Mostrando entradas con la etiqueta Melville_Herman. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Melville_Herman. Mostrar todas las entradas

jueves, 11 de diciembre de 2025

Moby Dick, Herman Melville

 Moby Dick, Herman Melville(*). Colección Millenium, las 100 joyas del milenio, num. 74. Unidad Editorial, 1999. Prólogo de Javier Tomeo. Título original “Moby Dick  or The White Whale”. Traducción de José María Valverde. Dedicada por Melville a su amigo Nathaiel Hawthorne.


Hay una película británica dirigida por Houston, 1956, con Gregory Peck en el papel protagonista.

Muchas eran mis expectativas sobre Moby Dick, nacidas a raíz de mi lectura del espléndido prólogo de Juan Benet a “Benito Cereno”, otra de las obras de Melville que leí en Libros RTV, nº 61, en el que nos habla extensamente del autor, su vida, obras, y de Moby Dick, “la más trascendental y conocida” de las obras de Herman Melville. En la actualidad considerada como un clásico de la literatura universal, pero que pasó desapercibida cuando fue publicada, en 1850. Lo cual constituyó un serio revés para el escritor. Transcurrieron setenta años para que “Moby Dick o la ballena blanca” se redescubriera e iniciara, según nos cuenta Benet, “el culto a Melville”.


La edición por mí leída consta de dos volúmenes de casi trescientas páginas cada uno, cuya lectura me llevó más de un mes, haciéndoseme  pesada y hasta, en ocasiones, pensado en dejarla, debido a la minuciosidad de los detalles e historias múltiples, en relación tanto a los grandes cetáceos como a los barcos, los puertos y plazas marítimas balleneras,  la composición y características de la tripulación, las zonas de pesca, las comidas y hasta de los aparejos y utensilios empleados, todo ello con citas y símiles de textos y autores clásicos y bíblicos. Habrá que llegar a los últimos capítulos del segundo tomo para leer sobre la específica caza de Moby Dick.

La trama gira, como es sabido y ya he apuntado, en torno


a la enfermiza obsesión de Ahab, capitán del barco ballenero Pequod, de cazar a “Moby Dick”, un muy singular cetáceo de gran tamaño y blanco color que le dejó lisiado, a la par de lleno de odio y sed de venganza. El personaje no me gustó, es descrito como un peligroso monomaníaco que vive obcecado en la persecución del gran mamífero, finalidad que pone por encima de todo, arrastrando en su infortunio al resto del colectivo a su cargo. En contraposición a esta figura, está el primer oficial Starbuck, ejemplo de lealtad
.

En el ya citado prólogo de Benet, se advierte que dado el carácter de novela simbólica se dé la posibilidad de otras interpretaciones distintas a las que guardara en su mente Melville. Así, pues, yo hablaré de lo que para mí ha sido o encontrado en esta obra: Compilación de hechos e historias verídicas vividas por el escritor estadounidense en relación al fantástico mundo de la caza de ballenas, para las cuales empleó año y medio. Actividad de la caza de ballenas que, a mediados del XIX, cuando se escribió la novela, era una industria significativa para unas cuantas comunidades del mundo.

_____________  

(*) Herman Melville , novelista, cuentista y poeta estadounidense del siglo XIX , uno de los mayores representante de la narrativa simbólica estadounidense, junto a Hawthorne, Poe y Whitman.

martes, 13 de septiembre de 2011

Benito Cereno ( el hipócrita Babo, "el malo")


Ya hablé del personaje  altruista encarnado en el capitán estadounidense Amasa Delano, y también de la pobre víctima, el capitán Cereno,  ahora, pues,  toca hablar del hipócrita Babo, el   " malo”. Tres prototipos humanos.

En esta historia de Melville, basada – insisto- en un hecho real,  el personaje del malo, malísimo, se plasma  en  un hombrecillo, de fisionomía sumisa y servicial,  consagrado  al servicio de un altivo amo. Pero todo ello es simulación. Un disfraz,  una  máscara, bajo la cual se esconde un hombre cruel, inmisericorde y vengativo, cuyo cerebro maléfico ha urdido y dirigido una perversa conjura.

Personificación perfecta del prototipo humano del ser (ente) pérfido. Diestro en el manejo de la mentira, del engaño, de la simulación y de la coacción. De efectivos resultados para con casi todos, menos con su víctima. La cual, aún superado el hecho, siempre que lo tiene delante, revive las vejaciones y maldades de las que ha sido objeto y, consecuentemente, rehúye su encuentro. Reproduzco párrafo donde se expresan estos sentimientos:

"Durante la travesía, don Benito no fue a verlo. Ni entonces ni más tarde quiso mirarlo a la cara. Delante del Tribunal, se negó a hacerlo. Instado por los jueces, sufrió un desmayo. La identidad legal de Babo, sólo pudo establecerse por el testimonio de los marineros...el español...no quería ni podía mirarlo a la cara." 

Cuando he leído este sentimiento de Cereno, de la víctima hacia su opresor, me ha venido a la memoria la imagen tantas veces repetida de los juicios a los etarras en que las víctimas, o/y sus familiares y más directos allegados, se ven obligadas a verlos de nuevo y, encima, soportar el nuevo agravio de su actitud desafiante y descarada. ¡Vaya!

Prefiero sin duda alguna el justo final del relato de Melville, en que el pérfido Babo, el malo, encuentra justa retribución a su perversidad y mal hacer.


https://librosdescargas.gratis/benito-cereno.html



sábado, 10 de septiembre de 2011

Benito Cereno ( Canto a la Providencia)

En mi anterior comentario hablé de los prototipos, según mi parecer,  encarnados por Melville, en tres de los personajes de su novela.

