jueves, 6 de marzo de 2008

La promesa (leyenda castellana), de G.A. Bécquer, noviembre 2005

Sigo leyendo a Bécquer, pero simultaneando su lectura con la información de actualidad. En estos días muy cargada de noticias de interés político. Con este comentario pretendo abarcar ambas lecturas hablando de las presumibles enseñanzas ofrecidas por Bécquer y de los múltiples Condes de Gómara que aún persisten; reacios y sordos a cumplir con el primordial deber de cumplir su palabra. Una palabra dada en nombre propio y en acto solemne y público.

Explicaré brevemente el argumento de la leyenda para que otro pueda entender qué quiero decir. Se trata de la historia de una enamorada crédula, burlada por un falso. Falso porque falsas fueron su identidad, su rango y sus intenciones. Más falsas aun, si cabe, su promesa de devolver la honra que le fue entregada. Se hizo pasar por un oscuro mandado cuando en realidad era quien mandaba. Un gran hipócrita. La ficción, que todo lo puede, dará un final feliz a esta historia de engaños e infamias. Mientras, la realidad cotidiana nos muestra gobernantes, ministros, y altos cargos públicos de España que juraron cumplir y hacer cumplir las leyes y la Constitución vigente de 1978, y sin embargo…

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