martes, 30 de octubre de 2012

Enigma para un domingo, Ignacio Cárdenas Acuña


El pasado agosto leí por segunda vez, “Enigma para un domingo”, de Ignacio Cárdenas Acuña, Editorial Letras Cubanas, 1985.Colección Radar 5. Novela policíaca de fácil y rápida lectura, cuyo interés se mantiene hasta el final.   
Cuando la leí por primera vez, año 2002, sólo me di cuenta de la extensión del ambiente corrupto en el que los personajes de la novela se desenvolvían. Ahora, acaso por las coincidencias observadas, he comparado los detalles allí descritos con los de aquí, España 2012. Me explico. La trama de la novela discurre en dos épocas distintas de la historia contemporánea de Cuba. Recurso con el que, según creo, su autor quiso mostrar las diferencias habidas en aquel país antes y después de la “Revolución”, o sea, de la instauración del régimen castrista. La primera corresponde a los años 50 del pasado siglo XX, con Batista en el poder, y es en la que tienen lugar los hechos principales narrados en la novela. Y, luego, mediados los 60, el desenlace final; recién subidos al poder los Castros y, consecuentemente, sin que muchos del pueblo cubano pudieran aún darse cuenta del cambio de dictadura.
Cárdenas, a través de la trama argumental, muestra los modos y  los medios de los poderosos del lugar que les permiten vivir al margen de las normas de aquella sociedad. Las cuales trasgreden con impunidad absoluta, porque saben  que su poder e influencias harán y mantendrán en silencio a los posibles conocedores de sus “saltos”.   También describe  la subordinación de la prensa al poder político económico y su eficaz utilización para desvirtuar la realidad de los hechos, así como del enriquecimiento personal de algunos políticos con los recursos públicos. Personajes de orígenes modestísimos que viven ahora- como vulgarmente se dice -  “a cuerpo de rey”, rodeados de su cohorte de sicarios e incondicionales. Igualmente, detalla los ambientes sórdidos en los que estos, en apariencia, prohombres se mueven.
Después de esta explicación acerca de los detalles narrados en la novela, espero se comprenda por qué ha venido a mi mente, la situación política-social española, porque parecidos, según estimo, “haberlos, haylos”.
Pero no quiero cerrar mi comentario sin condenar la degradación que la férrea y longa dictadura castrista representa para el sufrido pueblo cubano. Cuya historia muestra cómo sus dirigentes y políticos sólo han visto la administración pública como espléndido medio de amasar enormes fortunas personales; para ellos y los suyos. ¡Pobre pueblo cubano! Llegados a este punto, aprovecho para mostrar mi indignación por la pasividad y el silencio cómplice de los gobiernos del mundo, especialmente del español y del sueco,   ante  el desenlace final que está teniendo las muertes de Payá y Cepero, en que los familiares, esposa e hijos de Payá, claman justicia. Justicia en el sentido de castigo para el culpable, el verdadero culpable, y no para un pobre cabeza de turco que el albur puso en el camino del ominoso régimen.  A continuación corto y pego algunas de las manifestaciones de Acevedo, viuda de Payá, publicadas por lainformación.com bajo el título “ La viuda de Payá mantiene que la muerte de su marido "no fue un simple accidente". Y también leídas en “Voces.Huffingtonpost.com”, tituladas Ofelia Acevedo, viuda de Oswaldo Payá: 'No tengo odio ni quiero venganza':
La viuda del dirigente opositor cubano Oswaldo Payá, Olivia Acevedo, mantiene que la muerte de su marido "no fue un simple accidente", pese a la sentencia judicial que ayer condenó al militante de Nuevas Generaciones Ámgel Carromero como responsable del accidente de circulación que le costó la vida.

