https://youtu.be/5uv5FVJb-iA
La Habana, de NissaTorrents es un libro pequeño de unas
doscientas páginas, Ediciones Destino, 1989, Colección Las Ciudades, número 18,
dirigida por Valentí
Gómez i Oliver y Carlos Trías.
Con fotografía en su cubierta del Parque Central.
Lo leí por vez primera en agosto de 2010. No me gustó, ni me apeteció comentarlo.
Tras esta segunda lectura, sigue sin gustarme, pero esta vez lo
comentaré. Como siempre que relees un libro,
al menos a mí me pasa, hallas cosas nuevas que antes pasaron desapercibidas. Ahora
quise saber acerca de Nissa
Torrents, (*) la autora. Busqué en la Red pero sólo alcancé a reafirmar lo
poco que ya sabía sobre ella, publicado
en la contra portada del libro: Barcelonesa, licenciada en Filología Germánica en 1959, mismo año en
que marchó a Londres para doctorarse sobre narrativa
norteamericana. Allí se casó y vivió. En 1992
murió. Fue profesora de Literatura y
cine de América Latina en el University
College de Londres y sus estudios se
centraron en Argentina y Cuba, países a los que viajó con frecuencia.
Colaboró con regularidad en las páginas de arte de La Vanguardia.
En su obituario, publicado en “The
Independent” , firmado por Andrew Graham-Yooll, supe de sus otras tres principales obras, un estudio
acerca de la democracia española,
publicado en 1984, otro sobre José Martí, el insigne patriota cubano(1986),
ambos libros escritos en colaboración con Christopher Abel, así como una
colección de ensayos sobre el cine argentino.
Como se puede apreciar, es poco y
consecuentemente poca la certeza que brindan tan escasos datos biográficos
sobre el que, quién y cómo de la autora.
Así que paso a comentar el libro, pero advierto que llevo ya unos cuantos días intentándolo,
o sea, hacer un comentario objetivo de
un libro, cuya lectura me decepcionó. No hallé en sus páginas expresión alguna de
la singularidad de fama mundial de la que goza esta ciudad, La Habana, capital de la República de Cuba. Escenario fascinante de dos de mis novelas
preferidas: “Cecilia Valdés, o la loma del Ángel”,
de Cirilo
Villaverde (1892), y “El
siglo de las luces”(1962), de Alejo
Carpentier. Ambos autores son cubanos . Pero, junto a estas dos novelas acuden a mi memoria
otros cuantos libros en los que la capital cubana, especialmente su muy singular Habana- Vieja, Patrimonio de la Humanidad desde 1984, forma
parte imprescindible a modo de espléndido y
original decorado. Me estoy refiriendo a “Rumbo
a La Habana’’, del británico
Cecil Roberts; “Nuestro hombre
en La Habana”(1958), de Graham Greene, también británico. “Enigma
para un domingo”, de Ignacio Cárdenas Acuña, cubano, y “La Habana 1952-1961. El final de un mundo,el principio de una ilusión” obra dirigida por Jacobo Machover, francés de origen cubano. Obra esta última publicada en 1995, después de más de treinta
años de la dictadura de los Castros, de cuya lectura, realizada por mí a
finales del mismo año 1995, deduje que Cuba, la otrora Perla del Caribe, Llave
del Golfo y una de las Joyas de la Corona del imperio colonial español, había pasado cándidamente
de una a otra dictadura; pero, ambas, en definitiva, dictaduras.
Reflexioné, asimismo, a la regresión que la
última de las dictaduras, todavía implantada allí (7) , había llevado aquel país, al
mismo tiempo que defraudado las ilusiones puestas en la que fue llamada Revolución Cubana
(**), y empobrecido al país, no sólo en el plano económico, sino cultural,
político y social.(8) Pues Cuba sigue siendo como antaño un país dependiente del
monocultivo de la caña de azúcar, seguido a buena distancia por las
exportaciones de tabaco. Políticamente
regido por un sistema autoritario o totalitario, con unos ciudadanos que no se
les puede dar tal denominación, (puro eufemismo), coartados en sus libertades y
derechos básicos, con medios de comunicación sin libertad de expresión y entre
los que impera la transmisión del pensamiento único, inculcado machaconamente desde
las más altas esferas del poder político ejercido éste de modo omnímodo sobre
cualquiera de las actividades, tanto públicas como privadas.
