martes, 4 de diciembre de 2018

Lo que el viento se llevó,(*) de Margaret Mitchell.(1)(Escarlata/Melania)


Lo que el viento se llevó,(*) de Margarte MitchellJosé Janés Editor. Tercera Edición, primera en “Manantial que no cesa”, octubre 1947. Traducción del inglés por Juan G. de Luaces y Julio Gómez de la Serna. Título de la obra original: “Gone with the wind”, publicada en 1936. Ha sido una segunda lectura.  La primera fue hace muchísimos años, siendo yo muy joven. Han pasado, pues, muchos años y como en la novela los cambios habidos a mi alrededor en muchas, muchísimas ocasiones, me han llevado a la particular consideración de hallarme en un mundo radicalmente diferente al vivido y conocido antes, un mundo que se ha ido con el viento.  Pero ahora no toca hablar de ello, sino de la obra de la estadounidense Margaret Mitchell,(Atlanta,1900-1949). También hay una película basada en esta novela,. un film clásico, estrenado en 1939  que recibió ocho Óscars y tuvo, al igual que el libro, éxito inmediato.

Según leí fue la única novela que escribió  Margaret Mitchell, le llevó unos diez años y lo hizo desordenadamente. Es una larga narración ambientada en el estado de Georgia del Sureste de los EEUU, en los momentos históricos de la Guerra de Secesión(1861-1865) y los inmediatos posteriores. Numerosos  y variados son los personajes que componen  esta prolífica obra; como también múltiples y variadas las historias protagonizadas por ellos. Historias con las que la autora pretendió, según creo,   describir  sentimientos y vivencias de las gentes, tal vez de todas, pero se centró demasiado, así lo estimo, en las de blanco color,  de aquella zona del sur, antes, durante y después de la guerra civil.

En la obra hay cuatro personajes que destacan sobre el resto, Escarlata, Melania, Rhett y Ashley, alrededor de los cuales es tejida la trama argumental. Una, en apariencias, trepidante historia de amor, cuyo seguimiento nos va descubriendo el ambiente socio-económico en el que se desenvolvía, antes del conflicto,  un colectivo situado ya en la cima social, compuesto por  blancos  ricos, poseedores de grandes extensiones de tierra y de dotaciones de esclavos negros. En una economía agraria que se sustentaba básicamente  en el cultivo del algodón, producción  que era vendida a los fabricantes de tejidos británicos. Gentes, no obstante, cuyos más mayores habían conocido la pobreza y trabajado duramente para alcanzar la sólida posición del presente. Se conocían todos y estrechaban sus vínculos a través de los matrimonios. La mayoría eran cristianos protestantes. Familias de numerosos hijos en las que el papel de la mujer era básico, en primer lugar por la crianza de los hijos y  como  administradora de la gran  hacienda, siendo, consecuentemente, el matrimonio el destino esperado de las jóvenes, para cuyo fin eran preparadas. Con sólo quince o dieciséis años ya podían estar casadas y hasta madre de alguna criatura. En muchas ocasiones con maridos que les doblaban o triplicaban la edad. A los diecinueve años eran consideradas solteronas. Los estudios eran elementales, tales como los recibidos por Escarlata. Pero, al menos, según la novela, esta formación bastante elemental era para ambos géneros.

En estos cuatro personajes están sintetizados los valores, positivos y negativos, encarnados por  aquellas gentes.

Empezaré por el para mí más hermoso, y también el que considero más ficticio, la feíta Melania Hamilton, descrita como físicamente insignificante y frágil, pero de  fuerte espíritu, adornada de profundas convicciones religiosas y patrias.   .  La maternidad y los hijos son para ella grandes realizaciones, en tal medida  que a pesar de los peligros ciertos para su vida, anhela traer al mundo nuevas criaturas. Buena esposa y madre. Persona caritativa que no desprecia a su prójimo, cualquiera que sea su raza, condición social o ideología.

