jueves, 5 de diciembre de 2013

La sonrisa etrusca, de José Luis Sampedro

La sonrisa etrusca, de José Luis Sampedro,(*) con prólogo de Ángeles Caso, ilustración Cristina García Ganga, Col. ”Las mejores novelas en castellano del siglo XX”, Bibliotex, 2001.




Ángeles Caso señala en su prólogo su creencia de que haya algo propiamente de Sampedro(***);  en el protagonista, Bruno, un ser que describe  “negado a la hipocresía y la superficialidad. Un hombre vulgar que delicadamente parece encontrar el valor de la vida que se le escapa en los pequeños detalles”. Aclaro que no es esta la idea que yo saqué del tal Bruno, un abuelo sesentón que sabe tiene contados sus días de existencia. Me pareció un ser de ideas fijas y poco dado a ponerse en la piel del prójimo. Compartiendo parte de la historia, que no  protagonismo,  está Hortensia, también mayor y como aquél viuda. Este personaje dará el necesario contrapunto al “egoísta vejete”. Después de este calificativo ya he anticipado mi idea sobre el personaje en cuestión. Tipo humano, por cierto, bastante frecuente, lógicamente con sus oportunas variaciones según sexo, lugar y raíces sociales. 

Los recuerdos del abuelo de esta historia están centrados exclusivamente en él, en su origen, sus duros comienzos, la guerra que vivió y el partido que abrazó, así como las mujeres de su vida, entre las que,  sin casi mención ni desde luego reconocimiento alguno, está la que fuera su esposa y madre de sus hijos, a pesar de haber sido mujer de condición económica muy superior a la suya, con cuyo matrimonio pasó de común trabajador a amo del cotarro. De los hijos y sus problemas tampoco habla ni le vienen recuerdos, salvo reproches. La guerra, y su eterno contrincante, de antes y de ahora, un vejete de su mismo pueblo, que cuando la guerra estuvo en el bando contrario, y él considera un fascista, son su leit motiv , tanto en materia ideológica- si así se le puede llamar- como en cuestiones más prosaicas como el reparto de tierras y de prebendas.
 


Tras esta descripción del personaje principal tal vez pueda pensarse que el libro me resultara un tostón. ¡Qué va! Lo leí con verdadero interés y su lectura me resultó amena, ya que las situaciones descritas por Sampedro, utilizando al rústico sesentón como centro, son verosímiles por su simpleza y cotidianidad y también simpáticas y entrañables. (**) El fondo  planteado por Sampedro- pienso- es el de la persona ya mayor de   criterio fijo y hasta entonces autosuficiente, que se ve obligada por circunstancias mayores a dejar no sólo su casa y por ende “su mundo”, mundo que echa muchísimo en falta, - en la novela un pueblecito de Calabria - ,  para vivir en el frío Milán, sometido, pues, a duros y constantes contrastes, no sólo por ser del Sur y ahora vivir en el Norte de Italia, que como en España,  ofrecen planos sociológicos bien  distintos, tanto en costumbres y formas de vivir como, al parecer, hasta de pensar. Sus gentes parecen diferentes. Duros contrastes a los que se unirán los propios de las diferencias generacionales y de la convivencia en familia. El recurso de la utilización de las relaciones del abuelo con su nietecito,  como centro y punto de los encuentros y desencuentros allí narrados, me ha parecido especialmente hermoso por su ternura y expresión de sentimientos eternos que demuestran la superioridad del ser humano en relación al resto de las criaturas cuando es guiado por el amor, la caridad.


------------ 
(*) El pensamiento económico de Sampedro: Copio y pego algunos de los párrafos del artículo titulado "El pensamiento económico de José Luis Sampedro" por Carlos Berzosa, publicado en nuevatribuna.es.
"...fue un competente economista que ejerció su función profesional en la Administración Pública y en El Banco Exterior de España, pero su labor más destacada la desarrolló como docente, investigador, escritor de libros y artículos de economía. Sampedro perteneció a la primera promoción de economistas graduados en la universidad española en 1948. (...) Sampedro, se matriculó en la rama de economía, porque las clases eran por las tardes y eso le permitía asistir a estas nuevas enseñanzas debido a que por las mañanas trabajaba como técnico de aduanas, oposición que obtuvo en los años treinta pero para la que no se necesitaba título superior. Obtuvo el premio extraordinario y eso le permitió dedicarse a la enseñanza a propuesta del entonces decano Castiella. Se encargó de la disciplina Estructura Económica que modificó sustancialmente,(...) la transformó en una disciplina que pretendía no solamente describir sino analizar. Desde entonces desarrolló el concepto de Estructura Económica, que en la ciencia económica ya usaban algunos autores, pero en el que aportó novedades, convirtiendo esta categoría en un instrumento esencial para analizar la realidad que a su vez se concebía configurada como estructuras(...)El pensamiento económico de Sampedro ha evolucionado a lo largo de los años, haciéndose sin lugar a dudas cada vez más heterodoxo y radical. Pero siempre ha tenido un denominador común y es, precisamente, el uso del análisis estructural para la comprensión de la realidad.