Las discrepancias ideológicas con el régimen pueden llevar a los cubanos a la cárcel como
preso común. Los estudios humanísticos (como también aquí en España) no son bien valorados y los estudiantes son “inclinados”
a la elección de carreras técnicas y a las en relación con la salud, especialmente los estudios de medicina (1). Estudios y carreras que debido a la falta de recursos, en según qué disciplinas,
los conocimientos adquiridos están obsoletos. Y en cuanto al plano social, según creo, continúa alejado tan o hasta más que antes, de
la igualdad y también del reparto de las oportunidades, pues los privilegios y
prebendas se distribuyen entre los del Partido y adeptos, que conforman la nueva
élite. Y dentro de este privilegiado colectivo, son los de piel blanca, o más blanca, incluidos los
Castros y su hoy numerosa descendencia, (6) los agraciados, en todos los órdenes, con los puestos superiores . Para
los de piel oscura se deja los segundos puestos, y la milicia. El pueblo llano, la gente corriente, se limita, pues, a sobrevivir con los escasos bienes
que les tocan según cartilla de
racionamiento, todavía vigente, después de más de cincuenta y seis años, la consecución de colas y, trapichear
constantemente. Muchos de los llamados “vicios” del pasado siguen presentes
e incluso agrandados, especialmente desde que el gobierno, en los noventa,
desaparecido el apoyo que les brindaba la ex URSS, de la que dependían en su
totalidad para suministros de cualquier tipo, abrió la Isla al turismo. Y hoy, sabido es de todos, entre las
ofertas turísticas se halla la del sexo barato
con seres de ambos géneros, (prostituirse por unos dólares o unos tejanos
usados). Dándose, también, el triste, más bien cruel, contraste de magníficas instalaciones
hoteleras (muchas de ellas españolas), con tiendas bien provistas de todo
tipo de mercancías y géneros de marcas internacionales y calidad superior, que están destinadas en exclusiva para los extranjeros, pues para
los cubanos, los del pueblo llano, la masa, son recinto vedado. Prohibido. Y creo que hasta sancionado.
¡Qué triste! Con todo y ser grave lo antes dicho, es aún mayor, según creo, la
regresión en lo cultural o espiritual a la que el sistema comunista ha llevado a la bella Isla de Cuba. Cuna de afamados escritores, pensadores,
músicos, pintores y demás manifestaciones espirituales. Y entre los cuales, me
vienen a la memoria, el insigne compositor cubano, Ernesto Lecuona,
autor de Siboney, a mí parecer injustamente olvidado.
En este libro de Nissa Torrents
se nos da una visión de La Habana y de Cuba bien distinta. Entre sus constantes citas y
fuentes, llamó mi atención, la mención constante de unos cuantos autores , hombres y mujeres, - creo que anglosajones como por los nombres y apellidos se
deduce, de los cuales cito, a modo de ejemplo, las féminas Frederika
Bremer, Julia Howe,
y Eliza Mc Hatton
-Ripley,desconocidos hasta ahora por mí. Un libro, en resumen, a mi modesto entender, parcial y lejano, pues creo (opinión mía personal) no expresa la idiosincrasia del cubano ni de
su capital, La Habana, y menos aún de la simpar Habana –Vieja, con sus aromas
a mar, a gas, a trópico y sus múltiples sonidos y resonancias de músicas,
cantares, rumores, crujidos y hasta silbidos. Ni del encanto de sus cielos, ora de un azul intenso con su abrasador cuanto cegador sol, como de sus rojizos y anaranjados atardeceres, o negros nubarrones anunciadores de los inesperados aguaceros
torrenciales, tras los cuales resplandece
de nuevo el sol; de aquella humedad ambiental, tan elevada que las plantas
trepan por los tendidos eléctricos, ni tampoco ha hablado de , tal vez uno de los más carismático
encantos de la ciudad antillana, que son sus gentes, hospitalarias, alegres, vivarachas y de
rumboso caminar…
¡Vaya! Me perdí. Retomo, pues, el comentario del libro
Carpentier, y Hemingway, aunque primando el primero, con sus respectivas obras, son repetidas fuentes. El pasaje dedicado a la palma real dentro del capítulo de “Arboles, pájaros y climas” pág.72-73 fue el que más me gustó (2). He leído afirmaciones acerca de los logros alcanzados por el régimen castrista, para ella “la Revolución”, que no comparto.
La idea que, resumidamente, he sacado de su lectura es la de un libro encargado a una persona del mundillo seudo intelectual, de ideas marxistas o filo comunistas(5), en auge entre los años 70 y 80 en España, escribiendo al dictado de determinadas consignas , y con el empleo de términos tipo, usuales y reconocibles entre ellos.
Ni tan siquiera son mencionados personajes cubanos o españoles tan ilustres y mundialmente conocidos como José Antonio Saco, el Dr. Finley , o los poetas Heredia o Gertrudis Gómez de Avellaneda(3); ni tampoco aquellos otros más cercanos en el tiempo y en el campo llamativo y sencillo de la música como Rita Montaner, Beny Moré, Barbarito Diez, Bola de Nieve, María Teresa Vera, el trío Matamoros, Pérez Prado, Javier Cugat, o la simpar Celia Cruz, entre otros muchos grandes en el mundo de la música y cita imprescindible, a mi modesto entender, cuando se habla de La Habana, de Cuba, y de los cubanos. Tampoco se menciona el Jai- Alai (Pelota Vasca) y sus frontones, tan implantado en Cuba. En franco contraste, sin embargo, dedica a “Los comerciantes catalanes” un capítulo entero(p.58 a 62), hablando de éstos como muestra del mejor grupo de “los ibéricos”, ( tal como si de embutidos y jamones hablase) aunque de lo de éstos cuenta, se puede fácilmente inferir que algunos fueron unos usureros y unos aprovechados de las desgracias ajenas, cuyo Dios era el dinero y su fin único el enriquecimiento rápido y fácil a costa de los demás, sin prejuicio alguno, expertos en los negocios de la trata (el tráfico de personas) y la usura (prestamistas).
