Título
original:"Le bourgmestre de Furnes", Librairie Plen, 1939,
traducción de Julio Gómez de la Serna, Colección
Las novelas de Simenon, Luis de Caralt Editor, 1975.
Esta
obra de Simenon mantuvo despierto mi interés desde el
principio hasta el final. Pero, a pesar de ello, tuve que releer
despacio las últimas páginas, las que recogen el
desenlace final de la historia, donde esperaba hallar alguna clave
nueva acerca del para mí controvertido personaje protagonista.
No la hallé y quedé igual que antes. Así, pues,
expondré aquellos aspectos de la narración que a mí
más me impresionaron.
El
protagonista es un alcalde de pueblo de orígenes muy humildes.
Sus logros en la vida en cuanto a posición, fortuna, etc., son
fruto exclusivo de su esfuerzo personal, así como de sus
trajines y maquinaciones, actos buenos y malos, pero suyos, un "
self made-man", es decir, hecho a sí
mismo. Un ser cuyo motor impulsor ha sido su gran ambición
personal de riquezas, de estatus y de poder. Pretensión
acompañada de un solapado "hatillo" repleto de
soterradas envidias debido a su originaria clase social. Porque es un
hijo del pueblo, del pueblo llano, padre pescador y madre vendedora
de pescado.
El
personaje, Terlinck, ha vivido obsesionado- según se le
describe en la novela- primero por ser rico. Para seguidamente
procurar figurar entre los que componen los círculos
superiores sociales , reservados para los "más"
encumbrados del lugar, o sea, para la élite. Esos pocos que,
independientemente de su valía personal, mandan, han
mandado, y siempre mandarán, ya que su prestigio y riquezas
son legado familiar . Trasmitido de padres a hijos, y garantía
de su éxito. Élite a cuyo alrededor gira el pequeño
o gran mundo que conforman las relaciones sociales, políticas
y económicas de la comunidad. La particular empresa que
el burgomaestre( alcalde) se ha fijado será desplazarlos,
relegarlos hasta la humillación.
Furnes
es el municipio. Una alcaldía cualquiera, dirigida por este
nuevo rico sin abolengos. Hombre sagaz, poderoso y temido, tanto como
buen conocedor de los entramados legales y de las historias de todos.
No debe favores a nadie. Su buena gestión municipal le avala.
Sabe diferenciar, y diferencia, entre lo público y lo privado,
tanto los dineros como las funciones, las responsabilidades y el
ámbito de cada uno. Antes estuvo en la oposición. Y fue
oposición única, o sea, el único que se
enfrentaba con tenacidad y eficacia al equipo gobernante.
Junto
con él, formando parte del gobierno municipal, son descritos otros personajes masculinos; que son más bien sus contrincantes.
Todos encarnan prototipos de roles públicos: notario, ex-alcalde, abogados, y secretario
municipal. Este último representa especialmente al funcionario público
de postura acomodaticia (de peloteo) con el mandamás de turno,
independiente de su, o no, afinidad o antipatía personal hacia
el mismo. Prototipo, en suma, del adulador sumiso, vulgarmente
denominado “pelota”.
Estos
son, en general, los elementos principales del cuadro descrito en la
novela. Pero aún vigentes en
nuestra sociedad. Los cuales, debidamente matizados, pueden ser acoplados a las
pequeñas historias locales
de
alguno de nuestros municipios.
Continuaré. En próximos comentarios hablaré del mundo privado del alcade de Furnes.