(**)Me recordó mucho, muchísimo,  al singular personaje del abuelo maño interpretado por Martínez Soria, en "La ciudad no es para mí", la divertida película de los años sesenta, dirigida por Pedro Lazaga y en cuyo elenco figuraban tan conocidos actores como Sancho Gracia, Sacristán, Gracita Morales y otros muchos, con parecida temática de fondo, un abuelo que alucina, escandalizado, ante las costumbres adoptadas por los suyos y se afana por tratar de enmendar lo aun enmendable y encarrilarlos por lo que él entiende buen camino, especialmente a los más chiquitos.


(***) J.L.Sampedro: copio y pego, algunos datos biográficos del autor , conocido hasta ahora por mí por sus obras de contenido económico,especialmente por su manual sobre estructura económica.

"Nace en Barcelona de una familia con raíces cosmopolitas, lo que ahora llamaríamos una familia "globalizada": su padre nació en La Habana, su abuelo en Manila, su madre en Argelia y su abuela en Lugano, en la Suiza italiana. Su infancia, hasta los 13 años, transcurrió en Tánger, la ciudad marroquí que entonces estaba bajo estatuto internacional.Estudia Ciencias Económicas en Madrid, consiguiendo la Licenciatura con Premio Extraordinario en 1947. En 1948 empieza su labor docente en la Universidad Complutense en la que será Catedrático de Estructura Económica de 1955 a 1969. Compagina esta actividad con la de economista en el Banco Exterior, donde se ocupa de crear un servicio de estudios, y actuando como asesor del Ministerio de Comercio.
En 1966, al ser expulsados de la Universidad española los profesores Aranguren y Tierno Galván por su manifiesta oposición a Franco,  se une a ellos, junto con otros profesores, para crear el Centro de Estudios e Investigaciones (CEISA) que sería cerrado por la dictadura tres años después. Ante esa situación y las deportaciones de catedráticos de la Universidad de Madrid, decide aceptar un puesto de "Visiting Profesor" en las universidades inglesas de Salford y Liverpool. A su vuelta pide la excedencia en la Universidad de Madrid. Como teórico de la Economía, defiende la necesidad de un enfoque global y sistémico, enfrentado a la economía ortodoxa. Desarrolla unas concepciones estructurales originales de carácter dialéctico e histórico. Son importantes sus contribuciones a la teoría del desarrollo, desde un punto de vista estructural, siempre dominado por concepciones éticas y humanísticas.
En 1971 regresa al Ministerio de Hacienda como Asesor Económico de la Dirección General de Aduanas y retoma su labor docente, impartiendo cursos en la Escuela Diplomática, el Instituto de Estudios Fiscales y en la Universidad Autónoma de Barcelona.Tras la muerte de Franco, es nombrado Senador por designación real en las primeras Cortes democráticas y vicepresidente de la Fundación Banco Exterior. ... En 1990 es elegido miembro de la Real Academia Española de la Lengua.
En los últimos años de su vida se convirtió en un referente del movimiento de los "indignados" ..."

domingo, 1 de diciembre de 2013

Un hombre precavido, de Frederick Forsyth



Siempre he sentido admiración por la destreza de Frederick Forsyth para describir los entramados de poder, las maquinaciones bursátiles y las evasiones fiscales que abundan a lo largo del global mundo  económico financiero de la actualidad. Un mundo sin fronteras ni nacionalidades concretas. En el que los sujetos principales que lo componen, en sus múltiples categorías y grados, son los diferentes avaros y codiciosos,  que, sin al parecer capacidad de hartazgo, se mueven entre los hilos de la tramas de enriquecimiento fácil y de corrupción que imperan en el reino de este mundo; y cuyo dios es el dinero, al que adoran con fidelidad y pleitesía.

Este largo prolegómeno debiera figurar al final de mi comentario en relación al cuento titulado “Un hombre precavido”, penúltima de las ocho narraciones que componen la antología “El emperador” de Frederick Forsyth, publicada por Plaza y Janes, Edición primera, 1982. Es una bonita historia con un final edificante. Final que me ha traído a la memoria la preciosa y divertida película Ghost, protagonizada por Demi  Moore y Patrick Swayze, con la participación de la excepcional Whoopi Goldberg. Película que también tiene como telón de fondo la avaricia , las altas finanzas y el movimiento de capitales.

