unido a la honestidad moral del personaje, descrito con un profundo sentido del deber(obligación) de defender sus ideales . (*) Tras la lectura del clásico de Shakespeare, atribuí al sibilino Casio, como pérfido cerebro instigador de la conjura, toda la responsabilidad del magnicio.
Después de esta
segunda lectura de la
biografía de Cleopatra de Ludwig, algunas de mis impresiones anteriores sobre
estos históricos personajes han sufrido sustancial cambio. De Antonio hablaré en
próximos comentarios.(***)
Ésta entrada la destinaré a los tres jefes de la conjura, y de los motivos reales que los impulsaron, que según Ludwig, fueron la envidia y las ansias de venganza personal, si bien estas últimas enmascaradas de pretensiones idealistas. Digno de resaltar es el justo final que, a mi modesto entender, tuvieron los conjurados , pues finalmente no sólo fueron desenmascarados, sino que también obtuvieron el público repudio por el asesinato de César, fueron hostigados , vencidos en batalla y , como digno colofón final, la autodestrucción, pues tanto Casio como Bruto terminaron suicidándose. ¡Justo itinerario para todos los como éstos!
Ésta entrada la destinaré a los tres jefes de la conjura, y de los motivos reales que los impulsaron, que según Ludwig, fueron la envidia y las ansias de venganza personal, si bien estas últimas enmascaradas de pretensiones idealistas. Digno de resaltar es el justo final que, a mi modesto entender, tuvieron los conjurados , pues finalmente no sólo fueron desenmascarados, sino que también obtuvieron el público repudio por el asesinato de César, fueron hostigados , vencidos en batalla y , como digno colofón final, la autodestrucción, pues tanto Casio como Bruto terminaron suicidándose. ¡Justo itinerario para todos los como éstos!
A
continuación transcribo algunos párrafos del Capítulo Segundo, XI, acerca de la
conjura y los conjurados:
“(…) parece que al final había cerca de ochenta senadores conjurados(…)República y la libertad (…)Seguramente entre ellos había algunos que lo hacían por amor a la libertad, pero no los tres jefes.(…), los tres favorecidos con beneficios por César, pero los tres impregnados de envidia; lo hicieron sin dar otro motivo que la venganza idealista, ocultando las ansias de venganza personal. .. (pág. 120)
Décimo Bruto, (…), pudo ser el primero en obrar, excitado por el temor de ser superado (…) César se acercaba a la corona, (...) y cerraba el paso a su ascenso, ...Casio, por su parte, envidioso y desgraciado por naturaleza, perdonado generosamente como antiguo pompeyano, no podía olvidar este acto generoso(…)Marco Bruto(…)era uno de esos hombres de honor, sombríos, que están torturando continuamente sus sentimientos, demasiados humanos, con reconvenciones éticas, a la vez que los hermosean, protegiendo toda mala acción con un buen objetivo que la justifica. Si en las provincias prestó dinero a intereses usurarios, lo hizo por la salud de la República (…) En realidad, Bruto tenía en César al hombre que quería ser su padre. (… )pero todos estos sentimientos se ahogaban en el corazón de Bruto cuando pensaba que, al matarle, acababa con el seductor de su madre, que había sacado a su padre, Marco Bruto, de la serie de sus gloriosos antepasados(…)Fue uno de los veinte cobardes asesinos que hirieron por la espalda a un hombre que había guiado victoriosamente cientos de batallas. Con eso se hizo despreciable: no hay una medida tomadas por César en contra de la libertad que pueda justificar o disculpar el miserable acto de Bruto.”(págs. 121-123)
Y también transcribo, seguidamente, algunas de las frases del Capítulo
Segundo, XII, con la descripción del asesinato de César por los conjurados. Lo
hago porque entiendo que la lectura de los hechos nos describe también a
los asesinos:
(…) Címber se acerca (…)a pedirle perdón para su hermano deportado, y cuando César manifiesta deseos de postergar ese asunto(…)se le acercan varios conjurados para apoyar aquella petición; algunos le besan con respeto el cuello y el pecho para comprobar si lleva coraza(…) Tulio le tira de la toga en tal forma que ésta cae de sus hombros y deja descubierto su pecho bajo fina túnica. Aquél era el signo convenido.(…)salta hacia él Casca(…) y pasa su espada por la garganta bajándola en seguida y hundiéndola en el pecho(…) otro le hundió el puñal por el lado que había quedado al descubierto(…)Casio le hirió en la cara y Bruto en la ingle. ’Contra los otros- así escribe Plutarco - , César se había defendido (…)pero cuando vio a Bruto con el puñal en la mano, tendió la toga sobre la cabeza y se entregó a la furia de sus asesinos’. Cayó con veintitrés heridas (…) César quedó completamente solo, tendido en la sala (…) (Págs. 126-127).
En resumen, considero que bien merecido es que el nombre del patricio romano, Bruto, haya quedado como sinónimo
de cerril, rudo, negado, bestia, animal, etc.; y “brutal”, derivado de bruto, de
inhumano, cruel, monstruoso,
sanguinario, impío….
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(*) Actualmente me inclino más por la versión de Ludwig acerca de Bruto y los como Bruto, es decir, la élite romana, conformada por individuos que constituían un mundillo
repleto de distinciones y privilegios de clase, ajeno y bien distinto al del
resto, los otros, los comunes habitantes de Roma. Situación de privilegio que temían
perder; y que en ellos poco o nada había de ideales y de aspiraciones nobles.
(**) En la obra de Shakespeare, es puesto en boca de Bruto el curioso grito de "Libertad e independencia." Al parecer, es costumbre universal y eterna de las élites parapetarse tras ideas e ideales nobles y en apariencia patrióticos, cuando, en realidad, persiguen sólo mantener y defender sus privilegios de clase, así como la concentración de bienes y riquezas.
(***) Al 28.5.2020 todavía tengo pendiente el comentario sobre la figura de Antonio .¡Vaya!
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22 de abril de 2017: Como en tantas otras ocasiones, sucesos de la actualidad traen a mi memoria pasajes de mis lecturas pasadas. Así me pasó ayer cuando entre las noticias del día era destacada la firma conjunta de todos los miembros del Gobierno catalán(más de 140 altos cargos) asumiendo la responsabilidad de la celebración de la consulta.
Recordé el requisito establecido por el ladino Casio, cerebro de la conjura, de que todos y cada uno de los veintitrés conjurados debería herir a Julio César. De este modo todos compartían , eran co-responsables, de su asesinato. Veintitrés puñaladas, veintitrés conjurados. Ninguno pudo luego exculparse. ¡Qué listo Casio!
25 de septiembre de 2017: En nuestra particular tragicomedia catalana,¿quiénes serán nuestros particulares Brutos y Casios ? ¿Quién nuestro Marco Antonio y su oratoria manipuladora? ¿Quiénes el resto de conjurados? Pero, principalmente, ¿ quién el astuto Octavio, el verdadero y único ganador tras el crimen de Julio César?
24 de mayo de 2018:En la actualidad añado la pregunta¿ quién es el que financia?
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