¿Locutores? ¿Comunicadores? Me pregunto cuál de los dos términos será más idóneo para designar a Jiménez Losantos y a todos y todas, que las hay y muy buenas, en
el oficio de llevar “mensajes” propios o ajenos a la opinión pública.Cuestión
que me ha venido a la cabeza cuando escribía el subtítulo entre paréntesis, Actualmente se estila más lo de “comunicadores”. Y, consiguientemente, es cuestión primordial
conocer qué nos están comunicando, si
recordamos el fondo del libro de FJL, donde, en resumidas cuentas, nos habla de la lucha
encarnizada y feroz entre determinados grupos empresariales; en su mayoría
sumisos o en connivencia con el poder político, por controlar la opinión
pública. Así como de la utilización- en este caso - de las ondas radiofónicas como
cuerdas con las que atar la conciencia colectiva en un uniforme bloque de
opinión pública, a la que primero ha desprovisto de criterio propio. Y para lograrlo, la necesidad
de contar con un buen presentador o buena presentadora de programa. Es decir,
contar con un “encantador de serpientes” con capacidad de adormecer o seducir
hasta destruir la conciencia individual. Sustituyéndola por la de grupo o masa,
una dúctil masa boba. Uno o una, pues, que domine las artes de encandilar, engañar y
tergiversar con la palabra, con el empleo de medias verdades oportunos filtros de
la realidad informativa o si cabe ocultándola del todo. En resumen,
simples mensajeros de la voz de su amo.
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