La cartuja de Parma, Henry Beyle, conocido por “Stendhal”. CUPSA Editorial, Colección goliárdica, num.6. Prólogo de Carlos Pujol.
La
leí por primera vez hace ya unos años. Entonces, disfruté mucho más con su
lectura que en esta ocasión.
Se
trata de un grueso libro de más de seiscientas páginas, enriquecido con la
detallada introducción del profesor de la Universidad de Barcelona, CarlosPujol, en la que nos habla, extensamente, del autor y de su obra. Al final
hay un apéndice en el que se explicitan detalles y particularidades de la
publicación y de las primeras ediciones de la obra.
Fue
publicada en 1839 y Stendhal se basó en la historia verídica de Vanozza
Farnesio, hallada en unos manuscritos de los siglos XVI-XVII, en unos archivos
de Roma, cuyos hechos trasladó a su época, es decir, hacia la primera mitad del
XIX, después de Waterloo.
Tres
son los personajes capitales: la duquesa Sanseverina, inspirado en
Vanozza Farnesio; el poderoso conde Mosca en Roderico el
amante de la duquesa; y Fabrice del Dongo en Alejandro
Farnesio.
El
conde Mosca encarna al sagaz político y eficaz estratega, dotado de superior
inteligencia y de vitales experiencias. Está muy enamorado de la duquesa a
quien adora y por la que está dispuesto a renunciar a todo. Este aspecto fue,
quizás, lo que más me ha gustado de su descripción. Y aún más comparado con el
protagonista, Fabrice, tipo donjuanesco que va de flor en flor, pagado de su
alcurnia y bonapartista furibundo. Individuo de endebles convicciones,
hedonista empedernido, que ve el sacerdocio como un medio de alcanzar elevada dignidad eclesiástica. Con este personaje me pasó como con
el protagonista de Rojo y Negro, con los que no he sido capaz de simpatizar.
En
cuanto a la duquesa, es descrita como mujer de singular belleza y atractivo
personal e inteligencia, características que ella utiliza con eficacia. Mujer,
en lenguaje llano, “de armas tomar”.
El
conde Mosca me ha parecido el más cabal.
La
novela es, resumiendo, una entretenidísima y larga secuencia de intrigas
cortesanas ambientada en Parma, en la corte del príncipe Ernesto IV, un
soberbio soberano y odioso déspota, con
su séquito de aduladores y serviles burócratas, entre los que destacan el conde
Mosca y el fiscal Rassi.
Tras
esta segunda lectura considero que “La Cartuja de Parma” es un manual del modus
vivendi de las élites poderosas, de sus usos, pero principalmente de sus abusos
y privilegios. De las intrigas por ellos protagonizadas con el fin de ganar o
de conservar el favor del jerarca del grupo.
Detallo
enlace con mi comentario luego de mi primera lectura de esta espléndida novela
de Stendhal.
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