Un mundo feliz, por Aldous Huxley, abril 2006
Un mundo
feliz, por Aldous Huxley ,Ed.9ª de Plaza&Janés, julio 1994. Título
original "Brave new world", traducción de Ramón Hernández. (1) La obra
se publicó por primera vez en 1931
Comencé a leerlo con verdadero interés, pero interrumpí su lectura,
porque no me agradaban ni el estilo ni el fondo de la obra; mas las ganas de
conocer el final me animó a continuar. Me resultó, en suma, libro poco
ameno y nada grato. Su valor, al menos para mí, está en la visión
anticipada, pues se publicó en el primer tercio del XX,
del modelo de comunidad al que van orientadas las sociedades
occidentales actuales. Colectividades manipuladas, desarraigadas,
con una masa de seres predeterminados para funciones y fines
concretos y uniformes, carentes de ideas propias, inhibidos por las drogas
y la promiscuidad sexual, sin dios ni creencias
superiores. Masa de seres humanos, diferenciados en clases (castas),
con características físicas y roles específicos
y comunes a todos sus componentes. Con la existencia,
asimismo, de una élite
o casta superior que goza de todo lo que al resto de la comunidad se le quita,
prohíbe o niega, …
La sociedad allí descrita es una sociedad implantada sobre conceptos de
economicidad. Sus componentes son programados genéticamente para desempeñar un
determinado rol o función dentro del organigrama social. Y lo que no
logra la manipulación genética y la bioquímica suministrada a estos seres en
los laboratorios en los que son concebidos (¡¡¡ embriones manipulados,
sin padre ni madre!!!), se alcanza mediante los métodos de
enseñanza y adoctrinamiento sistemático, aplicado a estos seres (guarderías y
jardines de infancia) desde la más tierna edad.
No me parece adecuada, por tanto, la denominación de "mundo
feliz" asignado a este tipo de sociedad - tal como se ha traducido el
título original en inglés "Brave New Worl". Pues
a mi modesto entender es más bien la descripción de una inmensa
granja o fábrica de "borregos incondicionales".
En resumen, un libro para mi gusto- deprimente, tanto como la LOE (*), la ley de educación aprobada ayer por mayoría simple en el Senado. Pero que es muestra de las acertadas previsiones de Huxley.
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