Esta interesante narración de Forsyth  tiene como protagonista a un maduro millonario, viudo y sin hijos, cuya fortuna es fruto de trabajo, dedicación plena y estrategias sencillas pero muy ponderadas. El cual, tras conocer que sufre una dolencia mortal,  se las ingenia, con el mismo cuidado y sencillez que ha practicado durante toda su vida  para que ni el fisco ni su detestada parentela más próxima como herederos legítimos,   vea un chelín del generoso caudal por él acumulado. ¡Chapeau! 
  

Particularmente al leer los cuidados que toma el protagonista para eludir los pagos a la golosa Hacienda británica, he reflexionado si de haber sido España el lugar seleccionado por Forsyth para su historia, el comportamiento hubiera sido distinto, ya que parece que allí Hacienda se lo toma muy en serio y no se le escapa uno, y menos de los “gordos”. Bien distinto de lo que aquí estamos acostumbrados en que el gran hermano de la Hacienda Pública Española no tiene conmiseración con los que viven de una nómina, mientras que las grandes fortunas y empresas grandes, entre las sicavs de las unas y las bonificaciones y exenciones fiscales de las otras,  la suma de su contribución al total de los fondos públicos no resulta proporcional a sus riquezas. Y no hablemos de los que se montan unos tinglados de empresas domiciliadas en paraísos fiscales que les permite legalmente eludir impuestos, ni de los que a pesar de las trabas teóricas para evitar  la fuga de capitales en maletines, después tienen no una , sino varias cuentas en Suiza,(1) en Jersey,(2) en Liechtenstein, etc. (3)


_______________
(1) Bárcenas y el club de los españoles con cuentas en Suiza

(2) Cuentas en paraísos fiscales europeos
Los españoles tienen al menos 12.500 millones en cuentas opacas
Los contribuyentes españoles mantienen cuentas en paraísos fiscales europeos por valor de, al menos, 12.500 millones de euros, un 1,2% del PIB, según se deriva de los datos del Tesoro. La directiva del ahorro obliga a países como Suiza, Andorra o Austria a aplicar una retención sobre los intereses que obtenga un no residente europeo. Y parte de la recaudación obtenida se envía a los Estados de origen de los contribuyentes.

(3)ANTES DEL 2002  Artur Mas, "beneficiario" de una cuenta opaca en Liechtenstein, según 'El Mundo' El juez archiva por prescripción el delito fiscal del padre del candidato de CiU

jueves, 28 de noviembre de 2013

Napoleón Bonaparte, de Emil Ludwig


Por dos veces he comenzado el comentario de esta apasionante biografía, leída a finales del 2009, acerca del célebre Napoleón Bonaparte, escrita por Emil Ludwig, Editorial Juventud, Colección “Libros de Bolsillo Z”, núm. 15, 5ª edición, año 1974.

Es una obra concienzuda y muy elaborada como lo evidencian los muchos datos e informaciones aportadas, los detalles personales y los hechos relatados, tanto del protagonista como de su numerosa familia,  así como sobre los innumerables personajes históricos allí citados, algunos famosos y otros menos conocidos, contemporáneos de Napoleón.   Leyendo este libro he conocido figuras y hechos históricos relevantes, principalmente europeos, muchos de los cuales, hasta esta lectura, habían pasado desapercibidos o  ignorados, como, y es sólo un ejemplo, Alejandro II de Rusia.  En esta obra, tal vez por compartir nacionalidad, su autor destaca los testimonios sobre Napoleón de  escritores afamados alemanes como Goethe y Wieland, coetáneos de aquél. De hecho el primer capítulo de la biografía, titulado “La Isla” lleva incorporado a modo de  encabezamiento una cita de Goethe, acerca del célebre corzo, que reproduzco a continuación porque  nos indica, ya de entrada, la dificultad intrínseca del personaje, incluso para el universal escritor alemán:

“La historia de Napoleón me produce una impresión semejante a la del Apocalipsis de San Juan. Todos sentimos como si debiese haber en ella algo más, pero no sabemos el qué. Goethe”


Múltiples fueron los aspectos de la biografía de Napoleón  que me impactaron como su “italianismo” ya que los Bonaparte, originariamente eran “Buonaparte”, es decir,  corsos de lengua y origen italiano; circunstancias  de las que, por cierto, hacían honor. También su más que pequeña talla y su físico. Bien distante de la del flamante caballero sobre un blanco caballo que me viene a la mente cuando pienso en él. De parecido modo a como sucede con muchísimos detalles de su vida privada,  y primordialmente política, donde destacó por su habilidad y también desmedida ambición personal y familiar.  Conocidos, pues, los detalles de la vida privad del general, desconozco por qué, entre las parejas de amantes famosos, se incluye la de Napoleón y Josefina, porque ésta siempre lo utilizó, se valió de él para vivir a su costa. Y, además no le fue fiel. Pienso que esta fama correspondería a la condesa polaca María Walewska.  