Hacia el final del libro, página 178, de nuevo es resaltado el según la autora “el papel que jugaron los catalanes en el desarrollo del teatro nacional, desde Pancho Martí, Villoch, Mauri, Albisu y Prats, hasta Payret y el gran Roig, (4) autor de la zarzuela nacional Cecilia Valdés”
Carpentier, y Hemingway, aunque primando el primero, con sus respectivas obras, son repetidas fuentes. El pasaje dedicado a la palma real dentro del capítulo de “Arboles, pájaros y climas” pág.72-73 fue el que más me gustó (2). He leído afirmaciones acerca de los logros alcanzados por el régimen castrista, para ella “la Revolución”, que no comparto.
La idea que, resumidamente, he sacado de su lectura es la de un libro encargado a una persona del mundillo seudo intelectual, de ideas marxistas o filo comunistas(5), en auge entre los años 70 y 80 en España, escribiendo al dictado de determinadas consignas , y con el empleo de términos tipo, usuales y reconocibles entre ellos.
Ni tan siquiera son mencionados personajes cubanos o españoles tan ilustres y mundialmente conocidos como José Antonio Saco, el Dr. Finley , o los poetas Heredia o Gertrudis Gómez de Avellaneda(3); ni tampoco aquellos otros más cercanos en el tiempo y en el campo llamativo y sencillo de la música como Rita Montaner, Beny Moré, Barbarito Diez, Bola de Nieve, María Teresa Vera, el trío Matamoros, Pérez Prado, Javier Cugat, o la simpar Celia Cruz, entre otros muchos grandes en el mundo de la música y cita imprescindible, a mi modesto entender, cuando se habla de La Habana, de Cuba, y de los cubanos. Tampoco se menciona el Jai- Alai (Pelota Vasca) y sus frontones, tan implantado en Cuba. En franco contraste, sin embargo, dedica a “Los comerciantes catalanes” un capítulo entero(p.58 a 62), hablando de éstos como muestra del mejor grupo de “los ibéricos”, ( tal como si de embutidos y jamones hablase) aunque de lo de éstos cuenta, se puede fácilmente inferir que algunos fueron unos usureros y unos aprovechados de las desgracias ajenas, cuyo Dios era el dinero y su fin único el enriquecimiento rápido y fácil a costa de los demás, sin prejuicio alguno, expertos en los negocios de la trata (el tráfico de personas) y la usura (prestamistas).
Hacia el final del libro, página 178, de nuevo es resaltado el según la autora “el papel que jugaron los catalanes en el desarrollo del teatro nacional, desde Pancho Martí, Villoch, Mauri, Albisu y Prats, hasta Payret y el gran Roig, (4) autor de la zarzuela nacional Cecilia Valdés”
Pongo el punto final.
(** )A mi modesto entender sería
más apropiada la denominación “Movimiento fidelista de 26 de julio”, asalto al
Cuartel Moncada durante la dictadura de Batista).
(1) Médicos
cubanos, un buen negocio para el gobierno cubano. Ver y principalmente,
leer, la información enlazada.
(2) “La palma real y las otras palmas – hay hasta cinco
variedades distintas, según Humboldt – son las que dan al país su carácter
especial. Verde superior, descabellado, que contrasta violentamente con el gris
pata de elefante de la columna que la sostiene, plumero-penacho de un verdor
suave, de movimiento erótico y juguetón, como el de los abanicos de las
habaneras. El penacho de la palma, agitado por el viento, salpicando las
azoteas descascarilladas con su verdor, es una invitación a la alegría,
recuerdo permanente de un bosque perdido.”(“Árboles, pájaros y climas”,
p.72-73)
(3) Gertrudis
Gómez de Avellaneda fue la autora de “Sab”,
novela que aborda el tema de la esclavitud, y anterior a la archi conocida “Cabaña
del Tío Tom”, de la estadounidense Harriet Beecher Stowe. La poetisa cubana
fue una activa defensora de la igualdad de la mujer, “precursora del movimiento
feminista en España”. Mujer excepcional que tuvo la poca fortuna de nacer antes
de tiempo.
(4) Maestro Gonzalo Roig, autor de
la música de “Quiéreme
mucho” músico que antes no cité, porque de él, Nissa Torrents si daba
cuenta por la catalanidad del origen del famoso compositor cubano.
(5) En la página 10 la autora dice ser “una psuquera”, es decir del PSUC(
Partido Socialista Unificado de Cataluña) fue un partido catalán de ideología
comunista federado originalmente con el Partido Comunista de España.
(6)http://www.abc.es/20091101/opinion-firmas/fidel-castro-extrana-familia-20091101.HTML
(7) y (8) Video de Misioneros por el Mundo, Cuba
(6)http://www.abc.es/20091101/opinion-firmas/fidel-castro-extrana-familia-20091101.HTML
(7) y (8) Video de Misioneros por el Mundo, Cuba