Estas historias fueron escritas por un Joyce , de poco más de veinte años, cuando vivía en París, donde residía con intención de estudiar medicina. Las escribió entre 1902 y 1903, y fue la primera de sus obras. Y a pesar de que lo intentó no vio publicados sus relatos en su "Irlanda" natal.
En el prólogo que ilustra esta edición, su autor, Eduardo Chamorro, explica que el editor de una revista irlandesa ofreció pagar a Joyce una libra por cada uno de los relatos que le entregara para su publicación, pero que, con la tercera de las historias, decidió interrumpirlas debido al rechazo entre el público irlandés por el contenido de las narraciones. Los tres relatos hasta entonces publicados eran "Las hermanas", "Después de las carreras " y "Eveline".
He
detallado el título de las tres narraciones hasta aquel momento publicadas,
porque de las quince que componen el libro, no son, según
creo, las más duras para con sus compatriotas
masculinos. Aunque algunos de los personajes reflejaban ya las
características apuntadas por Joyce a lo largo de toda la obra, como, por
ejemplo, la prodigalidad en el consumo de alcohol, el
larvado anticlericalismo, la existencia de un nacionalismo oportunista, así
como la desafortunada figura de un padre prepotente, borracho y sin
consideración alguna para con su mujer e hijos, víctimas inocentes y sobretodo
oportunas para el desahogo de sus particulares
frustraciones personales.
Leídas
las quince historias que componen "Dublineses" me ratifico en
la idea de que las causas reales del rechazo
por parte de los
compatriotas de Joyce, fueron “las verdades” que contaba. Porque, tal
como apunta el dicho popular " las verdades
duelen". Y muchas eran las expresadas por este universal escritor irlandés
en su obra.
Las narraciones ”Contrapartidas", y "Día de la
patria en la oficina del partido", son, pienso, explícitos ejemplos.
A modo de colofón, copio y pego párrafo extraído de
la biografía de Joyce publicado por biografiasyvida.com:
“Nacido
en el seno de una familia de arraigada tradición católica, estudió en el
colegio de jesuitas de Belvedere entre 1893 y 1898, año en que se matriculó en
la National University de Dublín, en la que comenzó a aprender varias lenguas y
a interesarse por la gramática comparada.Su
formación jesuítica, que siempre reivindicó, le inculcó un espíritu riguroso y
metódico que se refleja incluso en sus composiciones literarias más
innovadoras y experimentales. Manifestó
cierto rechazo por la búsqueda nacionalista de los orígenes de la identidad
irlandesa, y su voluntad de preservar su propia experiencia lingüística,
que guiaría todo su trabajo literario, le condujo a reivindicar su lengua
materna, el inglés, en detrimento de una lengua gaélica que estimaba readoptada
y promovida artificialmente
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Detallo mis otros comentarios en relación a esta misma obra de juventud de Joyce :
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