Según declaró hoy en Onda Cero, Acevedo sigue viendo "muchas preguntas que no tienen respuesta" en los hechos acaecidos el 22 de julio pasado. Y lo relaciona con que ellos llevaban "años y años con amenazas de muerte contra Oswaldo", proferidas directamente por "los órganos de seguridad del Estado".
"Si estaba dentro del carro, ¿por qué estaba tirado en la carretera, por qué no estaba luego en el hospital?", se preguntó. Luego, prosiguió, "los amigos no pudieron ver a Oswaldo hasta las ocho de la noche. Y se encontraron que estaba tirado en una camilla, sin ningún tipo de atención, ni refrigeración. También observaron que tenía encajada una jeringuilla encajada en la ingle".
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Acevedo no le tiene miedo a nada; tiene una necesidad implacable de gritar su verdad, como le confesó a HuffPost Voces en un tono de tristeza, rabia, impotencia. "Se perdió al líder, pero yo perdí al hombre que amaba, al padre de mis hijos, nosotros teníamos algo especial en esta vida".
"Oswaldo no tenía por qué irse; ésto no tenía por qué haber pasado, ellos se quedaron con el cuerpo de Oswaldo, nunca lo mandaron al hospital, tenían que haberlo mandado directamente [...] No sabemos realmente si murió inmediatamente en el accidente, lo dejan ahí; ellos dicen que ya estaba muerto, pero mi pregunta es ¿por qué no lo mandan al hospital como en cualquier parte del mundo?, ¿quién puede certificar en la carretera que alguien está muerto o no?", aún se pregunta Acevedo.
"Harold sí llegó al hospital y llegó vivo al hospital; nunca lo operaron, ni lo tuvieron en un salón y murió a las seis de la tarde".
El accidente ocurrió alrededor de la 1:50 de la tarde, según la versión de las autoridades cubanas, en una zona llamada La Curva, cerca de la ciudad de Bayamo.
"CARROMERO NO FUE CULPABLE DEL ACCIDENTE"
"Nosotros estamos reclamando que haya una investigación internacional, ajena al gobierno cubano. En Cuba todo tiene que ver con el gobierno; por ejemplo, en un accidente normal Carromero no tendría por qué estar preso, como lo ha estado todo este tiempo; generalmente se espera al juicio, se han violado muchas cosas", insistió Acevedo.
"Carromero no fue el culpable del accidente; no tiene sentido ninguno la versión de la televisión; yo estuve en el lugar de los hechos, yo ví el terraplén, que es una tierra dura y compactada; cuando tú pisas el freno frenas, así de simple, no sigues dando vueltas; es imposible resbalar en ese terreno".
“El juicio contra Carromero se celebró este viernes 5 de octubre en Bayamo. Los tres hijos de Oswaldo Payá no pudieron entrar a la sala del tribunal y la viuda prefirió no asistir.”



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Me remito a mi entrada  dedicada a la primera lectura de esta interesante novela policíaca:
http://silvia-aquellosprimeroslibros.blogspot.com.es/2012/02/enigma-para-un-domingo-ignacio-cardenas.html

viernes, 26 de octubre de 2012

La Farisea, de Francois Mauriac




La Farisea, Círculo de Lectores, 1962. Título del original en francés, La pharisienne. Traducción, Fernando Gutiérrez. Cubierta, Cobos. Autor François Mauriac.
El verano pasado leí esta novela, en apariencia, de sencilla trama; sin embargo, algunos de sus párrafos tuve que releerlos despacito y bien abiertos los canales del entendimiento. No puedo asegurar si fue con éxito. La dificultad tal vez derivase de la traducción. No lo sé. De todos modos, hace años, siendo yo muy joven, leí dos conocidas obras de Mauriac: "Thérèse Desqueyroux” y “Nudo de víboras”.  Ambas me resultaron fatigosas, en parte -supongo- por mi juventud de entonces y la correspondiente nula experiencia  acerca de los meandros del alma humana, y desconocer  la dificultad de algunos seres humanos en expresar sus sentimientos, especialmente cuando actúan influenciados o dominados por los llamados  "propios demonios" ; situaciones éstas últimas tan magistralmente expresadas por el autor galo en estas dos obras . No disfruté, en resumen, nada con ambas lecturas. El caso es que luego, nunca, he deseado ni tenido intención de volverlas a leer.

En cuanto a “La Farisea” me gustó, aunque no así el destino allí dado a  tres de sus personajes, para mí,  más entrañables  - Octavie Tronché, Monsieur Puybaraud y el cura Calou -  víctimas marginales de   los  tejemanejes  de los poderosos descritos en la novela; unos seres de alta estratificación social , pero de muy bajas miras morales, y que no saben lo que es el amor. El Amor, la Caridad, como virtud superior a todas, en palabras del Apóstol San Pablo, porque- tal como señala San Juan   Dios es amor”(1 Jn. 4, 8).  (1)


En este sentido, al menos para mí, no sólo Brigitte Pian, el personaje principal, sino todos los componentes de la élite social allí descrita,  son buena muestra del fariseísmo (hipocresía)y exacerbado egoísmo imperantes en aquella sociedad. Van a la suya y la de nadie más. La acción acontece en el primer cuarto del XX, Francia, en la zona de Aquitania. Sus protagonistas  son burgueses ricos, todos ellos bien colocados, prefectos, procuradores, militares…, cuyas vidas transcurren rodeados de abundancia y comodidades; y, desde luego, en franco contraste con la precariedad y esfuerzos en el que se mueven los tres personajes de la clase media baja, el sacerdote Calou, Octave Tronche y Puybaraud, antes citados, cuyos destinos – pobres gentes- están en manos de aquellos otros sujetos. Sujetos  soberbios que, además, viven convencidos de su superioridad.

