jueves, 6 de marzo de 2008

El siglo de las luces (Los intelectuales al servicio del Poder), septiembre, 2006

Alejo Capentier recibió numerosos premios literarios, dentro y fuera de su país. Entre ellos el Cervantes de 1977. El escritor permaneció fiel al régimen castrista e incluso desempeñó por un tiempo el cargo de diplomático de esta dictadura. Hago esta brevísima semblanza biográfica porque quizás ayude a comprender a uno de los personajes principales de este libro, Esteban, un intelectual.

Carpentier muestra en su novela como Víctor Hugues decide expandir las entonces revolucionarias ideas de los derechos del hombre y del ciudadano, contenidas en los manifiestos doctrinales de la Revolución Francesa. Bien presente por parte de él que se trataban de ideas y principios escritos, quimeras, que no realidades, pues una cosa es “decir” y otra bien distinta “hacer”.

Para la labor de propaganda Víctor Hugues pensaba en los intelectuales y les asignó el papel de transmisores de sus mentiras. Falsedades idealizadas y bien dichas por estos grandes "servidores". Quienes aún sabiendo que están mintiendo y embaucando a los lectores, ponen toda su alma en ello. Es decir, muestran enorme profesionalidad en su tarea. Llegando a este punto, me remito a las páginas 160 a 163, algunos de cuyos párrafos  transcribo a continuación.

"Podía ponerse la esperanza en una Libertad más disfrutada y menos pregonada; en una Igualdad menos derrochada en palabras, más impuesta por las leyes; en una Fraternidad que menos caso hiciera a la delación y se manifestara en el restablecimiento de tribunales verdaderos,..." (p.160)

 

"Cuando Esteban llevó a L… su versión española de la Constitución del 93, el tipógrafo le hizo observar cuán capciosos eran los manejos de una propaganda que se apoyaba en planteamientos ideales para crear la ilusión de una realidad alcanzada donde, precisamente, esa realidad no había sido alcanzada - en terreno donde las mejores intenciones habían tenido hasta ahora, pavorosos rebotes."(p.161)

 

"Ni el redactor-traductor, ni los tipógrafos creían mucho en las palabras que por su obran serían multiplicadas y difundidas. Pero ya que se trabajaba, había que hacerlo correctamente, sin atropellar el idioma ni negar al papel lo que era del papel"(p. 162)

 

...seguiría buscando una razón de vivir- de sobrevivir- prestando sus servicios a una Revolución totalmente distinta de la que hubiera encendido sus entusiasmos primeros. ...tenía a muchos hombres laborando en un mundo diferente del que hubiesen querido forjar, desengañados, amargados, pero incapaces- tal los Loeuillet - de no cumplir cabalmente con su impuesta faena cotidiana."(p.163).

Para finalizar quiero  hacer constar mi creencia, circunscrita al presente y a España, respecto a lo poco que han cambiado las cosas por parte de los que gobiernan o quieren gobernar de emplear “profesionales dúctiles" para hacer llegar a las masas las más convenientes versiones escritas (hoy ampliadas con las versiones audiovisuales) de su propaganda; siempre lejana y muchas veces nada parecida a la realidad.