Escarlata O´Hara , la protagonista,   representa todo lo contrario, o sea,es  la contrafigura  de Melania. Descrita como mujer práctica,  vital y de singular atractivo físico, al mismo tiempo que un enorme saco de egoísmo. Reúne en sí los fuertes contrastes entre sus progenitores: el físico y belleza de la madre, mujer  de distinguida familia  de Savannah de origen francés. Y el carácter del padre, un ya maduro  “self made man” de origen irlandés que llegó pobre a los Estados Unidos huyendo de su país natal. Estos rasgos del carácter de Escarlata se acentuaran durante y aún más después de terminada  la guerra En esta posterior etapa los hechos narrados la dibujan  como mujer emprendedora, con visión clínica para los negocios,  rápido cálculo mental, y nada escrupulosa en su afán de acumular mayores y más fáciles riquezas. Peculiaridades, por otra parte,   no muy acordes y más bien en contradicción al idealizado prototipo  y papel de la mujer del sur,  que, a pesar de lo vivido, seguía imperando  entre aquellas gentes.   Escarlata, sin embargo, no ha olvidado la miseria, las tribulaciones y el hambre sufridas  y   vive obsesionada por tener mucho dinero, para ella garantía de felicidad y sosiego, y no tiene reparos para conseguirlo. La maternidad y los hijos, contrariamente a Melania, le son un gran estorbo. Es dibujada con nulo instinto maternal. De los hijos habidos, que ella bien hubiese evitado tener, el primero le tiene miedo, la segunda, Elle, es una criatura que evidencia la elevada ingesta de alcohol de su madre durante su gestación. Y de la habida con Rhett, Bonnie, ha dejado que el padre la malcriase en sobremanera. La autora pone en su boca  la siguiente frase que estimo le define (p. 713):

“¡La muerte, los impuestos y los hijos! ¡Todo viene siempre cuando menos falta hace!”


Las virtudes simbolizadas  en este personaje por la escritora son, creo, su tenacidad y una  fortaleza de ánimo muy superior,  empleados primeramente para sobrevivir, y luego para salir de la miseria económica en que la guerra civil les había sumido, a ella y a “todos los suyos”, es decir, su padre, su hijo, sus dos hermanas, Melania y su bebé,  Mamita, la despistada Prissy, Dilcey y Pork. En resumen, un viejo que ha perdido la cabeza, un niño pequeño, dos adolescentes criadas en la abundancia, una enferma con su recién nacido, y los cuatro servidores que dada su condición de esclavos, se explicita que no están acostumbrados a tomar decisiones y de pocas iniciativas propias. Esperan que se les diga lo que han de hacer.    

Me resultó entrañable el pasaje que narra la entrega  a Pork, hondamente afligido por la muerte de “su amo” el viejo O’Hara,   al que quería mucho, cuidaba, atendía y con el cual estaba muy unido, por parte de la poco sensible Escarlata, del reloj que había sido de su padre, porque entendía era el máximo merecedor.  Objeto para Pork de inconmensurable valor.  ¡Un bello pasaje, testimonio de afectos sinceros!


Continúa.


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(*)Antes de leer el libro había visto la película, que, por cierto, me encantó.  Posteriormente, a lo largo de estos años, y en varias ocasiones, la he visto de nuevo. Un largo film de casi cuatro horas de duración, cuya visión,  siempre ha sido con agrado. A pesar de lo antes dicho, yo siempre prefiero el libro,  o sea, la versión escrita, a la  cinematográfica, por buena  y bien valorada que ésta esté, tal y como en este caso. Porque sólo conociendo los múltiples detalles de las acciones de la  singular pareja, Escarlata-Rhett, explicados  con tanta elocuencia y detalle por Mitchell en su voluminosa novela, puedes esperar el    final dado por la escritora  para dos que han vivido tan alejados de Dios, y, en especial, la bella Escarlata, ser cuya belleza y egoísmo eran tan superiores como su avaricia.

martes, 20 de noviembre de 2018

Patria, de Fernando Aramburu,


Patria, Fernando Aramburu, Tusquets Editores, Colección Andanzas, 19ª edición, julio 2017.

Es una gruesa novela  compuesta de 125 capítulos. Me habían hablado bien de esta obra. A mí hay cosas que me han gustado, pero otras no,  las cuales, además, considero hubiesen podido ser  omitidas. Pero, sin duda, ¡hay que vender!  Más adelante espero poder expresar cuáles han sido los aspectos para mí sobrantes. Ahora hablaré de lo positivo desde mi modesto entender de esta obra, que es  la sencillez  y el tono coloquial del lenguaje y hasta amenidad  en el relato de tan polémica como silenciada cuestión del desgarro sufrido por una sociedad, la sociedad vasca, como consecuencia  de la dinámica destructora del terrorismo de ETA allí implantando, inducido y alimentado por un nacionalismo muy estrecho, excluyente, fanático, cobarde e ignorante. Terrorismo devastador cuya finalidad destructiva, considero, se ha visto cumplida. Porque a unos los ha matado físicamente, a otros moral, y  a unos cuantos, bastantes, física y moralmente. Ya que la sociedad vasca de hoy, tal como nos revela la lectura de esta gruesa novela, no tiene nada que ver, creo, con la de antes de que la asesina ETA irrumpiera en escena y se erigiera en  motor de sus vidas. Promoviendo e impulsando entre sus miembros, aquellos aspectos más miserables de nuestra  humana condición. Condición humana que a unos, pocos, los hace héroes, pero a los muchos villanos, verdugos , malvados, envidiosos, crueles, cobardes…

