Como decía es un libro deprimente, tanto como la LOE (*), la ley de educación aprobada ayer por mayoría simple en el Senado, con cuya aplicación es de suponer que nuestros políticos se reservan los privilegios no ya de los Alpha o los Betas, las castas superiores o élite de la novela, sino los del Inspector, cuyo rango le sitúa por encima de los individuos alphas y betas. El cual, por cierto, era buen conocedor de Dios, del Quijote de Cervantes, de Shakespeare, de Platón, de Sócrates, etc.; pero, - ¡so sinvergüenza! - se los reservaba para su uso exclusivo.
Seguidamente, resaltaré algunas de las afirmaciones expuestas por el propio autor, en el prólogo de la edición publicada en los años cincuenta. Porque en ellas, creo, quedan resumidas las teorías de Huxley acerca de las estrategias, las políticas y las tendencias - algunas ya en uso y otras implantándose - de las actuaciones de muchos de los gobiernos de nuestras sociedades del presente:
Para luchar contra la confusión el poder ha sido
centralizado y se han incrementado las prerrogativas del Gobierno. Es probable
que todos los Gobiernos del mundo sean más o menos o enteramente
totalitarios...Un Estado totalitario totalmente eficaz sería aquel en el cual
los jefes políticos todopoderosos y su ejército de colaboradores pudieran
gobernar una población de esclavos sobre los cuales no fuese necesario ejercer
coerción alguna por cuanto amarían su servidumbre. Inducirles a amarla es la tarea asignada en los
actuales Estados totalitarios a los Ministerios de Propaganda, los directores
de los periódicos y los maestros de escuela.(pág.14)
Los mayores triunfos de la propaganda se han logrado,
no haciendo algo, sino impidiendo que ese algo se haga. Grande es la verdad, pero más grande todavía, desde
un punto de vista práctico, el silencio sobre la verdad. Por el
simple procedimiento de no mencionar
ciertos temas, de bajar lo que Mr. Churchill llama un 'telón de
acero' entre las masas y los hechos o argumentos que los jefes políticos
consideran indeseables, (págs.
14 y 15)
Pero el silencio no basta... (para)lograr que la gente ame su
servidumbre. El amor a la servidumbre sólo puede lograrse...una técnica mucho más
avanzada de la sugestión, mediante el
condicionamiento de los infantes y, más adelante, con la ayuda de drogas... (pág.159)
Hoy parece posible que tal horror se implante entre
nosotros en el plazo de un solo siglo... (pág.17).
Sobre esta última afirmación,
estimo que Huxley calculó mal, pues sólo han
transcurrido unos cincuenta años y vemos cumplidas sus más nefastas
predicciones.
Para conocer más sobre la persona y
la obra de Aldous Huxley, recomiendo la web cuya dirección detallo a
continuación:
http://personales.upv.es/~jarnau/Vida/Vida.htm
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Ver "Un mundo feliz", I y "Un mundo feliz" III