“José Manuel Lara, editor de Planeta, lo intentó muchas
veces. Le ofreció facilidades, adelantos. Pero no hubo forma de que Miguel
Delibes (Valladolid, 1920), mi abuelo, se pasase a su grupo. Por eso, cuando
Planeta compró todo Destino, donde él publicaba desde 1948, Lara le dijo con
cierta guasa: "Miguel, como no hay forma de conseguirte, he tenido que
comprar toda la editorial". Había una poderosa razón para que mi abuelo no
abandonase Destino: Josep Vergés, ya fallecido, el hombre que confió en él
cuando era un desconocido y al que considera "el único amigo asiduo,
sincero y profundo" que hizo en los últimos 50 años. Lo afirma en la carta
que pone fin a Miguel Delibes-Josep Vergés. Correspondencia (1948-1986), …
"José hacía copia de las cartas que me mandaba y
guardaba las mías", … en este epistolario, … había algo más que "un
enfrentamiento entre un rácano editor catalán y un rácano autor castellano
cargado de hijos". Delibes, con siete niños, perdió por uno con Vergés
(Palafrugell, Baix Empordà, 1910-Barcelona, 2001) en lo que con humor
denominaban la "Liga de los hijos".
En 1944, mi abuelo entró a trabajar como redactor en el
diario El Norte de Castilla, para el que ya había hecho caricaturas. Entonces
apenas escribía. Fue Ángeles de Castro, su mujer, mi abuela, quien le metió la
literatura en la sangre…Los dos rácanos
se conocieron personalmente en Madrid …, pero se escribían desde que se falló
el Nadal en enero de 1948.
… con 27 años … era ganador del Nadal, catedrático de Derecho
Mercantil, periodista de El Norte de Castilla y esperaba su segundo hijo. …mejoró
sensiblemente cuando empezó a escribir como hablaba. En 1950 publicó la que
para algunos es su mejor novela, El camino, ambientada en Molledo Portolín
(Cantabria), el pueblo de su padre, Adolfo. Necesitado de dinero, escribía lo
que podía: cuentos, novelas y crónicas de fútbol que firmaba Miguel Seco y por
las que cobraba 150 pesetas.
Se presentó con Mi idolatrado hijo Sisí en 1952 al Premio
Planeta. Pero a Vergés no le dio buena espina: "Lara en Barcelona se ha
ganado fama de trapisonda e informal, y mucha gente no quiere tratos con él.
Sin embargo, es un hecho evidente que los libros que ha publicado tienen una
gran venta". No ganó. Dudó si presentarse en 1959 con La hoja roja, pero
no lo hizo. Treinta y cinco años después, en 1994, coincidiendo con la
concesión de este galardón a Camilo José Cela, afirmó ante la insistencia de un
periodista: "En los últimos años me han invitado a concursar varias veces,
pero he declinado. Por supuesto, siempre me han garantizado el premio, aunque
como no he ido no sé si la garantía era sólida". Lara contestó en una
carta en EL PAÍS en la que confirmaba que le había animado a presentarse y
añadía: "Ahora bien, eso de que se garantizase la obtención del premio es
una mala interpretación de lo dicho por el señor Delibes". Ahí terminó la
discusión y hoy mantienen buenas relaciones.
No paraba. "Por las mañanas, clase en la Escuela de
Comercio, y por la tarde y por la noche, en la redacción de El Norte. Y a veces
los fines de semana tenía que hacer las crónicas de fútbol". Sacaba tiempo
también para dar conferencias en Chile, Portugal, Italia... y para hacer
reportajes de esos viajes para la revista Destino.
... Siempre escribía unas notas, una especie de diario de
caza que luego ha tomado forma de libros: Las perdices del domingo, Mi último
coto, etcétera.
Director de El Norte de Castilla desde 1958, tenía constantes
roces con Manuel Fraga, ministro de Información y Turismo. "La presión
oficial, sin dar la cara, es cada día más dura. (...) Ya no hay duda, me buscan
a mí. No sé dónde terminaré", le escribió a Vergés, quien también estaba
perseguido… pero ninguno entró en prisión, y en 1964, cansado, abandonó la
dirección del periódico. Se enfrenta también a la censura en sus libros de
Demetrio Ramos, la Viejecita. "Van y vienen ministros, mueren cardenales,
obispos, se tambalea el régimen, pero la Viejecita permanece atornillada en
Barcelona. ¿Qué hay que hacer para demoler a esa pequeña hiena?", le
comentaba con ironía Vergés.