Los protagonistas son los miembros de dos familias vascas( "por los cuatro costados" que decíamos antes)  de un pueblo guipuzcoano cercano a San SebastiánLos mayores habían sido buenos amigos desde muy jóvenes, tanto ellas como ellos y sus relaciones era más bien las propias de personas unidas por lazos de familia. Los hijos, tres  y dos respectivamente, se habían criado casi como hermanos. A través de las historias y  andanzas de estos nueve personajes principales, Miren, Joxian, Arantxa, Joxe Mari y Gorka, por una parte; y Bittori, Txato, Xabier y Nerea,  por el otro, se desarrolla la trama argumental cuya exposición   no sigue un orden cronológico.   El relato se inicia en el presente, Bittori esperando a su hija y yerno, y luego a lo largo del libro los hechos y sucesos del pasado se van conociendo a través de los recuerdos, los  pensamientos y disquisiciones personales de los personajes, en especial de la entrañable Bittori. Son, según creo, los llamados “interiorismo”(monólogos interiores), como el utilizado por Agustín Yáñez en su obra “Las tierras flacas”, novela que tanto me gustó, y también en “Cinco horas con Mario”, de Miguel Delibes.

A la par de la problemática del nacionalismo cerril y del terrorismo asesino de Eta, Aramburu  da una visión de los  cambios (*) experimentados por la sociedad vasca en estos últimos treinta o cuarenta años. Por otra parte iguales o parecidos a los del resto del conjunto de la sociedad española. Es decir, relajación  de las costumbres con pérdida de los referentes de moralidad habidos, divorcios y separaciones, lucha entre los antes cónyuges por el reparto de los bienes y de  los hijos, las relaciones sexuales fuera del matrimonio y como simple escape de la libido, en “alguna” por cierto muy activa, tal como en el personaje de Nerea(**). El aborto, adopciones, disminución del número de hijos, las relaciones y matrimonio entre personas del mismo sexo. La pérdida de la fe en Dios y  de las creencias cristianas, junto al papel de los curas, no de todos pero sí de muchos, olvidados por completo de su función de mediador entre Dios y la humana criatura en las cosas que miran a Dios, que son las cuestiones del alma y de su salvación,  sin acepción de personas, o sea, independientemente de ser blanco, negro, amarillo o mezcla, vasco o no vasco, rico o pobre, ser del PNV, de Bildu, socialista o del PP vasco. Situación esta última antes circunscrita al País Vasco (las Vascongadas de antaño) y los curas de Montserrat pero que, al presente, desafortunadamente, ha sido importado por muchos de la clerecía catalana.  

El final me ha parecido muy edulcorado y poco creíble, especialmente en cuanto a Miren, personaje de estrechas miras y de enconados rencores gratis con los distintos a ella, en la que están encarnados los aspectos más absurdos, tal vez más correcto llamarles “miserables” del  nacionalismo cerril.



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(*)Había escrito la palabra “evolución” en lugar de “cambio”. Pero, me niego a utilizar el primer término porque para mí es sinónimo de mejoría. Y, yo no considero que haya sido así.
(**) El personaje de Nerea considero es de todos los de esta novela el más ficticio por las características que le adornan. Lo de adornar es un decir. Con ella y la descripción de sus liberalidades sexuales, se persigue incorporar aquellos elementos de sexo, al presente, según parece, imprescindibles en las novelas, para tener asegurado el éxito de ventas.

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Lo de más arriba se refiere a la ficción contada por Aramburu en su libro "Patria", y lo que viene a continuación es la realidad que muchos no nos quieren contar porque es incómodo para algunos de los que mandan o han mandado, y, además,  "no vende" . Por otro lado,  y también se debe considerar  que  es más cómodo cerrar los ojos a las evidencias más absolutas, por aquello de que bien dice el dicho : "Ojos que no ven, corazón que no siente"

Recomiendo la audición de esta entrevista, un desgarrador testimonio de la soledad y del abandono, especialmente por parte del resto de los conciudadanos( todos nosotros), de las víctimas; en este caso concreto, los jóvenes guardias civiles y sus acompañantes, en los bochornosos sucesos acaecidos hace dos años en Alsasua (Navarra). Una vez más- ¡hasta cuándo, Señor!- la cobardía colectiva se apodera de una población y convierte, al igual que ahora, a los cobardes y miserables verdugos ( a  los reales agresores) en víctimas. ¡Bochornoso! Mi admiración y apoyo más sincero a esta madre! ¡Una "madre"!(1)



(1) Hace ya unos cuantos años, mientras comentaba el libro de juventud de Joyce, "Dublineses", dediqué una entrada a una de las historias allí contadas que tenía igual título ¡Una madre!, pero que en mi caso, dejé la ficción del escritor irlandés para dedicarla a un personaje real, una madre vasca. Me remito a estas dos "viejas" entradas, en relación a esta triste realidad:







sábado, 17 de noviembre de 2018

En defensa propia, de Mary Higgins Clark,


"En defensa propia", de Mary Higgins Clark, Círculo Lectores, 2006. Título de la edición original: “No Place Like Home”. Traducción del inglés: Encarna Quijada Vargas, cedida por Random House Mondadori, S.A.