Muy poco edificante me pareció el papel dado por Mauriac a las féminas de la clase alta, encarnados por Brigitte Pian, la condesa de Mirbel, y la madre de Lois Pian, el adolescente que narra  la historia. Todas ellas, a mi juicio,  amantes de si mismas e incapaces de anteponer las necesidades de los demás a sus apetencias y gustos. Aunque “estos demás” puedan ser sus propios hijos y marido.

Tras la lectura de esta  novela, habida cuenta que la acción y las circunstancias allí descritas tienen lugar aproximadamente un siglo después de la Revolución Francesa,  llegas a   la triste  reflexión  que los cambios promovidos por dicho convulsivo y cruento movimiento, poco contribuyeron a la promoción real y justa de las clases más bajas francesas ni tampoco a su equiparación social, pues, tal como nos detalla Mauriac en su obra, subsisten las grandes diferencias entre las clases sociales, y también la desigual redistribución de las riquezas, pero, especialmente persiste  la explotación de unos por otros. Y, como siempre, los explotadores son inmisericordes con sus congéneres más desvalidos, lo hacen sin prejuicio  alguno; y, además, contando para ello con todo el engranaje del sistema con leyes y organismos ad hoc. ¡Perro mundo!

Me doy cuenta que poco he comentado sobre el fondo espiritual de la novela. Con el fin de paliar ello, recojo unos párrafos de la sinopsis del libro “La Farisea” suscrito por Alop, publicado en la web CDL, bajo el tema”El peligro de una falsa religión, rectitud, amor 

“…como sucede en otras de sus novelas, el escritor católico François Mauriac fue acusado de pesimismo en relación con la religiosidad de entonces. En realidad, con esta obra titulada La farisea él señalaba una enfermedad constante en la espiritualidad, la de la hipocresía que florece de la soberbia. La parábola lucana del fariseo y del publicano (18,9-14) es la representación más emblemática. Eficaz es, por tanto, también el retrato que Mauriac delinea de esta mujer, que conoce sólo la religión fría y deshumana que se alimenta de obras y juicios exteriores, que ignora la comprensión y la misericordia y que presume de conocer los secretos del corazón. Llena de ella misma, Brigida Pian pasa por en medio de las debilidades, pero también de las riquezas interiores con desprecio altanero, convencida de ser el perfecto papel de tornasol de la verdadera fe, y así no se da cuenta de que se precipita en un abismo oscuro donde Dios está ausente y está lleno, por el contrario, del yo humano…”
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(1)” San Pablo habla del amor de Dios y nos deja ver cómo es la caridad, "La caridad es paciente, es servicial; la caridad no es envidiosa, no es jactanciosa, no se engríe; es decorosa; no busca su interés; no se irrita; no toma en cuenta el mal; no se alegra de la injusticia; se alegra con la verdad. Todo lo excusa. Todo lo cree. Todo lo espera. Todo lo soporta" (1 Co13, 4-8). Y termina, "la caridad no dejará de existir".
La caridad es la virtud teologal más importante, y es superior a cualquier otra virtud. (1 Co 13,13).

miércoles, 29 de febrero de 2012

El corazón de las tinieblas, de Josep Conrad

En abril del 2009, hace casi tres años, leí la novela de Joseph Conrad ‘‘El corazón de las tinieblas”, edición especial para ABC y Fotogramas, Comunicación y Publicaciones, 2005, traducción de Sergio Pitol, título original “Heart of Darness”, número 2 de la” Colección Cine para leer”.

A pesar de la brevedad del libro, unas ciento cincuenta páginas, tardé un mes en leerlo. No me fue fácil su lectura. Quizás porque lo que allí se cuenta es la estupidez  y  la maldad mostrada por el hombre blanco de cultura occidental, arrastrado por su codicia en la obtención fácil de riquezas mediante la explotación indiscriminada  de los recursos naturales de África, incluidos entre estos últimos los seres humanos. Me refiero a la población autóctona, a las gentes originarias  del lugar que para los foráneos blancos  no cuentan. No tienen valor, ni tan siquiera económico. ¡Horror! Esta es la última expresión  empleada por Kurtz, antes de morir. Pues sí, obviamente. ¡HORROR!

Fue el primer libro de los leídos en el 2009 y no me dejó "buen gusto". Novela corta en la que hay  dos figuras relevantes: Marlow,  el narrador en primera persona de la historia; y  Kurtz, alrededor del cual está tejida la trama argumental. El primero  a modo de testimonio,  y el segundo, como principal hacedor(actor)  de los hechos allí contados. Una historia, en resumen, de la degradación tanto física como moral a la que puede llegar el ser humano, en su afán de riquezas fáciles. Todos los personajes  me han parecido sórdidos.  Seres mediocres y corrompidos que se auto proclaman superiores  por razón única del color blanco de su piel.