"Vergés a veces se equivocaba. Tuvo en el cajón nueve
años El príncipe destronado porque no le convencía y cuando lo editó, en 1973,
arrasó", cuenta. ..
A su hijo Adolfo… le llevaron a una clínica de cirugía
plástica de Barcelona. Allí fueron acogidos con la mayor generosidad por Vergés
en su bella casa de Pedralbes, de tres plantas con jardín, piscina y pajarera.
"¿Qué voy a decir de ti? Estás tan lejos del editor divulgado por la
leyenda negra que sois dos polos opuestos", le escribió. Mi abuelo, sin
embargo, no olvida sus discusiones por las erratas. "Resultaba inadmisible
que yo quitara en la revisión de las pruebas 10 y ellos pusieran 20 más",
se indigna todavía.
En 1966 se publicó Cinco horas con Mario…
Los años se le pasaban sin darse cuenta. Hasta que murió
Ángeles, su mujer, su "equilibrio".
Pocos meses antes, en 1973, había sido elegido miembro de la
Real Academia Española.
Pero la tarea de vivir continuaba y a sus 54 años mi abuelo
tenía que ocuparse de tres hijos, de 12, 14 y 18 años.. .Por entonces, el
editor José Ortega Spottorno le tentó para que dirigiera el diario EL PAÍS,
pero no hubo forma. "Aparte del dinero me ofrecían un coto en Madrid y
colegio para los niños, pero yo no me veía en la capital. Les dije a mis hijos:
'Mi vanidad ha sido saciada', y todos contentos".
...En Extremadura conoció a un Azarías que se orinaba las manos para que no se le
agrietasen e impresionado escribió Los santos inocentes. La publicó años más tarde,
en 1981, cuando Lara, con un suculento anticipo, le convenció de que escribiese
algo para Planeta. El editor abrió el paquete con la obra de apenas cien folios
y se quedó petrificado. "Entró en el despacho de Borrás, su segundo de a
bordo, y le dijo: ¡Rafael, creo que los santos inocentes hemos sido
nosotros!". Fue un libro de alto rendimiento para Lara y para él. En 1982
recibió el Premio Príncipe de Asturias compartido con Gonzalo Torrente
Ballester.
Mis primeros recuerdos junto a él son de comienzos de los
ochenta. Competíamos los primos para ver quién cogía más judías verdes de su
huerta y él como premio nos compraba un polo.
Vergés vendió su parte
de Destino en 1986. Por entonces sus cartas eran ya menos frecuentes. Pasaron a
telefonearse y a verse de vez en cuando en Barcelona o Madrid. Le sustituyó
Andreu Teixidor, hijo de Joan Teixidor, el otro fundador de la editorial. En
1997, Planeta absorbió del todo Destino, y Teixidor abandonó
el año pasado la editorial. A su cargo está ahora Joaquín Palau, a quien
acaba de conocer.
Diecisiete años después de la muerte de mi abuela, en 1991,
se sintió capaz de rendirle un homenaje literario y escribió Mujer de rojo
sobre fondo gris, un libro cuyo título reproduce el de un retrato hecho a su
esposa por el pintor Eduardo García Benito.
Mi abuela no estaba para apoyarle en el acto de entrega del
Premio Cervantes, y nervioso, con su hijo Miguel cerca con una copia del
discurso por si se le quebraba la voz, leyó ante un paraninfo silencioso:
"Antes que a conservar la cabeza
muchos años, a lo que debo aspirar ahora es a conservar la cabeza suficiente
para darme cuenta de que estoy perdiendo la cabeza. Y en ese mismo momento
frenar, detenerme al borde del abismo y no escribir una letra más",
dijo. Ahí estaba el titular "Delibes abandona la literatura". Se armó
un gran revuelo. Su amiga Carmen Martín Gaite aseguraba: "Miguel lo dice
por coquetería". Escribió después Diario de un jubilado y He dicho, pero
el día que terminó de revisar las pruebas de El hereje, libro que le había
costado tres largos años de trabajo, le diagnosticaron un cáncer, se operó y no
ha vuelto a escribir. Ya no se desdobla en otros seres como el Nini o el
Mochuelo como hizo durante 50 años.
…, Vergés murió … y él dio el pésame a su viuda e hijos en
una sentida carta: "Era para mí ese
asidero seguro que todos los hombres buscan y administran como un tesoro,
conscientes de que se puede acabar. Nunca olvidaré aquella casa de Pedro II,
llena de niños que nos recibían con los brazos abiertos. Me encuentro muy
abatido. Le seguiré pronto. De momento me siento como uno de vosotros,
incompleto y solo. Os abrazo de corazón".