Nada como en casa”, sería la traducción literal del título en inglés de esta novela de Higgins. Y según creo más ajustado a la intriga desarrollada. Intriga que, como en todas las otras novelas que he leído de esta escritora, se mantiene hasta las últimas páginas.  Y también como  en las otras obras, su protagonista es una joven bella y rica en cuyo pasado hay ciertas y muy oscuras sombras. Sombras que el presente le obligará a disipar mediante la búsqueda de pistas, de frases y nombres aparentemente perdidos en su memoria.  El  hogar y escenario de la trama argumental es una casa señorial en una pequeña población cercana a New York,  y entre los personajes principales hay, como era de esperar, una periodista, una excelente profesional cuyas indagaciones y sobre todo su olfato periodístico le llevarán a la solución. Tampoco falta el enamorado caballero que cuidará por la integridad de la bella señora.

Con ésta creo que son ya cuatro las novelas leídas de Mary Higgins Clark,  en todas me ha llamado la atención la utilización de temas o cuestiones más o menos de actualidad, alrededor de las cuales se desarrolla la trama, en este caso, la obligación por ley, en el estado de Nueva Jersey, “de las inmobiliarias a informar al posible comprador si la casa que está a punto de adquirir tiene algún estigma que pueda afectarle psicológicamente”.  Otra característica que me agrada es su tratamiento nada morboso de los delitos y crímenes que son objeto de sus novelas. También que sus personajes principales son buenas personas, abundando éstos que no los malvados. Y, aún más importante que los malos tienen su merecido y no queda impune su delito, aunque hubiesen pasado muchos, muchísimos años. Finalmente son descubiertos y castigados. ¡Qué bien!

Resumiendo, una buena lectura para estos días lluviosos  que el otoño del 2018 nos está brindando con tanta generosidad.

lunes, 12 de noviembre de 2018

Mariona Rebull y El viudo Rius, de Ignacio Agustí


“Mariona Rebull”,(*) fue la primera  y,  creo,   más conocida de las novelas de la saga La ceniza fue árbol, (2). La novela nos retrotrae a la Barcelona de los años alrededor de la Exposición Universal albergada por la Ciudad Condal en 1888. Y se cierra con también otro suceso histórico, la criminal bomba en el Liceo, arrojada por un anarquista, el 7 de noviembre de 1893

La  Barcelona allí descrita tiene como escenario principal  su espléndido Barrio Gótico. La trama es bien sencilla, y pese al título, el protagonista indiscutible es Joaquín Rius, Hijo. En esta primera novela, un joven fabricante de tejidos,  industria naciente en aquel entonces. Cuyo padre y fundador del negocio era un indiano, es decir, uno de esos tantos que marcharon  a América, a la América Hispana,  y como quien dice "con solo lo puesto" y regresaron con capital. En el caso de Rius-padre,  capital no excesivo y, además,  fruto de  trabajo duro en tierras extrañas. U
n "self made man"(Hombre hecho a sí mismo). 

Este personaje,  Don Joaquín Rius –padre,  me resultó entrañable debido a las características con las que se le describe: ser sencillo, luchador nato,  emprendedor y muy trabajador,  considerado con su prójimo,  amante de los suyos, y  excelente patrón. Figura clave, según creo,     prototipo del nuevo burgués catalán . Recalco que  no de toda la burguesía sino de la nueva, a la entonces emergente, la que, entre los fabricantes del textil,  tenía muchos y buenos ejemplos y, especialmente, en Barcelona. 

A continuación destaco algunos de los rasgos señalados  por el autor, en los inicios de la novela, tras la frase “Hablo de muchos años atrás”:
  Personas  muy trabajadoras, de manos ásperas, abrían a las 5:30 a los trabajadores aún no obreros y dar impresión de que el patrón estaba ya a bordo”;   buenos conocedores de  su oficio o actividad y “ de cada uno de sus subordinados y estaba al corriente de sus preocupaciones privadas y familiares, sus modos eran prolongación  de los gremiales y artesanales. “No había posibilidad de enriquecimiento a costa de los demás. La diferencia entre la casa del patrón y la del trabajador radicaba en el tamaño, pero” iguales en cuanto a los hijos alrededor de la mesa y la vocación de trabajo”. Se casaban mayores con esposas usualmente mucho más jóvenes que ellos,  sobre las que ejercían “una especie de tutela paternal y usaba con pulcritud de su talonario de cheques; además, las hacía madres copiosamente, un hijo tras otro”. “Formaban un núcleo delimitado en la vida de la ciudad. En su contorno transcurrían la vida tradicional, gentes de abolengo que habían heredado  de sus padres no solo el apellido, sino también el nombre comercial y el secreto de la profesión respectiva”.  A estas particularidades aquí resaltadas olvidaba incluir su religiosidad, pues,  también señala Ignacio Agustí, eran creyentes practicantes de la Fe Católica.