Con esta obra, Josep Conrad  denuncia la iniquidad llevada a cabo por los“blancos”, europeos,   en África. De sus inhumanos y desaforados métodos de explotación, tanto de los seres humanos nativos como de los recursos naturales. Explotación vil que tiene sobre quienes la practican, a modo de Justicia Divina o ira de Dios,  su justa contrapartida de proporcional ruina física  a la moral practicada. Su lectura induce al lector a ver la enorme hipocresía de países como, por ejemplo Reino UnidoFrancia, Bélgica y Alemania, por citar los más conocidos de los que allí se establecieron para aprovecharse de las riquezas materiales de África, en explotación pura y salvaje, que aunque  llevada a cabo por colectivos y empresas a título particular, fueron muchas veces auspiciados y siempre apoyados por los gobiernos y los políticos de las nacionalidades por ellos representadas

No existe, sin embargo, según creo, un rechazo y crítica severa por parte de la opinión pública mundial de lo que allí, en África, se ha hecho. O quizás, peor aún, se sigue haciendo. Sus gentes son humilladas y despreciadas; convertidas, en el mejor de los casos, en ciudadanos de tercer orden, en su mayoría, hambrientos, desposeídos, sin derechos... ¿Por qué estas fechorías, algunas parecidas o acaso hasta superiores, a las realizadas en  América por los  históricos conquistadores  hispánicos  no tienen semejante   consideración  y mundial descrédito?  Esta es una realidad palpable aún hoy, testimoniada por sus gentes y la  situación paupérrima y de atraso que todos los países surgidos de las ruinas de los antiguos dominios, ingleses, belgas, holandeses, franceses, etc. hoy representan. 27 de abril de 2009
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Reproduzco a continuación, corto y pego, párrafos sacados de Wikipedia, que documentan  la explotación vil de África por ciertos países europeos:

“La total repartición colonial de África por las potencias europeas, iniciada desordenadamente a partir del siglo XVII tuvo lugar, aproximadamente, en 1885, con la Conferencia de Berlín y el comienzo de la Primera Guerra Mundial, época en la cual los imperios coloniales se extendieron más rápidamente en África que en cualquier otro lugar del mundo, si bien dos países, Liberia y Etiopía, consiguieron mantener su independencia. Es un ejemplo del Nuevo Imperialismo generado por la necesidad de los países europeos de obtener materias primas para el rápido crecimiento de su producción manufacturera después de la Revolución industrial, iniciada en Inglaterra a fines del siglo XVIII."
"Al final de la Segunda Guerra Mundial los aliados no logran ponerse de acuerdo sobre el futuro de la antigua colonia italiana de Libia. En ese momento era un territorio más de cinco veces mayor que la propia Italia. Sin embargo, la población no sobrepasaba el millón de habitantes, por lo que representaba un destino apropiado para la población desplazada de Italia por la guerra, que empezó a buscar lugares a los cuales emigrar. Los recelos entre Occidente y la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS) hacen que finalmente la Organización de las Naciones Unidas (ONU) decida dar la independencia al país dejándolo en manos del rey Idris.Aunque ya había 4 países independientes en África (Liberia en 1847, Sudáfrica en 1910, Egipto en 1922 y Etiopía en 1941) Libia se convierte así en la primera colonia africana en lograr su independencia, en 1951, a la que seguirá la de Ghana en 1957. Más adelante las potencias europeas lamentarían este hecho, pues contribuyó a desencadenar las diferentes luchas por la independencia africana. Además perdieron para sí la última oportunidad de construir un estado de estilo europeo en el litoral sur del Mediterráneo

"El corazón de las tinieblas" se publicó en 1902. Mientras revisaba el comentario escrito, recordé otras dos novelas  leídas   años atrás, cuya temática de fondo  es  la explotación del hombre por el hombre, y también  tienen como escenario principal  África Una de ellas, “Los perros de la guerra” es una ficción del célebre escritor británico Frederick Forsyth; cuyas obras se caracterizan por  tramas y personajes  muy verosímiles; expuestos al lector con riqueza de detalles, en virtud del conocimiento,  por  propia experiencia, que exhibe el autor  en materia de entramados políticos, económico -financieros y de espionaje.


