El “Señor Natural” es una novela histórica escrita por LázlóPassuth en 1947. El ejemplar por mí
leído corresponde a una edición de Luis de Caralt, 1962, Colección Gigante,
título de la obra original: “Fekete bársonyban”, (Terciopelo Negro), versión española de Mariano Orta Manzano,
con cubierta de papel ilustrada con la
imagen del famoso cuadro del Greco, “El caballero de la mano en el pecho”. Esta pintura en su tiempo, según leí en
Wikipedia, se convirtió en la representación clásica y honorable del
español del Siglo de Oro.
Transcribo unos versos dedicados a esta
pintura por el universal poeta español, Manuel Machado, hermano de Antonio Machado, que vi publicados en
la citada web:
“Este
desconocido es un cristiano
De serio porte y negra vestidura,
De serio porte y negra vestidura,
Donde brilla no más la empuñadura,
De su admirable estoque toledano.”
La leí en el verano del 2008. Fui retrasando el comentario y cuando me
propuse hacerlo, tuve la necesidad de volverla a leer. Luego de esta segunda
lectura busqué información fidedigna sobre los
pasajes históricos que me parecieron “más inverosímiles”, así como sobre algunos de sus actores, como por ejemplo de: Felipe II, Don Juan de Austria, Antonio Pérez, Ruy Gómez,
y San Pío V, por citar algunos. Estas lecturas
adicionales me sirvieron para constatar la autenticidad de aquellos hechos narrados por Lázló Passuth, que a mi me parecían más bien fruto de la ficción del escritor . Aquel año también leí “La
Reina Mártir” del Padre Coloma, y “Enrique
VIII” escrita por Félix Grayeff. Los tres libros se refieren al siglo XVI.
Sus protagonistas son los reyes de tres de las monarquías que a la sazón existían en Europa. Países
entonces gobernados por un rey o reina a
modo de amo y señor de vidas y haciendas. Estas lecturas han enriquecido tanto mis
conocimientos históricos como los referidos a la sórdida naturaleza humana en
su lucha por el poder político y económico. ¡Cuánta semejanza hay entre los
inicuos de cualquier época y país del mundo! ¡Qué poco han cambiado sus fines y
tampoco los modos de conseguirlos!
Pero, vuelvo a la novela de Passuth, el cual, en
su “Advertencia final”, nos detalla el escenario y actores por él escogidos que son los correspondientes
“a
la época difícil y que, en muchos aspectos, sigue ejerciendo influjo hasta en
nuestros días, de la Europa que existió bajo Felipe II.” También
nos aclara que “la novela histórica no puede ser idéntica a la obra del historiador.
Pero sin embargo debe cumplir siempre una condición: no puede falsear la
esencia de las personalidades rectoras de una época, como tampoco los
acontecimientos decisivos de la Historia”.
Dicho esto, quiero elogiar al escritor húngaro por ésta magna novela, compendio, sin duda, de muchísimas y
concienzudas lecturas, y reflejo, asimismo, de un laborioso esfuerzo de
comprensión y síntesis para acercar al
lector al conocimiento de la realidad histórica europea de
aquel significativo siglo XVI. Su
lectura, en resumen, lleva al lector al
conocimiento, de modo entretenido, al menos para mí lo fue, de los lazos
familiares, las luchas, los intereses reales, ideología o creencias religiosas,…
de los personajes poderosos de entonces,
así como de las instituciones y acontecimientos que, a la par de conmover,
conformaron la Europa del siglo XVI, cuando buena parte de ésta y del
mundo, estaba bajo la égida de Felipe II;
aquel tan serio y austero monarca español, en cuyos dominios no se ponía el
sol. Aquel amo del mundo junto a cuyo lecho de enfermo, en sus postreros días,
“era imposible resistir más de unos minutos”. Conocimiento que induce a una mejor comprensión de las relaciones históricas entre los países
europeos, hoy conocidos como España, Francia, Bélgica, Holanda , Portugal,
Reino Unido e Italia.
Es un libro grueso y rico de contenidos. Su principal protagonista es Felipe II, Señor Natural, seguido
por Juan de Austria, Antonio Pérez, y Ana de Mendoza. Estos son los cuatro personajes, a mi modo de ver,
ejes de la novela, cuyos hechos y situaciones personales son destacados sobre
los demás. Luego, en otro plano, se nos presentan otras muchas figuras
relevantes de la época, como el emperador Carlos V , sus hermanos, mayormente Doña María que reinó
en Hungría y fue gobernadora de los Países Bajos, Alejandro Farnesio, Margarita de Parma, el rey Sebastián de Portugal, Ruy Gómez de Silva, el III Duque de Alba, el Papa San Pío V, los
Valois y la regente Catalina de Médicis, María Estuardo, Isabel Tudor, el arquitecto
Herrera, Santa Teresa de Ávila, San Francisco de Borja, Cervantes, el Duque de
Orange y muchos más; todos ellos , reitero, influyentes personajes europeos de
aquella época de hegemonía española.
El título “Señor natural” de la versión en lengua castellana, alude, según creo, a los seres reservados, “por la gracia de Dios” y en razón de su estirpe superior, a ser el amo y señor de vidas,
pero, principalmente, de múltiple hacienda. En el caso español, en el momento
histórico descrito en la novela, esta “gracia” recaía en los del linaje de los
Austrias (los Habsburgo). En Francia, en los Valois. En Escocia, en los Estuardo. En
Inglaterra, en los Tudor… A mí, sin embargo, me parece más apropiado “Terciopelo Negro” dado por el autor a la versión original . En parte, porque los
nobles e hidalgos españoles, en aquella etapa de esplendor, se
caracterizaron por el empleo de prendas oscuras de terciopelo. En alguna
ocasión recuerdo haber leído sobre la sobriedad y el uso generalizado del color
negro en sus vestimentas, que distinguía
a los dignatarios de los reinos de Castilla y Aragón. En franco
contraste con las vestimentas lujosas y muy coloridas de los cortesanos de los
reinos musulmanes de la península y, también, de los de las cortes inglesa, escocesa
y francesa. Pero, la razón esencial es porque tras la lectura de la prolija
obra de este amante de lo español, más de quinientas páginas, coliges que su
autor, el húngaro Passuth, a quien dedica su obra es a España y a sus gentes,
en aquel singular momento de su historia en que, por la coincidencia de muchos y excepcionales personajes, brilló de modo inusual y
sorprendente en campos tan diversos como
literatura, arquitectura, religión, pintura, militar,
descubrimientos geográficos, navegación, etc.,
San Francisco de Borja |
Arquitecto Herrera |
modo omnímodo por el monarca.
María Estuardo |
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