Pero volviendo a la cuestión principal, he de decir que singular donde los haya me pareció, en suma, este Napoleón. Singular en muchos aspectos; pero aún más, si cabe, me llamó la atención su amor a los suyos, a su familia, madre y numerosos hermanos y hermanas. A todos los protegió y hablando en tono coloquial, los “colocó” bien. Siempre los tuvo en cuenta a la hora del reparto de sus conquistas. Creo recordar, pero no tengo seguridad ni tampoco el libro a mano, que su gran héroe a quien quiso imitar,  fue el insigne Alejandro y como él, por tanto, ampliar sus conquistas a Oriente. De su capacidad en las estrategias militares y políticas no hablo porque son harto conocidas y a mí me interesan aquellas cosas nuevas leídas en la obra biográfica escrita sobre él por Emil Ludwig, el célebre escritor alemán de origen judío.   Y entre esas cosas ya he mencionado algunas, pero mención especial merece su extraordinaria capacidad de esfuerzo, ser que se crecía en la adversidad, en la que estaba acostumbrado a desenvolverse y se desenvolvió con audacia hasta el final de su existencia.  Existencia  definida por Ludwig como “poema épico, escrito por la mano del Destino” y cierra su biografía de Napoleón con este hermoso final:

Renazca, pues, a los ojos del lector, esta tragedia imperecedera, tal como fue en la realidad. Lo que un hombre puede alcanzar por la conciencia de sí mismo y el valor, por el ardimiento y la imaginación, por el trabajo y la voluntad, Napoleón Bonaparte nos lo ha enseñado.” Y hoy día…la ardorosa juventud europea no podría encontrar ejemplo ni advertencia mayores que la vida de aquel hombre que, de todos los hombres de Occidente, fue el que más tremendas convulsiones creara y sufriera”.  


sábado, 23 de noviembre de 2013

Sab, novela original, de Gertrudis Gómez de Avellaneda

 
Antes de rescatar de mi memoria los recuerdos sobre esta lectura, voy a hablar un poco de la autora, una célebre poetisa cubana que vivió en el siglo XIX( 1814-1873). Y he dicho cubana porque nació en aquella isla, cuando ésta era una colonia de España, entonces un imperio cuyas relaciones económicas y comerciales eran las propias de un sistema colonial en el que la esclavitud era lícita y legal.

Gómez de Avellaneda pertenecía a la élite cubana y desde muy joven destacó por su actitud poco convencional. Entre los españoles célebres de la época con los que se relacionó están Fernán Caballero, Espronceda, Zorrilla y el escritor andaluz Alberto Lista. En buscabiografias.com se destaca que Menéndez Pelayo vetó su entrada a la Real Academia de la Lengua. Escribió muchas obras de distintos géneros literarios, pero, pienso, que fue en la poesía donde destacó. A continuación y como homenaje a esta insigne escritora y a sus dos patrias, Cuba y España, copio y pego dos de sus poemas:

Al partir

(Soneto)



¡Perla del mar! ¡Estrella de Occidente!

¡Hermosa Cuba! Tu brillante cielo

la noche cubre con su opaco velo,

como cubre el dolor mi triste frente.

¡Voy a partir!. . . La chusma diligente,

para arrancarme del nativo suelo

las velas iza y, pronta a su desvelo,

la brisa acude de tu zona ardiente.

¡Adiós, patria feliz, edén querido!

¡Doquier que el hado en su furor me impela,

tu dulce nombre halagará mi oído!

¡Adiós!. . . Ya cruje la turgente vela. . .

El ancla se alza. . . El buque, estremecido

las olas corta y silencioso vuela.





Al pendón castellano



¡Salve, oh pendón ilustre de Castilla,

Que hoy en los muros de Tetuán tremolas,

Y haces llegar a la cubana Antilla

Reflejos de las glorias españolas!

La media luna -que ante ti se humilla,-

Recuerda ya que entre revueltas olas,

De la raza de Agar con hondo espanto,

Se hundió al lucir el astro de Lepanto.


Y esa morisma -de la Europa afrenta-

Que el rugido olvidó de tus leones,

Hoy al golpe cruel -que la escarmienta,-

Forjando en su pavor fieras visiones,

De siete siglos a la luz sangrienta

Juzga que mira alzarse entre blasones,

-Sus turbantes teniendo por alfombras,-

Del Cid, de Alfonso y de Guzmán las sombras.


¡Oh! ¡sí! contigo van, por ti pelean

Esos nombres augustos; de su gloria

Los rayos en tus pliegues centellean,

Como fulguran en la hispana historia.