La otra novela  es “Pedro Blanco, el negrero”, del escritor hispano cubano Lino Novás, escrita en 1933 sobre un personaje real, porque su protagonista, Pedro Blanco Fernández de Trava, existió, fue un malagueño sin recursos que amasó una gran fortuna traficando ilegalmente con seres humanos.  El famoso negrero acabó sus días en España, en Barcelona. Según nos cuenta Novás había perdido la razón. ¡Estaba loco!  Tras la lectura de esta novela, de gran valor documental, experimenté parecida sensación de desagrado,  puede que hasta mayor, a la que tuve tras la lectura de la novela de Conrad . ¡Cuánto horror! Cumpliéndose, una vez más, aquella frase que advierte "que la realidad supera la ficción" .  





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http://silvialeyendo.blogspot.com/2008/03/los-perros-de-la-guerra-de-frederick.html


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4 de agosto de 2016:  A la lista de obras por mí leídas sobre tan escabrosa cuestión debo añadir las siguientes lecturas:

1) La  novela de costumbres, escrita en el siglo XIX, por el autor cubano Cirilo Villaverde, "Cecilia Valdés o la Loma del Ángel",  a la que dediqué unos cuantos largos comentarios.
2) "Sab," de Gertrudis Gómez de Avellaneda, y
3)  " La cabaña del tío Tom", de la estadounidense Harriet Beecher Stowe. 

Todas ellas descriptivas de las iniquidades cometidas por unos seres humanos con sus congéneres más débiles.

lunes, 27 de febrero de 2012

Cleopatra, por Emil Ludwig ( Las élites )

 “- ¿Por qué todo el mundo, en esta República, se vanagloriaba de la antigüedad de sus linajes? ¿No eran todos parientes allí? Los hombres y las mujeres de la alta sociedad romana eran cuñados entre sí, cuando no antiguos esposos divorciados y vueltos a casar con otras mujeres, de acuerdo con sus intereses políticos. No era, pues, la inmoralidad de esta sociedad lo que asombraba a la reina, un año después de su llegada a Roma; era que las historias de amor giraban alrededor del dinero,  y las de los divorcios alrededor de la política. 

- Fulvia, …, se había casado ya con tres libertinos, y era madre de cuatro hijos de tales uniones, aunque solo contaba veinticinco años. La alta sociedad romana se preguntaba cuál de sus dos primeros esposos había sido el más vicioso. De todos modos, Curio, el amigo íntimo de Antonio, había perdido por culpa del segundo una fortuna, y luego su mujer. Pero Antonio no se había casado con Fulvia hasta que el tercero de aquellos ilustres borrachos -Dolabella- le había quitado su propia esposa. Todas estas historias tenían en Roma enormes consecuencias porque, una vez aliado a tal o cual familia, se llegaba fácilmente a edil y hasta a cónsul; y, en cambio, una vez divorciado o engañado, se votaba contra el enemigo.

- Cuanto más ahondaba Cleopatra en la vida de las facciones romanas, tanto más despreciaba el origen de un poder que se edificaba con papeletas del voto y que podía comprarse con una serie de herencias, matrimonios, divorcios o adopciones."

He reproducido estos párrafos, sacados del Capítulo 2º (Zeus), parte VII, porque entiendo que su lectura nos da una idea clara del reparto del poder político en la Roma que conoció Cleopatra. Unas mismas familias patricias( los Claudios, Julios, Valerios ,Cornelios, etc.) que, desde bastante tiempo atrás, se venían repartiendo y perpetuando en los estamentos de poder y control de Roma, al mismo tiempo que gozaban  de honores y prebendas. Y cuyas luchas internas, en muchas ocasiones, llevaron a la República a cruentas guerras civiles. 

Pero no es la descripción de  lo que sucedía en la Roma antigua lo que ha llamado mi  atención, sino que, aquí, en Cataluña(España), siglo XXI, la élite, como entonces en Roma, esté toda emparentada bien por vínculos de  sangre, o por vínculos matrimoniales o de negocios comunes. Uniones o rupturas, teóricamente familiares, que en la Roma Antigua conllevaban un cambio en los votos  y apoyos en el Senado y consecuentemente en su mapa político. En este aspecto parece que nuestra élite catalana, los mismos nombres, los mismos apellidos, aprendió la lección y ha sabido mantenerse incólume en lo más alto de los distintos estamentos de poder de la sociedad. Como demostración de mi afirmación me remito al libro o más bien estudio, tantas veces citado por mí, L’Oasi Catalá, de los periodistas catalanes, Pere Cullell y Andreu  Farràs.                                                                                                                                                                       

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                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                         https://silvialeyendo.blogspot.com/2011/10/cleopatra-por-emil-ludwig-algo-sobre-el.html
https://silvialeyendo.blogspot.com/2012/02/octavio-cleopatra-de-emil-ludwig.html                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                             

viernes, 24 de febrero de 2012

Cleopatra, por E. Ludwig (El pérfido Octavio)



Como ya dije,  mi visión de Cleopatra, cambió tras esta segunda lectura. En  la primera  me dejé llevar  por la fuerza del personaje, expresada tan espléndidamente por Ludwig, y sólo vi  a la mujer de talento superior en lucha encarnizada por sobrevivir en un mundo, ciertamente, hostil, sin tener para nada en cuenta su falta total de principios y su modo de hacer maquiavélico.  Es decir, no vi a “Cleopatra”,  como lo que fue, un gobernante tiránico y egocéntrico que vivió, y sobre todo reinó, al margen de su pueblo. Porque no se puede obviar lo que para Egipto significó la  derrota de Cleopatra por Octavio, tras la cual “Egipto fue provincia romana, la más grande conquista desde la caída de Cartago, hacía ciento setenta años”.  

