Reflexiones y comentarios muy personales sugeridos por la lectura de los libros leídos.
martes, 15 de abril de 2014
Oración al Cristo del Calvario, de Gabriela Mistral
sábado, 29 de marzo de 2014
La castellana de Rose Blanche, por María Berta Quintero
domingo, 2 de marzo de 2014
Los curas comunistas, de Martín Vigil.(2) El ministerio sacerdotal
miércoles, 26 de febrero de 2014
El lagarto azul, de A. Amestoy
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(1) Esta lectura destinada a un público adolescente o muy joven me ha hecho reflexionar acerca de los cambios habidos en nuestra sociedad. Observo cómo, en la actualidad, en los juguetes, películas y programas destinado a los niños, proliferan las figuras fantasmales, las brujas, los zombis, los monstruos, y demás personajes deformes o muy feos. En otro casos, los protagonistas son máquinas o robots que sólo saben luchar , además de tener aspecto monstruoso o diabólico .También llama mi atención el recurso al uso de poderes sobrenaturales y de magia.¿ Qué se pretende con ello? Porque, sin duda, corresponde a una estrategia con el fin de alcanzar un objetivo concreto. Acaso que estas nuevas generaciones no sepan distinguir entre el bien y el mal, entre los buenos y los malos, lo correcto e incorrecto de nuestras acciones, ...No lo sé.
viernes, 21 de febrero de 2014
Lirio Silvestre, por Ricardo de Beobide, S.S.
domingo, 2 de febrero de 2014
Los curas comunistas, José Luis Martín Vigil
Los curas comunistas, por José Luis Martín Vigil, editor Richard Grandio, Oviedo, décima edición, mayo 1966.
Libro relativamente grueso de 430 páginas cuya lectura he “devorado”.
El título así como el nombre de su autor me sonaban mucho, pero ambos me eran desconocidos. Iniciada su lectura, el interés despertado por los planteamientos y la problemática allí esbozados me indujo enseguida a buscar información sobre el autor y su obra, y hallé este artículo del Padre Lambert, en “El Mundo”, dedicado a Martín Vigil por su fallecimiento.
De cuya lectura deduzco que fue un prolijo escritor con importante producción literaria y títulos algunos de mucho éxito, especialmente “La vida saleal encuentro”, obra en la que reflejó sus experiencias como educador en un colegio de Vigo, y fue, entonces, años sesenta-setenta del pasado siglo XX, un verdadero “best-seller” (libro más vendido), que dejó positiva huella en sus lectores, en su mayoría, adolescentes y jóvenes, a los cuales marcó muy favorablemente, según pude leer en muchos de los comentarios al pie de la información.
En cuanto al libro objeto de mi comentario debo resaltar que la historia contada en torno a un sacerdote católico, Francisco Quintas, me “enganchó” y conmovió. Hallé muy interesantes las muchas controversias allí expuestas a través de los sustanciosos diálogos entre sus personajes sobre tan trascendentes cuestiones como las siguientes:
1) La diferencia entre marxismo y comunismo.
2) La caridad, (*) o sea, el amor al prójimo sin distingo y como virtud más esencial del auténtico cristiano.
3) La necesidad de una evolución, al menos en la formas, de la Universal Iglesia de Cristo con el fin de acercarse a la clase obrera, colectivo que, según señala el autor en su obra, ya ha desertado de esta Iglesia.
4) La justicia social en las actuales democracias.
5) El interés general o común frente a los intereses privados o “lo particular”.
6) El valor absoluto de los testimonios vivos, reales, cuyos actos, sin palabras, muestren, testifiquen su fe, es decir, su creencia en Dios.
(7) Y la ardualucha del comunismo por acallar la conciencia.(**)
Lectura, resumiendo, muy sugerente que impulsa al lector a la reflexión y puede que hasta al auto examen de conciencia, - aclaro - de una concienciacristiana. (***) Pero, principalmente, en esta novela se habla de Dios y de sus mediadores, los sacerdotes.
Señalada la temática general, toca hablar del relato en sí y de sus protagonistas. El principal, como ya cité, es Francisco Quintas, un cura joven que a imitación de los llamados curas comunistas franceses, en la España franquista, puesto que el libro está publicado a mediados de los sesenta, se viste el mono, vestidura propia de los obreros y, de incógnito en cuanto a su ordenamiento sacerdotal, se mete a trabajar como peón, en una fábrica del ramo siderometalúrgico. Y no sólo trabaja como un asalariado más, sino que, también, dispensado por su obispo, vive en una modestísima vivienda en el propio barrio obrero en que se ubica la fábrica. Este es el escenario donde se desarrolla la trama argumental.
En la novela hay otros sacerdotes de diferentes rangos eclesiales: un obispo y su vicario, un párroco de iglesia con dos coadjutores, y un fraile abad. Todos ellos, junto con el cura Francisco, son los medios utilizados por Martín Vigil para hacer llegar a los lectores, las posturas y doctrinas imperantes, así como las tendencias y los debates suscitados dentro de la Iglesia, después del Concilio Vaticano II. Controversias presentadas, principalmente, a través de los diálogos entre Quintas, el cura obrero, y el padre Sergio, coadjutor parroquial. En estas discusiones, en apoyo de sus consideraciones, son citadas figuras y autores célebres del mundo católico-cristiano, como, por citar algunos ejemplos: Morris West(“El abogado del diablo”), Michel de Saint Pierre(“Los nuevos curas comunistas”) y los cardenales Suhard y Lercaro, citas de estos dos últimos que preceden al texto de la novela.