¡Que así triunfantes para siempre sean

Símbolos del honor y la victoria,

La civilización mirando ufana,

Que hoy te hospeda Tetuán, Tánger mañana.

oooOOOooo

Asimismo, copio y pego, el primero y último de los párrafos de la introducción al personaje que he leído en la Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes, firmado por María Angeles Ayala Aracil:

Gertrudis Gómez de Avellaneda fue considerada en su tiempo como una de las mejores expresiones del movimiento romántico. Su vida y su obra siguen interesando a los estudiosos actuales, tal como se aprecia en los numerosos trabajos de investigación publicados en estos últimos años. Sus personales circunstancias biográficas, su apasionado carácter, su generosidad y su marcada rebeldía frente a los convencionalismos sociales, que la llevó a vivir de acuerdo con sus propias convicciones, la apartan de la mayoría de las escritoras de su época, convirtiéndola en precursora del movimiento feminista en España(...)El Portal dedicado a Gertrudis Gómez de Avellaneda en la Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes obedece a un claro objetivo: contribuir al análisis y reconocimiento de una de las escritoras más representativa e interesante del siglo XIX. Sin lugar a dudas, su buen quehacer literario ofreció una nueva visión de la mujer, en un momento histórico en que ésta se hallaba sujeta a trabas sociales que impedían su natural vocación literaria. En este sentido, Gertrudis Gómez de Avellaneda fue un eslabón fundamental en la reivindicación de la mujer en un contexto social adverso y plagado de prejuicios sociales. "



Después de esta larga introducción toca ya hablar de la obra, o sea, de “Sab”, novela original, escrita por Gertrudis Gómez deAvellaneda en 1841, es decir, más de diez años antes de la publicación en 1852 de La Cabaña del Tío Tom”, la archiconocida novela de Harriet Beecher Stowe que logró despertar la conciencia de los estadounidenses a
la abolición de la lacra de la esclavitud.(1)

El ejemplar  leído corresponde a Ediciones Orbis,1988, Colección Grandes Escritoras, Biblioteca de Grandes Éxitos, diseño de la cubierta de Elisenda Bachs y director de la colección Virgilio Ortega.

Dos son las cuestiones fundamentales tratadas por su autora en esta novela, la denigrante y discriminatoria situación del sujeto sometido a la esclavitud, y el amor, pero especifico, un amor imposible por los convencionalismos sociales y económicos de la época y del lugar. Ambas problemáticas están personificadas en su protagonista, el mulato Sab. Un ser descrito como superior, física y sobretodo, moralmente. La historia se sitúa en Cuba, en plena época colonial, cuando aquella Isla pertenecía a la Corona Española y el régimen de esclavitud era legal. La obra, pues, tiene un marcado tono sentimental, tanto en su fondo como en el estilo , que, según su propia autora es un producto de juventud(tenía 22 años) que decidió publicar luego de que el escritor Alberto Lista se lo recomendase.



--------



(1) A Olsen, firmante de un comentario sobre esta novela, debo la  observación de la mayor antigüedad de esta obra(1841) que La Cabañadel Tío Tom,(1852),  el libro más leído entonces en los EEUU de Norteamérica después de la Biblia y que tanta repercusión tuvo entre los ciudadanos de aquel país, al disponerlos en contra de la esclavitud. Recojo la afirmación de Abraham Lincolnen 1862, en plena Guerra civil de Secesión, cuando conoció a Harriet Beecher Stowe  autora del libro y le expresó: "De manera que es usted la pequeña mujer, que escribió el libro que provocó esta gran guerra"


oooOOOooo

29 de noviembre de 2013: Acabo de echar un vistazo a las biografías de Abraham Lincoln y Harriet Beecher Stowe y comprobar la formación religiosa y arraigada moral y principios cristianos como denominador común de estos dos seres que tanto contribuyeron a la abolición, al menos legalmente, de la lacra de la esclavitud a la que las ominosas leyes materialistas de aquel país, los EEUU de Norteamérica, condenaba a los miembros de aquella sociedad de raza u orígenes negros. 

.

martes, 19 de noviembre de 2013

¡Era un santo!, (Pinceladas del Natural )del Padre Luis Coloma

 ¡Era un santo! primera de las diez narraciones que componen el Tomo III de “Pinceladas del Natural” del jesuita Luis Coloma, Editorial “El Mensajero del C. de Jesús, 1920, octava edición,Colección de narraciones breves del Padre Coloma(**)

Narración que cuando la leí  me impresionó su desenlace, porque, además, está inspirado en un hecho real, según aclaración del propio autor en nota a pie de página. Al presente, mientras elaboro el comentario, me estoy dando cuenta que lo que antes llamó mi atención y dio importancia al relato, lo es sólo en un segundo plano, porque su mayor trascendencia está , según creo, en enfrentar al creyente católico que la lee con el recuerdo de su obligación de frecuentar el sacramento de la confesión y penitencia (*)de sus faltas. Más si éstas fueran  graves, ya que le alejan de Dios y en caso de morir sin haberse puesto en paz con el Creador, ponen en peligro la salvación de su alma. 