En las familias Rebull y Rius, cuyos miembros constituyen los personajes principales  de  "Mariona Rebull" y "El viudo Rius"están representadas la antigua burguesía(artesanos y comerciantes ricos) y la nueva(industriales del textil). Figuras a través de los cuales el autor quiere mostrar  cómo eran, su entorno y la época. 

Una  época, por cierto,  muy  crítica, con  el desmoronamiento del Imperio Colonial español tras la pérdida de las últimas colonias, Cuba y Filipinas;  la Regencia de Doña María Cristina de Habsburgo; la sucesión en el gobierno de la nación de los conservadores de Cánovas del Castillo y los liberales de Sagasta; así como la aparición y el desarrollo de movimientos de grupos de oposición al sistema imperante como el Carlismo, los republicanos, los nacionalismos catalán y vasco,   y el movimiento obrero,  con sus dos grandes corrientes de carácter internacional: anarquismo y marxismo. El primero partidario de la violencia terrorista contra los enemigos de clase, de fuerte arraigo entre la naciente clase obrera catalana.  Y a cuya dinámica terrorista se debieron, entre otros muchos actos de violencia inaudita,  la bomba del Liceo de Barcelona, el asesinatode Cánovas, el atentado contra la pareja real, contra Dato, etc. etc. de tan triste recuerdo. Y  que en Cataluña, principalmente en la ciudad de Barcelona, merecen ser destacados la bomba contra Martínez Campo, en la procesión de La Merced , el 24 de septiembre de 1893, la ya citada bomba del Liceo el 7 de noviembre del mismo año, y  el atentado de la calle de “los Canvis Nous” durante la procesión del Corpus. 

Sin duda, un tan crucial como aciago momento de la historia de España en el que Cataluña jugó papel importante debido en buena parte a aquellas personas que conformaron su burguesía industrial.

En “Mariona Rebull”, la trama argumental gira alrededor del joven Rius en su afán de consolidar su posición social mediante su matrimonio con Mariona, una encantadora jovencita, desprovista de convicciones morales sólidas y bastante egoísta. 

Hay dos escenarios principales, la ciudad de Barcelona, en su casco antiguo, con sus calles Platería, Paja, Puertaferrisa…, y sus iglesias de la Merced y, del Pino, citadas con asiduidad. Y una pequeña población del Vallés. 

Su lectura me resultó amena no sólo por la historia de amor, acaso más bien de  desamor, sino por la descripción de los ambientes y de las costumbres  sociales y laborales de entonces, que allí han quedado reflejadas. Así como los acontecimientos históricos que tuvieron lugar en aquella época y de los cuales ya he hecho mención.

"El viudo Rius”, no tiene la amenidad que el intríngulis amoroso daba al primer libro.

Barcelona-ciudad, sigue compartiendo protagonismo con el industrial Rius,  ampliada ahora al entonces periférico barrio de Pueblo Nuevo, donde radicaba la fábrica de tejidos. Y, asimismo, son incorporados nuevos personajes en relación al mundo socio- laboral. Cuestiones  laborales que junto con la expansión industrial y económica de la Barcelona del primer cuarto del XX, constituyen la base   argumental.

Estas páginas son aprovechadas por el autor para hablar de muchas cosas, entre ellas:
De la minoría catalana, formada por  cinco miembros, presente en el Parlamento Español, en la que- señala-  estaban integrados los intereses económicos de todos los sectores presentes en la provincia de Barcelona(p. 398).
De “los gobiernos sucedidos sin programa concreto más que el de detentar el mando aunque sólo fuera por unas semanas” (p.400)( Y digo yo: ¡Qué parecido a la realidad actual!).
De la masa obrera soliviantada sin escrúpulos por un conjunto de vividores que jamás habían trabajado y que hacían profesión de su demagogia”(p. 451).
Del batiburrillo de los temas tratados por la prensa, entre los que se mezclaban el terrorismo, la Escuela Moderna de Ferrer Guardia,(4) el controvertido personaje Soledad Villafranca(5), el atentado contra la pareja real,  las logias y  las drogas(p.457). 
En las páginas (471 y 472) son dedicadas al famoso poeta Joan Maragall,(6)  en cuyos labios pone la siguiente frase: - ¡Pobre ciudad de Barcelona, qué culpas estás pagando! Así como al conocido político Prat de la Riba(7) al que en relación al atentado contra Gambó , ( pág.473), atribuye la necesidad de que Barcelona, como Londres o París, contara de un grupo de vigilancia(inteligencia) que permita conocer “¿qué proponen, qué quieren, contra qué o contra quién? 