También el mundo industrial está ampliamente representado, tanto por la parte empresarial (patronal) como por la de los trabajadores. Entre los primeros tenemos al empresario capitalista, al jefe de personal y a Felipe, un acaudalado hombre de negocios, de mentalidad abierta, y muy instruido en cuestiones empresariales. Mientras que por la parte productiva han quedado representados casi todos los principales estamentos, desde el aprendiz, el encargado, los especialistas u oficiales, los sindicalistas y hasta la política con los comunistas y sus tejes manejes en la oscuridad, tratando siempre de pescar en aguas revueltas.
Particularmente, me parecieron muy oportunas las razones, de eterna vigencia, expuestas en el informe elaborado por el padre Quintas, en relación a los turnos y sus perjuicios en la vida del trabajador, tales como impedir la conciliación de la vida laboral con la familiar, o, su negativa incidencia en la salud, por la imposibilidad física de adecuar el ritmo biológico del cuerpo humano a los alternativos cambios horarios impuestos por la necesidad del proceso productivo empresarial; circunstancias que, consecuentemente, y en justicia, deberían tener proporcional incremento en el sueldo del productor afectado. Efectos negativos que al presente, creo, en muchas empresas, no se ven debidamente compensados.
Pero, lo que más me impactó fue la homilía en forma de carta al Niño Jesús(págs. 277 al 284), por su verdad, cruda y eterna allí recogida, en la que, según creo, están sintetizadas las críticas que el autor de la novela quería hacernos llegar de la ya secular actuación de los que nos llamamos cristianos, cargada de contrastes y contradicciones entre lo que es y lo que hubiese debido ser desde un criterio honradamente cristiano.
Interrumpo, pero me queda alguna cosa qué decir.
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(*) 4 La caridad - dice San Pablo - es paciente, la caridad es amable; no es envidiosa, no obra con soberbia, no se jacta, 5 no es ambiciosa, no busca lo suyo, no se irrita, no toma en cuenta el mal, 6 no se alegra por la injusticia, se complace en la verdad; 7 todo lo aguanta, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta.
8 La caridad nunca acaba...( 1 Co 12,31-13,13)
(**) http://www.revistainterforum.com/espanol/articulos/062401artprin2.html . Artículo suscrito por Soledad Morillo, titulado "Se puede acallar voces, no conciencias" año 2001, en relación a la situación de la libertad de expresión en Venezuela bajo Hugo Chávez.
(***) Conciencia cristiana: En relación a esta cuestión transcribo (corto y pego) algunos de los párrafos del sugerente artículo de Pedro Trevijano, titulado "Conciencia cristiana y libertad", publicado en religionenlibertad.com:
"Dios expresa su Ley, es decir lo que espera de nosotros, en el Antiguo Testamento por medio del Decálogo, y en el Nuevo, por las Bienaventuranzas, y en ambos Testamentos, por la Ley del Amor. Dios es el Dios que se nos revela a través de Cristo, fundamentando así la Moral y la conciencia cristiana. Para discernir la voluntad de Dios, es decir lo que Dios pretende de nosotros, debemos tener en cuenta a la vez la ley exterior y la ley de la conciencia. La conciencia es la voz interior que exige hacer el bien y evitar el mal. Es en nuestra conciencia, sola ante Dios, pero iluminada por la fe y el amor, donde Dios nos habla y donde la razón intentará discernir cómo actuar la ley externa en función de nuestras circunstancias concretas."
"La conciencia cristiana toma sus decisiones buscando la conformidad con el Evangelio, porque sabe que está implicada en la Historia de la Salvación y debe colaborar en su desarrollo. "oooOOOooo
sábado, 4 de enero de 2014
Unos muchachos – (Contrastes) III ( Cuentos de Ana María Matute)
Mucho he hablado de la escuela y de los maestros de antes y de los de ahora. Pero he olvidado hablar del crucial papel de la familia - ayer, hoy y siempre - en la formación del niño, intelectual y humanamente con la transmisión de las creencias y valores propios. Porque a los primeros que les corresponde velar y procurar, material y espiritualmente, por sus hijos, es a los padres. Premisa universal.
El progreso en nuestra moderna sociedad, en suma y según creo, se ha centrado en tan sólo acumular bienes materiales y en atiborrarnos de comida. Obviamente, algunos más que otros. Parece que nos hayamos olvidado que no sólo de pan vive el hombre, aludiendo a ese otro componente de nuestra naturaleza llamado alma( espíritu, conciencia). A la que también, por supuesto, es preciso alimentar.Por otra parte, hemos permitido la intromisión del Estado en los ámbitos más estrictamente privados, sin escandalizarnos, ni tan siquiera ofrecer resistencia alguna. Y prueba de esta afirmación es la sumisión tan absoluta con la que hemos dejado que, en estos años transcurridos desde la muerte del dictador Franco, el campo de la educación haya ido por los derroteros actuales de total regresión, absurdos y kafkianos que únicamente favorecen a los de siempre; es decir, a esos pocos que tienen mucho y quieren más. A ellos no les afecta, pueden pagar exclusivas escuelas y si no les basta, hasta mandar a sus hijos al extranjero. Pero, para los ciudadanos de a pie, como dice la canción de Julio Iglesias, “La vida sigue igual”, y puede que hasta peor, mucho peor, y sin trazas de mejorar, al menos en el corto plazo.