Delano,el capitán estadounidense, representa al ser bueno y generoso, un altruista que no escatima ayudas ni esfuerzos desinteresados en socorrer al prójimo desvalido. A través de las impresiones y reflexiones personales de esta figura, el lector va imponiéndose de la rara situación y de las circunstancias adversas que asolaban a los integrantes del buque español. Otrora esplendorosa nave así descrita:

“Tratábase de un mercante español de primer rango que, entre otras valiosas mercancías, llevaba un cargamento de esclavos negros desde un puerto colonial a otro. Era un buque muy grande y de bella estampa en aquel tiempo, como los que a veces se encontraban a lo largo de aquellas costas: naves anticuadas con tesoros de Acapulco, o fragatas ya jubiladas de la armada real española, que, al igual que arruinados palacios italianos, conservaban aún vestigios de su glorioso pasado, a pesar de la decadencia de sus amos”. (págs.16 y 17)
…la principal reliquia de su glorioso pasado era el ancho óvalo de la popa en figura de escudo, con las armas de León y Castilla intrincadamente grabadas en él, y adornado en torno con medallones de tema mitológico o simbólico. En la parte superior y en el centro de aquél se veía la silueta de un negro sátiro con máscara, pisando la doblada cerviz de una contorsionada figura también enmascarada”. (pág. 18)

Benito Cereno, encarna a la ultrajada víctima, cuya descripción física unida a los detalles íntegros de su odisea, nos representan los perniciosos efectos  de la  acción del verdugo y sus fatales consecuencias de orden físico , mental y hasta moral sobre su víctima  .

El final de la cruel aventura de los componentes del Santo Domingo, nombre de la nave capitaneada por Cereno, y dado que la historia contada y su aún más increíble desenlace no es ficción literaria, sino  realidad, con personajes también reales, con nombres y escenarios concretos, todos ellos testimoniados por las actas y la documentación del proceso criminal seguido ante los tribunales de Lima, me llevan a la convicción de que  Herman Melville,  con esta obra, quiso ofrecer un canto a la Providencia, a la Misericordia y a la Justicia de Dios, de cuya intervención el relato deja fiel constancia.

Reproduzco algunos de los párrafos que, según mi entender, así lo acreditan:

" -replicó el español, cortés incluso en cuestiones de religión-, fue Dios quien salvó milagrosamente su vida, pero la mía la salvó usted. Cuando pienso en algunas de las cosas que hizo, sus sonrisas, sus murmullos, sus gestos temerarios... a usted lo guió, a buen seguro, el Príncipe de los Cielos por entre todas las emboscadas.
-Sí, ya sé que todo es obra de la Providencia, pero aquella mañana, mi ánimo era más plácido de lo acostumbrado, y el espectáculo de tanto sufrimiento,…, unió a mi buen talante la compasión y la caridad entrelazándolas felizmente ... De lo contrario,… algunas de mis intervenciones habrían acabado de forma bastante desagradable. Además, esos sentimientos de los que le he hablado me permitieron superar mi momentánea desconfianza, en circunstancias en que una mayor agudeza me hubiera podido costar la vida sin poder salvar la de los demás. Sólo al final me ganaron las sospechas y ya sabe cuán lejos resultaron estar de la realidad.
-Bien lejos, ciertamente -dijo tristemente don Benito- estuvo conmigo todo el día, se sentó junto a mí, hablándome, mirándome, comiendo y bebiendo conmigo, y, a pesar de ello, su último gesto fue tomar por un monstruo, no sólo a un inocente, sino al más digno de compasión de todos los hombres. Hasta tal punto pueden imponerse las malignas maquinaciones y engaños. Hasta tal punto puede llegar a confundirse incluso el más bueno de los hombres al juzgar la conducta ajena si desconoce los más profundos entresijos de su situación."


miércoles, 7 de septiembre de 2011

Benito Cereno, por Herman Melville

“Benito Cereno”  está basada en un hecho real, “de tal suceso- explicita Juan Benet en su prólogo a la edición de Salvat Editores y Alianza Editorial, 1970, Colección Libros RTV, Biblioteca Básica Salvat, libro número 61, traducción de Nicanor Ancochea - tuvo conocimiento Melville gracias a la lectura del libro de Amasa Delano Narrative of voyages and travels in the Northern and Southerm Hemispheres, publicado en Nueva York en 1817”

Tres personajes destacan sobre el resto; alrededor de los cuales se desarrolla toda la trama argumental. Cada uno incorpora un paradigma: El individuo altruistala víctima inocente y el cruel y perverso ser
, representados, respectivamente, por los capitanes de barcos, Amasa Delano, estadounidense como Melville; Benito Cereno, un hispano de Chile, cuando este país formaba parte del Imperio Español;  y Babo, un esclavo negro.

El pasado jueves terminé de leer esta novela  por segunda vez .Tras esta nueva lectura reflexiono que quizás la pretensión real de Melville no fuera escribir un simple relato de aventuras marinas, sino aprovechar la singularidad de este inverosímil pero verídico hecho para expresar sus reflexiones personales y morales sobre la conducta humana. Lo cual hizo a través de tres de sus principales personajes, a quienes concibió como símbolos de comportamientos comunes a todos los seres humanos, a cualquiera de sus ejemplares, sin distinción de raza, nacionalidad, lengua, cultura, o clase social. Conductas que, en ocasiones, son encomiables; mientras en otras, testimonios crueles de la vil condición de la naturaleza humana. Porque hacer el bien, lo bueno, o hacer el mal, lo malo, es el distintivo único, la marca que nos diferenciará ante el supremo juicio de Dios que a cada uno retribuirá según su hacer.



En los próximos días iré comentando aquellas  cosas y detalles que más llamaron mi atención en esta segunda lectura.