Su lectura  me resultó amena y edificante. El protagonista indiscutible, “el santo”, es el páter familias de una acomodada y bien situada familia andaluza, cónsul de un país centroamericano, ex alcalde, y recién galardonado(porque la había comprado) con la Cruz de Isabel La Católica. Estamos, pues, ante un prohombre, cuyos inicios, sin embargo, fueron modestos, la de un simple abogado pasante de una notaría. Numerosas son las pinceladas de humor, puestas por el autor a través del personaje del yerno, Sancho, un señorito andaluz, cuya lengua mordaz, especialmente con su suegra, logra en muchas ocasiones hacer reír al lector. Sirve también esta figura de contrapunto, poniendo en sus acciones, expresiones y respuestas, la simpleza y la naturalidad de los hechos humanos que salen del corazón, de un corazón bueno, verdades como puños, sin ambages ni medias tinta. La mayoría de las muy frecuentes citas y reflexiones de autores clásicos y refranes de honda sabiduría popular corren, también, a cargo de este personaje. 

La historia nos sitúa en los últimos días de vida del protagonista, enfermo tras el latigazo de un primer ataque cerebral  y el definitivo toque mortal, describiéndonos sus angustias y terrores ,  reclamando la asistencia de un sacerdote  para conciliar su alma con Dios. La espléndida descripción  de esta situación   logra dar a la narración su verdadero alcance,  que es  inducirnos  a plantearnos la importancia de morir en paz con Dios, tras implorar de su Misericordia Infinita, el perdón por nuestros pecados. 

En un plano menos trascendental,  esta lectura nos da la imagen de un tipo humano universal, es decir, que se da en todos los tiempos y lugares, la del tipo contemporizador, sin ideología política concreta, pero nadador experto en aguas turbulentas, quien de la nada se ha hecho con fortuna y bienes obtenidos mediante métodos que aunque legales(lícitos) son moralmente condenables(ilícitos), en detrimento y con perjuicio descarado de  alguno o de alguna de los que se hayan cruzado en su existencia. Individuos, en resumen, que gozan de honor y respeto de la sociedad, pero en la práctica y de hecho,  son de plena insolvencia moral.

------- 

 

(*)Sacramento de la Penitencia: Copio y pego algunos de los párrafos del artículo publicado por Aciprensa en relación sacramento de la Penitencia, pero recomiendo su lectura íntegra:
"El sacramento de la Penitencia, o Reconciliación, o Confesión, es el sacramento instituido por Nuestro Señor Jesucristo para borrar los pecados cometidos después del Bautismo. Es, por consiguiente, el sacramento de nuestra curación espiritual, llamado también sacramento de la conversión, porque realiza sacramentalmente nuestro retorno a los brazos del padre después de que nos hemos alejado con el pecado(...)La confesión es la manifestación humilde y sincera de los propios pecados al sacerdote confesor(...)Estamos obligados a confesar todos y cada uno de los pecados graves, o mortales, cometidos después de la última confesión bien hecha(...)Las faltas objetivamente mortales más frecuentes son (siguiendo el orden de los mandamientos): practicar de cualquier modo la magia; blasfemar; perder la Misa los domingos o en las fiestas de preceptos sin un grave motivo; tratar mal de manera grave a los propios padres o superiores; matar o herir gravemente a una persona inocente; procurar directamente el aborto; buscar el placer sexual en solitario o con otras personas que no sean el propio cónyuge; para los cónyuges impedir la concepción en el acto conyugal; robar una suma relevante, incluso sustrayéndose en el trabajo; murmurar gravemente del prójimo o calumniarlo; cultivar voluntariamente pensamientos o deseos impuros; faltar gravemente el propio deber; acercarse a la Sagrada Comunión en estado de pecado mortal; callar voluntariamente un pecado grave en la confesión(...La confesión es un medio extraordinariamente eficaz para progresar en el camino de la perfección. En efecto, además de darnos la gracia "medicinal" propia del sacramento, nos hace ejercitar las virtudes fundamentales de nuestra vida cristiana. La humildad ante todo, que es la base de todo el edificio espiritual, después la fe en Jesús Salvador y en sus méritos infinitos, la esperanza del perdón y de la vida eterna, el amor hacia Dios y hacia el prójimo, la apertura de nuestro corazón a la reconciliación con quien nos ha ofendido. En fin, la sinceridad, la separación del pecado y el deseo sincero de progresar espiritualmente.)"


