La novela se
desarrolla en Galicia, en una imaginaria población costera, Pueblanueva del Conde, en la que de siempre han
mandado los conocidos como "los Churruchaos" , cuatro familias emparentadas entre sí, cuyos rasgos físicos de cabellos rojizos, pecas y nariz grande, comunes a todos ellos, los hacen inconfundibles. Dueños de los barcos y de las tierras y ofertantes únicos del factor trabajo. Localidad en la que hasta hace muy poco, la casi exclusiva fuente de
empleo había sido la pesca.
La trama nos retrotrae a los treinta del siglo XX, durante la II
República, en los años inmediatamente anteriores al inicio de la Guerra Civil,
con un ambiente “muy gallego”; tanto por los continuos paisajes de lluvia, niebla y frío, como por el entorno
socioeconómico , oligárquico y caciquil, descritos; y también por los perfiles de muchos de sus
personajes , característicos de aquellos sitios. No obstante, considero, es una obra universal, porque universales son los conflictos, los tipos humanos y las reacciones individuales y colectivas allí planteadas. Extrapolables a cualquier lugar del mundo en circunstancias parecidas a las
entonces vividas por las gentes de España. En las que la incertidumbre y el desasosiego en todos los
ámbitos existenciales, incluidos los de los valores y de las creencias
religiosas, anida en los corazones . Todo parece tambalearse. Todo es cuestionado y las gentes ansían un salvador, es decir, un líder competente.
Los conocidos como los Churruchaos son los miembros de las familias Aldán, Deza, Quiroga y Sarmiento. Están ya en declive, son sus últimos ejemplares. Del temple y fortuna de los
“Churruchaos” de antaño o primeros, sólo
queda a la sazón una ya anciana señora, Doña Mariana
Sarmiento, “La Vieja”, personaje crucial en la trama argumental.
Los otros “Churruchaos” están representados por los arruinados Aldán: Juanito, un anarquista bastante desprestigiado y sus dos hermanas, "la beata" Inés y la obscura Clara. Por Eugenio Quiroga, un artista del pincel metido a fraile. Por la sobrina de Doña Mariana , Germaine Sarmiento, nacida y educada en Francia . Y por Carlos Deza, médico
psiquiatra, quien ha sido educado y ha vivido fuera durante mucho tiempo y para quien todo lo de Pueblanueva del
Conde le es prácticamente nuevo y desconocido. Su
patrimonio actual se ciñe al pazo y algunas tierras de escasas rentas. No obstante, las
gentes del lugar lo ven y tratan, según costumbre ancestral, como el
amo, “el Señor”, del que esperan les salve en la difícil coyuntura por la que atraviesan.
El otro gran personaje masculino de la novela es Cayetano Salgado. Un pragmático industrial de ideología socialista,
propietario de un floreciente astillero empecinado en reemplazar a los históricos Churruchaos en todo lo que antes fuera de aquellos, incluidas sus propiedades y hasta en sus amores. Su objetivo vital es convertirse en el nuevo “Señor”. Vive obsesionado en ello. Es el personaje opuesto a Carlos Deza, tanto por su fisonomía , formación como y, principalmente, por su temperamento.
Ambos constituyen el eje a cuyo alrededor se teje la trama principal de “Los gozos y las sombras”, acompañados de un rico elenco de figuras secundarias como el maestro Don
Lino, el boticario y su esposa, Paquito, el relojero, el Cubano, así conocido porque años atrás había emigrado a Cuba y vuelto tal como se fue, y
Rosario, la Costurera, por mencionar algunos , pero hay muchas más. Todas
vitales y con sus particulares historias que animan y enriquecen el conjunto del
cuadro gallego, pero- insisto- universal que esta novela nos brinda.Pues lo
que allí se nos explica es la evolución de todo un pueblo. De dónde
vienen, qué pretenden y adónde, finalmente, sus líderes les pueden llevar.
Otra de las
características sobresalientes de esta obra es la cuestión de la
fe en Dios y en Jesucristo que estimo es ampliamente abordada. Y además en términos populares.