Quizás he hablado y centrado, demasiado, en los aspectos históricos y socio económicos reflejados en estas novelas de Agustí; pero es que considero que su reflejo en ellas son las que les dan valor y vigencia, porque nos permiten el contraste del ayer con el presente.  Un presente nada halagüeño, creo,  en que aquella burguesía industrial ha evolucionado a rentista. (8). 


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(*)Desde que leí un artículo de Julián Marías rebatiendo la falsedad mantenida por algunos del páramo intelectual existente durante el franquismo, en el que, entre otros muchos, citaba a  Ignacio Agustíquería leer su conocida novela “Mariona Rebull”. Deseo recientemente cumplido, así como “El viudo Rius”. Ambas novelas (1) me han resultado interesantes, básicamente por  el conocimiento  aportado sobre la Barcelona y sus gentes de los albores del siglo XX,   que , en mi particular caso, me inducen a su contraste  con la realidad  actual. 

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(1)La saga de los RiusEdiciones DestinoColección Destino Clásicos, Volumen 14. Primera edición, mayo 2013, comprende “Mariona Rebull “y “El viudo Rius”, las dos primeras novelas de la  saga “La ceniza fue árbol”,(2)  por Ignacio Agustí ,(2) con la introducción “Las perlas de los Rius", de Sergi Doria” . Libro de más de seiscientas páginas,  ilustrado  con muchas fotografías relacionadas con el autor, y también con  la Barcelona de principios del XX.

(2) "La ceniza fue árbol" está constituida por cinco libros: Mariona Rebull, publicada en 1944 “El viudo Rius” en 1945, Desiderio, Guerra Civil, y 19 de julio . Me remito al artículo publicado por El Cultural, de El País, en junio 2013, firmado por Luis Antonio de Villena. https://elcultural.com/Ignacio-Agusti-el-arbol-y-la-ceniza. . Y también al publicado por El Periódico, con motivo del centenario del nacimiento del escritor catalán, septiembre 2013, firmado por E.H. , supongo que esconde el nombre de Enrique Hernández, bajo el sugerente título "Ignacio Agustí, el triste".

(3) “Ignacio Agustí, nacido el 3 de septiembre de 1913 en Lliçà de Vall, población de la comarca del Vallés cercana a Barcelona, Agustí cultivó la poesía y el periodismo en los años republicanos. De ideas conservadoras, en 1937 se unió a los catalanes del bando franquista que fundaron en Burgos el semanario Destino


(4) Ferrer Guardia:Recomiendo la lectura del artículo sobre Ferrer Guardia y su Escuela Moderna, aquí enlazado.
.
(5) Soledad Villafranca: De anarquista a burguesa. Personaje muy particular.

(6) Joan Maragall: Enlazo con tres direcciones distintas :

(7) Enric Prat de la Riba: Ver los enlaces:



domingo, 7 de octubre de 2018

El Papa pide rezar el Rosario y a San Miguel en octubre para proteger a la Iglesia del demonio

El Papa pide rezar el Rosario y a San Miguel en octubre para proteger a la Iglesia del demonio: El Papa Francisco ha invitado a los fieles de todo el mundo a rezar el Rosario todos los días del mes mariano de octubre, pidiendo la intercesión de la Virgen María y San Miguel Arcángel para que protejan la Iglesia del demonio en estos tiempos de crisis.

martes, 4 de septiembre de 2018

Matar un ruiseñor, de Harper Lee


Matar un ruiseñor, (*)Harper  Lee, edición del Círculo de Lectores por cortesía de Editorial Bruguera, 1961. Título del original inglés, “To kill a mockingbird”. Traducción, Baldomero Porta. Cubierta, Izquierdo.

Es un relato en primera persona contado por la pequeña Scout, niñita de unos ocho o nueve años de edad, a través de cuyas historias y anécdotas  sobre su parentela, una de las principales y más antiguas  familias de la localidad, sus experiencias en la escuela única estatal,  así como de sus correrías por la vecindad, en compañía de su hermano Jem, cuatro años mayor, y de Dill, el amiguito de los veranos, el lector es introducido en el ambiente y la problemática social de una localidad provinciana de Alabama, (EEUU).