Como también soslayé sus aborrecibles métodos, o sea, las intrigas, los crímenes y las traiciones, que dirigió indiscriminadamente contra todo aquel, incluidos sus hermanas y hermanos, que se cruzaron en su camino, en su lucha por el poder .

Pero hoy, no es de la Reina de Egipto de quien quiero hablar , sino de otro buen ejemplar de la misma especie en cuanto a sus ilimitadas ambiciones de poder y su falta total de escrúpulos a la hora de conseguirlos. Me refiero  a  Octavioal heredero de Julio César ;  el futuro César Augusto, personaje que, según cuenta Ludwig, nunca gozó de las simpatías de Cleopatra, guiada, al parecer,  por su agudo instinto  femenino y su exacerbada sagacidad política para identificar a un igual y, consiguientemente, peligroso enemigo. Un personaje este Octavio,  ciertamente odioso, cuyas características morales han quedado en evidencia por  sus hechos más notorios. De los cuales  Ludwig, en la novela,  nos relata unos cuantos de los más significativos . Algunos de los cuales transcribo a continuación, con objeto de poder apreciar la calidad moral del personaje:

(…)Este muchacho de dieciséis años le es antipático. Y, sin embargo, César habla bien de él. Es Octavio (...) ¿Qué clase de atractivo encuentra César en este sobrino suyo? Cleopatra lo examina y comprueba, una vez más, la falta de salud del muchacho, como lo demuestra su palidez y enfermizo aspecto. (...) La pasión que siente por los libros y la inquietud que le produce su endeblez le tienen así. Sus ojos brillan de un modo extraño, como si delataran vicios ocultos. Si su abuelo, el viejo usurero Velletri, no hubiera vaciado tanto los bolsillos ajenos, su padre no habría podido unirse a la ilustre familia de los Julias. (…) Aquel muchacho de dieciséis años, sobrino y protegido de César, solo tiene ojos para el hijo de su tío abuelo(…) No le perdona que viva - piensa Cleopatra contemplando de nuevo a su hijo -. Si sueña con heredar a César tiene que odiar por fuerza a su hijo. ¡Haré doblar la guardia del pabellón!"(págs.81 y 82)
“(...) de Octavio, el sobrino, nunca se hablaba, pues conocía la repugnancia que le inspiraba a la reina… (pág.101) “… A la cabeza de cuarenta y tres legiones, de muchos miles de jinetes y de seiscientos buques, estaba este joven de veintisiete años,(Octavio) que nunca ganó una batalla, que no tenía una gota  de sangre de Cesar, ni un solo rasgo de semejanza con él, ni físico ni espiritual, sino que era en todo igual a su abuelo, el usurero, y que era cruel, avaro y hábil especulador.”(Págs.217-218)“Cleopatra…  lanzó chispas de odio cuando supo que Octavio, que recientemente había hecho colocar el carro de victoria de Antonio en el Foro…dos meses antes había mandado mensajeros secretos al rey de Armenia, para hacer más   honda la caída de su aliado y cuñado…”(pág.219) También en el capítulo V, parte III, nos ofrece Ludwig otra buena muestra de los modos de hacer de Octavio al referirnos su campaña de desprestigio  mediante mentiras propagadas por su  gente de Antonio y Cleopatra.Mediante una propaganda, hija del miedo y de la villanía de la débil alma de Octavio, éste trató de ahogar la popularidad de su contrario, y a esto su gente sumaba cien mentiras sobre Antonio y Cleopatra”  (pág.245) (...)El efecto de estas falsedades – señala Ludwig- “no fue lo suficientemente grande como para perjudicar a Antonio; eran lanzadas por el más impopular de los triunviros al más querido y popular”.(pág.246) 
En su larga carrera de indignidades públicas por hacerse con el dominio  en solitario de Roma y su imperio, alcanzó un nuevo máximo  cuando robó el testamento de Antonio, guardado en el templo de Vesta. A este respecto el escritor alemán escribe: “En Roma no había nada más seguro que el templo de Vesta, y la historia de Roma, llena de delincuentes, no cuenta, por lo menos según nuestras noticias, un caso de robo de los documentos que se colocaban bajo la protección de sus dioses. Octavio rompe la consigna y comete tal felonía para aprovechar las ventajas que la publicación del testamento le  puede valer.”(pág.253)
Entre las villanías más notables del futuro César Augusto, según creo,  está el asesinato de Cesarión, el hijo de César y Cleopatra, y” el único que entre todos los seres que respiraban en este mundo  podía discutirle el poder.” Reproduzco las palabras de Ludwig narrando el suceso: 
…Octavio, que siempre quiere tener un responsable, pregunta al filósofo Arrio si tiene derecho a matarle. Este sabe cuánto le debe a su nuevo señor, y contesta, parodiando a Homero: ”No es bueno que haya muchos Césares”.
Octavio comprende, y el niño, cuando apenas pone un pie sobre la tierra de que es rey, cae asesinado fríamente (…) cae en ponzoñosa noche el último soberano de Alejandría, que un César envejecido engendró en el vientre de una joven reina.”
Con estas pinceladas del “corazón de Octavio” descritas por Ludwig, espero haber dejado clara la talla moral del odioso personaje, el luego conocido por César Augusto.  