(**) El Padre Coloma  fue el creador del Ratoncito Pérez, y el autor de "Pequeñeces", la más conocida  y controvertida de sus novelas. Prolífico autor. 

domingo, 17 de noviembre de 2013

Privilegio, narración corta de Frederick Forsyth

Las faltas contra la reputación del prójimo deben ser reparadas. A este respecto dice el Catecismo:
“Toda falta cometida contra la justicia y la verdad entraña el deber de reparación aunque su autor haya sido perdonado.( …) reparar un daño públicamente, (…)si el que ha sufrido un perjuicio no puede ser indemnizado directamente, es preciso darle satisfacción moralmente, en nombre de la caridad. Este deber de reparación concierne también a las faltas cometidas contra la reputación del prójimo. Esta reparación, moral y a veces material, debe apreciarse según la medida del daño causado. Obliga en conciencia” CEC 2847.

Esta cita del Catecismo Católico me ha hecho recordar otra de las lecturas de estos últimos años, pendiente de comentar. Su título “Privilegio” y su autor Frederick  Forsyth. Es una de las ocho narraciones que componen el libro titulado “El Emperador”, editado por Plaza&Janes, 1982, título original “The Emperor”, traducción de J. Ferrer Aleu, portada de Domingo Álvarez. Narraciones cortas  acerca de diversidad de cuestiones que despiertan el interés del lector. Al igual que los últimos libros comentados, éste lo leí hace ya unos cuantos años, en el 2009. Los ocho cuentos me agradaron, son cada uno de ellos buena muestra  del  dominio de Frederick Forsyth en sus ficciones para narrar  actitudes y hechos humanos verosímiles aunque insólitos para los comunes mortales como yo.

Pero no divagaré más y me meteré en las enseñanzas que la lectura de “Privilegio” me ha proporcionado:

“En todas partes cuecen habas”. Según este relato, la Justicia del Reino Unido tiene, en líneas generales, los mismos graves defectos que la de aquí, la española. Es burocrática, consecuentemente lenta, pero principalmente costosa y por lo tanto inaccesible para la mayoría. Y, además, con jueces que no buscan dar razón al que la tiene, ni justa satisfacción al agraviado, sino la aplicación literal de  normativas y leyes, cuyo espíritu en ocasiones, se aleja del sentido común o derecho natural, de dar a cada cual lo que le corresponde, que eso es, en definitiva, la Justicia, con inicial mayúscula y como sinónimo de Equidad.

La extensiva mala praxis periodística aquí descrita, y tema de fondo de la narración,  en la que se nos cuenta cómo un afamado periodista, de un acreditado medio, hace un artículo con afirmaciones graves pero sin verificar sobre una persona. Tanto al medio como al periodista en cuestión les importa un ápice de las consecuencias para la persona o entidad de lo publicado. En el caso inglés, quiero decir en el cuento de Forsyth, las empresas periodísticas cuentan con seguros, amén de asesorías jurídicas con expertos en litigios por adulteración de la verdad o difamación.


3º “Beber de la misma medicina” En este punto es donde, particularmente, más me agradó el cuento. De cómo  la simple y desamparada víctima agraviada no se desanima, y con mucho ingenio y esfuerzo personal, en solitario, le da al prepotente periodista una buena cucharada de su maléfica poción informativa. ¡Me encantó el final!

viernes, 15 de noviembre de 2013

La maledicencia, de P. Luis Coloma

Pinceladas del Natural” del Padre Luis Coloma, Tomo III, Octava Edición, Bilbao, 1920. El libro comprende diez narraciones breves del jesuita español, miembro de la Real Academia Española de la lengua, Padre Coloma, el creador del Ratoncito Pérez, el que deja una moneda o un regalito debajo de la almohada cuando los peques de la casa pierden alguno de sus dientecitos de leche. Supongo que muchos como yo,  de los más mayores, sabe que el singular Ratón Pérez fue creado para el entonces niño de ocho años, Alfonso XIII. Su lectura fue en el 2009, o sea, hace cuatro años. Recuerdo, no obstante, como denominador común a todas estas narraciones, el tono edificante, la religiosidad y fe en Dios y en su Providencia, el conocimiento y cita constante y variada de los clásicos de la Literatura Universal y también que los personajes protagonistas, en su mayoría,  pertenecen a la clase alta o pudiente. Al presente, sin embargo, sólo me atrevo a escribir acerca de dos de aquellas narraciones, cuyo argumento quedó  grabado en mi recuerdo. Estas dos narraciones son: “¡Era un santo!” y “La maledicencia”.  El título de esta última ya nos está diciendo de que va la historia, o sea, de cuando alguno o alguna se dedica a la propagación de hechos  que difaman, desprestigian, al prójimo. Hechos que, además, no hay certeza de su veracidad, pero si la seguridad de que su conocimiento por los otros dañará la reputación del protagonista.