Zona en la que a pesar de estar en el primer tercio del siglo XX, hay una marcada discriminación racial y los ciudadanos de color son en realidad, es decir, de facto,  seres considerados como inferiores, incluso humanamente, por la mayoría de las gentes del lugar  . Esta negativa particularidad  es  descrita, con amplitud y fidelidad de detalles,  por  Harper Lee;  y añade a la novela el valor de  testimonio  de tan injusta como indigna situación a la que unos seres humanos se ven sometidos por sus congéneres. Congéneres, además, que se creen y dicen “cristianos”.

Pero a mí lo que más me ha gustado de esta novela es la personificación en “Atticus Finch”,  del individuo noble, honesto, cabal,  de profundos y arraigados principios cristianos que los practica, conocedor de que todos los seres humanos somos iguales, criaturas de Dios y para Dios, que hay que hacer el bien sin mirar a quien,  ejemplar padre de familia que cuida y alimenta a su prole física y espiritualmente, para que en el futuro sean “personas” y también “ciudadanos”. Pero ciudadanos justos, capaces de formar y hasta luchar por una sociedad plural en la que todos indistintamente de su credo, color de piel o ideología política puedan vivir en paz, verdad y justicia.

 ¡Señor, qué tres grandes conceptos!

Lectura, en suma,  con la que disfruté y recomiendo.
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(*)A pesar que desde hace muchos años tengo  este libro, aún no lo había leído. Una reseña compartida por Guimeraes ,en Goople+ , en lengua portuguesa, me indujo a ello.    
Basada en esta novela hay una película, con el mismo título ” Matar a un ruiseñor”, protagonizada por Gregory Peck. ¡Espléndida!. Recomiendo leer el amplio comentario en Wikipedia enlazado al título.
Libro y película tuvieron amplio e inmediato éxito.

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Me remito al comentario seguidamente detallado, continuación imprescindible de éste.


jueves, 30 de agosto de 2018

“Drama en un espejo”, Marcel Haedrich,


Drama en un espejo”(*), Marcel Haedrich,(1) Círculo de Lectores por cortesía de Editorial Plaza y Jané, título del original francés, “Drame dans un miroir”. Traducción de Domingo Pruna.

Lo leí hace unos veinte años. Entonces  lo que más llamó mi atención fue la coincidencia del drama amoroso  protagonizado por  seres aparentemente tan diferentes,  vistos según  estatus social, fortuna, y educación.  Pero idénticos, sin duda alguna, contemplados  en cuanto a su humana condición. Es decir, seres  que aman, odian, sufren, desean, sueñan,…, tanto si acaudalado y prestigioso abogado, como si vulgar obrera de fábrica. Los unos de posición" elevada”, y los otros " baja”. Ambos, sin embargo, humanos. ¡Simplemente humanos!


Esta vez mi  interés se centró en la radiografía del mundo de la justicia,(2) en la Francia de los años 50 del pasado siglo XX,  tan espléndidamente expuesta, según creo,  en esta novela. Y ello  por su semejanza, pienso, con el de la España actual, siglo XXI. 

Mundo de la justicia, descrito  y definido por Haedrich a  través de uno de sus principales protagonista, el joven abogado Pierre-Ange,  en carta dirigida a su madre, con la siguiente concluyente afirmación. “La justicia es verdaderamente una máquina espantosa”  (pág.76.)(3)  Conclusión ampliamente justificada por los hechos allí narrados, basados en la realidad. Porque la historia,(4) según advierte el autor, se la  contó y  le proporcionó la documentación judicial que le sirvió de base, un redactor del “Parisien libéré”, Alex Ancel,  a quien, en justo reconocimiento, va  dedicada  la obra.  


En la trama argumental se distinguen  dos partes. La  primera ,“El Sumario”,  en la que se describen    la personalidad y el entorno socio-económico de sus seis   protagonistas principales, el trío Larnier, Eponime, Hagoline, de clase baja; y el trío Pierre- Ange, Florence, Lamorcière, de clase alta, así como el suceso y  los trámites y  atestados policíacos . 

Parte  que se cierra con la   exposición de las conclusiones de las  investigaciones judiciales plasmadas por el juez  instructor; un inicuo juez, para quien  los acusados si eran pobres, como en este caso, no significaban nada,  sólo elementos de escaso interés de “un expediente que nadie iría a desmenuzar para ver si había sido convenientemente instruido”.( ¡Qué parecido, - me digo yo - con la realidad de este país, España!  )

Reproduzco el  párrafo de  la  recomendación del  oficial del juzgado :

