Toca ya poner fin a mis
comentarios sobre este bello librito de
Delibes. Como en tantas otras ocasiones, no he sido capaz de transmitir en mis observaciones y reflexiones personales,
las sensaciones más agradables inspirada
por su lectura. Me explicaré. El lector de esta obra de Delibes, a través de
ella, tiene la oportunidad de recrear y recrearse con la cotidianidad de un
ambiente familiar bastante común y generalizado- pienso- hace unos cincuenta o
más años en España. Lo que Delibes nos hace vivir, o revivir, en su obra, es
una casa, un hogar de los de entonces de
costumbres cristianas, en el que la madre es el centro y motor vital, por la
mañana con su bata de flores rojas, posteriormente ya arreglada, y siempre
ocupada, siempre haciendo algo, atenta, sin embargo, a todo y a todos los que
con ella están, desde sus hijos de diferentes edades, necesidades y grados distintos de atención y demostraciones de
afecto, hasta la Vito y la Domi, aquellos otros dos importantes personajes que con ella planean y comparten no sólo espacio físico sino emotivo, en aquel pequeño
mundo familiar. Cada
lector puede arrogarle el físico que más le agrade, porque, en ningún momento, se la describe; se infiere- no obstante- la de una mujer equilibrada y de criterio, que defiende sus
opiniones, aunque ello provoque el adjetivo descalificativo de “pazguata” del marido
machista. Sigue a Quico en cuanto a protagonismo en la
obra; como, por otra parte, era de esperar si de una casa como hogar estás
hablando. Quico, un príncipe destronado; ella, la madre y reina que destrona. En este ambiente descrito
por Delibes la figura del padre es la de un satélite opaco, que
gira alrededor, carente de luz y de reducida órbita. ( Así lo he interpretado
yo, opinión mía particular).
Magistrales me parecieron las anécdotas
y los detalles que las adornan, narrados en la novela, por su fidelidad en cuanto a lo allí descrito. Son verdaderos cuadros,
estampas reales, fotografías en colores, de un momento y época concreto. En este caso la de un día de invierno, próximo
a Navidades y Reyes, en un hogar de una familia acomodada de la España
franquista, en que un niñito a través de sus inquietudes y travesuras propias
de su edad nos hace ver su mundo. Un
mundo, por cierto, con predominio del elemento femenino(la mamá, la tía, la Vítor,
La Domi, la criada de la tía, y dos hermanitas, una mayor y la que le ha
destronado, una “ bebita” que no habla aún, y se hace pipi y caca, ”una marrana”
para tranquilidad de Quico).
Disfruté un montón con esta
lectura. ¡Olé y olé por Delibes!
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