“La
vida y la época de Fernando VI”, de Pedro Voltes
Bou, (1) Planeta, 1998, que, como por el título se deduce, se trata de una biografía del segundo de los
reyes de la dinastía de los
Borbones en España. Monarca cuya infancia y primera juventud, entre un
padre loco de atar, Felipe V,
y una madrastra, Isabel
de Farnesio, cortada siguiendo los
modelos de las malas que salen en los
cuentos infantiles, empeñada, además, en
que nunca llegara a ser el rey- sucesor,
no fue precisamente “miel
sobre hojuelas”. Tuvo, según parece, mejor fortuna en su casamiento con
Bárbara de Braganza, de Portugal, pero no hubo hijos. Reinado y vida cortos, de
trece y cuarenta y seis años, respectivamente.
Lo
leí a mediados del pasado 2017 y he vuelto a
releer aquellos capítulos a mi
modesto entender de mayor importancia como los que se refieren a la evolución
económica de España durante este reinado, los alusivos al dominio sobre las
decisiones del monarca de sus confesores, en especial el ejercido por el
singular jesuita Padre
Rávago, así como los concernientes a
las relaciones Iglesia –Estado, entendimientos que culminaron en el
establecimiento de un nuevo Concordato. Pero,
particularmente, me atrajo el capítulo XIII, titulado “El apogeo de Farinelli”, en el que son
detallados los muchos méritos realizados
en dicho reinado por los consortes
reales en favor de la cultura en los que “la música constituyó uno de los aspectos
favoritos de la dedicación regia” ya que “el rey Fernando era gran aficionado a las veladas literarias, las
comedias españolas o portuguesas con música, y óperas y conciertos” (pág. 165). Y la reina, según decía el padre Flórez-
señala Voltes: “fue muy inteligente y se
divertía en componer, tañer y cantar con bello estilo y destreza plausible”
(pág. 166). Predilección real que conllevó la concentración en la corte de
Fernando VI de un elenco superior de artistas, muchos de ellos extranjeros.
Entre los cuales despuntó el célebre
contratenor castrato Carlo Broschi, llamado Farinelli. Este capítulo también es aprovechado por el
autor para explicar, con minuciosidad y riqueza de nombres y de detalles, sobre la generosidad regia para con todos
estos artistas. Capítulo que se cierra con la narración de la construcción
del fastuoso complejo del monasterio
de las Salesas,( desde el siglo XIX sede del Tribunal
Supremo)mandado a construir por la reina, Doña Bárbara, que “vivió siempre con la preocupación de que,
si se quedaba viuda, se hallaría desamparada frente a su suegra, la cual haría
todo lo posible para humillarla y perjudicarla. Por esto decidió construir un
monasterio, en parte del cual pondría su vivienda”. (pág. 169). La construcción duró ocho años y no se
escatimó nada, todo fue de gran calidad y lujo, con obras y pinturas de los más
afamados artistas de la época, con un coste total, según señala Voltes, cuya
valoración actualizada en poder adquisitivo sería de unos diez mil seiscientos millones en pesetas(año 1999). Este colosal
dispendio real levantó severas críticas como las reflejadas por estos
pasquines que circularon en dicha época:
“Bárbaro edificio, bárbara renta, bárbaro
gasto, Bárbara reina”.
“Bárbaros tiempos, bárbaras rentas, bárbara
obra, Bárbara reina”
Con esta biografía que se lee con facilidad debido a la sencillez del lenguaje y amenidad en el relato de las historias contadas, su autor, Voltes, nos ilustra sobre aquellos hechos y acciones de gobierno de valor estratégico, acontecidos durante los trece años que duró el reinado de Fernando VI, con lo que persigue, según creo, en primer lugar, disuadir al lector de la errada idea de que este monarca fuera “un buenazo de cortos alcances”, que reinó en una época “tranquila entre oleadas dramáticas”. Idea usual, según se señala en la breve sinopsis de la contraportada del libro, que el autor no comparte. “El rey liquidó las guerras heredadas (Paz de Aquisgrán) y se dedicó a la reconstrucción interna del país continuando así la política de reformas de los Borbones...intentó sanear la Hacienda y desarrollar la economía y la cultura en el marco de las ideas de la Ilustración que ya empezaban a imponerse en Europa…”
Con esta biografía que se lee con facilidad debido a la sencillez del lenguaje y amenidad en el relato de las historias contadas, su autor, Voltes, nos ilustra sobre aquellos hechos y acciones de gobierno de valor estratégico, acontecidos durante los trece años que duró el reinado de Fernando VI, con lo que persigue, según creo, en primer lugar, disuadir al lector de la errada idea de que este monarca fuera “un buenazo de cortos alcances”, que reinó en una época “tranquila entre oleadas dramáticas”. Idea usual, según se señala en la breve sinopsis de la contraportada del libro, que el autor no comparte. “El rey liquidó las guerras heredadas (Paz de Aquisgrán) y se dedicó a la reconstrucción interna del país continuando así la política de reformas de los Borbones...intentó sanear la Hacienda y desarrollar la economía y la cultura en el marco de las ideas de la Ilustración que ya empezaban a imponerse en Europa…”
El libro, resumiendo, me gustó, porque muchos son los conocimientos que su lectura
me brindó. Por una parte, los detalles de la triste
infancia de un niño, cuyo padre viudo se vuelve a casar con una mujer
de avariciosa naturaleza que pretende a toda costa, sin importarle modos ni
medios, que sean sus propios hijos los herederos únicos, o, los que se lleven la mejor porción del patrimonio
paterno. Es decir, la situación de una indefensa criatura (niño/niña) que se
cría en un ambiente hostil(a él o ella) y queda, obviamente, marcado en su
manera de ser y de relacionarse con los otros,
relato que bien podría corresponder a un común mortal, e indiferente de nacer en cuna
real.