Buscando en la Red un enlace con la definición del término maledicencia, hallé una entrada del blog de José Miguel Arráiz en que trata este pecado de la lengua, cuya lectura recomiendo; entrada de la que copio y pego algunos de los párrafos más significativos:



Uno de los pecados de la lengua es la maledicencia, el cual no solo afecta la sociedad en general, sino también a todos los que profesamos la fe ...El diccionario de la Real Academia Española define la palabra maledicencia como la acción o hábito de hablar con mordacidad en perjuicio de alguien, denigrándolo. El Catecismo es aún más preciso y define como maledicencia cuando, sin razón objetivamente válida, se manifiesta los defectos y las faltas de otros a personas que los ignoran. (...)no quiere decir que es un deber cristiano ocultar los defectos del prójimo (o lo que consideramos tales), pero si evitar manifestarlos a otros cuando no hay una razón válida para ello(…)Muchas son las razones por las que somos impulsados a caer en la maledicencia, pero se puede decir que una de las principales es la envidia o el rencor. (...)Entre otras razones (...) está la superficialidad, las habladurías, la costumbre de contar chismes. (...) la persona se habitúa a criticar y a hacer resaltar los defectos aparentes o reales del prójimo. Este tipo de maledicencia es particularmente peligrosa porque hace propenso a la persona que la practica a caer en otros pecados de la lengua como el juicio temerario o la calumnia. El juicio temerario es aquel que, incluso tácitamente, admite como verdadero, sin fundamento suficiente, un defecto moral en el prójimo; la calumnia es  aquella que, mediante palabras contrarias a la verdad, daña la reputación de otros y da ocasión a juicios falsos respecto a ellos. Cuando nos hacemos eco de rumores o acusaciones infundadas sobre el prójimo, corremos riesgo de hacernos cómplices también de juicio temerario y de calumnia. EL hecho mismo de comentar estas acusaciones con personas que las ignoran nos hace instrumento y colaborador del originario de la calumnia.
No es lícita moralmente la maledicencia ni siquiera para hacer referencia a personalidades públicas (...) hay que distinguir entre la opinión personal privada sobre alguien, y la manifestación en público de dichas opiniones y las consecuencias que pueden tener en la reputación ajena.(…)Es aquí donde también es importante distinguir entre la libertad legal para criticar incluso en forma destructiva al prójimo (e incluso respecto a esto la libertad de expresión tiene sus límites), y la libertad moral para hacerlo. Los cristianos no somos libres moralmente de caer en maledicencia, y en el caso de personalidades públicas la materia grave del objeto del acto moral puede ser mayor, porque afecta su imagen respecto a un mayor número de personas.
Las faltas contra la reputación del prójimo deben ser reparadas. A este respecto dice el Catecismo:Toda falta cometida contra la justicia y la verdad entraña el deber de reparación aunque su autor haya sido perdonado.( …) reparar un daño públicamente, (…)si el que ha sufrido un perjuicio no puede ser indemnizado directamente, es preciso darle satisfacción moralmente , en nombre de la caridad. Este deber de reparación concierne también a las faltas cometidas contra la reputación del prójimo. Esta reparación, moral y a veces material, debe apreciarse según la medida del daño causado. Obliga en conciencia” CEC 2847.


Bueno, como se puede leer,  nada he hablado de la historia contada por el Padre Coloma, pero sí de la maledicencia, ese “pecado de la lengua”,  hoy- desgraciadamente-  tan al uso y cuya eficacia destructiva, si cabe, ha aumentado con el mal empleo de las modernas técnicas de comunicación  como  twitters,  las cadenas de correos electrónicos y los whatsapps. Particularmente, en alguna que otra ocasión,  ante la gravedad de lo contado( al menos a mí me lo parecía) sobre alguna personalidad pública o hecho histórico, y habiendo optado  por verificar su veracidad , descubrí que entre lo allí dicho y la realidad había un largo, tortuoso  y estrecho camino, es decir, medias verdades, afirmaciones falsas de, o,  sobre personajes famosos, hechos, etc.,  que posteriormente había sido demostrada su falsedad, desmentidos los hechos o rectificadas las afirmaciones allí vertidas. Pero, el objetivo estaba alcanzado, la maledicencia ya había actuado, sembrando dudas en algunos casos y en los muchos manchando para siempre el honor y la reputación de la víctima del infundio.  Ya se sabe lo que dice el dicho, “difama que algo queda”.