martes, 18 de octubre de 2011

Cleopatra, por E. Ludwig (III) (El noble Bruto, un innoble traidor)

Resultado de imagen de imagen de Marco Antonio(Marlon Brando) al pie del cuerpo de Julio CésarHace ya unos cuantos años  vi, en televisión, la película "Julio César",  del cineasta Mankiewicz, basada en la obra de Shakespeare, en la que un brillante Marlon Brando encarnaba a Marco Antonio, cuya imagen  al pie de las escalinatas del senado romano, junto al cuerpo de César, mientras dirigía al pueblo romano un  largo discurso,  quedó impresa en mi memoria.  Posteriormente he sabido que dicho discurso, sacado  de la obra de Shakespeare, es todo un símbolo, paradigma, de   la manipulación  de la opinión pública en persecución de un determinado fin. En la tragedia de Shakespeare, el discurso del personaje Marco Antonio busca predisponer a la opinión pública romana contra los asesinos de César.  Y lo logró.

Mucho después, a finales de los 90, cuando leí el clásico de Shakespeare, “Julio César”,  el personaje de Bruto me conquistó. Consideré que  no era el odio a César, ni tampoco particulares ambiciones políticas,  sino  su amor a la  república, al sistema político republicano,   lo que le había obligado, más bien arrastrado,  a participar  en la emboscada  que culminaría en el cruel asesinato colectivo de Julio César, todavía dictador, pero ya inminente “emperador”. A quien veía como una  amenaza  para la República Romana.  (**) Todo ello unido a la honestidad moral del personaje, descrito con un profundo sentido del deber(obligación)   de defender sus ideales . (*) Tras la lectura del clásico de Shakespeare,  atribuí al sibilino Casio, como pérfido cerebro instigador de la conjura, toda la responsabilidad del magnicio.

Después de esta segunda lectura de la biografía de Cleopatra de Ludwig, algunas de mis impresiones anteriores sobre estos históricos personajes  han sufrido sustancial cambio. De Antonio hablaré  en próximos comentarios.(***)  

Ésta entrada  la destinaré  a los tres  jefes de la conjura, y  de los motivos reales que los impulsaron, que según Ludwig, fueron la envidia y las ansias de venganza personal, si bien estas últimas enmascaradas  de  pretensiones idealistas.  Digno de resaltar es el justo final que, a mi modesto entender,  tuvieron los conjurados , pues finalmente no sólo  fueron desenmascarados, sino que también obtuvieron el público repudio por el asesinato  de César, fueron hostigados ,   vencidos en batalla y , como digno colofón final, la autodestrucción, pues tanto Casio como Bruto terminaron suicidándose. ¡Justo itinerario para todos los como éstos!


A continuación transcribo algunos párrafos del Capítulo Segundo, XI, acerca de la conjura y los conjurados:


“(…) parece que al final había cerca de ochenta senadores conjurados(…)República y la libertad (…)Seguramente entre ellos había algunos que lo hacían por amor a la libertad, pero no los tres jefes.(…), los tres favorecidos con beneficios por César, pero los tres impregnados de envidia; lo hicieron sin dar otro motivo que la venganza idealista, ocultando las ansias de venganza personal. .. (pág. 120) 
Décimo Bruto,  (…), pudo ser el primero en obrar, excitado por el temor de ser superado  (…) César se acercaba a la corona, (...) y cerraba el paso a su ascenso, ...Casio, por su parte, envidioso y desgraciado por naturaleza, perdonado generosamente como antiguo pompeyano, no podía olvidar este acto generoso(…)Marco Bruto(…)era uno de esos hombres de honor, sombríos, que están torturando continuamente sus sentimientos, demasiados humanos, con reconvenciones éticas, a la vez que los hermosean, protegiendo toda mala acción con un buen objetivo que la justifica. Si en las provincias prestó dinero a intereses usurarios, lo hizo por la salud de la República (…) En realidad,  Bruto tenía en César al hombre que quería ser su padre. (… )pero todos estos sentimientos se ahogaban en el corazón de Bruto cuando pensaba que, al matarle, acababa con el seductor de su madre, que había sacado a su padre, Marco Bruto, de la serie de sus gloriosos antepasados(…)Fue uno de los veinte cobardes asesinos que hirieron por la espalda a un hombre que había guiado victoriosamente cientos de batallas. Con eso se hizo despreciable: no hay una medida tomadas por César en contra de la libertad que pueda justificar o disculpar el miserable acto de Bruto.”(págs. 121-123)


Y también  transcribo, seguidamente, algunas de las frases del Capítulo Segundo, XII, con la descripción del asesinato de César por los conjurados. Lo hago  porque entiendo que la lectura de los hechos nos describe también a los asesinos:


(…) Címber se acerca (…)a pedirle perdón para su hermano deportado, y cuando César manifiesta deseos de postergar ese asunto(…)se le acercan varios conjurados para apoyar aquella petición; algunos le besan con respeto el cuello y el pecho para comprobar si lleva coraza(…) Tulio le tira de la toga en tal forma que ésta cae de sus hombros y deja descubierto su pecho bajo fina túnica. Aquél era el signo convenido.(…)salta hacia él Casca(…) y pasa su espada por la garganta bajándola en seguida y hundiéndola en el pecho(…) otro le hundió el puñal por el lado que había quedado al descubierto(…)Casio le hirió en la cara y Bruto en la ingle’Contra los otros- así escribe Plutarco - , César se había defendido (…)pero cuando vio a Bruto con el puñal en la mano, tendió la toga sobre la cabeza y se entregó a la furia de sus asesinos’. Cayó con veintitrés heridas (…) César quedó completamente solo, tendido en la sala (…) (Págs. 126-127). 


En resumen, considero que bien merecido es  que el nombre del patricio romano, Bruto,  haya quedado como sinónimo de cerril, rudo, negado, bestia, animal, etc.;  y “brutal”, derivado de bruto,   de  inhumano, cruel, monstruoso, sanguinario, impío….


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(*) Actualmente me inclino más por la versión de Ludwig acerca de  Bruto y los como Bruto, es decir, la élite romana, conformada por individuos que constituían un mundillo repleto de distinciones y privilegios de clase, ajeno y bien distinto al del resto, los otros, los comunes habitantes de Roma. Situación de privilegio que temían perder; y que en ellos  poco o nada había de ideales y de aspiraciones nobles.

(**) En la obra de Shakespeare, es puesto en boca de Bruto el curioso grito de "Libertad e independencia." Al parecer, es costumbre universal y eterna de las élites parapetarse tras ideas e ideales nobles y en apariencia patrióticos, cuando, en realidad, persiguen sólo mantener y defender sus privilegios de clase, así como la concentración de bienes y riquezas.

(***) Al 28.5.2020 todavía tengo pendiente el comentario sobre la figura de Antonio  .¡Vaya!
 
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22 de abril de 2017: Como en tantas otras ocasiones, sucesos de la actualidad traen a mi memoria pasajes de mis lecturas pasadas. Así me pasó ayer cuando entre las noticias del día era destacada la firma conjunta de todos los miembros del Gobierno catalán(más de 140 altos cargos) asumiendo la responsabilidad de la celebración de la consulta. 
Foto: El presidente de la Generalitat, Carles Puigdemont junto al vicepresidente, Oriol Junqueras tras firmar el manifiesto. (EFE)


Recordé el requisito establecido por el ladino Casio, cerebro de la conjura, de que todos y cada uno de los veintitrés conjurados debería herir a Julio César. De este modo todos compartían , eran co-responsables, de su asesinato. Veintitrés puñaladas, veintitrés conjurados. Ninguno pudo luego exculparse. ¡Qué listo Casio!


25 de septiembre de 2017: En nuestra particular tragicomedia catalana,¿quiénes serán nuestros particulares Brutos y  Casios ? ¿Quién nuestro  Marco Antonio y su  oratoria manipuladora? ¿Quiénes el resto de conjurados? Pero, principalmente, ¿ quién el astuto Octavio, el verdadero y único ganador tras el crimen de Julio César?


24 de mayo de 2018:En la actualidad añado la pregunta¿ quién es el que financia?

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