La
otra perspectiva ofrecida por esta
lectura es la del conocimiento objetivo, pues numerosos son los documentos y
las citas bibliográficas aportadas (págs. 235 a 237), de personajes y hechos
históricos de España. Conocimiento enriquecido con algunas sugerentes
afirmaciones del historiador Voltes,
como y a modo de ejemplo cito algunas de las expresadas en el capítulo X , titulado
“El desarrollo económico del país" cuando afirma: “Se da entonces un decenio de fomento continuado de la
riqueza del país, línea que no volvió a ser tan predominante en la acción de
gobierno hasta mediados del siglo actual (XX). Su desarrollismo acabó de parecerse al de nuestro
tiempo por ser obra de un elenco de intelectuales, partir de unas nociones
abstractas y proponerse unos planes de largo curso”.
(pág.125) “Otro punto meritorio del reinado consiste en un intenso
esfuerzo para llegar a lo que se denominaba “única contribución”; es decir, un
impuesto que refundiera los diversos tributos que existían, procedentes varios
de ellos de la Edad Media. El más opresivo de éstos era la arcaica alcabala-
hoy renacida bajo la forma de IVA-que seguía siendo la columna vertebral de la
fiscalidad. Carentes de relación con la riqueza básica, tales tributos gravaban
el movimiento del comercio y dentro de él, como todo impuesto indirecto,
apretaban especialmente al sector más modesto”.(págs.. 127 y 128)
Pero
son, según creo, los párrafos que seguidamente transcribo los
que evidencian mejor la crítica
aguda del autor, y por ello lo resalto
en sobremanera:
“Por
un curioso sarcasmo del destino, los territorios más avanzados en el orden
fiscal eran los de la antigua Corona de Aragón, desposeídos de su
fisonomía política propia por Felipe V al término de la guerra de Sucesión. En ellos, el rey vencedor había
implantado, como en tabla rasa, un régimen moderno de fiscalidad, que se basó
en los censos estadísticos del catastro. Éstos aseguraban una mínima
congruencia entre el hecho imponible y el tributo, el cual despertaba menos
quejas y preocupaciones que en Castilla.(pág. 128)…También corresponde a la época
fernandina el diseño de una política de desarrollo industrial donde la Corona
debuta como empresaria, además de conceder una frondosa variedad de medidas de
protección a fábricas privadas…”De entonces data el origen de la moderna
industria de Cataluña y mayormente de Barcelona”, escribe Manuel
Colmeiro…El comercio de Barcelona, prosigue Colmeiro, fundó la Compañía de
Santo Domingo o de Cataluña en 1757 para fomentar la comunicación y el comercio
con dicha isla. Ésta es una de las varias compañías privilegiadas que nacieron
para desarrollar el comercio exterior y especialmente el indiano (pág.131) En
este tiempo se consolida y perfila la imagen de “otra” España posible, de la
cual ha tratado en repetidas ocasiones Julián Marías…(pág.133)
Este
libro cayó en mis manos de puro azar, su primer valor para mí fue el que
estuviera escrito por un antiguo profesor del que principalmente recordaba los
conflictos que su incorporación como
catedrático titular originó. Pero esa es otra historia.
_________
Tuve a Voltes como profesor de Historia Económica, justamente en el
curso en el que se incorporó
como profesor titular y “desplazó” a Jordi
Nadal, (2)
que venía ocupando dicha plaza.
Voltes no fue bien recibido por
los estudiantes, y hubo protestas y paros en
favor de la continuación de Nadal.
Ahora, en mi
ancianidad y luego de comparar ambos currículos, añadido a mi particular
experiencia sobre la crítica situación a la que el nacionalismo cerril está arrastrando
a esta Comunidad, intuyo que las
verdaderas razones que impulsaban a los ocultos promotores de dichas algarabías, ya en aquel entonces, finales de los sesenta, eran evitar que alguien ajeno a sus tesis nacionalistas y sesgadas pudiera ocupar tan prestigioso como efectivo lugar para un buen adoctrinamiento. Porque Voltes, un catalán “todo un sabio”, estaba en posesión de todos los méritos exigidos, y era, además, autor prolífico,
con numerosas obras en su haber, entre
las cuales destaca “El archiduque Carlos de Austria, el rey de los catalanes”, que recoge su
tesis doctoral, publicada por Editorial Aedos en 1953, prologada por Jaime(Jaume) Vicens Vives, director
asimismo de la tesis.
Jordi
Nadal es tío de Joaquim
Nadal, quien fuera Conseller del Tripartito, como representante del PSC, y antes Alcade de Girona e historiador como su tío Jordi Nadal.
Recomiendo la lectura de los textos e informaciones contenidos en los enlaces más arriba detallados, y así, luego del oportuno contraste, cada uno pueda enjuiciar mi afirmación.
Recomiendo la lectura de los textos e informaciones contenidos en los enlaces más arriba detallados, y así, luego del oportuno contraste, cada uno pueda enjuiciar mi afirmación.
9 de enero de 2022: Al revisar el comentario y releer la biografía de Jordi Nadal, observé que murió a finales del 2020, D.E.P. Añado artículo publicado en Levante, en ocasión de su fallecimiento.