Entre sus personajes los hay creyentes y no creyentes, escépticos, dudosos,
temerosos, oportunistas y vivales, o sea, tal como en la realidad misma.
Su
lectura me ha hecho recordar a escritores como el mexicano Agustín
Yáñez, los españoles Bécquer y Galdós, el británico Greene,
el cubano Cirilo Villaverde, los italianos Papini y Guareschi,
el húngaro Passuth, o al australiano Morris West…porque
en sus obras se habla de Dios, de Cristo y de los eternos dilemas del ser
humano con su conciencia y en especial si esta conciencia tiene una base
cristiana, cuyos principios básicos son el amor, el perdón, la
piedad, la misericordia y, en suma, hacer el bien sin mirar a quién y la
confianza en la Providencia y en la Justicia de Dios, Supremo
Juez, que a todos alcanza y retribuye proporcionalmente a
cada cual según su hacer. Estas consideraciones están suficientemente
sustentadas a todo lo largo de la exhaustiva novela.
Pero, más evidentes, según creo, en las afirmaciones e historias referidas en las tres
narraciones en cursiva intercaladas por el autor al
principio del Libro I, y en más allá de la mitad y al final del Libro III.
Narraciones en primera persona del plural, especie de voz de la colectividad.
Particularmente, la lectura de estas páginas me encantó y, además, las he releído
en más de una ocasión.La primera es
una introducción en la que se describe el lugar o escenario principal de la
acción, Pueblanueva del Conde, para seguidamente pintarnos con detalle los
múltiples y variados personajes, sus historias personales y su papel.
En la segunda
expone la situación del “cotarro”, en alusión a “Pueblanueva del Conde”, pero pienso podría ser extensivo a toda
España, en momentos críticos tal como fueron los años 30 del XX. A título
de ejemplo de las verdades del barquero que TorrenteBallester aprovechó para decir, reproduzco algunas de las frases y
reflexiones a mi modesto entender más elocuentes:
“Los
que nunca tuvieron nada empiezan a mirar a los que tienen algo, como
diciéndoles: ’’Aprovéchalo, que por poco tiempo lo vas a disfrutar”. Y los que
algo tenemos, aunque haya sido ganado con el sudor de nuestras frentes (y esto
de las frentes va sin segunda intención), andamos preocupados, silenciosos y
con la mosca tras la oreja, como se dice vulgarmente. Sobre todo porque no
entendemos muy bien lo que sucede (…) La culpa la tienen los periódicos. Ahora
todo el mundo los lee, y se entera, y comenta (…) Han ido demasiado lejos. Todo
está bien mientras no se metan con la propiedad privada. Y eso es justamente lo
que ahora está en peligro. ¡Se lleva uno cada susto!”(p.264)
Pero los
párrafos para mí de mayor enjundia , de este pasaje de la obra, son las
palabras de Paquito, el Relojero, el loco del pueblo, que dirigió a sus
paisanos después que éstos oyeran a los de la derecha y a los de la izquierda ,
desplazados a Pueblanueva del Conde a fin de ganar votos. Las reproduzco:
“Vosotros sois idiotas, y los que hablaron hoy, tan cabrones
unos como los otros. Gane Gil Robles, o gane Azaña, vosotros no habéis de mandar, y menos en
Pueblanueva, donde no hay más amo que uno, con monarquía, con república o con
el comunismo que viniera. De modo que iros
a dormir y mañana cogeros una buena borrachera, y dejar que ellos se peleen. Os lo digo
yo, que soy más listo que todos y he recibido bofetadas de unos y de otros por
mi manía de andar diciendo verdades. Pero esta vez os pronostico que veremos
correr la sangre, porque cuestión de tanto mando es contra la ley de Dios, y
los ambiciosos de este mundo mueren a hierro y fuego. Esto lo tengo leído en
libros verídicos y es la pura verdad”. (p.269)
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(*)La discrepancia entre las
editoriales de los dos primeros libros en relación al tercero de la trilogía
obedece a que fueron adquiridos en el llamado mercado de segunda mano en
ocasiones distintas.