Este comentario está publicado en otro de mis blogs, pero entiendo que
también debe estar en el que he dedicado a comentarios sobre libros leídos. En
este caso concreto a la espléndida novela de Llevellyn: “Cuán
verde era mi valle”
domingo, 11 de marzo de 2012
leyendo_periódicos: Cuán verde... (¿Maestros?):
silvialeyendo: Cuán verde... (Educadores) : Llevellyn dedicó muchos párrafos y
capítulos de esta obra a describir la etapa de formación, en ...
11 de marzo de 2012
“Básicamente se trata
de que, si la familia lo pide, mientras [el alumno] no esté
familiarizado con la lengua [catalana], [el profesor] se le dirija
individualmente en castellano y se le dan unas instrucciones a la
familia en castellano, y si hubiese de comenzar el proceso de lectura se le
daría un material que fuese comprensible. [...] Si tienes la sensación de
que un niño no te ha entendido a la hora de explicar unas
normas, en vez de hacerlo públicamente y repetirlo todo
en castellano, después te diriges a él y le dices: mira,
lo que queríamos decir es que, al acabar la clase, la silla se pone sobre la
mesa. Son una serie de pautas y de instrucciones que se personalizan.
[...] Si una familia dice, en Navidad, que es costumbre decir un verso, yo
quiero que mi hijo lo diga en castellano. Pues eso para mí es atención
individualizada“.
El entrecomillado, según he leído en el
digital lavozdebarcelona.com,
corresponde a manifestaciones de Rigau, consellera d’ ensenyament (consejera
de Enseñanza), interpretando lo que a su entender deberá hacerse con los niños
que sus padres tengan la osadía, así lo creo, de solicitar el castellano como
lengua vehicular para la enseñanza pública reglada de sus hijos.
Su lectura me ha recordado al pasaje
leído en “Cuán Verde era mi valle”,
de Llewellyn, cuando el ignominioso maestro Mr. Elijah
Jonas-Sessions pone en ridículo a una parvulita que en lugar de la
lengua oficial, (inglés) debido a su corta edad, se expresaba en su original
lengua materna (galés) y como castigo le cuelga al cuello a la niñita”
un tablero que le llegaba a las espinillas y le cortaba el caminar. En el
tablero, y de puño y letra de Mr. Elijah Jonas – Sessions, se leía *No debo
hablar galés en la escuela*”.
De la lectura íntegra de los
pasajes de la novela referidos a este hecho se interpreta que el llamado
enseñante actuó legalmente, aplicó un castigo usual, es decir, permitido por
las autoridades y leyes de enseñanza vigentes, tal como se evidencia por la
palabras del jovenzuelo Huw, el protagonista, al recordar que su padre
contaba que a él se lo habían colgado y también el policía le comenta que
creía que ya no utilizaban el tablero y añade. “También
a mí me rompieron los nudillos por hablar galés en la escuela” (pág.
477).
Transcribo a continuación los párrafos
que relatan los miedos y lloros de la niñita:
“Oí un llanto en la clase de niños, como si se hubiera caído alguno, y una
vocecita vibró monótonamente en el aire cuando se abrió la puerta y asomó una
niñita que dio dos pasos hacia nosotros y se detuvo cubriéndose la cara con
unas manos que tenían unos hoyuelos en los nudillo y unos brazaletes de gordura
en las muñecas.
Vestía un delantal muy almidonado, y abrillantado por el peso de la plancha
de la madre…y tenía un lacito en el pelo, y sollozaba como para que clamara el
cielo, y el lacito se agitaba a cada sollozo.(…) Detrás de ella salió Mr. Jonas
con Miss Cash, sonriendo y con las manos en los bolsillos.
La niña no podía con el tablero, pues era muy pequeña, casi una cría, y la
cuerda le arañaba el cuello, y en las espinillas se le veían las marcas que le
había hecho el tablero. Lloraba a gritos en un tono que subía y bajaba;
conteniendo el aliento de una manera que daban ganas de respirar por ella, con
la lengua entre los dientes y echando saliva. En sus ojos había los lagrimones
de quien siente dolor y vergüenza y tiene miedo.(pág. 474)
Supongo que en alguno de mis otros comentarios acerca de esta
espléndida novela de Llewellyn habré contado cómo Huw, exacerbado por la
contemplación del inmisericorde abuso del maestro, le propinó a éste una
paliza. Desafortunada reacción que motivó, justificadamente, su expulsión de la
escuela.
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28 de septiembre de 2022: Como se observará estos comentarios son antiguos, el
primero del 2008 y el de arriba del 2012, con Rigau como Consejera de Educación
y Artur Más de President de la Generalitat, es decir, los de Ciu en el gobierno
de la Comunidad. Evidencia, por otra parte, de la antigüedad de la política y
estrategias de exclusión de la lengua castellana de las aulas catalanas. Y,
asimismo, del dejar hacer dejar pasar por parte de la Administración Central en
esta vital cuestión, e independientemente de si socialistas o populares fuesen
los que mandaban.
La educación y enseñanza, así como la
sanidad, jamás, debieron ser transferidas a las comunidades. Pero transferidas,
como mínimo V I G I L A, y si no cumplen, R E T Í R E N L A S. Medios y leyes
hay.
oooOOOooo
29
de noviembre de 2022: Prosélitos del ignominioso maestro Mr. Elijah Jonas-Sessions se van reproduciendo y
extendiendo, desafortunadamente, en
nuestra cotidianidad nacional. Ahora les ha tocado a las Baleares,
concretamente a Palma de Mallorca, en el Colegio concertado La Salle, una de
cuyas profesoras expulsó a sus treinta y dos alumnos por negarse a retirar la
enseña nacional que habían colgado en el tablón de anuncios, en señal de apoyo
a la selección nacional de fútbol que está jugando en Qatar. Curiosamente, o no, la asignatura que imparte
esta profesora es “Catalán”, y he oído que llamó “trapo” a la bandera.
Como ciudadana
de esta comunidad catalana no me asombran este tipo de actitudes intransigentes
e impositivas de sus ideologías por parte del profesorado, ni la falta de reacción contundente de la
dirección del centro, ni tampoco del
apoyo en lugar de amonestación por parte del “Govern balear”. Aquí
hemos pasado por todo eso y más; y para muestras, muchas y contundentes, el uso
y abuso de las escuelas el 1 de octubre de 2017.