El libro leído es una 2ªedición, Editorial Óptima, año 1999, titulado “Rimas y Leyendas” que incluye “Cartas desde mi celda”.
Las temáticas de las leyendas son muy variadas . Algunas como "El gnomo", “La cruz del diablo” y “Creed en Dios”, ofrecen una moraleja sobre el bien y el mal, hablando de la disposición natural del ser humano hacia lo malo. No obstante, todas dejan traslucir una sensibilidad extraordinaria hacia lo bello, bueno, virtuoso, leal, espiritual y también hacia la Naturaleza. Abundan las descripciones de parajes y paisajes en las que casi siempre son nombrados los jaramagos, según afirmación de Bécquer, "los poéticos al par que vulgares y la verdadera flor de los yermos y las ruinas”.
La religiosidad y el fervor de las creencias del autor se hacen patentes en todas las leyendas. Así, en "Miserere", una de las lecturas que más me impactó, encontré esta frase:
“... muertos tal vez sin hallarse preparados para presentarse en el Tribunal de Dios limpios de toda culpa, vienen aún del Purgatorio a impetrar su misericordia cantando el Miserere"
En alusión a unos monjes que son asesinados por unos bandoleros que queman y asaltan el convento. Y recordé como a Hamlet, el legendario príncipe de Dinamarca, también le angustiaba muchísimo el hecho del envenenamiento de su padre, no sólo por el hecho criminal, sino porque su padre, del mismo modo que los monjes de la leyenda, no había podido prepararse para presentarse ante el Tribunal de Dios. Cuando leí Hamlet, hace ya unos cuantos años de ello, esta preocupación me llamó mucho la atención, pero la olvidé; recordándola tras la lectura de esta preciosa leyenda. Creo, pues, que este comentario habría estado más apropiado para el día 2 de este mes, fecha en que la Iglesia Católica conmemora la festividad de los fieles difuntos.
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