“Palabras bajo el mar”, Preludio número 13, Fernando Trías de Bes. Punto de Lectura, 2007.
Libro pequeño. Comencé su
lectura y, al principio, me intrigó lo
bastante como para decidir continuar, pero, según avanzaba, estuve tentada varias
veces de dejarlo. Las situaciones descritas me resultaban del todo
inverosímiles.
Escrito en primera persona,
son los recuerdos evocados por el protagonista, Leo, tras recibir entre las
pertenencias de la difunta Manuela, una vieja criada, una caja de música en
cuyo cajoncito había una pieza de marfil negra y alargada, correspondiente al re
sostenido de las teclas de un piano. Esta pieza y la melodía de la caja de
música retrotraen al hombre a su infancia, una infancia infeliz con un panorama
familiar triste, protagonizado por un padre y un abuelo completamente
absorbidos por sus respectivos dramas o tragedias amorosas y muy olvidados de
las criaturas que debían guardar. Esta es, en síntesis, el fondo argumental,
que el autor ha pretendido revestir de singularidad con las historias alrededor
de la composición musical de los Preludios de Chopin, de un ajedrez construido
con insectos, (para mí, puro sadismo), un mozalbete algo chiflado que se hace
llamar “Espíritu Santo” cuando le hubiese venido mejor “Caballo Loco” y como
guida del pastel, un árbol lanza palabras. En fin, mucha imaginación. ¡Demasiada!