 “dejarle hablar…”, “El juez se escucha a sí mismo”(p. 85), “Un imbécil…Una máquina de registrar… No había intentado comprender el drama, sacar a flote su miserable verdad. Se preocupó solamente de volver a escribir, en francés más  correcto- ¡más elegante!- , el informe del comisario…Y se sentía sumamente feliz cuando podía añadir un hecho nuevo…” (p.89). 
Y,  la segunda parte,“El proceso”,  con los detalles del juicio y el desenlace  final de la novela.   Según creo , la más sugestiva  pues en ella se describe con explícita sencillez  la pieza teatral que, en definitiva,  puede llegar a ser “un juicio”. Es decir, una burda escenificación de la realidad,  en la que no se busca la verdad, y aún menos aplicar justicia en su justo sentido de equidad, equilibrio y proporción.¡ No, eso, ni hablar! Ni por parte del juez, ni del fiscal, ni de los llamados abogados de la defensa, quienes impulsados bien por mantener su prestigio profesional, o por los honorarios a percibir, “preparan”, es decir “montan” un guión e instruyen a su “defendido” para  la representación de un papel. Su objetivo es ganar el pleito. Seres, sin duda,  de escasa conciencia y nula profesionalidad. 


A Marcel Haedrich, el autor, le corresponde el  gran mérito de haber narrado con amenidad y sutileza  tan escabrosa crónica real, protagonizada por tan sórdidos personajes, los unos de "arriba", y los otros de "abajo", pero todos ellos muy parecidos entre sí, animados por idénticos bajos instintos y desenfrenos personales. 


En fin, nos libre Dios de tener que acudir a esa "máquina espantosa", tan bien descrita en esta singular novela.

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(*)Novela llevada al cine por el director estadounidense Richard Fleischer bajo el título de “Una grieta en el espejo”,  con  Orson Welles, Juliette Gréco,  y Bradford Dillman como actores principales. 

(1Marcel Haedrich, fue  un afamado escritor, periodista y cronista de radio francés, creador de numerosos ensayos, biografías, novelas y artículos periodísticos, director de redacción de Marie Claire durante algunos años.  

 (2) “Justicia” con inicial mayúscula, entendida como lo justo y proporcional. Que simbólicamente es representada por una noble dama ciega, con una equilibrada balanza en una de sus manos y en la otra una espada boca abajo, que nos recuerda, no obstante, la existencia de la espada y, asimismo, la cita evangélica “Guarda tu espada, porque al que mata con espada, con espada lo matarán” (Mateo, 26,52).

(3) Cuestión de fondo y su transcendencia: la espantosa maquinaria de la justicia en la Francia de mediados del siglo XX, y su semejanza con la mal llamada justicia,  que percibo se está practicando en este país, España. Cuyos principales responsables son los jueces, sin duda, pero también y en buena proporción  de los llamados profesionales del Derecho, los abogados. Muchos de los cuales sólo ven en el ejercicio de su profesión un medio económico. Lo que prima en ellos es la obtención de ganancias fáciles, es decir, sus honorarios. Lo que cobrarán, bien directamente del cliente, bien mediante el logro de la condena con costas.  Con manifiesta, al menos así lo creo y estimo, falta de Ética (moral, conciencia). Y que, desafortunadamente, prolifera y tiene en las numerosas causas de divorcio y/o separación, tan en auge en esta España de mis amores y desamores, con niños de por medio, multiplicidad de escandalosos males ejemplos. En los que los abogados de ambos cónyuges o ex cónyuges actúan guiados exclusivamente por la percepción de honorarios, y, con este fin, alargan indefinidamente las causas judiciales ya existentes, o entablan nuevas demandas, instan  recursos y solicitud de modificaciones, a sabiendas, en muchos casos, que no tienen posibilidad alguna de prosperar y  sí, muchas más,  de empeorar la situación.  Y, del mismo modo que en la novela de Haedrich, a espaldas de sus respectivos clientes,  llegan a acuerdos  extrajudiciales, perjudiciales para los teóricamente por ellos defendidos, pero de interés para su prestigio profesional, o para,  alargar indefinidamente la causa y  convertirla así en una corriente continua de dinero para ambos “profesionales”.

Pienso que quienes hayan tenido la desgracia de acudir a los tribunales de justicia tienen semejante o parecida mal experiencia a la por mí más arriba señalada. ¡Mal asunto!

(4) Reitero que no es ficción, sino realidad pura y dura.  Muy  dura, por cierto, y en especial su parte primera, la  del Sumario,   la que explica  qué, quiénes y cómo, o sea, el horrendo crimen  cometido, meollo de la trama argumental,  cuyos autores, sus caracteres,    circunstancias personales y   entorno socio - económico, son descritos a través  de los atestados policíacos realizados  por un inspector y un comisario de policía, y del escrito del juez instructor. 

En esta parte del  Sumario, debido a la sordidez del relato pensé en interrumpir la lectura, pero el   recuerdo   del final  me llevó a continuar,  y creo, además, que mereció la pena, pues muchas son las reflexiones y enseñanzas aportadas; en especial, su  parte segunda “El proceso”.